viernes, 8 de marzo de 2024

LO QUE SUENA....


Dos exponentes del britpop, unidos contra las fuerzas del pasado
Joaquín VismaraTom oldhamLiam Gallagher, ex Oasis, y John Squire, ex guitarrista de los Stone Roses
Hacia finales de los ochenta y principios de los noventa, Manchester se volvió la usina de las últimas grandes bandas de rock que daría el Reino Unido en el siglo XX. Con la arrogancia como un hilo invisible atravesando las décadas, The Stone Roses primero y Oasis después se abrieron paso desde su ciudad natal al mundo a fuerza de canciones hechas a medida de estadio y entonadas con espíritu hooligan. La línea temporal ubicó también a la primera como influencia más que clara de la segunda, una suerte de paso de mando que se hizo efectivo cuando la escena madchester le cedió su lugar al britpop.
La unión de fuerzas entre John Squire y Liam Gallagher para un disco conjunto es una suerte de actualización de ese legado, convertido ahora en un ida y vuelta creativo que desde su anuncio parecía prometer lo mejor de ambos mundos, pero que curiosamente encuentra su mejor forma cuando logra tomar mayor distancia del legado personal de cada uno de sus protagonistas.
El derrotero de ambas bandas tuvo distinta magnitud. Podría decirse que la onda expansiva del debut homónimo de The Stone Roses de 1989 sentó las bases para que Oasis se abriese paso en 1994 mientras sus mentores naufragaban en el difuso mar de ideas que desembocó en su segundo disco,
Second Coming. Aún así, los hermanos Gallagher nunca negaron su influencia al punto de invitarlo a Squire a que aportase su brillantez en las seis cuerdas para “Champagne Supernova” en el doblete de conciertos en Knebworth con los que Oasis alcanzó su pico de masividad en 1996, con 125 mil espectadores por noche, una cifra por entonces imponente. Un cuarto de siglo después, cuando Liam decidió volver al mismo lugar para medir la magnitud de su carrera solista, decidió replicar la invitación y el encuentro motivó a Squire a componer su primera tanda de canciones en casi dos décadas (las últimas habían sido para Marshall’s House, su segundo álbum en solitario, de 2004).
Planteado como un trabajo codo a codo, Liam Gallagher John Squire es en realidad un disco en el que el cantante puso su gola al servicio de las composiciones del guitarrista que lo eclipsó en su adolescencia. La primera muestra del disco llegó con “Just Another Rainbow”, el punto de contacto de ambos universos donde la lectura de la psicodelia de The Stone Roses (lánguida y rítmica) se fusiona con la de Oasis (guitarrera y frontal) entre texturas de guitarras pasadas al revés y cierto aire evocativo de la cosecha 65-66 de The Beatles. La referencia no es fortuita: fiel a su estilo, el propio Gallagher no dudó en calificar al álbum como “el mejor disco desde Revolver”, y si bien la comparación puede resultar desmedida, los guiño sala obra de los Fab Four se repiten a lo largo de sus cuarenta minutos de duración. La más explícita aparece sobre el cierre del disco con “Mother’s Nature Song”, que solo suma a su título la “g” final de la última palabra a una de las canciones que Paul McCartney aportó a The Beatles.
Sin ser necesariamente un ejercicio de nostalgia, algunas de las canciones del álbum parecen fechadas sobre el filo del cambio de milenio. “Raise Your Hands”, encargada de abrir el disco, podría haberle haberse codeado con cualquier canción de la cosecha británica de 1997, una melodía pulsante con un piano que parece mirar de cerca al de “Street Fighting Man” de The Rolling Stones. “Mars to Liverpool” también profundiza esa veta, pura cepa brit empujada con esteroides y una cita a “Dear Prudence” colada entre sus estrofas antes de un estribillo triunfal. El recorte temporal se completa con “One Day at a Time”; en la que un riff de guitarra engañoso desencadena un power pop machacante que suena como si el primer Oasis intentase tocar una canción de los escoceses Teenage Fanclub. Con el foco puesto en Gallagher durante la mayo r parte del tiempo, Squire rinde cuentas con su propio pasado en “I’m So Bored” que tiene tanto de The Stone Roses como también de The Seahorses, la efímera banda que armó a finales de los noventa para llegar a sumarse al último coletazo del britpop.
Con el pasado proyectando su sombra sobre gran parte del recorrido del disco, los mejores momentos de Liam Gallagher John Squire aparecen cuando sus dos protagonistas toman la mayor distancia posible de su pasado. Sería bueno que que el acercamiento creativo desemboque en una secuela, esta vez con un lenguaje musical propio.

http://indecquetrabajaiii.blogspot.com.ar/. INDECQUETRABAJA

No hay comentarios.:

Publicar un comentario

Nota: sólo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.