sábado, 21 de marzo de 2020
PARA ENTRETENERSE
STREAMING
De la novela a la pantalla: diez propuestas para ver y leer en cuarentena.
Lo que queda del día (1993)
Que la primera edición de Lo que queda del día, del japonés Kazuo Ishiguro, haya tenido un reloj ilustrando la portada fue un acierto: la narración es una colección de las vivencias del mayordomo Stevens en la mansión inglesa Darlington Hall. El director James Ivory, junto con el productor Ismail Merchant, reunió a Anthony Hopkins y a Emma Thompson en un melodrama de época que transcurre en la primera mitad del siglo XX. En los pasillos y pasajes secretos de la mansión de lord Darlington se desvanecen las promesas de un mundo hecho a la medida de los ingleses. James Ivory trasciende el fetichismo por la recreación histórica: los protagonistas pueden acompañar los cambios que se avecinan o creerlos pasajeros. Ishiguro se anticipó a la incapacidad de la clase dominante para frenar a tiempo los movimientos totalitarios. Netflix.
La chica del dragón tatuado (2011)
Con el espíritu contestatario y la irreverencia punk de Red social pero con la ironía y oscuridad de El club de la pelea, David Fincher no solo hizo una remake, en inglés con acento sueco, de la novela de Stieg Larsson: consiguió despegarse de la primera adaptación al cine que llevó a la fama a Noomi Rapace. Rooney Mara y Daniel Craig son los encargados de desenterrar el misterio oculto bajo la nieve y mansiones como la del conde Drácula. La heroína parece una revisión de Pippi Calzaslargas, otra joven nacida en la literatura de Suecia. La estética dark y gótica de Lisbeth Salander no tiene nada que ver con los colores de Pippi, pero sí con su alma rebelde. La heroína moderna que nada tiene que envidiar a los grandes detectives y espías, como James Bond, que poblaron la literatura (y el cine) en el siglo pasado. Netflix.
Rebeca, una mujer inolvidable (1940)
No hace falta soñar con visitar Manderley de nuevo: basta con ve runa de las mejores películas de Alfred Hitchcock para perderse en el laberinto fantasmagórico de recuerdos y celos. Aunque el director de La sospecha no la consideraba una película “propia”, la novela de Daphne Du Maurier combinada con el humor negro con el que el realizador de Vértigo representa las relaciones de pareja es un maridaje más que soberbio. Rebeca es más que una clase magistral, como todo el cine clásico, esconde la complejidad de lo sencillo. qubit.
Blade Runner (1982)
El cine imaginó un futuro con lluvia ácida y autos voladores: en el mundo real no ocurrieron esas cosas, pero sí tuvimos publicidades gigantes, sistemas de identificación por fotografías y la creciente tensión frente a la inevitable automatización laboral. “¿Sueñan los androides con ovejas electrónicas?”, fue la pregunta que se hizo Philip K. Dick; Blade Runner fue la respuesta que encontró Ridley Scott. Toma el guante del film noir y escapa del pasado que imaginaba un futuro optimista y pulcro. Harrison Ford es un detective que debe encontrar y eliminar unos replicantes prófugos. Pero nada es tan sencillo como parece y, dependiendo qué versión mire cada uno, se plantean más preguntas que respuestas. Uno de los máximos clásicos de ciencia ficción expande el universo posible de la obra literaria. Netflix.
Los Isleros (1951)
Ernesto Castro fue el encargado de escribir el guion que adaptaba su propia novela de 1944. El resultado fue una de las mejores películas del realizador de La guerra gaucha,
Lucas Demare. “La cacarancha”, “La golondrina”, “El entrerriano” y “El gringo”, son algunos de los personajes que habitan las islas del Río Paraná. El juego del título tiene que ver con los personajes que, a su modo, también son “islas”. Tita Merello es la protagonista, quien se adueña del relato y compite por el afecto de su marido (Antonio García Buhr) frente a la llegada de su hijo con una nueva mujer. Más que un drama social sobre las inundaciones, Castro alteró el orden cronológico del relato. Sin fragmentar, ganó la linealidad del melodrama clásico en donde los sentimientos de los personajes son tan duros y ásperos como el ambiente que los cobija. ciNear.
El Padrino (1972)
Si bien las novelas no compiten contra el cine, es inevitable señalar que la adaptación de la obra de Mario Puzo, por Francis Ford Coppola, excede al material original. Aunque no se trata tanto de “desviaciones” sobre lo que acontece sino de cómo se cuenta lo que se cuenta. Cada secuencia enriquece la historia y llena de matices a los personajes. La idea original era hacer una trilogía en la que Michael Corleone (Al Pacino) y Tom Hagen (Robert Duvall) fueran creciendo hasta terminar enfrentados disputando el poder de la familia. No salió como esperaba, pero el resultado no es menos que excelente. Amazon prime video y Netflix.
Expiación: deseo y pecado (2007)
No es apresurado decir que Joe Wright hizo ya dos clásicos basados en obras literarias populares. A Orgullo y prejuicio, de Jane Austen, le sumó la novela de Ian McEwan sobre el romance secreto entre Cecilia Tallis con Robbie Turner. Como si fuera una versión perversa de El mensajero del amor, quien se apodera de la narración es una joven de trece años que manipula y ordena los hechos según su conveniencia. Es uno de los grandes melodramas modernos. Amazon.
Sin Lugar para Los débiles (2007)
Los hermanos Coen explicaron la fórmula del éxito: “Solo adaptamos la literatura de Homero y Cormac McCarthy”. De toda la lista, esta es la adaptación más fiel: los directores de El gran Lebowski siguieron al pie de la letra cada página escrita por el autor de La carretera. Un neowestern que sigue el destino de tres almas en Texas. Javier Bardem saltó a la fama internacional por interpretar al demente Anton Chigurh, que lanza una moneda para decidir quién vive y quién no. flow.
Una aventura extraordinaria (2012)
Ang Lee se valió de la tecnología para filmar en 3D lo imposible: la historia de un joven hindú que naufraga junto a un tigre de Bengala. James Cameron se deshizo en elogios por los efectos visuales de la película y concluyó que “es una de las pocas que rompe el paradigma donde lo espectacular y fantástico pertenece solo al cine de superhéroes”. Yann Martel, el autor de la novela original (La vida de Pi), también tuvo elogios para la película: “Más que los efectos de computadora me asombró la manera en que Lee pudo resolver tres líneas temporales sin recurrir a la ayuda de los diálogos y las palabras, valiéndose solo de las imágenes. Aunque el final no es tan ambiguo como el libro, sí da lugar a nuevas interpretaciones”. Flow.
La teoría del todo (2014)
Aunque es una adaptación de las memorias de Jane Hawking, se puede argumentar que, de alguna manera, la película de James Marsh es una inevitable adaptación de las ideas que Stephen Hawking volcó en Una breve historia del tiempo.
La idea original del guionista, Anthony McCarten era adaptar ese libro: hasta que leyó lo escrito por Jane: el personaje que comparte el punto de vista sobre la vida de los Hawking. Netflix.
P. P.
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