lunes, 4 de marzo de 2024

EL MEDIO ES EL MENSAJE Y LA PELEA POR LA CONVOCATORIA


Milei, el astro solar que entibia o fulmina
— por Pablo Sirvén

Una vez más fallaron todos los pronósticos: en el encuentro cara a cara del presidente Javier Milei con lo que él denomina “la casta política”, la sangre no llegó al río ni todo voló por el aire.
Como con los resultados de cada una de las tres cruciales elecciones nacionales del año pasado, la sorpresa volvió a ser la gran protagonista. Nada sucedió como el grueso de los analistas preveían: ni fue recibido con espíritu belicoso ni a él se le salió la cadena.
Esa es, hasta el momento, la más poderosa arma que tiene para defenderse el líder libertario: manejarse con un libreto imprevisto que descoloca los cánones tradicionales de la política. Y hacerlo con pulso firme, sin dudar, algo que gusta mucho al inconsciente colectivo argento: un jefe que se hace respetar y avanza. Debe haber despertado la envidia de Mauricio Macri, quien en su última apertura de sesiones ordinarias del Congreso, el 1° de marzo de 2019, recibió el embate persistente de estentóreas interrupciones y cantidades de cartelitos insolentes pegados en las bancas de sus acérrimos adversarios. Por esta vez, al menos, nadie osó aventurarse a entrar en un choque claro y frontal con quien, lejos de amilanarse, se potencia en la pelea. Mejor para él también, que cuando pierde los estribos saca lo peor de sí mismo y produce heridas que después tardan en cicatrizar y empantanan la gestión.
Una activa claque, desde las bandejas superiores que rodean el hemiciclo de la Cámara de Diputados, entonó permanentes consignas favorables al mandatario. Desde las bancadas del kirchnerismo y de la izquierda nadie se atrevió a desafiar esa ofensiva verbal con similar ímpetu. Las voces disonantes sonaban aisladas y esporádicas. Más que una pena, fue una flagrante omisión que la transmisión de la TV Pública no posara sus cámaras sobre las caras y las acciones de los que habitaban ese sector.
Apenas un par de veces hubo fugaces pantallazos de Axel Kicillof, ubicado entre los gobernadores presentes. Llamó la atención, al término del acto, que el mandatario bonaerense se retirara raudamente sin hacer declaraciones, ni aun a Lautaro Maislin, el movilero amistoso de C5N, que ante la negativa bajó el micrófono dócilmente y desistió de la marcación cuerpo a cuerpo con la que suele hostigar a dirigentes no kirchneristas. Si Kicillof postergó la apertura del período ordinario de sesiones en la Legislatura bonaerense para mañana porque quiere responderle a Milei, debió ser capaz de emitir una primera impresión anteanoche. Se ve que no tenía muy en claro qué decir. Su silencio fue representativo del aturdimiento que provocó en la oposición más radicalizada el muy aplaudido mensaje de 73 minutos de Milei. De manera serena pero enfática, el mandatario pintó el ruinoso panorama en que encontró el país y desplegó su rígido pliego de condiciones para avanzar en las reformas profundas que quiere implementar.
Milei entiende el consenso como la aceptación casi a libro cerrado de sus propuestas, único camino posible para que el anunciado Pacto de Mayo llegue a buen puerto en la fiesta patria, en Córdoba. La idea evoca reminiscencias de la “declaración de la independencia económica”, que Juan Domingo Perón, en 1947, llevó con toda pompa adelante en la otra fecha patria, el 9 de Julio, en la Casa Histórica de Tucumán. Son construcciones épicas para nutrir un relato posible. Al peronismo entonces le resultó. Por cierto, eran mucho más favorables las condiciones sociales y económicas. Y contaba con mayorías legislativas.
Milei no cumple con el axioma humorístico de Groucho Marx que hizo carne en tantas legiones de políticos de cualquier latitud –“Estos son mis principios, pero si no les gustan, tengo otros”–; el Presidente es principista y empecinado. Pretende, además, que los demás se encolumnen sin chistar detrás de él. “Si lo que buscan es el conflicto –advirtió amenazante–, conflicto tendrán”.
A los políticos tradicionales les cuesta decodificarlo. Los sigue descolocando porque es un “animal” de otra especie. Responde más a su esencia de personaje mediático triunfante en las lides masivas –panelista exitoso de la TV, influencer en las redes sociales con millones de seguidores– y se maneja como tal, modificando usos y costumbres: Asamblea Legislativa a las 21 de un viernes, sin importarle que a la misma hora juegue Racing y en Mendoza arranque la Fiesta de la Vendimia; habla desde un atril y presenta un documento que, en forma y fondo, imita modos de siglos anteriores.
“Al primero del mes de marzo del año de Nuestro Señor 2024 –dice en su primer párrafo el texto que quiere que firmen las demás fuerzas políticas–, con los representantes del pueblo reunidos en el Congreso de la Nación, ante la mirada del Eterno, declaramos la necesidad de un nuevo pacto fundacional para la República Argentina.”
De esa unción y formalidad, cuando volvió a Olivos, retomó la actividad que más lo apasiona: navegar las redes sociales. Y no paró de reproducir los mensajes que le son más favorables, como el de Nik: “51 puntos de rating para el discurso del Presidente Milei. Casi como una final del Mundial”.
Milei se planta en el centro del sistema político como el nuevo astro solar cuyos rayos encandilan a propios y extraños. A los primeros los acoge y entibia; a los segundos busca fulminarlos. ¿Siempre será así? Le alcanza con que funcione por ahora.


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Los gobernadores aceptan la convocatoria de Milei, pero buscan debatir el acuerdo
La Casa Rosada prepara un nuevo proyecto de “Ley de bases” con cuatro puntos
Gabriela Origlia
La mayoría de los gobernadores expresó ayer su acuerdo con la convocatoria que lanzó el presidente Javier Milei para firmar un pacto de 10 puntos el próximo 25 de mayo. Sin embargo, los mandatarios rechazan que la invitación sea a libro cerrado, sin posibilidad de discutir la letra del acuerdo.
De todas formas, la invitación abrió una tregua en la pulseada por los recursos que mantenían las provincias con la Nación y, por ahora, alejó la posibilidad de que los gobernadores junten fuerzas para imponer sus propios proyectos en el Congreso. En principio, el gobierno nacional apunta a un “preacuerdo” con los gobernadores que permita aprobar una nueva “Ley de bases” de cuatro capítulos: nuevas facultades delegadas al Poder Ejecutivo; herramientas de desregulación económica (principalmente en hidrocarburos); un Régimen de Incentivos para Grandes Inversiones, y la nueva fórmula jubilatoria, que implicaría una actualización por inflación. En paralelo se negociaría un nuevo pacto fiscal. Son los dos pasos previos y difíciles para llegar al pacto.
La respuesta inmediata, la que sale a boca de jarro, es sí. Pero a continuación la mayoría de los gobernadores admiten que deben “procesar” la convocatoria a un pacto político que Javier Milei lanzó el viernes en medio de críticas a la dirigencia política. El Presidente invitó a firmar y “aprobar” su ideario de diez puntos, pero los mandatarios provinciales quieren ver la “letra chica” y aportar sus posiciones. Además, quieren que la convocatoria para iniciar el diálogo sea en el corto plazo. Desde las provincias recuerdan que, a partir de mañana, la agenda del Congreso ya la deja de manejar el Poder Ejecutivo y, en sesiones ordinarias, la oposición podría lograr los dos tercios para aprobar sus propios proyectos y fijarle límites al Gobierno. La convocatoria de Milei abrió una tregua.
La nueva línea de largada presenta, como en diciembre, a un grupo importante de gobernadores “dispuestos al diálogo”, pero pocos a adherir sin discusión. Los casi tres meses transcurridos aportaron desconfianza mutua y distanciamiento; en el tiempo que falta hasta el 25 de mayo el desafío es reconstruir el vínculo. Eso, en medio del ajuste que les viene aplicando la Nación y de la caída de la recaudación propia, significa una “eternidad” para las provincias.
A horas de la Asamblea Legislativa, la primera definición de los gobernadores es que tratarán de consensuar una posición común en temas vinculados al federalismo, pero sin liderazgo ninguno atina a plantear que habrá un accionar en conjunto. Un punto a favor que remarcan es que el ministro Luis Caputo se sumará como interlocutor. Guillermo Francos no tenía poder propio en las negociaciones.
“Hay que hablar de plata; tiene que estar Caputo –subraya un mandatario de la región centro–. Ya vivimos el juego de un paso al frente y dos para atrás. El ministro tiene que aceptar que el ajuste no puede ser solo con recursos de las provincias; lo venimos diciendo desde diciembre”. En los últimos días, hubo incluso una suerte de “apagón” de contactos de los gobernadores con la Casa Rosada, como una manera de demostrar que pueden resistir sin hablar.
En el decálogo del libertario figura la rediscusión de la coparticipación, cuya ley es de 1988. La necesidad de una nueva norma fue precisada en la reforma constitucional de 1994 y debía estar lista dos años después. La dificultad siempre fue que para modificar el reparto de fondos se requiere del acuerdo de todas las provincias. “Una tarea casi imposible”, precisa el mandatario que está al frente de un distrito que pone más de lo que recibe.
En el peronismo, el tucumano Osvaldo Jaldo –ya se había desmarcado con bloque propio en el Congreso– adelantó que acompañará la convocatoria de Milei. El dialoguista Raúl Jalil (Catamarca), decidió esperar. El pampeano Sergio Ziliotto posteó: “El diálogo es la base de la política. Pero el diálogo se construye a partir del respeto. Y los acuerdos devienen del consenso, no de la imposición. No se construyen consensos pretendiendo poner de rodillas al otro, agrediéndolo y quitándole lo que le pertenece y debe defender”. El bonaerense Axel Kicillof mantuvo el silencio, pero su pensamiento es cercano al de Ziliotto, igual que el de Gildo Insfrán y el riojano Ricardo Quintela.
Martín Llaryora, uno de los más castigados por Milei, quien sin embargo terminó eligiendo a Córdoba como sede del “pacto”, fue el primero en decir públicamente que “mayo queda muy lejos”, a la vez que pidió ampliar la convocatoria a “productores y trabajadores”.
“Con los tiempos de la política argentina, hasta mayo es como si faltaran 20 años”, se sincera un mandatario peronista. Ese grupo, junto con algunos gobernadores de fuerzas provinciales, podría continuar con su objetivo de imponer su agenda en el Congreso. En las próximas semanas, tanto los dirigentes provinciales como Milei medirán sus fuerzas. El libertario apuesta a que la necesidad de recursos “ablande” a los gobernadores; marzo será en términos de actividad peor que los dos primeros meses del año. Los mandatarios interpretan que el Presidente sintió el “impacto” de la rebelión patagónica y, aunque pareció que iba a redoblar la presión, terminó “convocando a todos, incluso a los kirchneristas”. En Juntos por el Cambio (JXC) los apoyos, hasta ahora, fueron individuales. No están preparando un documento conjunto, pese a la arremetida de Milei contra el radicalismo y el tiro por elevación al exgobernador jujeño Gerardo Morales. El chaqueño Leandro Zdero y el mendocino Alfredo Cornejo salieron a apoyar la convocatoria, sin una sola mención al ataque; el jujeño Carlos Sadir hasta ahora optó por el silencio.
Los de Pro respaldaron el llamado, aunque hubo quienes implícitamente colaron sus reclamos. El chubutense Ignacio Torres –quien lideró el mayor enfrentamiento de las provincias con la Casa Rosada– usó sus redes sociales para adelantar: “Coincidimos en el norte de los ejes planteados, con diálogo y respeto por el federalismo”. En la misma línea se expresaron Rogelio Frigerio (Entre Ríos), Marcelo Orrego (San Juan), Maximiliano Pullaro (Santa Fe), Luis Poggi (San Luis). Varios de ellos, en sus propias aperturas del año legislativo provincial enfatizaron que “siempre defenderían” los intereses de sus conciudadanos.
Estos gobernadores sostienen que los diez puntos planteados por Milei fueron parte de su campaña, por lo que “apoyan” el llamado. También resaltan que venían reclamando instancias de diálogo desde el comienzo. Es un “ganarganar”, grafica un allegado a Frigerio. “Acompaño la propuesta del Presidente de sentarnos a dialogar para buscar respuestas a los enormes desafíos que enfrentamos como nación”, indicó el salteño Gustavo Sáenz.
La mirada general es que, aunque el Presidente quiera “presentar como una victoria” su actitud, en realidad “cedió y cambió” porque las complicaciones eran “crecientes”. Admiten que, a lo mejor, no los escuchó a ellos, pero el mercado y el FMI –que “también habla” con los gobernadores– le ratificaron que “sin” los gobernadores es “imposible”


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