Por qué se expandió este mes la asignación por hijo
Los cambios en Ganancias generaron que la prestación se perciba en hogares con ingresos de hasta casi $4 millones
Silvia StangLos montos pagados este mes por la asignación por hijo van de los $4345 a los $20.661
Un grupo de asalariados de ingresos medios y altos se encontró este mes con la novedad de haber cobrado un monto en concepto de asignación por hijo, que antes no estaba siendo percibido y que, probablemente, en poco tiempo en muchos de esos casos se dejará de recibir.
El cobro les resultó extrañó a algunos de los beneficiarios, dado el nivel de sus remuneraciones, a tal punto que hubo consultas en oficinas de la Anses para ver si se trataba de un error y si debía devolverse el importe. El hecho es que esos pagos se efectivizaron porque, desde marzo de este año, el ingreso tope para percibir de manera automática la asignación por menores a cargo quedó atado al piso salarial para que un trabajador dependiente quede alcanzado por Ganancias. No se trata de la Asignación Universal por Hijo (AUH), cobrada por los trabajadores informales y desocupados, sino del salario familiar del sector registrado.
A fines de noviembre –aún durante la gestión anterior–, la resolución 223 de la Anses determinó que se cobraría una asignación por hijo en los hogares con ingresos familiares mensuales de hasta $3.960.000. También es una condición que ninguno de los padres perciba, de forma individual, más de $1.980.000.
Es decir: este mes y a partir de los cambios en Ganancias que rigen desde octubre (la suba a $1.980.000 del salario más bajo alcanzado por el impuesto), se percibe una asignación por hijo en los hogares donde, además de haber niños o adolescentes menores de 18 años, se cumple una doble condición: ninguno de los padres puede ganar más de $1.980.000, ni pueden sumar, entre los dos, ingresos por más de $3.960.000.
Esos topes, sin embargo, pronto serán más bajos, en caso de aprobarse una modificación de la reforma de Ganancias, tal como el Gobierno busca que ocurra, ante la caída de la recaudación de recursos que se coparticipan con las provincias.
Si se revirtieran directamente los cambios aprobados a fines de septiembre y se volviera al esquema anterior, entonces el piso salarial para tributar sería, a partir de lo percibido en enero, de alrededor de $975.000, y el ingreso familiar tope para percibir la prestación por menores a cargo bajaría a cerca de $1.950.000 (también operaría el límite de un ingreso individual de $975.000). Eso ocurriría desde marzo, porque el sistema del salario familiar tiene un rezago de dos meses: los pagos de este mes, por ejemplo, se liquidan sobre la base de las remuneraciones de octubre (de hecho, el último cambio en Ganancias rige desde ese mes).
Por ahora, un grupo de empleados con sueldos relativamente medios y altos percibe $4345 mensuales por hijo, además de haber dejado de pagar Ganancias (algo que implicó un mayor ingreso mensual potencial de hasta alrededor de $500.000).
Y eso ocurre, paradójicamente, en un escenario de restricción fiscal, y luego de la vigencia de una política que, en los últimos años, expulsaba cada mes a miles de hogares de ingresos medio-bajos del sistema del salario familiar, aun cuando se estaba perdiendo poder adquisitivo.
La cifra de $4345 es la que corresponde para los hogares con ingresos de entre $541.751,01 y $3.960.000. En el rango de $469.237,01 a $541.751 la asignación mensual es de $8426, en tanto que con ingresos de $319.947,01 a $469.237 (siempre sumados los de ambos padres, de corresponder) el importe es de $13.934. Y con un ingreso en el hogar de hasta $319.947, el monto es de $20.661. Las cifras son diferentes en algunas zonas del país.
El poder de compra, en caída
A diferencia del tope de ingresos para cobrar, que se rige por el piso salarial para pagar Ganancias, los montos que se cobran y los ingresos que definen el piso y el techo de cada escalón de la tabla se reajustan trimestralmente según la fórmula de movilidad previsional. De eso se deriva una suba en todo este año de 110,9%, frente a una inflación que, según se estima, se ubicará en un nivel de entre 210% y 225%, según estimaciones de consultoras.
Quienes tienen salarios bajos y medio bajos y ya venían cobrando la asignación, están afectados por una pérdida de poder de compra de lo percibido, que en todo el año sería de entre 32% y 35%. El monto total que el Estado deriva a las prestaciones de este sistema, de hecho, tuvo una caída en términos reales (corregido por inflación), de 37,5% interanual en el período de enero a noviembre, según un informe de la Oficina de Presupuesto del Congreso (OPC), algo en lo que influyó la quita de un bono que algunos cobraron durante varios meses, y la deficiente actualización de topes de ingresos para cobrar que rigió hasta febrero.
Según datos de la anses,en noviembre se liquidaron2.092.989 pagos por hijos de empleados, en tanto que en diciembre los casos son 2.439.607 (a eso se agregan los de otros grupos, como monotributistas).
En septiembre se había dispuesto un incremento del ingreso familiar tope para cobrar la asignación, de $808.424 a $1.012.460. La primera de esas cifras, a su vez, había sido fijada con vigencia desde marzo de este año, en reemplazo del techo de $316.731 (o de $158.366 de ingreso individual), que había regido entre marzo de 2022 y febrero de 2023.
Con esa medida vigente desde marzo se corrigió una fuerte distorsión que se venía dando y que se había agravado por efecto de la aceleración de la inflación. Concretamente, se decidió entonces que el ingreso máximo mensual que puede tener un asalariado en blanco para cobrar por hijos menores sea equivalente a la remuneración más baja alcanzada por Ganancias. Y que lo percibido en total por los integrantes del hogar no puede ser mayor a ese monto multiplicado por dos.
Antes se hacía una sola actualización por año del tope, y eso había provocado una dinámica por la cual, luego de cada marzo –el mes en el que se reajustaba el techo– la cantidad de chicos con derecho a la asignación caía de forma significativa. Según datos estadísticos de la Secretaría de Seguridad Social, en febrero de este año la cantidad de hijos de empleados formales incluidos en el sistema había caído más de un 60% con respecto a marzo de 2022.
El empalme entre el régimen del salario familiar y el de Ganancias había sido establecido años atrás. El efecto buscado era que no se dejara de cobrar la asignación mientras no se estuviera alcanzado por el tributo, que permite la deducción por hijo para aliviar la carga fiscal. Pero eso quedó desarticulado luego, por efecto de la reforma de Ganancias que aprobó el Congreso en 2021.
En marzo de 2022 y de 2023, desde el gobierno de Alberto Fernández se afirmó que se estaba incorporando a más chicos al cobro de la asignación. Pero, en rigor, esos niños y adolescentes habían sido expulsados del sistema en los meses previos. Y solo volvían a percibir automáticamente la prestación (sin efecto retroactivo) por la actualización del esquema.
Para definir si corresponden las asignaciones –en función de los topes vigentes en cada período–, se consideran ingresos de diferente tipo. Es decir, se observan las remuneraciones brutas y las sumas no remunerativas de empleos dependientes, excluyendo el aguinaldo. También se suman los ingresos que eventualmente tengan los padres por alguno o algunos de los siguientes conceptos, según informa la Anses: trabajo en calidad de autónomo o monotributista, jubilación, pensión, prestación por desempleo, plan social, asignación familiar por maternidad y prestación contributiva o no contributiva de cualquier tipo.
Las asignaciones condicionadas por los topes de ingresos son, además de las mensuales de hijos menores y de prenatalidad, las previstas por nacimiento o adopción de hijos y por matrimonio, y la ayuda escolar anual para hijos menores. En cambio, no rigen los topes para los cobros por hijos con discapacidad.
Además de los asalariados formales, están incluidos en el sistema los monotributistas de las categorías A a la H para la asignación por hijos menores, y de todas las categorías para el pago por hijos con discapacidad.
Las prestaciones del sistema se actualizan según la fórmula de movilidad previsional, por lo que este año hubo una fuerte caída del poder de compra
Un grupo de asalariados de ingresos medios y altos se encontró este mes con la novedad de haber cobrado un monto en concepto de asignación por hijo, que antes no estaba siendo percibido y que, probablemente, en poco tiempo en muchos de esos casos se dejará de recibir.
El cobro les resultó extrañó a algunos de los beneficiarios, dado el nivel de sus remuneraciones, a tal punto que hubo consultas en oficinas de la Anses para ver si se trataba de un error y si debía devolverse el importe. El hecho es que esos pagos se efectivizaron porque, desde marzo de este año, el ingreso tope para percibir de manera automática la asignación por menores a cargo quedó atado al piso salarial para que un trabajador dependiente quede alcanzado por Ganancias. No se trata de la Asignación Universal por Hijo (AUH), cobrada por los trabajadores informales y desocupados, sino del salario familiar del sector registrado.
A fines de noviembre –aún durante la gestión anterior–, la resolución 223 de la Anses determinó que se cobraría una asignación por hijo en los hogares con ingresos familiares mensuales de hasta $3.960.000. También es una condición que ninguno de los padres perciba, de forma individual, más de $1.980.000.
Es decir: este mes y a partir de los cambios en Ganancias que rigen desde octubre (la suba a $1.980.000 del salario más bajo alcanzado por el impuesto), se percibe una asignación por hijo en los hogares donde, además de haber niños o adolescentes menores de 18 años, se cumple una doble condición: ninguno de los padres puede ganar más de $1.980.000, ni pueden sumar, entre los dos, ingresos por más de $3.960.000.
Esos topes, sin embargo, pronto serán más bajos, en caso de aprobarse una modificación de la reforma de Ganancias, tal como el Gobierno busca que ocurra, ante la caída de la recaudación de recursos que se coparticipan con las provincias.
Si se revirtieran directamente los cambios aprobados a fines de septiembre y se volviera al esquema anterior, entonces el piso salarial para tributar sería, a partir de lo percibido en enero, de alrededor de $975.000, y el ingreso familiar tope para percibir la prestación por menores a cargo bajaría a cerca de $1.950.000 (también operaría el límite de un ingreso individual de $975.000). Eso ocurriría desde marzo, porque el sistema del salario familiar tiene un rezago de dos meses: los pagos de este mes, por ejemplo, se liquidan sobre la base de las remuneraciones de octubre (de hecho, el último cambio en Ganancias rige desde ese mes).
Por ahora, un grupo de empleados con sueldos relativamente medios y altos percibe $4345 mensuales por hijo, además de haber dejado de pagar Ganancias (algo que implicó un mayor ingreso mensual potencial de hasta alrededor de $500.000).
Y eso ocurre, paradójicamente, en un escenario de restricción fiscal, y luego de la vigencia de una política que, en los últimos años, expulsaba cada mes a miles de hogares de ingresos medio-bajos del sistema del salario familiar, aun cuando se estaba perdiendo poder adquisitivo.
La cifra de $4345 es la que corresponde para los hogares con ingresos de entre $541.751,01 y $3.960.000. En el rango de $469.237,01 a $541.751 la asignación mensual es de $8426, en tanto que con ingresos de $319.947,01 a $469.237 (siempre sumados los de ambos padres, de corresponder) el importe es de $13.934. Y con un ingreso en el hogar de hasta $319.947, el monto es de $20.661. Las cifras son diferentes en algunas zonas del país.
El poder de compra, en caída
A diferencia del tope de ingresos para cobrar, que se rige por el piso salarial para pagar Ganancias, los montos que se cobran y los ingresos que definen el piso y el techo de cada escalón de la tabla se reajustan trimestralmente según la fórmula de movilidad previsional. De eso se deriva una suba en todo este año de 110,9%, frente a una inflación que, según se estima, se ubicará en un nivel de entre 210% y 225%, según estimaciones de consultoras.
Quienes tienen salarios bajos y medio bajos y ya venían cobrando la asignación, están afectados por una pérdida de poder de compra de lo percibido, que en todo el año sería de entre 32% y 35%. El monto total que el Estado deriva a las prestaciones de este sistema, de hecho, tuvo una caída en términos reales (corregido por inflación), de 37,5% interanual en el período de enero a noviembre, según un informe de la Oficina de Presupuesto del Congreso (OPC), algo en lo que influyó la quita de un bono que algunos cobraron durante varios meses, y la deficiente actualización de topes de ingresos para cobrar que rigió hasta febrero.
Según datos de la anses,en noviembre se liquidaron2.092.989 pagos por hijos de empleados, en tanto que en diciembre los casos son 2.439.607 (a eso se agregan los de otros grupos, como monotributistas).
En septiembre se había dispuesto un incremento del ingreso familiar tope para cobrar la asignación, de $808.424 a $1.012.460. La primera de esas cifras, a su vez, había sido fijada con vigencia desde marzo de este año, en reemplazo del techo de $316.731 (o de $158.366 de ingreso individual), que había regido entre marzo de 2022 y febrero de 2023.
Con esa medida vigente desde marzo se corrigió una fuerte distorsión que se venía dando y que se había agravado por efecto de la aceleración de la inflación. Concretamente, se decidió entonces que el ingreso máximo mensual que puede tener un asalariado en blanco para cobrar por hijos menores sea equivalente a la remuneración más baja alcanzada por Ganancias. Y que lo percibido en total por los integrantes del hogar no puede ser mayor a ese monto multiplicado por dos.
Antes se hacía una sola actualización por año del tope, y eso había provocado una dinámica por la cual, luego de cada marzo –el mes en el que se reajustaba el techo– la cantidad de chicos con derecho a la asignación caía de forma significativa. Según datos estadísticos de la Secretaría de Seguridad Social, en febrero de este año la cantidad de hijos de empleados formales incluidos en el sistema había caído más de un 60% con respecto a marzo de 2022.
El empalme entre el régimen del salario familiar y el de Ganancias había sido establecido años atrás. El efecto buscado era que no se dejara de cobrar la asignación mientras no se estuviera alcanzado por el tributo, que permite la deducción por hijo para aliviar la carga fiscal. Pero eso quedó desarticulado luego, por efecto de la reforma de Ganancias que aprobó el Congreso en 2021.
En marzo de 2022 y de 2023, desde el gobierno de Alberto Fernández se afirmó que se estaba incorporando a más chicos al cobro de la asignación. Pero, en rigor, esos niños y adolescentes habían sido expulsados del sistema en los meses previos. Y solo volvían a percibir automáticamente la prestación (sin efecto retroactivo) por la actualización del esquema.
Para definir si corresponden las asignaciones –en función de los topes vigentes en cada período–, se consideran ingresos de diferente tipo. Es decir, se observan las remuneraciones brutas y las sumas no remunerativas de empleos dependientes, excluyendo el aguinaldo. También se suman los ingresos que eventualmente tengan los padres por alguno o algunos de los siguientes conceptos, según informa la Anses: trabajo en calidad de autónomo o monotributista, jubilación, pensión, prestación por desempleo, plan social, asignación familiar por maternidad y prestación contributiva o no contributiva de cualquier tipo.
Las asignaciones condicionadas por los topes de ingresos son, además de las mensuales de hijos menores y de prenatalidad, las previstas por nacimiento o adopción de hijos y por matrimonio, y la ayuda escolar anual para hijos menores. En cambio, no rigen los topes para los cobros por hijos con discapacidad.
Además de los asalariados formales, están incluidos en el sistema los monotributistas de las categorías A a la H para la asignación por hijos menores, y de todas las categorías para el pago por hijos con discapacidad.
Las prestaciones del sistema se actualizan según la fórmula de movilidad previsional, por lo que este año hubo una fuerte caída del poder de compra
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