El Gobierno acepta limitar los poderes especiales
Se podrían acotar a un año las facultades delegadas, dijo el secretario de Energía
Delfina CelichiniEl procurador del Tesoro, Rodolfo Barra, explicó los alcances de la emergencia
La Cámara de Diputados inició ayer la discusión, en un plenario de comisiones, del proyecto de ley ómnibus, que plantea la des regulaciónde la economía y la reforma del Estado. En medio de una audiencia cruzada por chicanas y críticas del kirchnerismo, el Gobierno dio indicios de que podría acceder a acotar la delegación de facultades al Poder Ejecutivo de dos años a uno. “No se trata de un cheque en blanco ni de que se está pretendiendo cerrar el Congreso. Se están pidiendo cosas específicas en un plazo determinado, que podría ser más corto”, dijo el secretario de Energía, Eduardo Rodríguez Chirillo.
La Cámara de Diputados inició ayer la discusión formal del proyecto de “Ley de bases” enviado por el Poder Ejecutivo. En medio de una audiencia plagada de chicanas y críticas del kirchnerismo, el Gobierno dio indicios de que podría acceder a acotar la delegación de facultades al Poder Ejecutivo y precisar las áreas alcanzadas por las emergencias.
“Nuestro país está en una situación grave, no hay que buscar culpables: las situaciones de crisis exigen respuestas de crisis“, argumentó Rodolfo Barra, procurador del Tesoro, en referencia a la delegación de facultades especiales.
Además, el exministro menemista se adentró en una explicación sobre el equilibrio entre la libertad y la autoridad, y alimentó su exposición con referencias históricas. “Aténgase al proyecto”, pedían a gritos los legisladores de la bancada de Unión por la Patria (UP), impacientes ante la larga teorización de Barra.
A su turno, el secretario de Energía, Eduardo Rodríguez Chirillo, quien participó de la elaboración del proyecto junto a Federico Sturzenegger, defendió la declaración de emergencia y deslizó que, a pedido de la oposición, se la podría acotar a un año, con uno más de prórroga. “Lo estamos considerando para incluirlo en la versión final”, señaló.
“No se trata de que sea ni un cheque en blanco ni de que se está pretendiendo cerrar el Congreso”, sumó Chirillo. Cuando le tocó el turno de explicar la reforma judicial al ministro de Justicia, Mariano Cúneo Libarona, argumentó que la iniciativa se funda “en la situación gravísima en que está la Argentina”. Y sumó: “En ese marco se llega a esta situación actual donde la ciudadanía se expresó a favor de un cambio, con un presidente que busca soluciones y quiere dejar atrás un modelo económico que no funcionó. En temas de Justicia, con un plan novedoso tendiente a tener un sistema procesal y penal adecuado”.
Entre los puntos más sobresalientes de la reforma en la Justicia, destacó el traspaso de la Justicia Nacional al fuero Federal así como la aceleración de los pliegos para cubrir las vacantes pendientes. Respecto de los límites al derecho a huelga, el ministro señaló que si las manifestaciones obstruyen la libre circulación de las personas “son un delito”.
Con el foco puesto en ser una “oposición responsable”, las bancadas Pro, UCR y Hacemos Coalición Federal se mostraron comprometidas en discutir la letra chica del contenido del proyecto con el objetivo de mejorar el texto para apoyar la iniciativa. Evitaron mostrarse como obstruccionistas frente a un Gobierno que todavía goza de altos niveles de aprobación en la opinión pública. Si logran llegar a consensos con el oficialismo, este mosaico de 97 legisladores “dialoguistas” será la llave del
quorum para los libertarios. La bancada de 38 legisladores de La Libertad Avanza (LLA) es minoritaria en un escenario de alta fragmentación parlamentaria, lo que obliga al presidente del cuerpo, Martín Menem, a apelar a la negociación política en función de sumar los apoyos necesarios.
Por eso, en el Gobierno ya hay algunos indicios que dan cuenta de que se dejó atrás la intransigencia de las primeras semanas, cuando tanto el Presidente como algunos de sus funcionarios se negaban a aceptar cualquier cambio en el texto de la iniciativa de 664 artículos. “Ganó la racionalidad”, confiaron cerca de Menem.
Por su parte, tanto el bloque de Unión por la Patria, de 102 diputados, como el del Frente de Izquierda y los Trabajadores (FIT), de cinco, se encaminan a su rechazo en pleno. “Nos toman el pelo”, observó Myriam Bregman (FIT), quien fue aplaudida por el kirchnerismo.
El jefe de bloque radical, Rodrigo de Loredo, puso la lupa en la diversidad de temas que pretende reformar el megaproyecto de Milei. “¿Quieren que se aprueben? Estamos por momentos desconcertados. Algunas disposiciones son accesorias a la principal preocupación de los argentinos, que es su devenir económico”, consideró. No obstante, destacó la actitud “rápida y colaborativa” de su bancada.
“No hay margen para Estados policiales en la Argentina”, subrayó a su turno el diputado kirchnerista Leopoldo Moreau.
La delegación de facultades también fue el objeto de cuestionamiento por parte del bloque de Pro. La diputada Silvia Lospennato fue la encargada de explicar sus dudas respecto de este punto de la ley ómnibus y pidió que todas las emergencias que se soliciten “tengan bases claras y precisas”. En tanto, la diputada María Eugenia Vidal (Pro) hizo foco en el capítulo de privatizaciones de la iniciativa de reformas, especialmente en la relativa a YPF. “Me parece que poner un listado tan amplio de empresas, con distintas categorías y valor estratégico, amerita una explicación del Ejecutivo”, razonó. El secretario de Energía se ocupó de responder. “Para poder privatizar adecuadamente se tienen que ordenar”, precisó.
La tensión escaló desde el inicio. El titular del bloque de UP, Germán Martínez, pidió que asista “el jefe de Gabinete, Nicolás Posse; el ministro de Economía, Luis Caputo, a no ser que se quiera seguir escondiendo como durante el gobierno de Mauricio Macri. ¿Qué van a hacer con Federico Sturzenegger? Exigimos la presencia de los tres”, solicitó. Hoy asistirán más funcionarios.
Las distintas posturas
Rodrigo de Loredo ucr
“Estamos por momentos desconcertados. Algunas disposiciones son accesorias a la principal preocupación de los argentinos, que es su devenir económico”
Silvia Lospennato Pro
“No creemos en las autodelegaciones y las autoprórrogas de las emergencias. Lo hizo el expresidente de Alberto Fernández en clara violación de la constitución. Pediremos que sea acotado el tiempo”
Leopoldo Moreau kirchNErismo
“No hay margen para Estados policiales en la Argentina. Busquen consensos políticos. Estamos dispuestos a discutir, lo que no estamos dispuestos es a ceder al Ejecutivo el poder del pueblo”
Maximiliano Ferraro hAcEmos cAmBio FEdErAL
“Busca dejar en un plano decorativo al congreso. El Ejecutivo tiene que fijar una hoja de ruta y definir cuáles son los temas a resolver en la urgencia”
Germán Martínez kirchNErismo
”Tiene que venir el jefe de Gabinete, Nicolás Posse; el ministro de Economía, Luis caputo, a no ser que se quiera seguir escondiendo como durante el gobierno de mauricio macri. ¿Qué van a hacer con Federico sturzenegger? Exigimos la presencia de los tres”
Myriam Bregman FiT
“Todas estas formas arbitrarias y prepotentes tienen que ver con el contenido. solo con las formas antidemocráticas se puede discutir este contenido que avasalla derechos”
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El debut libertario: clima hostil y concesiones entre bambalinas
Los bloques dispuestos a cooperar le reclamaron al oficialismo que defina prioridades; la CGT se reunió con Monzó, Massot y Pichetto
La Cámara de Diputados inició ayer la discusión, en un plenario de comisiones, del proyecto de ley ómnibus, que plantea la des regulaciónde la economía y la reforma del Estado. En medio de una audiencia cruzada por chicanas y críticas del kirchnerismo, el Gobierno dio indicios de que podría acceder a acotar la delegación de facultades al Poder Ejecutivo de dos años a uno. “No se trata de un cheque en blanco ni de que se está pretendiendo cerrar el Congreso. Se están pidiendo cosas específicas en un plazo determinado, que podría ser más corto”, dijo el secretario de Energía, Eduardo Rodríguez Chirillo.
La Cámara de Diputados inició ayer la discusión formal del proyecto de “Ley de bases” enviado por el Poder Ejecutivo. En medio de una audiencia plagada de chicanas y críticas del kirchnerismo, el Gobierno dio indicios de que podría acceder a acotar la delegación de facultades al Poder Ejecutivo y precisar las áreas alcanzadas por las emergencias.
“Nuestro país está en una situación grave, no hay que buscar culpables: las situaciones de crisis exigen respuestas de crisis“, argumentó Rodolfo Barra, procurador del Tesoro, en referencia a la delegación de facultades especiales.
Además, el exministro menemista se adentró en una explicación sobre el equilibrio entre la libertad y la autoridad, y alimentó su exposición con referencias históricas. “Aténgase al proyecto”, pedían a gritos los legisladores de la bancada de Unión por la Patria (UP), impacientes ante la larga teorización de Barra.
A su turno, el secretario de Energía, Eduardo Rodríguez Chirillo, quien participó de la elaboración del proyecto junto a Federico Sturzenegger, defendió la declaración de emergencia y deslizó que, a pedido de la oposición, se la podría acotar a un año, con uno más de prórroga. “Lo estamos considerando para incluirlo en la versión final”, señaló.
“No se trata de que sea ni un cheque en blanco ni de que se está pretendiendo cerrar el Congreso”, sumó Chirillo. Cuando le tocó el turno de explicar la reforma judicial al ministro de Justicia, Mariano Cúneo Libarona, argumentó que la iniciativa se funda “en la situación gravísima en que está la Argentina”. Y sumó: “En ese marco se llega a esta situación actual donde la ciudadanía se expresó a favor de un cambio, con un presidente que busca soluciones y quiere dejar atrás un modelo económico que no funcionó. En temas de Justicia, con un plan novedoso tendiente a tener un sistema procesal y penal adecuado”.
Entre los puntos más sobresalientes de la reforma en la Justicia, destacó el traspaso de la Justicia Nacional al fuero Federal así como la aceleración de los pliegos para cubrir las vacantes pendientes. Respecto de los límites al derecho a huelga, el ministro señaló que si las manifestaciones obstruyen la libre circulación de las personas “son un delito”.
Con el foco puesto en ser una “oposición responsable”, las bancadas Pro, UCR y Hacemos Coalición Federal se mostraron comprometidas en discutir la letra chica del contenido del proyecto con el objetivo de mejorar el texto para apoyar la iniciativa. Evitaron mostrarse como obstruccionistas frente a un Gobierno que todavía goza de altos niveles de aprobación en la opinión pública. Si logran llegar a consensos con el oficialismo, este mosaico de 97 legisladores “dialoguistas” será la llave del
quorum para los libertarios. La bancada de 38 legisladores de La Libertad Avanza (LLA) es minoritaria en un escenario de alta fragmentación parlamentaria, lo que obliga al presidente del cuerpo, Martín Menem, a apelar a la negociación política en función de sumar los apoyos necesarios.
Por eso, en el Gobierno ya hay algunos indicios que dan cuenta de que se dejó atrás la intransigencia de las primeras semanas, cuando tanto el Presidente como algunos de sus funcionarios se negaban a aceptar cualquier cambio en el texto de la iniciativa de 664 artículos. “Ganó la racionalidad”, confiaron cerca de Menem.
Por su parte, tanto el bloque de Unión por la Patria, de 102 diputados, como el del Frente de Izquierda y los Trabajadores (FIT), de cinco, se encaminan a su rechazo en pleno. “Nos toman el pelo”, observó Myriam Bregman (FIT), quien fue aplaudida por el kirchnerismo.
El jefe de bloque radical, Rodrigo de Loredo, puso la lupa en la diversidad de temas que pretende reformar el megaproyecto de Milei. “¿Quieren que se aprueben? Estamos por momentos desconcertados. Algunas disposiciones son accesorias a la principal preocupación de los argentinos, que es su devenir económico”, consideró. No obstante, destacó la actitud “rápida y colaborativa” de su bancada.
“No hay margen para Estados policiales en la Argentina”, subrayó a su turno el diputado kirchnerista Leopoldo Moreau.
La delegación de facultades también fue el objeto de cuestionamiento por parte del bloque de Pro. La diputada Silvia Lospennato fue la encargada de explicar sus dudas respecto de este punto de la ley ómnibus y pidió que todas las emergencias que se soliciten “tengan bases claras y precisas”. En tanto, la diputada María Eugenia Vidal (Pro) hizo foco en el capítulo de privatizaciones de la iniciativa de reformas, especialmente en la relativa a YPF. “Me parece que poner un listado tan amplio de empresas, con distintas categorías y valor estratégico, amerita una explicación del Ejecutivo”, razonó. El secretario de Energía se ocupó de responder. “Para poder privatizar adecuadamente se tienen que ordenar”, precisó.
La tensión escaló desde el inicio. El titular del bloque de UP, Germán Martínez, pidió que asista “el jefe de Gabinete, Nicolás Posse; el ministro de Economía, Luis Caputo, a no ser que se quiera seguir escondiendo como durante el gobierno de Mauricio Macri. ¿Qué van a hacer con Federico Sturzenegger? Exigimos la presencia de los tres”, solicitó. Hoy asistirán más funcionarios.
Las distintas posturas
Rodrigo de Loredo ucr
“Estamos por momentos desconcertados. Algunas disposiciones son accesorias a la principal preocupación de los argentinos, que es su devenir económico”
Silvia Lospennato Pro
“No creemos en las autodelegaciones y las autoprórrogas de las emergencias. Lo hizo el expresidente de Alberto Fernández en clara violación de la constitución. Pediremos que sea acotado el tiempo”
Leopoldo Moreau kirchNErismo
“No hay margen para Estados policiales en la Argentina. Busquen consensos políticos. Estamos dispuestos a discutir, lo que no estamos dispuestos es a ceder al Ejecutivo el poder del pueblo”
Maximiliano Ferraro hAcEmos cAmBio FEdErAL
“Busca dejar en un plano decorativo al congreso. El Ejecutivo tiene que fijar una hoja de ruta y definir cuáles son los temas a resolver en la urgencia”
Germán Martínez kirchNErismo
”Tiene que venir el jefe de Gabinete, Nicolás Posse; el ministro de Economía, Luis caputo, a no ser que se quiera seguir escondiendo como durante el gobierno de mauricio macri. ¿Qué van a hacer con Federico sturzenegger? Exigimos la presencia de los tres”
Myriam Bregman FiT
“Todas estas formas arbitrarias y prepotentes tienen que ver con el contenido. solo con las formas antidemocráticas se puede discutir este contenido que avasalla derechos”
&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&
El debut libertario: clima hostil y concesiones entre bambalinas
Los bloques dispuestos a cooperar le reclamaron al oficialismo que defina prioridades; la CGT se reunió con Monzó, Massot y Pichetto
Matías Moreno
Apenas ingresaron al salón, el grupo de libertarios que asistieron al primer debate en comisiones de la ley ómnibus ratificaron que enfrentan una pelea cuesta arriba para ofrendarle a Javier Milei la primera victoria de su gobierno en el Congreso. Pese a que Oscar Zago, jefe de la bancada de La Libertad Avanza, se había acercado a hablar con Germán Martínez, titular del bloque de Unión por la Patria, minutos antes de que arrancara la discusión para pulir la preparación del plenario, el kirchnerismo salió de arranque con los tapones de punta. “¿Dónde están los ministros? ¿Quién habla?”, gritó mientras despegaba el cuerpo de su silla el cristinista Carlos Castagneto (UP), mientras el oficialista Gabriel Bornoroni intentaba aplacar los reclamos para explicar el orden de exposiciones. Con el micrófono abierto, Martínez exigió la presencia de Luis Caputo, Nicolás Posse y Federico Sturzenegger
Desde un costado, Omar De Marchi, flamante secretario de Relaciones Parlamentarias, monitoreaba el inicio de la discusión en el anexo de Diputados. La cumbre de las comisiones de Legislación General, Presupuesto y Hacienda y Asuntos Constitucionales reunió a un centenar de diputados. En la disputa había bandos bien diferenciados. El kirchnerismo y la izquierda se alinearon en el ala de la oposición más combativa.
De Marchi hizo una mueca socarrona cuando Myriam Bregman arremetió contra José Luis Espert –lo criticó por pedir “cárcel o bala” a los piqueteros– o habló del “fantasma de Conan”. A Martínez y Bregman se sumaron Margarita Stolbizer, del bloque de Miguel Pichetto, que cargó contra Milei por los “insultos” a los diputados que objetan sus reformas, una diatriba que provocó aplausos en el sector kirchnerista. Los libertarios los miraban con resignación, como en un ejercicio de resistencia mental. Evitaban salir a confrontar. Desde su asiento, el bullrichista Damián Arabia (Pro) le hizo señas a De Marchi: “Pasen a tratarlo, no den más la palabra”, le dijo.
Desde un edificio contiguo, Martín Menem, presidente de la Cámara de Diputados, lamentaba el tono belicoso del kirchnerismo y la izquierda. “Está picante. Van a ser tres días intensos”, les dijo a sus colaboradores, mientras se alistaba para negociar con un sector clave de la oposición modificaciones en el megaproyecto. En LLA saben que tendrán que apelar a la cintura política para llevarse el dictamen mayoritario bajo el brazo. Si no maniobran y ceden frente a las “observaciones” de los aliados, se arriesgan a que el kirchnerismo imponga la posición de rechazo. A contra reloj, deben definir si redoblan la apuesta o si se abren a negociar cambios para evitar el abismo de una derrota.
Esa fue la escena inicial del debut de los libertarios en su cruzada por conseguir el aval de Diputados a la ambiciosa ley ómnibus que envió el Presidente. Sin una estrategia definida, el oficialismo sufrió el rigor de la disputa parlamentaria en un escenario hostil y fragmentado, pese a que contó con un aporte crucial durante toda la tarde: la actitud colaborativa y contemplativa de los representantes de Pro, la UCR y Hacemos Coalición Federal, quienes evitaron minar el debate y oficiaron de aliados ante las cámaras.
Fuera de micrófono se mostraron contrariados por la falta de interlocutores con el Gobierno y las dudas en torno de la voluntad de Milei de negociar cambios en el tratamiento de la ley ómnibus para garantizarse los votos. “Guarda que acá en el Congreso no hay fuerzas del cielo, es la fuerza del número”, advirtió una de las espadas legislativas de la oposición que pretende darle al Poder Ejecutivo las herramientas para gobernar.
Menem y Zago tienen una misión titánica para las próximas dos semanas. Controlan apenas 38 diputados y deben reunir 129. Pero antes necesitan conseguir la mayoría de las firmas en las comisiones. El fin de la discusión podría coincidir con el paro y marcha de la CGT del 24 de enero. Un combo explosivo, temen entre los excambiemitas.
Detrás de bambalinas hay movimientos incesantes para acercar posiciones. De hecho, Nicolás Massot se levantó del debate para trasladarse a las oficinas de Emilio Monzó, donde lo esperaban representantes de la CGT. “Los Gordos”, en pie de guerra con el Gobierno, reclamaron ayuda para frenar el capítulo laboral del DNU de Milei.
Allí también estaba Pichetto, cuyo bloque será uno de los “árbitros” de la batalla en Diputados. Como Pro y la UCR, ponen reparos en la delegación de facultades legislativas al Ejecutivo –pretenden acotarlas y poner un límite temporal–, el capítulo previsional, la suba de retenciones –clave para Juan Schiaretti y Rogelio Frigerio– y exigen cambios, sobre todo, en el capítulo de privatizaciones y el blanqueo.
Esos reclamos se llevó Menem después de entrevistarse ayer con Monzó, Pichetto y Massot. En esa bancadaheterogénea–queuneaRicardo López Murphy con Stolbizer y los lilitos de Elisa Carrió– exigen que el Gobierno fije prioridades: saque la grasa y apunte al músculo. El equilibrio fiscal, avisan, debe tener la primacía. Apuestan a implementar un semáforo para pasar por un filtro las reformas del oficialismo. Repiten que no pretenden alterar el espíritu de la ley y que coinciden en la necesidad de desregular la economía. “¿Cómo van a sacar dictamen en dos semanas? No tienen una estrategia, hay improvisación”, remarcan referentes del bloque de Pichetto. En las últimas horas notaron una mayor predisposición del oficialismo a escuchar.
En la intimidad sugieren que el discurso en barricada del kirchnerismo les “hace un favor” a los libertarios ante la opinión pública, al llevar el debate al barro. “Nos hacen huir de estar cerca del kirchnerismo”, comentaban en la CC.
La UCR, que conduce Rodrigo de Loredo en Diputados, también buscó marcarle la cancha al oficialismo con una advertencia. Apenas el procurador del Tesoro, Rodolfo Barra, y el secretario de Energía, Eduardo Rodríguez Chirillo, esbozaron una defensa de la delegación de facultades, De Loredo logró captar la atención del kirchnerismo, que se movió en bloque para objetar las reformas impulsadas por Milei y despotricó porque les cerraron el micrófono. “¿Ustedes quieren que se apruebe la ley?”, inquirió.
Los radicales conviven con sus internas, como Pro y el resto de los bloques de una Cámara baja variopinta. Aseguran que tienen predisposición a ayudar al Gobierno. Es más, lucen en una posición más “laxa” respecto del bloque económico del megaproyecto, pero no están dispuestos a darle a Milei un “cheque en blanco”, por ejemplo, con las privatizaciones. Se quejan de la improvisación de LLA. Pese que darían un voto de confianza para desregular la economía, rechazan de plano la amplia delegación de facultades y los cambios en el sistema jubilatorio. “¿Cuál es el presupuesto de Milei? Lo único que hizo hasta ahora es prorrogar el impuesto inflacionario de Massa”, repitió Karina Banfi.
En las distintas tribus de Pro también sobrevuela el desconcierto con el rechazo del Gobierno a abrir una negociación. “No sabemos en qué están dispuestos a ceder ni cuál es el corazón del proyecto”, dicen desde el sector más cercano a Bullrich. En la bancada de Ritondo también ponen reparos por la delegación de facultades y la reforma previsional. Los voceros de Pro en el debate en comisiones se mostraron proclives a colaborar. Sin embargo, María Eugenia Vidal advirtió: “No vamos a firmar un cheque en blanco: necesitamos que haya certeza en cuáles son las reformas urgentes y en el modo de llevarlas adelante”.
Apenas ingresaron al salón, el grupo de libertarios que asistieron al primer debate en comisiones de la ley ómnibus ratificaron que enfrentan una pelea cuesta arriba para ofrendarle a Javier Milei la primera victoria de su gobierno en el Congreso. Pese a que Oscar Zago, jefe de la bancada de La Libertad Avanza, se había acercado a hablar con Germán Martínez, titular del bloque de Unión por la Patria, minutos antes de que arrancara la discusión para pulir la preparación del plenario, el kirchnerismo salió de arranque con los tapones de punta. “¿Dónde están los ministros? ¿Quién habla?”, gritó mientras despegaba el cuerpo de su silla el cristinista Carlos Castagneto (UP), mientras el oficialista Gabriel Bornoroni intentaba aplacar los reclamos para explicar el orden de exposiciones. Con el micrófono abierto, Martínez exigió la presencia de Luis Caputo, Nicolás Posse y Federico Sturzenegger
Desde un costado, Omar De Marchi, flamante secretario de Relaciones Parlamentarias, monitoreaba el inicio de la discusión en el anexo de Diputados. La cumbre de las comisiones de Legislación General, Presupuesto y Hacienda y Asuntos Constitucionales reunió a un centenar de diputados. En la disputa había bandos bien diferenciados. El kirchnerismo y la izquierda se alinearon en el ala de la oposición más combativa.
De Marchi hizo una mueca socarrona cuando Myriam Bregman arremetió contra José Luis Espert –lo criticó por pedir “cárcel o bala” a los piqueteros– o habló del “fantasma de Conan”. A Martínez y Bregman se sumaron Margarita Stolbizer, del bloque de Miguel Pichetto, que cargó contra Milei por los “insultos” a los diputados que objetan sus reformas, una diatriba que provocó aplausos en el sector kirchnerista. Los libertarios los miraban con resignación, como en un ejercicio de resistencia mental. Evitaban salir a confrontar. Desde su asiento, el bullrichista Damián Arabia (Pro) le hizo señas a De Marchi: “Pasen a tratarlo, no den más la palabra”, le dijo.
Desde un edificio contiguo, Martín Menem, presidente de la Cámara de Diputados, lamentaba el tono belicoso del kirchnerismo y la izquierda. “Está picante. Van a ser tres días intensos”, les dijo a sus colaboradores, mientras se alistaba para negociar con un sector clave de la oposición modificaciones en el megaproyecto. En LLA saben que tendrán que apelar a la cintura política para llevarse el dictamen mayoritario bajo el brazo. Si no maniobran y ceden frente a las “observaciones” de los aliados, se arriesgan a que el kirchnerismo imponga la posición de rechazo. A contra reloj, deben definir si redoblan la apuesta o si se abren a negociar cambios para evitar el abismo de una derrota.
Esa fue la escena inicial del debut de los libertarios en su cruzada por conseguir el aval de Diputados a la ambiciosa ley ómnibus que envió el Presidente. Sin una estrategia definida, el oficialismo sufrió el rigor de la disputa parlamentaria en un escenario hostil y fragmentado, pese a que contó con un aporte crucial durante toda la tarde: la actitud colaborativa y contemplativa de los representantes de Pro, la UCR y Hacemos Coalición Federal, quienes evitaron minar el debate y oficiaron de aliados ante las cámaras.
Fuera de micrófono se mostraron contrariados por la falta de interlocutores con el Gobierno y las dudas en torno de la voluntad de Milei de negociar cambios en el tratamiento de la ley ómnibus para garantizarse los votos. “Guarda que acá en el Congreso no hay fuerzas del cielo, es la fuerza del número”, advirtió una de las espadas legislativas de la oposición que pretende darle al Poder Ejecutivo las herramientas para gobernar.
Menem y Zago tienen una misión titánica para las próximas dos semanas. Controlan apenas 38 diputados y deben reunir 129. Pero antes necesitan conseguir la mayoría de las firmas en las comisiones. El fin de la discusión podría coincidir con el paro y marcha de la CGT del 24 de enero. Un combo explosivo, temen entre los excambiemitas.
Detrás de bambalinas hay movimientos incesantes para acercar posiciones. De hecho, Nicolás Massot se levantó del debate para trasladarse a las oficinas de Emilio Monzó, donde lo esperaban representantes de la CGT. “Los Gordos”, en pie de guerra con el Gobierno, reclamaron ayuda para frenar el capítulo laboral del DNU de Milei.
Allí también estaba Pichetto, cuyo bloque será uno de los “árbitros” de la batalla en Diputados. Como Pro y la UCR, ponen reparos en la delegación de facultades legislativas al Ejecutivo –pretenden acotarlas y poner un límite temporal–, el capítulo previsional, la suba de retenciones –clave para Juan Schiaretti y Rogelio Frigerio– y exigen cambios, sobre todo, en el capítulo de privatizaciones y el blanqueo.
Esos reclamos se llevó Menem después de entrevistarse ayer con Monzó, Pichetto y Massot. En esa bancadaheterogénea–queuneaRicardo López Murphy con Stolbizer y los lilitos de Elisa Carrió– exigen que el Gobierno fije prioridades: saque la grasa y apunte al músculo. El equilibrio fiscal, avisan, debe tener la primacía. Apuestan a implementar un semáforo para pasar por un filtro las reformas del oficialismo. Repiten que no pretenden alterar el espíritu de la ley y que coinciden en la necesidad de desregular la economía. “¿Cómo van a sacar dictamen en dos semanas? No tienen una estrategia, hay improvisación”, remarcan referentes del bloque de Pichetto. En las últimas horas notaron una mayor predisposición del oficialismo a escuchar.
En la intimidad sugieren que el discurso en barricada del kirchnerismo les “hace un favor” a los libertarios ante la opinión pública, al llevar el debate al barro. “Nos hacen huir de estar cerca del kirchnerismo”, comentaban en la CC.
La UCR, que conduce Rodrigo de Loredo en Diputados, también buscó marcarle la cancha al oficialismo con una advertencia. Apenas el procurador del Tesoro, Rodolfo Barra, y el secretario de Energía, Eduardo Rodríguez Chirillo, esbozaron una defensa de la delegación de facultades, De Loredo logró captar la atención del kirchnerismo, que se movió en bloque para objetar las reformas impulsadas por Milei y despotricó porque les cerraron el micrófono. “¿Ustedes quieren que se apruebe la ley?”, inquirió.
Los radicales conviven con sus internas, como Pro y el resto de los bloques de una Cámara baja variopinta. Aseguran que tienen predisposición a ayudar al Gobierno. Es más, lucen en una posición más “laxa” respecto del bloque económico del megaproyecto, pero no están dispuestos a darle a Milei un “cheque en blanco”, por ejemplo, con las privatizaciones. Se quejan de la improvisación de LLA. Pese que darían un voto de confianza para desregular la economía, rechazan de plano la amplia delegación de facultades y los cambios en el sistema jubilatorio. “¿Cuál es el presupuesto de Milei? Lo único que hizo hasta ahora es prorrogar el impuesto inflacionario de Massa”, repitió Karina Banfi.
En las distintas tribus de Pro también sobrevuela el desconcierto con el rechazo del Gobierno a abrir una negociación. “No sabemos en qué están dispuestos a ceder ni cuál es el corazón del proyecto”, dicen desde el sector más cercano a Bullrich. En la bancada de Ritondo también ponen reparos por la delegación de facultades y la reforma previsional. Los voceros de Pro en el debate en comisiones se mostraron proclives a colaborar. Sin embargo, María Eugenia Vidal advirtió: “No vamos a firmar un cheque en blanco: necesitamos que haya certeza en cuáles son las reformas urgentes y en el modo de llevarlas adelante”.
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