El Gobierno activó un plan para achicar los cargos políticos del Estado
Ayer se produjeron los primeros 320 despidos en la Anses; aseguran que en su mayoría respondían a La Cámpora y habían sido nombrados y llevados rápidamente a lugares de jefatura por la gestión anterior; protestas de los sindicatos
Cecilia DevannaEl kirchnerismo usó la Anses para ocupar lugares en el Estado
El Gobierno activó su plan para reducir los cargos políticos de la planta de empleados públicos del Estado, en línea con lo que anticipó en campaña electoral. En la Agencia Nacional de Seguridad Social (Anses) se registraron 320 despidos en distintas oficinas del país, pero el número podría crecer exponencialmente en los próximos días y semanas, según supo de fuentes oficiales.
Los despidos se replicarán en otros niveles de la administración pública, que quedó alcanzada por un decreto presidencial de fines de diciembre pasado. Ayer también se conocieron despidos en el Conicet.
Los gremios estatales se manifestaron en alerta, cuestionan la legalidad de la medida y exigen que se revierta. De todas formas, en reserva, fuentes gremiales admitieron que el escenario actual es muy distinto al recorte de empleados que aplicó el macrismo al inicio de su gobierno. “Acá hay despidos más justificados y otros menos, pero claramente no es lo mismo”, distinguió una fuente gremial en diálogo
“Eran todos puestos políticos”, reforzó un funcionario, que puntualizó que en todas las contrataciones de las personas desvinculadas de la Anses encontraron el mismo mecanismo. Se trata de funcionarios que eran ingresados a la planta estatal en puestos de base y luego la administración del gobierno anterior los hacía ascender rápidamente a jefaturas. “A veces se armaban concursos falsos o directamente ascendían sin concursar, poco antes del cambio de gobierno”, detalló.
En su mayoría, se trata de jefes de Unidades de Atención Integral (UDAI) de la Anses, que fueron ubicados en puestos jerárquicos por la gestión anterior.
El Gobierno buscó la aplicación de se mecanismo para identificar el ingreso de empleados que pueden haber obedecido a criterios políticos: “Se va a aplicar en toda la esfera pública”, anticiparon.
En la Casa Rosada detallaron que, en muchos casos, parte de los empleados de las mismas seccionales fueron quienes aportaron información sobre nombramientos o ascensos irregulares.
Para el oficialismo, ese movimiento de ingresos que se dio entre 2020 y 2023 “demostró el origen político de los puestos”.
Si bien el esquema detectado se usó en otras áreas o dependencias del Estado, las condiciones no son las mismas: la Anses posee facultades propias para su conducción administrativa y financiera.
De hecho, en las consideraciones de la resolución se argumentó que las designaciones “se sustanciaron de forma transitoria y sin estabilidad en el cargo que se vincula como una decisión coyuntural y temporal de esta Administración Nacional”. Aludía a una resolución del gobierno de Mauricio Macri que fue modificado tras las PASO.
En el Gobierno aseguran que las medidas reducirán los puestos en el Estado, pero también pondrán “un freno a La Cámpora”, a la que señalan como responsable de haber puesto a sus militantes al interior de los distintos organismos y dependencias, “en especial la Anses y el PAMI”. En ambos se detectaron un mayor número de empleados que asocian a ingresos por motivos políticos.
“Entiendo que son 320 trabajadores que ingresaron entre el 2020 y el 2023, muchos de ellos como jefes, pero que tenemos un mecanismo para que queden en planta permanente donde se hacen concursos y evaluaciones”, dijo ayer en declaraciones radiales Carlos Ortega, secretario general del Sindicato de los trabajadores y trabajadoras de la Administración Nacional de la Seguridad Social (Secasfpi).
Para las fuentes libertarias los dichos de Ortega son una “admisión” de lo que sucedía con el manejo de los cargos políticos. “Se echó gente más allá del último año anunciado”, contrapuso Ortega.
Desde su llegada a Balcarce 50, el oficialismo insiste en la necesidad de achicar la planta del Estado. La primera decisión en esa línea fue dejar caer casi 7000 contratos que se firmaron por primera vez a partir del 1° de enero del 2023, es decir el último año de gestión de Alberto Fernández. Allí quedaron exceptuados los trabajadores que son parte de “cupos regulados por ley u otro tipo de protecciones especiales”, o el personal que es considerado “indispensable” en una jurisdicción. En el decreto firmado por el Presidente el 26 de diciembre se anticipó también que el resto de los contratos serían sometidos a “un relevamiento exhaustivo” en los 90 días siguientes a partir de esa fecha. Eso sucede actualmente y por eso se esperan más despidos en lo sucesivo.
La Anses tiene una planta de alrededor de 14.000 empleados y, según aseguraron las fuentes consultadas, la idea del Ejecutivo es no reemplazar los puestos que se eliminan. “No se está nombrando gente, se está sacando”, dijeron. Al tiempo que resaltaron que todo se dio dentro de los marcos legales que prevé el contrato de trabajo del organismo. “La Anses no está para gastar plata en juicios”, dijeron.
El Gobierno activó su plan para reducir los cargos políticos de la planta de empleados públicos del Estado, en línea con lo que anticipó en campaña electoral. En la Agencia Nacional de Seguridad Social (Anses) se registraron 320 despidos en distintas oficinas del país, pero el número podría crecer exponencialmente en los próximos días y semanas, según supo de fuentes oficiales.
Los despidos se replicarán en otros niveles de la administración pública, que quedó alcanzada por un decreto presidencial de fines de diciembre pasado. Ayer también se conocieron despidos en el Conicet.
Los gremios estatales se manifestaron en alerta, cuestionan la legalidad de la medida y exigen que se revierta. De todas formas, en reserva, fuentes gremiales admitieron que el escenario actual es muy distinto al recorte de empleados que aplicó el macrismo al inicio de su gobierno. “Acá hay despidos más justificados y otros menos, pero claramente no es lo mismo”, distinguió una fuente gremial en diálogo
“Eran todos puestos políticos”, reforzó un funcionario, que puntualizó que en todas las contrataciones de las personas desvinculadas de la Anses encontraron el mismo mecanismo. Se trata de funcionarios que eran ingresados a la planta estatal en puestos de base y luego la administración del gobierno anterior los hacía ascender rápidamente a jefaturas. “A veces se armaban concursos falsos o directamente ascendían sin concursar, poco antes del cambio de gobierno”, detalló.
En su mayoría, se trata de jefes de Unidades de Atención Integral (UDAI) de la Anses, que fueron ubicados en puestos jerárquicos por la gestión anterior.
El Gobierno buscó la aplicación de se mecanismo para identificar el ingreso de empleados que pueden haber obedecido a criterios políticos: “Se va a aplicar en toda la esfera pública”, anticiparon.
En la Casa Rosada detallaron que, en muchos casos, parte de los empleados de las mismas seccionales fueron quienes aportaron información sobre nombramientos o ascensos irregulares.
Para el oficialismo, ese movimiento de ingresos que se dio entre 2020 y 2023 “demostró el origen político de los puestos”.
Si bien el esquema detectado se usó en otras áreas o dependencias del Estado, las condiciones no son las mismas: la Anses posee facultades propias para su conducción administrativa y financiera.
De hecho, en las consideraciones de la resolución se argumentó que las designaciones “se sustanciaron de forma transitoria y sin estabilidad en el cargo que se vincula como una decisión coyuntural y temporal de esta Administración Nacional”. Aludía a una resolución del gobierno de Mauricio Macri que fue modificado tras las PASO.
En el Gobierno aseguran que las medidas reducirán los puestos en el Estado, pero también pondrán “un freno a La Cámpora”, a la que señalan como responsable de haber puesto a sus militantes al interior de los distintos organismos y dependencias, “en especial la Anses y el PAMI”. En ambos se detectaron un mayor número de empleados que asocian a ingresos por motivos políticos.
“Entiendo que son 320 trabajadores que ingresaron entre el 2020 y el 2023, muchos de ellos como jefes, pero que tenemos un mecanismo para que queden en planta permanente donde se hacen concursos y evaluaciones”, dijo ayer en declaraciones radiales Carlos Ortega, secretario general del Sindicato de los trabajadores y trabajadoras de la Administración Nacional de la Seguridad Social (Secasfpi).
Para las fuentes libertarias los dichos de Ortega son una “admisión” de lo que sucedía con el manejo de los cargos políticos. “Se echó gente más allá del último año anunciado”, contrapuso Ortega.
Desde su llegada a Balcarce 50, el oficialismo insiste en la necesidad de achicar la planta del Estado. La primera decisión en esa línea fue dejar caer casi 7000 contratos que se firmaron por primera vez a partir del 1° de enero del 2023, es decir el último año de gestión de Alberto Fernández. Allí quedaron exceptuados los trabajadores que son parte de “cupos regulados por ley u otro tipo de protecciones especiales”, o el personal que es considerado “indispensable” en una jurisdicción. En el decreto firmado por el Presidente el 26 de diciembre se anticipó también que el resto de los contratos serían sometidos a “un relevamiento exhaustivo” en los 90 días siguientes a partir de esa fecha. Eso sucede actualmente y por eso se esperan más despidos en lo sucesivo.
La Anses tiene una planta de alrededor de 14.000 empleados y, según aseguraron las fuentes consultadas, la idea del Ejecutivo es no reemplazar los puestos que se eliminan. “No se está nombrando gente, se está sacando”, dijeron. Al tiempo que resaltaron que todo se dio dentro de los marcos legales que prevé el contrato de trabajo del organismo. “La Anses no está para gastar plata en juicios”, dijeron.
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Francisco Sánchez. “Pido disculpas y voy a trabajar para lograr la visita del Papa”
El secretario de Culto se mostró más moderado que en las redes sociales y relativiza el malestar de sectores judíos y del islam
Mariano de Vedia Francisco Sánchez, en el despacho de la Secretaría de Culto
Más moderado que en las redes sociales, el nuevo secretario de Culto de la Nación, el exdiputado Francisco Sánchez, pidió disculpas al Papa y, en una entrevista dijo que va a “trabajar para que se concrete la visita de Francisco a la Argentina”.
El anuncio de su designación, que aún está a la espera de un decreto presidencial, provocó un terremoto en distintas comunidades religiosas, que tomaron conocimiento de antiguas expresiones del exdiputado nacional de Pro contra el Papa, a raíz de una designación del jurista Eugenio Zaffaroni en un organismo del Vaticano, y también contra “el sionismo internacional y el islam”.
Sánchez, de 50 años y con trayectoria en Neuquén como concejal y luego diputado nacional, ya ocupa el despacho de la Secretaría de Culto, en el piso 9 de la Cancillería, al sentirse en parte obligado a explicar situaciones que generaron tensiones en el vínculo con instituciones religiosas. El único respaldo explícito que recibió fue de comunidades evangélicas.
–¿Cómo surgió la designación?
–Es una decisión de la canciller Diana Mondino, que me ofreció la Secretaría de Culto y acepté.
–¿Influyó su vínculo con Patricia Bullrich?
–Ha tenido influencia mi buena relación con el presidente Milei, con Victoria Villarruel, con quien tengo una amistad hace tiempo, y con Patricia Bullrich. Pero la que definió en este caso es la canciller Mondino.
–¿Lo sorprendió el ofrecimiento?
–Me agradó muchísimo. Soy una persona de fe, católico practicante, de perfil muy bajo, pero de convicciones religiosas muy definidas. Los tiempos que vienen van a requerir de una reconstrucción de las relaciones entre los argentinos y será necesario cimentar las relaciones entre los credos. Me encanta el desafío de hacerme cargo de algo fundamental para esta Argentina que viene. Hay mucha gente sufriendo y en la religiosidad se puede encontrar un mecanismo que ayude a la paz y a la concordia.
–¿Cuál es su misión principal?
–Generar las relaciones institucionales con todos los cultos. Principalmente con la Iglesia Católica, que de acuerdo a la Constitución nacional tiene un estatus diferente. Pero es muy importante el vínculo con todas las religiones. Creemos en el diálogo y la libertad religiosa. No lo hablé con el presidente Milei, pero él tiene la misma vocación de construir puentes.
–¿Se siente obligado a salir a aclarar anteriores pronunciamientos en las redes?
–Me siento obligado a llevar tranquilidad a quienes no me conocen y lo primero que se enteran de mí son manifestaciones que, en algunos casos, fueron sacadas de contexto. En otros casos son reales y fueron errores míos. Por ejemplo, lo que expresé sobre el Santo Padre fue un error. Me lo ha señalado mi propia familia y me arrepiento. Otras expresiones fueron sacadas de contexto y pareciera que el nuevo secretario de Culto es una persona con una visión negativa sobre otras religiones, cosa que no es así. Siempre generé vínculos para promover el diálogo y llevar tranquilidad. El Gobierno busca el diálogo con todas las religiones.
–No hubo una rectificación pública de las críticas a Francisco.
–Yo soy una persona de fe. Así como muchas veces uno puede cometer un pecado público, el arrepentimiento es un acto privado. Si tengo oportunidad, se lo transmitiré personalmente al Santo Padre.
–La comunidad judía le cuestiona no haber refutado en una entrevista con Delfina Wagner acusaciones contra el “sionismo internacional”
–Nunca tuve ninguna referencia negativa contra la comunidad judía, por lo cual no tendría por qué haber un malentendido. Se publicó un video, con algo que dice la periodista, pero de ninguna manera yo asentí lo que ella decía. Tenemos que dialogar y escucharnos.
–También generó ruido la referencia a las “hordas islámicas”.
–En ese caso me referí a la conmemoración de la batalla de Lepanto e hice un paralelismo entre quienes en aquel momento utilizaron la religión y la fe islámica para atacar a sus oponentes, y la organización Terrorista Hamas, que empleó la violencia contra el Estado de Israel, utilizando la fe como bandera. A lo largo de la historia pasó lo mismo con otras religiones. En nombre del cristianismo también se utilizó la violencia para imponer una fe o una mirada sobre otras culturas. Me referí a las “hordas islámicas” en ese contexto.
–¿Cuál es su posición frente al conflicto de Gaza?
–Estoy en coincidencia con el gobierno de Javier Milei y la canciller Mondino. El grupo Hamas debe ser considerado una organización terrorista. Promueve el terror y, a través de actos violentos, quiere imponer una agenda política.
–¿En las últimas horas se comunicó con los distintos cultos?
–Busqué el diálogo con todos, a través de conversaciones informales. Con algunos lo conseguí rápidamente. Queremos cimentar puentes y construir una concordia entre el Estado y los distintos credos. Buscamos tener una agenda positiva.
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Incomodidad en la Iglesia y la comunidad judía y musulmana por el secretario de Culto
Encendieron las alarmas sus dichos contra el Papa, el “sionismo internacional” y las “hordas islámicas”
Jaime Rosemberg Con la colaboración de Mariano de Vedia
Perplejidad, desconcierto y distancia. Esas fueron las primeras reacciones en la Iglesia y la comunidad judía organizada, ante el anuncio extraoficial de la designación del exdiputado Francisco Sánchez como nuevo secretario de Culto, cargo que depende de la Cancillería.
Las declaraciones radiales y posteos de Sánchez, contrarios al papa Francisco, el “sionismo internacional” y el islam en general pusieron en alerta a las comunidades monoteístas, que por lo bajo aseguraron a este diario no haber sido consultadas sobre el nombramiento, demorado más de un mes y que había generado inquietud en la Iglesia.
Horas después de que el presidente Javier Milei, que ayer inició su estadía en Davos, invitara formalmente al papa Francisco a visitar el país, y que el propio Sumo Pontífice expresara su buena predisposición para concretar el viaje, fuentes de la Iglesia estimaron que el nombramiento de Sánchez, diputado nacional de Pro por Neuquén hasta fines del año pasado y enrolado en el sector “halcón” de Juntos por el Cambio, no contó con el visto bueno eclesiástico. “No hubo consulta ni la tendría que haber. Son dos ámbitos totalmente distintos”, contestaron, diplomáticas, voces de la Iglesia. Expresaron también cierto “desconcierto” por tratarse de un político “sin vínculo con las instituciones”, que no figuraba entre los candidatos que circularon en estos días.
En ámbitos políticos y diplomáticos recordaron un reciente posteo del exdiputado, en el que manifestaba su enojo por el nombramiento del exjuez de la Corte Eugenio Zaffaroni en un organismo académico de la Santa Sede y, de paso, la emprendía contra el Sumo Pontífice. “Como católico, todo mi repudio a la designación de un ser oscuro como Zaffaroni en el Vaticano. No tiene explicación política y mucho menos teológica la promoción del mal. Caso para estudiosos encontrar un papa que haya hecho tanto daño”, escribió Sánchez en agosto del año pasado, días después de apoyar a la actual ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, en las primarias de Pro contra Horacio Rodríguez Larreta.
Tampoco desde las entidades centrales de la comunidad judía surgieron elogios hacia Sánchez, cuya designación “generó molestia” en “parte” de la comunidad, según la Agencia Judía de Noticias. La citada agencia subió a su página una entrevista a Sánchez realizada por la libertaria Delfina Wagner, en la que el exdiputado no refuta las acusaciones contra el “sionismo internacional” que repite la entrevistadora.
No sólo eso: en una larga respuesta, Sánchez la emprende contra empresarios y políticos judíos, como George Soros, a quien denomina como “uno de los cabecillas” de una supuesta confabulación, además de los “Rothschild, [Henry] Kissinger mismo, los Rockefeller, hay gente muy poderosa alrededor del mundo, tomando decisiones sobre la soberanía de los Estados y los derechos individuales”, afirmó.
Desde la DAIA deslizaron que estaban “estudiando” la designación. El Llamamiento Argentino-Judío, en tanto, pidió a la Cancillería que dé marcha atrás con el nombramiento. “¿Cómo se le puede ocurrir a un gobierno nombrar en la Secretaria de Culto a un personaje del que ya sabe de antemano que odia a dos de los cultos mas importantes de la Argentina, y cuya tarea central es la de confraternizar entre los distintos colectivos religiosos?”, afirmó la entidad judía progresista, que encabeza Pablo Gorodneff.
También hicieron ruido en la comunidad musulmana algunos posteos de Sánchez, como uno en el que celebró los 452 años de la batalla de Lepanto. “La gesta que salvó a la cristiandad y a Occidente de las hordas islámicas. Espero que el mundo encuentre rápidamente la paz”, escribió el 7 de octubre, día del feroz ataque del grupo terrorista Hamas contra Israel. “También nos atacó”, afirmaron fuentes de la comunidad islámica en el país.
Ligado a Bullrich y a la vicepresidenta Victoria Villarruel, y de perfil antikirchnerista (en el fin de la pandemia participó de la protesta en Plaza de Mayo que incluyó bolsas de cadáveres simbólicos), Sánchez sí recogió el rápido beneplácito de las comunidades evangélicas nucleadas en Aciera. “Lo recibimos con satisfacción y mucha expectativa. Es alguien que conoce bien la realidad de la diversidad religiosa en nuestro país y la importancia del diálogo interreligioso”, afirmaron a este diario desde ese sector. Y confirmaron que el comité ejecutivo de la entidad ya le solicitó una audiencia.
Cercano a la canciller Diana Mondino, la designación de Sánchez despertó resquemores en ámbitos diplomáticos y en dirigentes cercanos al Gobierno. “No consultaron”, es la frase que más se escucha de boca de dirigentes y diplomáticos que quieren “ayudar” a la nueva gestión.
Más moderado que en las redes sociales, el nuevo secretario de Culto de la Nación, el exdiputado Francisco Sánchez, pidió disculpas al Papa y, en una entrevista dijo que va a “trabajar para que se concrete la visita de Francisco a la Argentina”.
El anuncio de su designación, que aún está a la espera de un decreto presidencial, provocó un terremoto en distintas comunidades religiosas, que tomaron conocimiento de antiguas expresiones del exdiputado nacional de Pro contra el Papa, a raíz de una designación del jurista Eugenio Zaffaroni en un organismo del Vaticano, y también contra “el sionismo internacional y el islam”.
Sánchez, de 50 años y con trayectoria en Neuquén como concejal y luego diputado nacional, ya ocupa el despacho de la Secretaría de Culto, en el piso 9 de la Cancillería, al sentirse en parte obligado a explicar situaciones que generaron tensiones en el vínculo con instituciones religiosas. El único respaldo explícito que recibió fue de comunidades evangélicas.
–¿Cómo surgió la designación?
–Es una decisión de la canciller Diana Mondino, que me ofreció la Secretaría de Culto y acepté.
–¿Influyó su vínculo con Patricia Bullrich?
–Ha tenido influencia mi buena relación con el presidente Milei, con Victoria Villarruel, con quien tengo una amistad hace tiempo, y con Patricia Bullrich. Pero la que definió en este caso es la canciller Mondino.
–¿Lo sorprendió el ofrecimiento?
–Me agradó muchísimo. Soy una persona de fe, católico practicante, de perfil muy bajo, pero de convicciones religiosas muy definidas. Los tiempos que vienen van a requerir de una reconstrucción de las relaciones entre los argentinos y será necesario cimentar las relaciones entre los credos. Me encanta el desafío de hacerme cargo de algo fundamental para esta Argentina que viene. Hay mucha gente sufriendo y en la religiosidad se puede encontrar un mecanismo que ayude a la paz y a la concordia.
–¿Cuál es su misión principal?
–Generar las relaciones institucionales con todos los cultos. Principalmente con la Iglesia Católica, que de acuerdo a la Constitución nacional tiene un estatus diferente. Pero es muy importante el vínculo con todas las religiones. Creemos en el diálogo y la libertad religiosa. No lo hablé con el presidente Milei, pero él tiene la misma vocación de construir puentes.
–¿Se siente obligado a salir a aclarar anteriores pronunciamientos en las redes?
–Me siento obligado a llevar tranquilidad a quienes no me conocen y lo primero que se enteran de mí son manifestaciones que, en algunos casos, fueron sacadas de contexto. En otros casos son reales y fueron errores míos. Por ejemplo, lo que expresé sobre el Santo Padre fue un error. Me lo ha señalado mi propia familia y me arrepiento. Otras expresiones fueron sacadas de contexto y pareciera que el nuevo secretario de Culto es una persona con una visión negativa sobre otras religiones, cosa que no es así. Siempre generé vínculos para promover el diálogo y llevar tranquilidad. El Gobierno busca el diálogo con todas las religiones.
–No hubo una rectificación pública de las críticas a Francisco.
–Yo soy una persona de fe. Así como muchas veces uno puede cometer un pecado público, el arrepentimiento es un acto privado. Si tengo oportunidad, se lo transmitiré personalmente al Santo Padre.
–La comunidad judía le cuestiona no haber refutado en una entrevista con Delfina Wagner acusaciones contra el “sionismo internacional”
–Nunca tuve ninguna referencia negativa contra la comunidad judía, por lo cual no tendría por qué haber un malentendido. Se publicó un video, con algo que dice la periodista, pero de ninguna manera yo asentí lo que ella decía. Tenemos que dialogar y escucharnos.
–También generó ruido la referencia a las “hordas islámicas”.
–En ese caso me referí a la conmemoración de la batalla de Lepanto e hice un paralelismo entre quienes en aquel momento utilizaron la religión y la fe islámica para atacar a sus oponentes, y la organización Terrorista Hamas, que empleó la violencia contra el Estado de Israel, utilizando la fe como bandera. A lo largo de la historia pasó lo mismo con otras religiones. En nombre del cristianismo también se utilizó la violencia para imponer una fe o una mirada sobre otras culturas. Me referí a las “hordas islámicas” en ese contexto.
–¿Cuál es su posición frente al conflicto de Gaza?
–Estoy en coincidencia con el gobierno de Javier Milei y la canciller Mondino. El grupo Hamas debe ser considerado una organización terrorista. Promueve el terror y, a través de actos violentos, quiere imponer una agenda política.
–¿En las últimas horas se comunicó con los distintos cultos?
–Busqué el diálogo con todos, a través de conversaciones informales. Con algunos lo conseguí rápidamente. Queremos cimentar puentes y construir una concordia entre el Estado y los distintos credos. Buscamos tener una agenda positiva.
&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&
Incomodidad en la Iglesia y la comunidad judía y musulmana por el secretario de Culto
Encendieron las alarmas sus dichos contra el Papa, el “sionismo internacional” y las “hordas islámicas”
Jaime Rosemberg Con la colaboración de Mariano de Vedia
Perplejidad, desconcierto y distancia. Esas fueron las primeras reacciones en la Iglesia y la comunidad judía organizada, ante el anuncio extraoficial de la designación del exdiputado Francisco Sánchez como nuevo secretario de Culto, cargo que depende de la Cancillería.
Las declaraciones radiales y posteos de Sánchez, contrarios al papa Francisco, el “sionismo internacional” y el islam en general pusieron en alerta a las comunidades monoteístas, que por lo bajo aseguraron a este diario no haber sido consultadas sobre el nombramiento, demorado más de un mes y que había generado inquietud en la Iglesia.
Horas después de que el presidente Javier Milei, que ayer inició su estadía en Davos, invitara formalmente al papa Francisco a visitar el país, y que el propio Sumo Pontífice expresara su buena predisposición para concretar el viaje, fuentes de la Iglesia estimaron que el nombramiento de Sánchez, diputado nacional de Pro por Neuquén hasta fines del año pasado y enrolado en el sector “halcón” de Juntos por el Cambio, no contó con el visto bueno eclesiástico. “No hubo consulta ni la tendría que haber. Son dos ámbitos totalmente distintos”, contestaron, diplomáticas, voces de la Iglesia. Expresaron también cierto “desconcierto” por tratarse de un político “sin vínculo con las instituciones”, que no figuraba entre los candidatos que circularon en estos días.
En ámbitos políticos y diplomáticos recordaron un reciente posteo del exdiputado, en el que manifestaba su enojo por el nombramiento del exjuez de la Corte Eugenio Zaffaroni en un organismo académico de la Santa Sede y, de paso, la emprendía contra el Sumo Pontífice. “Como católico, todo mi repudio a la designación de un ser oscuro como Zaffaroni en el Vaticano. No tiene explicación política y mucho menos teológica la promoción del mal. Caso para estudiosos encontrar un papa que haya hecho tanto daño”, escribió Sánchez en agosto del año pasado, días después de apoyar a la actual ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, en las primarias de Pro contra Horacio Rodríguez Larreta.
Tampoco desde las entidades centrales de la comunidad judía surgieron elogios hacia Sánchez, cuya designación “generó molestia” en “parte” de la comunidad, según la Agencia Judía de Noticias. La citada agencia subió a su página una entrevista a Sánchez realizada por la libertaria Delfina Wagner, en la que el exdiputado no refuta las acusaciones contra el “sionismo internacional” que repite la entrevistadora.
No sólo eso: en una larga respuesta, Sánchez la emprende contra empresarios y políticos judíos, como George Soros, a quien denomina como “uno de los cabecillas” de una supuesta confabulación, además de los “Rothschild, [Henry] Kissinger mismo, los Rockefeller, hay gente muy poderosa alrededor del mundo, tomando decisiones sobre la soberanía de los Estados y los derechos individuales”, afirmó.
Desde la DAIA deslizaron que estaban “estudiando” la designación. El Llamamiento Argentino-Judío, en tanto, pidió a la Cancillería que dé marcha atrás con el nombramiento. “¿Cómo se le puede ocurrir a un gobierno nombrar en la Secretaria de Culto a un personaje del que ya sabe de antemano que odia a dos de los cultos mas importantes de la Argentina, y cuya tarea central es la de confraternizar entre los distintos colectivos religiosos?”, afirmó la entidad judía progresista, que encabeza Pablo Gorodneff.
También hicieron ruido en la comunidad musulmana algunos posteos de Sánchez, como uno en el que celebró los 452 años de la batalla de Lepanto. “La gesta que salvó a la cristiandad y a Occidente de las hordas islámicas. Espero que el mundo encuentre rápidamente la paz”, escribió el 7 de octubre, día del feroz ataque del grupo terrorista Hamas contra Israel. “También nos atacó”, afirmaron fuentes de la comunidad islámica en el país.
Ligado a Bullrich y a la vicepresidenta Victoria Villarruel, y de perfil antikirchnerista (en el fin de la pandemia participó de la protesta en Plaza de Mayo que incluyó bolsas de cadáveres simbólicos), Sánchez sí recogió el rápido beneplácito de las comunidades evangélicas nucleadas en Aciera. “Lo recibimos con satisfacción y mucha expectativa. Es alguien que conoce bien la realidad de la diversidad religiosa en nuestro país y la importancia del diálogo interreligioso”, afirmaron a este diario desde ese sector. Y confirmaron que el comité ejecutivo de la entidad ya le solicitó una audiencia.
Cercano a la canciller Diana Mondino, la designación de Sánchez despertó resquemores en ámbitos diplomáticos y en dirigentes cercanos al Gobierno. “No consultaron”, es la frase que más se escucha de boca de dirigentes y diplomáticos que quieren “ayudar” a la nueva gestión.
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