Convocarían para después del paro la sesión del megaproyecto
Negociación compleja Martín Menem quería apurar los tiempos para sesionar este sábado, pero los bloques opositores dialoguistas recomendaron que previamente se arribe a un dictamen acordado
Laura Serra
El plenario de comisiones volvió a reunirse ayer para escuchar a las entidades civiles y empresariales
Por recomendación de los bloques de oposición dialoguista, el presidente de la Cámara de Diputados, Martín Menem, evalúa postergar para la semana próxima el debate en el recinto del megaproyecto de ley que envió el presidente Javier Milei al Congreso. Los legisladores plantearon que el oficialismo se arriesgaría a una sesión de impredecibles consecuencias –incluso una derrota en los artículos claves de la iniciativa- si se fuerzan los tiempos parlamentarios y no se arriba previamente a un dictamen consensuado con los bloques afines.
Las negociaciones entre los representantes de la Casa Rosada y de los bloques dialoguistas -Pro, UCR, Hacemos Coalición Federal e Innovación Federal- quedaron en suspenso. Los legisladores, si bien se anticiparon dispuestos a otorgarle al Poder Ejecutivo las herramientas necesarias para emprender el camino hacia el déficit cero en las cuentas públicas, plantearon objeciones hacia algunos de los puntos claves del paquete fiscal que plantea Milei en el megaproyecto. Entre ellas la derogación de la fórmula de movilidad previsional y la aplicación de retenciones al 15% a las economías regionales.
Para el Gobierno ambas cuestiones resultan cruciales: según sus cálculos significan 1 punto del PBI (Milei se propone reducir 5 puntos este año). Los opositores no dan el brazo a torcer y se niegan a firmar un dictamen consensuado con el oficialismo mientras estos dos ítem no sean revisados. En las negociaciones se exploraron vías alternativas para cubrir ese punto del PBI; incluso se analizaron nuevas fórmulas de movilidad jubilatoria. Los bloques potencialmente aliados quieren cerciorarse que las prestaciones no perderán contra la inflación, pero la Casa Rosada y el Ministerio de Economía rechazan de plano una indexación por inflación.
Desde el radicalismo se sugirieron otras maneras de compensación. Incluso se propuso revisar el esquema de gastos tributarios -con beneficios impositivos a actividades y empresas- por el que la Nación pierde recaudación. Su descripción está detallada en el proyecto de presupuesto 2024 que el exministro Sergio Massa envió al Congreso pero que quedó trunco con la llegada de Milei al poder.
Hasta esta noche no hubo una respuesta oficial a sus sugerencias. “Estamos dispuestos a instrumentar todas las mejoras que sean necesarias”, responden cerca de Menem, quien esta tarde tuvo una larga reunión con Santiago Caputo, uno de los asesores más estrechos del presidente Milei.
En la oposición prima la cautela. Creen inconveniente forzar los tiempos para el dictamen en esta instancia de definiciones. Con este mensaje una delegación de diputados de Hacemos Coalición Federal, que preside Miguel Pichetto, y de Innovación Federal se reunieron esta tarde con Menem. Ambos bloques suman 32 legisladores, claves para el quorum en el recinto. La UCR, si bien no envió representantes a la reunión, coincide en sesionar la semana próxima, contrario a la idea de Menem, entusiasmado con la idea de convocar a sesión especial este sábado.
Tras escuchar a los legisladores, sin embargo, cambiaría de idea: según trascendió, el lunes o martes próximo se avanzaría en el dictamen del megaproyecto y se sesionaría el jueves o viernes posterior, después del paro convocado por la CGT. Luego la iniciativa pasaría al Senado; es muy probable que Milei deba ampliar el período de sesiones extraordinarias -que vence a fin de mes- para que la ley sea sancionada.
“Nuestro espíritu es de colaboración para que todo salga bien –deslizó uno de los participantes del encuentro con Menem-. Nosotros queremos sesionar cuanto antes, pero es clave que, para que la sesión sea prolija, el dictamen salga prolijo de la comisión. Esto permitiría ordenar la sesión y evitar que se produzcan sorpresas en el recinto.”
En la oposición predomina la cautela. ¿Aceptará Milei que su ambiciosa “Ley de Bases” de más de 600 artículos termine reducida a la mitad? Las delegaciones legislativas que pretende quedarían fuertemente acotadas y la oposición ya planteó que el texto debería contener solo el paquete fiscal; sostienen que tanto la reforma política –que propone que los diputados sean electos bajo el sistema de circunscripciones uninominales– como los capítulos referidos a educación, cultura y seguridad se discutan en leyes por separado en sesiones ordinarias, a partir de marzo. “No son urgentes”, esgrimen.
Los cuatro bloques de oposición dialoguista están a la expectativa de la devolución por parte del Poder Ejecutivo a sus planteos para modificar el proyecto de ley ómnibus. Tras una jornada de intensas negociaciones, ayer en el despacho de Menem, los funcionarios del Ministerio de Economía prometieron que entre hoy por la noche y mañana por la mañana darían una respuesta a sus objeciones.
“Repasamos punto por punto los 664 artículos del proyecto, se corrigieron varios errores y se eliminaron algunos artículos. Avanzamos mucho, hay voluntad de llegar a un acuerdo. Todo dependerá de la actitud que adopte el Gobierno y, particularmente, el presidente”, indican los opositores.
Si bien Menem se muestra confiado en llegar a buen puerto en las negociaciones, en la oposición dudan. Nadie descarta que Milei, en un rapto irascible, decida a su regreso de Davos echar por tierra un acuerdo con los opositores y jugarse a todo o nada por su proyecto original. Ante este eventual escenario, los bloques del radicalismo, Hacemos Coalición Federal e Innovación Federal comenzaron a diseñar un dictamen propio ante la posibilidad de que los libertarios cierren un acuerdo con el bloque Pro, los más cercanos a sus posturas.
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Por recomendación de los bloques de oposición dialoguista, el presidente de la Cámara de Diputados, Martín Menem, evalúa postergar para la semana próxima el debate en el recinto del megaproyecto de ley que envió el presidente Javier Milei al Congreso. Los legisladores plantearon que el oficialismo se arriesgaría a una sesión de impredecibles consecuencias –incluso una derrota en los artículos claves de la iniciativa- si se fuerzan los tiempos parlamentarios y no se arriba previamente a un dictamen consensuado con los bloques afines.
Las negociaciones entre los representantes de la Casa Rosada y de los bloques dialoguistas -Pro, UCR, Hacemos Coalición Federal e Innovación Federal- quedaron en suspenso. Los legisladores, si bien se anticiparon dispuestos a otorgarle al Poder Ejecutivo las herramientas necesarias para emprender el camino hacia el déficit cero en las cuentas públicas, plantearon objeciones hacia algunos de los puntos claves del paquete fiscal que plantea Milei en el megaproyecto. Entre ellas la derogación de la fórmula de movilidad previsional y la aplicación de retenciones al 15% a las economías regionales.
Para el Gobierno ambas cuestiones resultan cruciales: según sus cálculos significan 1 punto del PBI (Milei se propone reducir 5 puntos este año). Los opositores no dan el brazo a torcer y se niegan a firmar un dictamen consensuado con el oficialismo mientras estos dos ítem no sean revisados. En las negociaciones se exploraron vías alternativas para cubrir ese punto del PBI; incluso se analizaron nuevas fórmulas de movilidad jubilatoria. Los bloques potencialmente aliados quieren cerciorarse que las prestaciones no perderán contra la inflación, pero la Casa Rosada y el Ministerio de Economía rechazan de plano una indexación por inflación.
Desde el radicalismo se sugirieron otras maneras de compensación. Incluso se propuso revisar el esquema de gastos tributarios -con beneficios impositivos a actividades y empresas- por el que la Nación pierde recaudación. Su descripción está detallada en el proyecto de presupuesto 2024 que el exministro Sergio Massa envió al Congreso pero que quedó trunco con la llegada de Milei al poder.
Hasta esta noche no hubo una respuesta oficial a sus sugerencias. “Estamos dispuestos a instrumentar todas las mejoras que sean necesarias”, responden cerca de Menem, quien esta tarde tuvo una larga reunión con Santiago Caputo, uno de los asesores más estrechos del presidente Milei.
En la oposición prima la cautela. Creen inconveniente forzar los tiempos para el dictamen en esta instancia de definiciones. Con este mensaje una delegación de diputados de Hacemos Coalición Federal, que preside Miguel Pichetto, y de Innovación Federal se reunieron esta tarde con Menem. Ambos bloques suman 32 legisladores, claves para el quorum en el recinto. La UCR, si bien no envió representantes a la reunión, coincide en sesionar la semana próxima, contrario a la idea de Menem, entusiasmado con la idea de convocar a sesión especial este sábado.
Tras escuchar a los legisladores, sin embargo, cambiaría de idea: según trascendió, el lunes o martes próximo se avanzaría en el dictamen del megaproyecto y se sesionaría el jueves o viernes posterior, después del paro convocado por la CGT. Luego la iniciativa pasaría al Senado; es muy probable que Milei deba ampliar el período de sesiones extraordinarias -que vence a fin de mes- para que la ley sea sancionada.
“Nuestro espíritu es de colaboración para que todo salga bien –deslizó uno de los participantes del encuentro con Menem-. Nosotros queremos sesionar cuanto antes, pero es clave que, para que la sesión sea prolija, el dictamen salga prolijo de la comisión. Esto permitiría ordenar la sesión y evitar que se produzcan sorpresas en el recinto.”
En la oposición predomina la cautela. ¿Aceptará Milei que su ambiciosa “Ley de Bases” de más de 600 artículos termine reducida a la mitad? Las delegaciones legislativas que pretende quedarían fuertemente acotadas y la oposición ya planteó que el texto debería contener solo el paquete fiscal; sostienen que tanto la reforma política –que propone que los diputados sean electos bajo el sistema de circunscripciones uninominales– como los capítulos referidos a educación, cultura y seguridad se discutan en leyes por separado en sesiones ordinarias, a partir de marzo. “No son urgentes”, esgrimen.
Los cuatro bloques de oposición dialoguista están a la expectativa de la devolución por parte del Poder Ejecutivo a sus planteos para modificar el proyecto de ley ómnibus. Tras una jornada de intensas negociaciones, ayer en el despacho de Menem, los funcionarios del Ministerio de Economía prometieron que entre hoy por la noche y mañana por la mañana darían una respuesta a sus objeciones.
“Repasamos punto por punto los 664 artículos del proyecto, se corrigieron varios errores y se eliminaron algunos artículos. Avanzamos mucho, hay voluntad de llegar a un acuerdo. Todo dependerá de la actitud que adopte el Gobierno y, particularmente, el presidente”, indican los opositores.
Si bien Menem se muestra confiado en llegar a buen puerto en las negociaciones, en la oposición dudan. Nadie descarta que Milei, en un rapto irascible, decida a su regreso de Davos echar por tierra un acuerdo con los opositores y jugarse a todo o nada por su proyecto original. Ante este eventual escenario, los bloques del radicalismo, Hacemos Coalición Federal e Innovación Federal comenzaron a diseñar un dictamen propio ante la posibilidad de que los libertarios cierren un acuerdo con el bloque Pro, los más cercanos a sus posturas.
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Organizaciones civiles pusieron reparos a la iniciativa
Con más de 60 disertantes de diferentes sectores productivos continuó ayer la discusión del megaproyecto de Milei en Diputados
Delfina Celichini
Durante la sexta jornada de debate en comisiones de la Cámara de Diputados por el proyecto de “ley de bases”, entidades empresarias y de la sociedad civil expresaron sus reparos a las iniciativas impulsadas por el Poder Ejecutivo. Con una escasa participación de legisladores del oficialismo y un sector de la oposición que podría acompañar el megaproyecto –si se hacen cambios–, el kirchnerismo y el Frente de Izquierda (FIT) volvieron a denunciar negociaciones subterráneas para emitir dictamen y reclamaron la presencia de ministros claves.
Con un extenso listado de más de 60 disertantes, la reunión en el Anexo C de Diputados comenzó pasadas las 10.20 de la mañana. Entre otros, se manifestó en representación del Instituto Nacional del Teatro Alejandro Vaga Lamenti, quien dijo que “los trabajadores están luchando porque peligran sus trabajos y de toda la comunidad teatral”. Tras advertir que el sector “está conmocionado por esta ley”, subrayó: “No entendemos por qué el agravio a los trabajadores”.
En la misma línea, la directora de cine Lucrecia Martel cuestionó los cambios que propone la iniciativa que impulsa el presidente Javier Milei y deslizó: “Me da la impresión que no se han puesto en contacto con el sector o que [las reformas] han sido escritas por personas con muchos prejuicios a la industria”. Y sentenció: “Todavía estamos a tiempo de remediar esto”.
Si bien Martel indicó que son bienvenidos algunos cambios en el Instituto Nacional de Cine y Artes Audiovisuales (Incaa), sugirió que esta discusión se postergue “para un momento en el que el Gobierno se haya realmente interiorizado en cómo funciona la industria del cine nacional”.
Frente al espinoso paquete fiscal, uno de los temas que traba la salida de un dictamen de mayoría entre el oficialismo y un sector de la oposición –nucleada en los bloques de Pro, UCR y Hacemos Coalición Federal–, Fabián Ruggeri, de la Asociación Civil de Cooperativas Vitivinícolas de la Argentina, criticó la suba de retenciones. “Hemos ido perdiendo competitividad, en parte por los derechos de exportación”, señaló y propuso que el impuesto se retrotraiga a 0%. “El Gobierno no hace una diferencia en su recaudación y para la industria es tener o no tener algunas gamas en el mercado”, alertó.
Reclamos políticos
“Voy a seguir insistiendo con que vengan [Luis] Caputo –ministro de Economía–, [Federico] Sturzenegger
–cerebro del proyecto y recientemente titular de la Unidad Transitoria para la Desregulación de la Economía–, y [Nicolás] Posse –jefe de Gabinete– a rendir cuentas, pero también que al menos vengan los representantes de la oposición que se están reuniendo enfrente y nos cuenten qué discuten”, instó la diputada Myriam Bregman (FIT), al abrir las exposiciones del plenario.
En la misma línea se expresó el jefe del bloque de Unión por la Patria, Germán Martínez, quien destacó que de los más de 600 artículos del proyecto, solo 15 “son el núcleo fundamental del ajuste” y de la “negociación política”.
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Las razones reales de la urgencia del Gobierno
No quieren dejar pasar el “veranito” en la opinión pública y el apoyo de los aliados; Caputo reclama herramientas de gestión
Maia Jastreblansky
“No queremos que se escape la tortuga”. Un colaborador oficial ilustró así la ansiedad que se vive en el Gobierno con las negociaciones que se están dando en el Congreso para juntar los votos para el proyecto de ley ómnibus de Javier Milei.
En Balcarce 50 aseguran que el apuro por llevar el proyecto al recinto no obedece al paro de la CGT con movilización previsto para el próximo miércoles. El Gobierno pretende darle a la huelga general el mismo estatus que otras protestas, con la aplicación del protocolo de seguridad impulsado por Patricia Bullrich para exhibir el control sobre la calle. De eso se conversó bastante en la reunión de Gabinete que el pasado domingo Milei improvisó en la quinta de Olivos, que se extendió con un asado “a la romana”, donde –supuestamente– cada ministro pagó por su comida.
Lo que inquieta al oficialismo es un cálculo político más profundo. En la Casa Rosada entienden que tienen que aprovechar el “veranito” que, según los sondeos que leen, está teniendo Milei en la opinión pública, y que le asignan al Presidente “cerca de 60 puntos” de imagen positiva. Un capital que, reconocen, puede desgranarse con el correr de las semanas conforme siga impactando el ajuste en los bolsillos.
La mirada que tienen muy cerca de Milei es que la “política” tiene que leer este momento político y acompañar al Gobierno. “[El titular del bloque de la UCR, Rodrigo] De Loredo puede protestar todo lo que quiera, pero va a tener que votar el proyecto porque, si no, lo van a matar en la calle”, comentó un ladero del Presidente.
Milei recarga las tintas contra los legisladores convencido de que, al final del día, los bloques no peronistas no querrán votar junto al kirchnerismo.
Sin embargo, en los pasillos oficiales hay cierto temor a que se le cierre la ventana de oportunidad. “Si se empantana, no lo sacamos más”, reconoció un colaborador que está siguiendo de cerca las negociaciones en Diputados. Y apuntó: “El Gobierno necesita un espaldarazo político para hacer frente a los muchos desafíos que tiene por delante”.
La otra razón que esgrimen en la Casa Rosada tiene que ver con lo fiscal. “[Luis] Toto Caputo necesita las herramientas que le da la ley con urgencia para llegar con la meta de déficit cero, cada día del año cuenta”, dijo un colaborador en Balcarce 50. Los ministros económicos –además de Caputo, el ministro de Infraestructura, Guillermo Ferraro– vienen reclamando internamente que se aprueben con urgencia las medidas vinculadas a sus áreas que quedaron entremezcladas con el ambicioso paquete de reformas que el Poder Ejecutivo volcó en el proyecto. Si la ley se aprueba, se necesitarán varios días más para su implementación efectiva.
En el Gobierno también reconocen que los mercados, los inversores y el FMI están midiendo la sustentabilidad del gobierno de Milei a partir de esta ley. Muy lejos de tener mayoría en las Cámaras, el libertario hizo una apuesta muy arriesgada con el envío del megaproyecto y ahora necesita ganar la jugada para enviar una señal de fortaleza política.
Letra chica
Más allá de la estrategia política global, en lo concreto los tiempos están sujetos a la negociación de la letra chica que se viene dando desde el martes en Diputados con bloques más proclives a acompañar la aprobación en general.
Uno de los puntos más conflictivos es el de las jubilaciones. El artículo 106 de la ley ómnibus propone suspender la fórmula de movilidad actual y darle al Poder Ejecutivo todas las prerrogativas para actualizar discrecionalmente las prestaciones. Los bloques potencialmente aliados quieren que se ponga por escrito que, si se pasa a un esquema sin fórmula, las prestaciones no perderán contra la inflación. La Casa Rosada y el Ministerio de Economía rechazan de plano una indexación por inflación.
“Indexación no”, insistieron en las últimas horas en la Casa Rosada. Dejaron entrever, sin embargo, que una posibilidad que se conversó internamente es la de acelerar una nueva fórmula de movilidad para reemplazar a la actual y conseguir así el apoyo legislativo.
La iniciativa que envió Milei al Congreso dice que hay que facultar al Poder Ejecutivo a establecer un nuevo cálculo, pero no pone un plazo. De hecho, hasta la semana pasada el Ministerio de Economía no había avanzado ni remotamente con la elaboración de una nueva fórmula.
De querer avanzar con una nuevo cálculo, los plazos para aprobar la ley ya no dependerán tanto de las negociaciones en Diputados como de los tiempos del propio Poder Ejecutivo. Caputo regresará mañana de Davos con Milei.
El otro capítulo árido del proyecto es el de la reforma política. Una parte del Gobierno apunta a desglosar ese fragmento de la iniciativa para dar la discusión más adelante. Pero el ala más intransigente y audaz del Poder Ejecutivo insiste con sostener esos artículos y someterlos al debate.
Especulan con que puede haber una sorpresa con el sistema de circunscripción uninominal, que es rechazado por Juntos por el Cambio pero puede tener atractivo para el peronismo bonaerense.
Parece delirante suponer que el Gobierno se pueda valer de los bloques aliados para lograr la votación de la ley en general y cuente con el favor de Unión por la Patria para ese capítulo en particular.
“No queremos que se escape la tortuga”. Un colaborador oficial ilustró así la ansiedad que se vive en el Gobierno con las negociaciones que se están dando en el Congreso para juntar los votos para el proyecto de ley ómnibus de Javier Milei.
En Balcarce 50 aseguran que el apuro por llevar el proyecto al recinto no obedece al paro de la CGT con movilización previsto para el próximo miércoles. El Gobierno pretende darle a la huelga general el mismo estatus que otras protestas, con la aplicación del protocolo de seguridad impulsado por Patricia Bullrich para exhibir el control sobre la calle. De eso se conversó bastante en la reunión de Gabinete que el pasado domingo Milei improvisó en la quinta de Olivos, que se extendió con un asado “a la romana”, donde –supuestamente– cada ministro pagó por su comida.
Lo que inquieta al oficialismo es un cálculo político más profundo. En la Casa Rosada entienden que tienen que aprovechar el “veranito” que, según los sondeos que leen, está teniendo Milei en la opinión pública, y que le asignan al Presidente “cerca de 60 puntos” de imagen positiva. Un capital que, reconocen, puede desgranarse con el correr de las semanas conforme siga impactando el ajuste en los bolsillos.
La mirada que tienen muy cerca de Milei es que la “política” tiene que leer este momento político y acompañar al Gobierno. “[El titular del bloque de la UCR, Rodrigo] De Loredo puede protestar todo lo que quiera, pero va a tener que votar el proyecto porque, si no, lo van a matar en la calle”, comentó un ladero del Presidente.
Milei recarga las tintas contra los legisladores convencido de que, al final del día, los bloques no peronistas no querrán votar junto al kirchnerismo.
Sin embargo, en los pasillos oficiales hay cierto temor a que se le cierre la ventana de oportunidad. “Si se empantana, no lo sacamos más”, reconoció un colaborador que está siguiendo de cerca las negociaciones en Diputados. Y apuntó: “El Gobierno necesita un espaldarazo político para hacer frente a los muchos desafíos que tiene por delante”.
La otra razón que esgrimen en la Casa Rosada tiene que ver con lo fiscal. “[Luis] Toto Caputo necesita las herramientas que le da la ley con urgencia para llegar con la meta de déficit cero, cada día del año cuenta”, dijo un colaborador en Balcarce 50. Los ministros económicos –además de Caputo, el ministro de Infraestructura, Guillermo Ferraro– vienen reclamando internamente que se aprueben con urgencia las medidas vinculadas a sus áreas que quedaron entremezcladas con el ambicioso paquete de reformas que el Poder Ejecutivo volcó en el proyecto. Si la ley se aprueba, se necesitarán varios días más para su implementación efectiva.
En el Gobierno también reconocen que los mercados, los inversores y el FMI están midiendo la sustentabilidad del gobierno de Milei a partir de esta ley. Muy lejos de tener mayoría en las Cámaras, el libertario hizo una apuesta muy arriesgada con el envío del megaproyecto y ahora necesita ganar la jugada para enviar una señal de fortaleza política.
Letra chica
Más allá de la estrategia política global, en lo concreto los tiempos están sujetos a la negociación de la letra chica que se viene dando desde el martes en Diputados con bloques más proclives a acompañar la aprobación en general.
Uno de los puntos más conflictivos es el de las jubilaciones. El artículo 106 de la ley ómnibus propone suspender la fórmula de movilidad actual y darle al Poder Ejecutivo todas las prerrogativas para actualizar discrecionalmente las prestaciones. Los bloques potencialmente aliados quieren que se ponga por escrito que, si se pasa a un esquema sin fórmula, las prestaciones no perderán contra la inflación. La Casa Rosada y el Ministerio de Economía rechazan de plano una indexación por inflación.
“Indexación no”, insistieron en las últimas horas en la Casa Rosada. Dejaron entrever, sin embargo, que una posibilidad que se conversó internamente es la de acelerar una nueva fórmula de movilidad para reemplazar a la actual y conseguir así el apoyo legislativo.
La iniciativa que envió Milei al Congreso dice que hay que facultar al Poder Ejecutivo a establecer un nuevo cálculo, pero no pone un plazo. De hecho, hasta la semana pasada el Ministerio de Economía no había avanzado ni remotamente con la elaboración de una nueva fórmula.
De querer avanzar con una nuevo cálculo, los plazos para aprobar la ley ya no dependerán tanto de las negociaciones en Diputados como de los tiempos del propio Poder Ejecutivo. Caputo regresará mañana de Davos con Milei.
El otro capítulo árido del proyecto es el de la reforma política. Una parte del Gobierno apunta a desglosar ese fragmento de la iniciativa para dar la discusión más adelante. Pero el ala más intransigente y audaz del Poder Ejecutivo insiste con sostener esos artículos y someterlos al debate.
Especulan con que puede haber una sorpresa con el sistema de circunscripción uninominal, que es rechazado por Juntos por el Cambio pero puede tener atractivo para el peronismo bonaerense.
Parece delirante suponer que el Gobierno se pueda valer de los bloques aliados para lograr la votación de la ley en general y cuente con el favor de Unión por la Patria para ese capítulo en particular.
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