Releyendo a Edmund Phelps, a propósito de Javier Milei
Juan Carlos de Pablo El capitalismo moderno, simbolizado en el Apple Park, es diferente al mercantil, según Phelps
“Por el momento no tengo ninguna razón para parar”, afirmó Edmund Strother Phelps en la última página de un volumen de memorias, titulado Recorridos en teoría económica, que publicó cuando tenía 90 años. A mi reconocimiento intelectual le sumo esta feliz expresión de vida; pero hoy me quiero ocupar de otra de sus obras, titulada Florecimiento masivo, que vio la luz en 2013, la cual merece ser leída o releída a propósito del rol que el presidente Javier Gerardo Milei les asigna a los emprendedores.
Al respecto conversé con el estadounidense John Cornwall (1928--2008) a quien, según dijo Geoffrey Colin Harcourt, “le preocuparon, pero en serio, la injusticia, la pobreza y la protección de los indefensos”. Y agregó que “siempre fue lo más australiano que puede ser un americano, por la robustez de sus análisis y sus discusiones, y su ingenio terrenal”.
–Haber estudiado en la Universidad de Iowa constituyó un punto de inflexión en su vida.
–Así es, porque en las décadas de 1930 y 1940 Iowa reclutó como profesores a refugiados políticos, a raíz de lo cual leí las obras de Marx, Engels, Max Weber, Tawney y Keynes, lo cual me despertó un intenso interés por la cuestión del proceso de transformación del capitalismo.
–¿Y qué concluyó?
–Elaboré una teoría evolutiva del cambio económico, enfatizando la importancia de las instituciones. La explicación correcta de lo que ocurrió luego del primer shock petrolero está en las instituciones. En un contexto de incertidumbre, ellas posibilitan la toma de decisiones, prescribiendo cómo adoptarlas cuando es imposible identificar una respuesta óptima a una situación.
–¿Cuál es el mensaje que Phelps trasmite en Florecimiento masivo? No le pregunto si usted está de acuerdo con él, pero me interesa porque lo encuentro muy relevante para entender la visión que el presidente Milei le plantea al mundo, no solo a la Argentina.
–Permítame consignar primero una constante en la obra de Phelps: sus análisis se basan en el comportamiento observable de los seres humanos, lo que él denomina “people”. Esto está claro en cómo introdujo la microeconomía en la macroeconomía de corto plazo, así como en su lectura de la historia económica. El libro comienza esta pregunta: “¿Qué pasó en el siglo XIX, cuando por primera vez en la historia en algunos países los salarios reales, el empleo y la satisfacción laboral crecieron sin límites, y qué ocurrió para que aparentemente todo esto se perdiera en el siglo XX?”. Imposible no seguir leyendo.
–El concepto de “economía moderna” es central en Phelps. ¿De qué se trata?
–Es la que permite el florecimiento y el crecimiento personales, que son las claves de la buena vida. El florecimiento es el corazón de la generación de prosperidad –compromiso, enfrentar desafíos, autoexpresión y crecimiento personal–. Surge de experimentar lo nuevo: nuevas situaciones, nuevos problemas, nuevas percepciones, nuevas ideas para desarrollar y compartir. La materia distintiva de la economía moderna son las ideas, el PBI capta las viejas ideas, incorporadas a los bienes. La sociedad moderna crea el cambio de manera endógena, porque las nuevas ideas son la principal fuente de dicho cambio.
–¿De dónde surgen esas ideas?
–Las ideas que tienen los hombres de negocios surgen del propio sector, están basadas en la observación personal y el conocimiento privado, en combinación con lo que sabe todo el mundo. Friedrich August von Hayek fue el primero en ver la economía desde esta perspectiva. Hayek no era ni un extremista ni un ideólogo. La emergencia de la modernidad económica requirió más que la existencia y el cumplimiento de los derechos de propiedad, e instituciones comerciales y financieras. No niego que la ciencia avanzó, pero no uno la prosperidad a la ciencia. Casi ninguno de los inventores eran científicos entrenados.
–Con la economía moderna surgió la vida moderna.
–En efecto, cambió el carácter de la vida, no solamente el estándar de vida. Hubo una explosión literaria y de las artes. La música dejó de ser un tesoro reservado para los obispos y los príncipes. Con la modernización apareció el cambio continuo, que contrastó de manera significativa con el tedio de las economías tradicionales. La existencia de personas riquísimas no era ninguna novedad; la novedad fue la democratización de las oportunidades para volverse rico.
–Phelps expresa una preocupación por lo que hace décadas ve en Estados Unidos.
–Sostiene que el capitalismo moderno es diferente del mercantil, porque los innovadores son diferentes de los comerciantes, y que la estatización de actividades donde los talentos de los participantes son idiosincráticos, como los estudios de arquitectura, los equipos de fútbol, los restaurantes gourmets, las compañías de ballet, es inviable porque el Estado tiene poco o nulo conocimiento de cómo funcionan.
–¿Cuál es su motivo de preocupación?
–Un desarrollo no menos importante fue el aumento espectacular de la litigación y el consecuente temor a los juicios. El deterioro de la economía de Estados Unidos comenzó a mediados de la década de 1970, las “transferencias sociales” pasaron de 7,26% del PBI en 1960 a 10,21% en 1970 y a 21,36% en la décacon da de 1980. Las compras públicas de todo tipo, no solamente los salarios, sino también los subsidios, en Suecia equivalen a 65,2% del PBI, en Francia a 54,4%, en Italia a 52,5%, en Inglaterra a 44,8% y en Estados Unidos a 37,1%.
–Además de lo que está ocurriendo en el sector privado.
–El cortoplacismo de las grandes corporaciones ha sido exacerbado por la importancia creciente de los fondos mutuos, los cuales son extremadamente aversos al riesgo. Los grandes bancos de inversión se volcaron a especular con monedas, o con títulos públicos, en vez de evaluar a las empresas privadas. El sector financiero traicionó el concepto mismo de economía moderna, al apostar a favor de grandes cantidades de activos, sin ejercer la visión y el juicio prudencial esenciales para el buen funcionamiento de una economía. Debería prohibírseles a los fondos mutuos que atosiguen a los CEO de las empresas con vender sus acciones, a menos que se concentren en las ganancias del próximo trimestre.
–¿Qué propone Phelps?
–Trabajar sobre las instituciones y la cultura, para restaurar el dinamismo económico. Hay que rehabilitar el capitalismo moderno, quitando las piedras del camino que impiden el dinamismo. Un empresario de Silicon Valley comentó que, si tuviera que comenzar hoy su empresa, necesitaría tantos abogados como ingenieros. Pocos reguladores han trabajado en alguna empresa y muchos ni siquiera conocen las oficinas de una firma. Sería deseable que realizaran una pasantía en alguna de ellas.
–Don John, muchas gracias.
http://indecquetrabajaiii.blogspot.com.ar/. INDECQUETRABAJA
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