martes, 31 de octubre de 2023

ESCASEZ DE COMBUSTIBLE, EL ESCENARIO


Por la falta de nafta, Massa amenaza a las petroleras y Milei lo comparó con Maduro
El ministro advirtió que no podrán exportar si no se normaliza el suministro
María Julieta RumiLa fila de autos frente a la estación del ACA, ayer
La escasez de combustible, que se extendió el fin de semana a todo el país y provoca desde hace días quejas y largas filas frente a los surtidores, se convirtió en uno de los temas de la campaña. “Si el martes a la noche no está resuelto, no van a poder sacar un barco”, advirtió por la mañana a las petroleras el ministro de
EconomíaycandidatodelGobierno, Sergio Massa. La amenaza desencadenó la respuesta de Javier Milei, de La Libertad Avanza, que tomó el desabastecimiento como adelanto de lo que podría ser un gobierno del líder del Frente Renovador. “Él da las mismasexplicacionesquedabaMaduro cuando en Venezuela faltaba el papel higiénico. Decía que la gente comía más y por eso faltaba, cuando los venezolanos bajaron en promedio 10 kilos”, dijo. “Frente al ridículo opta por la vía violenta”, añadió.
Con la descarga de tres buques y otro que se sumaría hoy, se espera que el suministro se empiece a normalizar esta semana.
Las imágenes de los últimos días con largas colas de autos para cargar combustible, peatones con bidones para abastecerse sin demoras y estaciones sin suministro calaron hondo en el oficialismo y, después de la reunión de la secretaria de Energía con las empresas refinadoras, el ministro de Economía y candidato presidencial de Unión por la Patria, Sergio Massa, lanzó una dura advertencia a las compañías: “Si el martes a la noche no está resuelto, no van a poder sacar un barco”, en referencia a la posibilidad de exportar.
En YPF informaron que el mismo viernes habían empezado a descargar barcos con combustible y hoy se sumará otro de Shell, con lo que el expendio podría comenzar a normalizarse en los próximos días. Son parte de los 10 que el sector había acordado importar con la secretaria de Energía, Flavia Royon. “Está en proceso logístico la bajada de barcos con combustible. Hay que ver cómo esto va regularizando la situación y cuándo llegan los restantes. La situación tenderá a descomprimirse a medida que esos barcos entren. Ojalá suceda a la brevedad y las medidas adoptadas por el Gobierno sean fructíferas por el bien de todos”, dijo una fuente del sector que prefirió no ser nombrada.
En teoría, para pagar los barcos, las refinadoras accederían a dólares oficiales, aunque no se descarta que las sumas pasen a engrosar la deuda comercial del sector privado. “Nadie quiere enfrentarse con el posible próximo presidente”, decían en estricto off, en referencia a Massa. La situación volvió a desencadenar críticas de la oposición. De Javier Milei, por lo pronto, quien señaló que Massa busca arreglar el problema “a garrotazos” y que los problemas de abastecimiento “son una postal por adelantado de lo que sería una eventual presidencia” del ministro.
“Él da las mismas explicaciones que daba Nicolás Maduro cuando en Venezuela faltaba el papel higiénico. Decía que la gente comía más y por eso faltaba, cuando los venezolanos bajaron en promedio 10 kilos cada uno”, dijo ayer en LN+ el candidato de La Libertad Avanza, que el sábado se sacó fotos en una estación de servicio.
Massa aprovechó su estancia en Tucumán, adonde fue a la jura del gobernador Osvaldo Jaldo, para dejarles la advertencia de que abastecieran. “La Argentina ha batido récord de producción de petróleo este año. Pero, además, las petroleras tienen una particularidad: tienen beneficios impositivos para importar bienes para producir, para importar insumos que se venden en las estaciones de servicios, para importar todo lo que es combustible que falta y no pagan impuestos, que por ahí pagan otras empresas. Tienen además tipo de cambio diferencial para exportar y viven un momento muy particular porque la guerra de Ucrania y la guerra de Israel llevaron los precios internacionales a valores muy importantes. Lo que le quiero decir a las petroleras es que a mí me encanta que ganemos mercados, que vendamos petróleo argentino al mundo, que cumplamos nuestra oferta comercial, pero primero los argentinos”, apuntó.
“Hace 15 días que empezaron con los cupos porque decían que hacía falta un aumento de veinte, cuarenta por ciento en los precios. Después empezaron con los cupos porque tras la elección había una devaluación. Y ahora, porque vence el acuerdo de precios. Quédense tranquilos, que tengo el coraje y voy a enfrentar a aquellos que especulan con el bolsillo de la gente. Si me tengo que pelear para defender la capacidad de transporte y el laburo, lo voy a hacer. Así que hasta el martes a las 12 de la noche tienen tiempo”, agregó.
El sábado, en declaraciones a Radio Provincia, Royon dijo que en dos o tres días se iba a normalizar la provisión de combustibles y señaló que el faltante se había registrado por “un fin de semana largo, con mucha actividad, mucho movimiento turístico que presiona sobre la demanda”.
También advirtió que en medio del calendario electoral “había un ruido de una devaluación y aumento de precios que hizo que quien podía fuera a cargar combustible y presionó la demanda”. “Se generó una psicosis de ir a cargar el tanque. Si todos salimos a cargar el tanque pensando que no va a haber combustible, genera una fuerte presión”.
La funcionaria indicó que el faltante más importante se había dado en las provincias limítrofes y que las estaciones de YPF habían sido las más afectadas “porque tomó la decisión de mantener más abajo los precios, y eso quebró su stock”. Desde el congelamiento de precios de combustibles a fines de agosto -después de meses de actualizaciones que corrían por detrás de la inflación-, solo YPF logró mantener prácticamente sin cambios sus valores en surtidor, con excepción del incremento de 3% del lunes pasado. El resto de las refinadoras aplicó al menos tres aumentos de 2,5%, lo que hizo crecer aún más la brecha de precios entre la empresa con participación estatal y su competencia

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El peor ajuste viene sin que lo llamen
Francisco Olivera

Hay un adagio que los petroleros repiten cada tanto en todo el mundo, y con bastante frecuencia en la Argentina, cuando faltan nafta, gasoil, electricidad o gas: la energía más cara es la que no se tiene. Más que una definición teórica, es un argumento contra los que pretenden defender controles de precios, casi siempre dirigentes políticos, que suelen hacerse los distraídos sobre una ley de hierro casi comparable con la de gravedad: en economía lo que no ajusta por precio ajusta por volumen.
Es lo que le pasa a la Argentina desde hace varios meses no solo con los combustibles, sino con múltiples sectores de menor visibilidad. El mejor ejemplo son las atenciones en la salud: no es que falten médicos o turnos, lo que falta son precios a los que quienes deben prestar el servicio están dispuestos a darlo. ¿O hay que obligar a un cardiólogo a atender por 2000 pesos la consulta, como dispone un sistema configurado a partir de las cuotas de las prepagas, a las que el Gobierno les puso un tope?
Con los combustibles no está en juego la vida, pero es un sector que rige la economía diaria y que venía al límite del abastecimiento por la misma razón. El litro de nafta, producto derivado de un commodity, se vende en la Argentina a un tercio que en el mundo. ¿Cómo convencer a las petroleras de que les provean las refinerías el crudo a 56 dólares, el valor del “barril Vaca Muerta”, algo en que Londres se comercia a 90?
Es cierto que Massa ha sido siempre un lobista extraordinario y que parecía tener resuelta esa tensión. Pero apareció una tormenta perfecta en la que confluyeron paradas de mantenimiento en dos refinerías de YPF, el fin de semana largo del 12 de octubre y la especulación de los usuarios sobre la posibilidad de que, como los precios de los surtidores están retrasados, vendría tal vez un aumento con una eventual devaluación después de las elecciones.
En el trasfondo de todo vuelve a estar el valor del dólar, que el Gobierno fijó después de las primarias en 350 pesos hasta el 15 de noviembre mientras la inflación vuela a un promedio de 140% anual. Esa combinación de factores es la madre de la escasez de dólares que demoró la semana pasada la descarga de tres buques de BP y Gunvor que, según reveló la agencia Bloomberg, esperaron hasta el viernes a la noche en el Río de la Plata para descargar.
No hay dólares. El sistema de validación de la AFIP para pedirlos al valor oficial no funciona hace dos martes. Y hace meses que el Gobierno posterga los plazos de pago que les dio alguna vez a los importadores. Es entendible que ningún proveedor le crea ya a la Argentina y que, por lo tanto, un barco se niegue a descargar hasta que no aparezca el billete.
En el caso de YPF no era mucho, apenas 150 millones de dólares. Pero la petrolera parecía estar sufriendo a esas alturas lo que dispuso hace dos semanas la comunicación 7864 del Banco Central: todo ente público, incluidas las empresas y organismos, deben tramitar los permisos para hacer pagos al exterior.
Es decir, las generales de lo que le cabe diariamente al resto. No debería sorprender porque se supone que YPF, una empresa mixta que cotiza en Bolsa, debería competir en igualdad de condiciones. Pero sí llama la atención porque el Gobierno se viene manejando de modo discrecional con el suministro de dólares a valores oficiales. ¿Quién falló, se preguntan entonces en el sector? ¿No pudieron coordinar con el Banco Central? ¿O hubo alguien que jugó en contra dentro de la propia compañía?
En el Frente Renovador llegaron a sospechar de la línea técnica de YPF: gerentes que se mueven con criterios ajenos a la política partidaria. Cerca de Massa los identifican ideológicamente más con el macrismo que con la conducción de Pablo González, presidente de la petrolera. “La línea amarilla” le dicen en el directorio a este grupo que funciona bajo las órdenes del CEO, Pablo Iuliano.
No fue, con todo, el camino que eligió el ministro en sus declaraciones públicas. Optó por responsabilizar a las petroleras, a quienes les dio plazo hasta el martes y amenazó con no dejarlas exportar. Una acusación rara si se repara la restricción está en las refinerías, no en los yacimientos. Pero la política tiene otros criterios: Massa está en campaña, quedan tres semanas para la segunda vuelta y no puede darse el lujo de quedarse sin nafta. Si fuera sólo candidato, tal vez podría argumentar que la Argentina volvió a pisar precios sin reparar en las consecuencias. Y que, como decía Reagan, el problema son los gobiernos. Pero es también ministro y tiene a cargo el abastecimiento en los surtidores.

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