Martín Menem. “Muchos dicen que están de acuerdo con el equilibrio fiscal, pero después responden: ‘¡ah, no, esa parte es mía!’”
En las vísperas del inicio de un nuevo período de sesiones ordinarias, el presidente de la Cámara de Diputados insiste en que el déficit cero “no se negocia”; dice que Milei es una persona de diálogo
Laura Serra
Aquel optimismo cándido con que Martín Menem asumió la presidencia de la Cámara de Diputados, a principios de diciembre pasado, viró a una actitud más cauta y algo recelosa. Tras el fracaso de la llamada “Ley de bases” en Diputados, Menem desconfía de quienes declaman su voluntad de acompañar al Gobierno en esta crisis y se muestra escéptico respecto de que un pacto con los gobernadores sirva para allanar la sanción de las leyes por venir.
“Yo he visto a muchos decir que están de acuerdo con el equilibrio fiscal y que quieren colaborar para alcanzar esa meta. Pero cuando se les dice que es hora de que pongan su parte, responden: ‘ah no, esa parte es mía’. Son todos generosos hasta el momento en que hay que poner plata o resignar posiciones. Hay una narrativa de generosidad, pero a la hora de los bifes empiezan los tironeos. Es lo que sucede con algunos gobernadores”, reprocha el riojano.
–Usted se considera un hombre de diálogo. ¿Cómo se convive con una persona que hace del “no diálogo” un estilo de hacer política?
–Yo no creo que la forma de Javier Milei sea el de una persona que no dialoga. Estamos en una disputa entre los que necesitan recursos para seguir manteniendo sus necesidades y privilegios y un presidente que está convencido, como todo el gobierno, de que el déficit cero no se negocia. Hasta ahí se puede hablar, se puede dialogar, pero eso no se negocia. Lo que no vamos a tolerar es traspasar esa línea, que es el equilibrio fiscal. Porque eso termina perjudicando la vida de 46 millones de argentinos.
–Los gobernadores aducen que defienden sus territorios y que ellos también fueron votados por la gente, al igual que Milei. Reclaman que la Nación los convoque a una mesa de diálogo, a un pacto fiscal, para que se discuta un reparto equitativo de los recursos.
–Los fondos coparticipables nunca se cortaron desde que asumió Milei.
–Hablo de las transferencias no automáticas, como el fondo para el transporte urbano. El Gobierno suprimió ese fondo para todo el interior del país pero mantiene los subsidios para el área metropolitana. El gobernador de Mendoza, Alfredo Cornejo, que apoyó la ley ómnibus, salió duro contra esta medida por lo inequitativa.
–Los gobernadores tienen que entender que el déficit cero es una meta que está por encima de cualquier otra, por encima de todas, porque es la única que nos va a sacar del desequilibrio fiscal.
–¿Aunque esto implique que el costo lo paguen, por ejemplo, los jubilados con un ajuste del 32% interanual real en sus haberes?
–¿Cuándo empezó a gobernar Milei? A ver, este deterioro es producto de una fórmula de movilidad que viene de la gestión de Alberto Fernández. Este gobierno incluyó dentro de la “Ley de bases” una fórmula que ataba la movilidad a la inflación. Hay que preguntarles a los que no apoyaron el proyecto qué pasó en el camino, porque fue una propuesta del Gobierno mejorada y consensuada con opositores. Acá la catástrofe de los jubilados tiene dos causantes: primero, Cristina Kirchner, que incorporó millones de beneficiarios sin haber aportado. Y segundo esta fórmula de Alberto Fernández, que les hizo perder a los jubilados un 35% desde que asumió.
–¿Está dentro de las prioridades del oficialismo impulsar una nueva fórmula de movilidad jubilatoria en las sesiones ordinarias? La oposición quiere apurar ese debate.
–Se va a trabajar en una fórmula seguramente que les permita a los jubilados recuperar todo lo que han perdido por culpa de Cristina Kirchner, Alberto Fernández y Sergio Massa. Vamos a tratar de que los jubilados no pierdan su poder adquisitivo. Veremos qué nos permiten en el Congreso y si no, se hará lo mejor posible con la actualización que marca la ley y bonos aparte.
–Debe ser difícil en su situación tener que aprobar leyes en minoría en un contexto político tan complejo, en plena tensión con la mayoría de los gobernadores.
–Es una puja que naturalmente impacta en la dinámica parlamentaria. No hay que olvidar que la Argentina viene desde hace tiempo sobregirada, gasta más de lo que recauda. Seguramente muchos políticos, en sus casas, no gastan más de lo que ganan, pero parece que llegan a la política y con dinero ajeno se ponen muy generosos. Es lo que pasó en mi provincia: fue una de las que más recursos recibieron de la Nación y al mismo tiempo fue en donde más creció la pobreza por la mala administración. Las provincias tienen la obligación de administrar los recursos que se tienen, no los que no se tienen. No pueden venir a pretender que la Nación sea la caja boba que siempre financia todos déficits provinciales.
–Hay provincias, sin embargo, que tienen sus números en equilibrio, otras que están realizando sus tareas de ajuste y otras como Chubut, cuyo gobernador heredó una situación crítica de la anterior administración y pide refinanciar su deuda, pero la Nación le quitó fondos coparticipables.
–Es lo mismo que hace Milei, se está haciendo cargo del desastre que dejó Sergio Massa. No dice “esto no lo voy a pagar”. Él (por Milei) está cumpliendo sus compromisos; es lo mismo que tiene que hacer el gobernador (Ignacio) Torres.
–Milei tiene la ventaja de que el FMI está refinanciando la deuda argentina; se nota que el Gobierno cumple estrictamente con el pago de intereses porque ya devengó más de la mitad de la partida presupuestaria. Pero da la impresión de que con los gobernadores Milei no tiene esa flexibilidad.
–Pero las dimensiones son distintas. Es mucho más grave la herencia que recibió la Nación: 14 puntos de déficit versus 1 punto de déficit del conjunto de las provincias. Por escándalo la Nación está haciendo un esfuerzo muchísimo más importante que las provincias.
–La cuestión es cómo se encara la solución de un problema. Milei optó por cortar de cuajo las transferencias a las provincias, sin discriminación, mientras que en 2017 Mauricio Macri fue por el camino de un pacto fiscal en el que ambas partes se comprometían, gradualmente, a reducir sus gastos y bajar impuestos. Los gobernadores denuncian que la Nación los quiere asfixiar y luego, ya debilitados, negociar.
–La respuesta está en su pregunta. ¿Cómo le fue a Macri? Trajo de nuevo al kirchnerismo. O sea que fracasó.
–Entonces el método es tenerlos cortos a los gobernadores, maltratarlos…
–(Interrumpe). No, ustedes llaman maltratar a tener una conducta fiscal. El llamarlos “degenerados fiscales” (N. de la R.: Milei calificó así a los gobernadores) no es maltrato. Los recursos son de los contribuyentes. Nosotros pretendemos plantar los cimientos para un crecimiento genuino, con base en el equilibrio fiscal y estabilidad monetaria. Luego de que tengamos eso, vamos hacia una economía más ágil, con menos regulaciones. En todos los ámbitos de la vida está el Estado metido que te hace imposible la vida. Yo vengo del sector pyme, conozco lo que es esto. El Estado es una máquina de impedir.
–¿Se puede negociar en este clima de tensión?
–Si no se altera el rumbo, sí. Nos dicen que no negociamos, pero quiero recordarle que de los más de 600 artículos que tuvo originalmente el proyecto de “Ley de bases”, quedó un dictamen con 385. Escuchamos a todos los sectores, vinieron todos los ministros a exponer. Hubo negociación.
–Un dictamen que tuvo más de 150 disidencias evidentemente no fue una negociación exitosa. De hecho, no salió la ley.
–Evidentemente primaron otros intereses. Hubo diputados que dijeron que iban a acompañar y al final no acompañaron. ¿Qué nos dejó en claro esta experiencia? Que unos protegen sus intereses, otros sus privilegios. No tuvieron palabra. Pero bueno, es parte de la vida política, uno se tiene que acostumbrar. Evaluaremos en los próximos días de qué manera vamos a tratar de alcanzar los objetivos que estaban puestos en la ley.
–¿Se puede gobernar sin el Congreso?
–Siempre es importante que el Congreso acompañe con la normativa, porque la fuerza de la ley siempre te da otro respaldo. Pero el Gobierno ha demostrado hasta ahora, en estos setenta y pico de días, que está poniendo sus objetivos y los está cumpliendo. Tuvimos 25% de inflación el primer mes, 20% de segundo mes; febrero estaría alrededor del 15 o menos. Las expectativas positivas crecen, los tipos de cambio están en niveles más bajos de lo que preveían los analistas privados, el mundo nos mira con entusiasmo, empresas e inversores ven en la Argentina un potencial enorme. Esto a algunos no les gusta; ven que este gobierno es exitoso, o va a ser exitoso con el correr de los meses, y eso les preocupa a los sectores políticos. Es cuando nosotros decimos que algunos todavía “no la ven”.
–Sectores opositores sostienen que el oficialismo “no ve” que el ajuste recae con demasiada crudeza en la población más vulnerable y en las clases clase media y media baja. Que al final la casta no es la política ni los grandes empresarios, sino la gente de a pie.
–El Presidente anunció que esto iba a pasar. Cuando vos dejás de inyectarle dinero sin respaldo a la economía tenés un freno. Hay menos actividad económica y esto perjudica a todos los sectores de la economía, no hubo sectores que deliberadamente fueron dejados afuera.
–Sin embargo, durante el debate de la ley ómnibus hubo voces que propusieron dar de baja algunos gastos tributarios que benefician a sectores empresariales, por ejemplo. Eso no se tocó. Son dos puntos del PBI. Lo que plantean es que hay otros caminos para llegar al déficit cero, no solo el de licuar los ingresos.
–Lo de los gastos tributarios, ¿hicieron algo Cristina Kirchner, Mauricio Macri, Alberto Fernández durante sus gobiernos? No. Vamos paso por paso, hemos avanzado mucho y eso va a llegar también. Este es el camino que nosotros hemos emprendido, estamos convencidos de que estas son las medidas necesarias para normalizar la economía y salir. El Presidente lo dijo bien claro desde el principio: vamos a transitar por una suerte de V, tocaremos fondo para luego salir. Y las expectativas son cada día más altas. Los mismos que ahora dicen que llegarían al déficit cero por otros caminos son los que no lo hicieron o fracasaron. Estoy hablando de ambos gobiernos, tanto el de Mauricio Macri como el de Alberto Fernández. Prohibido olvidar.
Aquel optimismo cándido con que Martín Menem asumió la presidencia de la Cámara de Diputados, a principios de diciembre pasado, viró a una actitud más cauta y algo recelosa. Tras el fracaso de la llamada “Ley de bases” en Diputados, Menem desconfía de quienes declaman su voluntad de acompañar al Gobierno en esta crisis y se muestra escéptico respecto de que un pacto con los gobernadores sirva para allanar la sanción de las leyes por venir.
“Yo he visto a muchos decir que están de acuerdo con el equilibrio fiscal y que quieren colaborar para alcanzar esa meta. Pero cuando se les dice que es hora de que pongan su parte, responden: ‘ah no, esa parte es mía’. Son todos generosos hasta el momento en que hay que poner plata o resignar posiciones. Hay una narrativa de generosidad, pero a la hora de los bifes empiezan los tironeos. Es lo que sucede con algunos gobernadores”, reprocha el riojano.
–Usted se considera un hombre de diálogo. ¿Cómo se convive con una persona que hace del “no diálogo” un estilo de hacer política?
–Yo no creo que la forma de Javier Milei sea el de una persona que no dialoga. Estamos en una disputa entre los que necesitan recursos para seguir manteniendo sus necesidades y privilegios y un presidente que está convencido, como todo el gobierno, de que el déficit cero no se negocia. Hasta ahí se puede hablar, se puede dialogar, pero eso no se negocia. Lo que no vamos a tolerar es traspasar esa línea, que es el equilibrio fiscal. Porque eso termina perjudicando la vida de 46 millones de argentinos.
–Los gobernadores aducen que defienden sus territorios y que ellos también fueron votados por la gente, al igual que Milei. Reclaman que la Nación los convoque a una mesa de diálogo, a un pacto fiscal, para que se discuta un reparto equitativo de los recursos.
–Los fondos coparticipables nunca se cortaron desde que asumió Milei.
–Hablo de las transferencias no automáticas, como el fondo para el transporte urbano. El Gobierno suprimió ese fondo para todo el interior del país pero mantiene los subsidios para el área metropolitana. El gobernador de Mendoza, Alfredo Cornejo, que apoyó la ley ómnibus, salió duro contra esta medida por lo inequitativa.
–Los gobernadores tienen que entender que el déficit cero es una meta que está por encima de cualquier otra, por encima de todas, porque es la única que nos va a sacar del desequilibrio fiscal.
–¿Aunque esto implique que el costo lo paguen, por ejemplo, los jubilados con un ajuste del 32% interanual real en sus haberes?
–¿Cuándo empezó a gobernar Milei? A ver, este deterioro es producto de una fórmula de movilidad que viene de la gestión de Alberto Fernández. Este gobierno incluyó dentro de la “Ley de bases” una fórmula que ataba la movilidad a la inflación. Hay que preguntarles a los que no apoyaron el proyecto qué pasó en el camino, porque fue una propuesta del Gobierno mejorada y consensuada con opositores. Acá la catástrofe de los jubilados tiene dos causantes: primero, Cristina Kirchner, que incorporó millones de beneficiarios sin haber aportado. Y segundo esta fórmula de Alberto Fernández, que les hizo perder a los jubilados un 35% desde que asumió.
–¿Está dentro de las prioridades del oficialismo impulsar una nueva fórmula de movilidad jubilatoria en las sesiones ordinarias? La oposición quiere apurar ese debate.
–Se va a trabajar en una fórmula seguramente que les permita a los jubilados recuperar todo lo que han perdido por culpa de Cristina Kirchner, Alberto Fernández y Sergio Massa. Vamos a tratar de que los jubilados no pierdan su poder adquisitivo. Veremos qué nos permiten en el Congreso y si no, se hará lo mejor posible con la actualización que marca la ley y bonos aparte.
–Debe ser difícil en su situación tener que aprobar leyes en minoría en un contexto político tan complejo, en plena tensión con la mayoría de los gobernadores.
–Es una puja que naturalmente impacta en la dinámica parlamentaria. No hay que olvidar que la Argentina viene desde hace tiempo sobregirada, gasta más de lo que recauda. Seguramente muchos políticos, en sus casas, no gastan más de lo que ganan, pero parece que llegan a la política y con dinero ajeno se ponen muy generosos. Es lo que pasó en mi provincia: fue una de las que más recursos recibieron de la Nación y al mismo tiempo fue en donde más creció la pobreza por la mala administración. Las provincias tienen la obligación de administrar los recursos que se tienen, no los que no se tienen. No pueden venir a pretender que la Nación sea la caja boba que siempre financia todos déficits provinciales.
–Hay provincias, sin embargo, que tienen sus números en equilibrio, otras que están realizando sus tareas de ajuste y otras como Chubut, cuyo gobernador heredó una situación crítica de la anterior administración y pide refinanciar su deuda, pero la Nación le quitó fondos coparticipables.
–Es lo mismo que hace Milei, se está haciendo cargo del desastre que dejó Sergio Massa. No dice “esto no lo voy a pagar”. Él (por Milei) está cumpliendo sus compromisos; es lo mismo que tiene que hacer el gobernador (Ignacio) Torres.
–Milei tiene la ventaja de que el FMI está refinanciando la deuda argentina; se nota que el Gobierno cumple estrictamente con el pago de intereses porque ya devengó más de la mitad de la partida presupuestaria. Pero da la impresión de que con los gobernadores Milei no tiene esa flexibilidad.
–Pero las dimensiones son distintas. Es mucho más grave la herencia que recibió la Nación: 14 puntos de déficit versus 1 punto de déficit del conjunto de las provincias. Por escándalo la Nación está haciendo un esfuerzo muchísimo más importante que las provincias.
–La cuestión es cómo se encara la solución de un problema. Milei optó por cortar de cuajo las transferencias a las provincias, sin discriminación, mientras que en 2017 Mauricio Macri fue por el camino de un pacto fiscal en el que ambas partes se comprometían, gradualmente, a reducir sus gastos y bajar impuestos. Los gobernadores denuncian que la Nación los quiere asfixiar y luego, ya debilitados, negociar.
–La respuesta está en su pregunta. ¿Cómo le fue a Macri? Trajo de nuevo al kirchnerismo. O sea que fracasó.
–Entonces el método es tenerlos cortos a los gobernadores, maltratarlos…
–(Interrumpe). No, ustedes llaman maltratar a tener una conducta fiscal. El llamarlos “degenerados fiscales” (N. de la R.: Milei calificó así a los gobernadores) no es maltrato. Los recursos son de los contribuyentes. Nosotros pretendemos plantar los cimientos para un crecimiento genuino, con base en el equilibrio fiscal y estabilidad monetaria. Luego de que tengamos eso, vamos hacia una economía más ágil, con menos regulaciones. En todos los ámbitos de la vida está el Estado metido que te hace imposible la vida. Yo vengo del sector pyme, conozco lo que es esto. El Estado es una máquina de impedir.
–¿Se puede negociar en este clima de tensión?
–Si no se altera el rumbo, sí. Nos dicen que no negociamos, pero quiero recordarle que de los más de 600 artículos que tuvo originalmente el proyecto de “Ley de bases”, quedó un dictamen con 385. Escuchamos a todos los sectores, vinieron todos los ministros a exponer. Hubo negociación.
–Un dictamen que tuvo más de 150 disidencias evidentemente no fue una negociación exitosa. De hecho, no salió la ley.
–Evidentemente primaron otros intereses. Hubo diputados que dijeron que iban a acompañar y al final no acompañaron. ¿Qué nos dejó en claro esta experiencia? Que unos protegen sus intereses, otros sus privilegios. No tuvieron palabra. Pero bueno, es parte de la vida política, uno se tiene que acostumbrar. Evaluaremos en los próximos días de qué manera vamos a tratar de alcanzar los objetivos que estaban puestos en la ley.
–¿Se puede gobernar sin el Congreso?
–Siempre es importante que el Congreso acompañe con la normativa, porque la fuerza de la ley siempre te da otro respaldo. Pero el Gobierno ha demostrado hasta ahora, en estos setenta y pico de días, que está poniendo sus objetivos y los está cumpliendo. Tuvimos 25% de inflación el primer mes, 20% de segundo mes; febrero estaría alrededor del 15 o menos. Las expectativas positivas crecen, los tipos de cambio están en niveles más bajos de lo que preveían los analistas privados, el mundo nos mira con entusiasmo, empresas e inversores ven en la Argentina un potencial enorme. Esto a algunos no les gusta; ven que este gobierno es exitoso, o va a ser exitoso con el correr de los meses, y eso les preocupa a los sectores políticos. Es cuando nosotros decimos que algunos todavía “no la ven”.
–Sectores opositores sostienen que el oficialismo “no ve” que el ajuste recae con demasiada crudeza en la población más vulnerable y en las clases clase media y media baja. Que al final la casta no es la política ni los grandes empresarios, sino la gente de a pie.
–El Presidente anunció que esto iba a pasar. Cuando vos dejás de inyectarle dinero sin respaldo a la economía tenés un freno. Hay menos actividad económica y esto perjudica a todos los sectores de la economía, no hubo sectores que deliberadamente fueron dejados afuera.
–Sin embargo, durante el debate de la ley ómnibus hubo voces que propusieron dar de baja algunos gastos tributarios que benefician a sectores empresariales, por ejemplo. Eso no se tocó. Son dos puntos del PBI. Lo que plantean es que hay otros caminos para llegar al déficit cero, no solo el de licuar los ingresos.
–Lo de los gastos tributarios, ¿hicieron algo Cristina Kirchner, Mauricio Macri, Alberto Fernández durante sus gobiernos? No. Vamos paso por paso, hemos avanzado mucho y eso va a llegar también. Este es el camino que nosotros hemos emprendido, estamos convencidos de que estas son las medidas necesarias para normalizar la economía y salir. El Presidente lo dijo bien claro desde el principio: vamos a transitar por una suerte de V, tocaremos fondo para luego salir. Y las expectativas son cada día más altas. Los mismos que ahora dicen que llegarían al déficit cero por otros caminos son los que no lo hicieron o fracasaron. Estoy hablando de ambos gobiernos, tanto el de Mauricio Macri como el de Alberto Fernández. Prohibido olvidar.
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El Presidente le da forma a su mensaje de mañana ante la Asamblea; revisará la herencia económica y anticipará “meses duros”; habrá un amplio operativo de seguridad
Cecilia DevannaXEl atril, al estilo estadounidense, que fue colocado ayer frente al estrado de la presidencia de Diputados
Los preparativos para el discurso de apertura del año legislativo del presidente Javier Milei, previsto para mañana a las 21, avanzan en todos los niveles: político, de seguridad y protocolar. El mandatario, que mantiene su agenda activa y ayer tuvo reuniones con los legisladores de su espacio y un almuerzo con Cristian Ritondo, jefe de la bancada de Pro, trabajará en el armado de su mensaje a lo largo de las próximas horas. Según aseguran estrechos colaboradores del mandatario en el discurso no se espera que haya anuncios económicos específicos y, en principio, tampoco la mención de nombres propios. Pero sí “una sorpresa”, prometen, guardada bajo siete llaves.
El mensaje tendrá una cierta “espectacularidad”, adelantan, y se extenderá a lo largo de casi 40 minutos.
Habrá alusiones a irregularidades que se encontraron de la gestión anterior. Pero deslizan: “No todo, porque la gente se va a dormir”. Los resultados de auditorías ordenadas en diferentes áreas son “demoledores”, afirman. “Donde mirás hay un desastre, una caja, un curro”, resumió días atrás a otra importante voz libertaria.
En el discurso también se prevé que el jefe del Estado explique la herencia económica, política y el estado de situación en que recibió el país en diciembre último, tras cuatro años del gobierno de Alberto Fernández. “No solo en términos macro”, adelantan.
Milei pronunciará su mensaje en medio de un clima de tensión luego de las profundas diferencias que marcó con los legisladores tras el fallido debate de la ley ómnibus, herramienta central para la administración libertaria. El mandatario llamó “nido de ratas” a la Cámara baja y tildó de “extorsionadores” y “coimeros” a los diputados. A eso se sumó la escalada de cruces con los gobernadores, principalmente con el de Chubut, Ignacio Torres, que recibió un respaldo casi unánime de sus pares. Ayer, en la Casa Rosada, no dudaban en afirmar que Torres “bajó un cambio” en las últimas horas y que los mandatarios que se alinearon casi instantáneamente con él “se comieron un chasco”.
A nivel conceptual, en el discurso, destacan que el líder libertario explicará “las medidas que se tomaron en estos poco más de dos meses de gestión” y se descuenta un casi seguro cuestionamiento a la dirigencia política. En tanto que para el final, se prevé “una sorpresa”, aunque, como en todo lo demás, evitan los detalles.
Cuando le hable a la sociedad, se espera que el Presidente explique las decisiones que está tomando para ingresar a los que sus funcionarios definen como “el proceso de la corrección de la macro [economía]”, en la que admiten que se esperan “meses duros”, pero confían que está “la luz al final del túnel”.
En las filas libertarias hay optimismo respecto de que se vuelva a tratar la denominada “Ley de bases”. Sostienen que, “más tarde o más temprano, se va a aprobar”. Con confianza, y pese a la tensión que el Gobierno construyó incluso con la oposición dialoguista, aseguran: “Hay un escenario para lograr la aprobación a libro cerrado”. Pero evitan dar mayores explicaciones. Recién después, admiten, se podría discutir la cuestión fiscal, principal eje de tensión con las provincias.
Milei dará su discurso en el recinto de la Cámara baja y no afuera, en la explanada del Congreso –se trata de un “acto cuyo formato institucional está determinado”, explican en el Gobierno–, pero el operativo de seguridad será similar al del acto de diciembre pasado.
En la tarde de anteayer hubo una reunión por ese operativo. Participaron la Casa Militar, encargada de la seguridad presidencial y coordinadora del dispositivo, bajo la órbita de Alejandro Guglielmi; el secretario de Seguridad Nacional, Vicente Ventura Barreiro, y representantes de las cuatro fuerzas federales: Policía Federal, Prefectura Naval, Gendarmería Nacional y Policía de Seguridad Aeroportuaria. También estarán afectados al operativo la Policía de la Ciudad, el SAME y las áreas de tránsito.
Se estableció que mañana se pondrán a disposición unos 5000 efectivos de seguridad. Según aseguraron fuentes del área, aún no está definido si Milei irá al Congreso desde Casa Rosada o desde Olivos, aunque parece tener más posibilidades la primera opción. De cualquier modo, ya está establecido que se vallará toda la Avenida de Mayo desde la sede de Gobierno hasta el Parlamento. La avenida Callao lo estará hasta la intersección con Perón y desde la avenida Rivadavia hasta la de Belgrano, a cuatro cuadras de allí. A la salida del Congreso, el mandatario tendrá la presencia del Regimiento de Granaderos, también a la altura de la calle Perón.
En referencia al cambio de horario del discurso, que históricamente se hizo a las 12, en el oficialismo apuntan a que siguieron una lógica que “se usa en otros países del mundo” y admiten que, por sobre todas las cosas, hablar a las 21 “asegura un pico de rating”. El canal de comunicación de Milei “con la gente es la televisión y las redes sociales, y así nos aseguramos de que la mayor cantidad de personas lo puedan ver”, argumentan en el oficialismo.
Sobre el clima político en el interior del recinto, en las filas libertarias afirman que esperan “insultos y carteles del kirchnerismo” y aseguran que días atrás les llegó el rumor de que diputados de Juntos por el Cambio (JxC) podían llegar a levantarse de sus bancas en caso de que el mandatario arremeta, como se descuenta que hará, contra ellos o algunos de sus últimos movimientos. Esas actitudes podrían venir “del radicalismo o la Coalición Cívica”, conjeturan en la Casa Rosada.
En las filas libertarias juran no temer a posibles cacerolazos durante o luego del mensaje presidencial. “Cuando los hubo fueron pocos y no espontáneos”, afirman. Tampoco temen la posible presencia en la calle de sectores de izquierda o ligados a los movimientos sociales. “Para ellos está fuera del horario laboral”, ironizan.
A Milei, cuentan, nada de eso lo afecta. Por el contrario, quienes conocen de cerca al Presidente repiten con convicción una frase: “A mayor presión, él funciona mejor”.
Los preparativos para el discurso de apertura del año legislativo del presidente Javier Milei, previsto para mañana a las 21, avanzan en todos los niveles: político, de seguridad y protocolar. El mandatario, que mantiene su agenda activa y ayer tuvo reuniones con los legisladores de su espacio y un almuerzo con Cristian Ritondo, jefe de la bancada de Pro, trabajará en el armado de su mensaje a lo largo de las próximas horas. Según aseguran estrechos colaboradores del mandatario en el discurso no se espera que haya anuncios económicos específicos y, en principio, tampoco la mención de nombres propios. Pero sí “una sorpresa”, prometen, guardada bajo siete llaves.
El mensaje tendrá una cierta “espectacularidad”, adelantan, y se extenderá a lo largo de casi 40 minutos.
Habrá alusiones a irregularidades que se encontraron de la gestión anterior. Pero deslizan: “No todo, porque la gente se va a dormir”. Los resultados de auditorías ordenadas en diferentes áreas son “demoledores”, afirman. “Donde mirás hay un desastre, una caja, un curro”, resumió días atrás a otra importante voz libertaria.
En el discurso también se prevé que el jefe del Estado explique la herencia económica, política y el estado de situación en que recibió el país en diciembre último, tras cuatro años del gobierno de Alberto Fernández. “No solo en términos macro”, adelantan.
Milei pronunciará su mensaje en medio de un clima de tensión luego de las profundas diferencias que marcó con los legisladores tras el fallido debate de la ley ómnibus, herramienta central para la administración libertaria. El mandatario llamó “nido de ratas” a la Cámara baja y tildó de “extorsionadores” y “coimeros” a los diputados. A eso se sumó la escalada de cruces con los gobernadores, principalmente con el de Chubut, Ignacio Torres, que recibió un respaldo casi unánime de sus pares. Ayer, en la Casa Rosada, no dudaban en afirmar que Torres “bajó un cambio” en las últimas horas y que los mandatarios que se alinearon casi instantáneamente con él “se comieron un chasco”.
A nivel conceptual, en el discurso, destacan que el líder libertario explicará “las medidas que se tomaron en estos poco más de dos meses de gestión” y se descuenta un casi seguro cuestionamiento a la dirigencia política. En tanto que para el final, se prevé “una sorpresa”, aunque, como en todo lo demás, evitan los detalles.
Cuando le hable a la sociedad, se espera que el Presidente explique las decisiones que está tomando para ingresar a los que sus funcionarios definen como “el proceso de la corrección de la macro [economía]”, en la que admiten que se esperan “meses duros”, pero confían que está “la luz al final del túnel”.
En las filas libertarias hay optimismo respecto de que se vuelva a tratar la denominada “Ley de bases”. Sostienen que, “más tarde o más temprano, se va a aprobar”. Con confianza, y pese a la tensión que el Gobierno construyó incluso con la oposición dialoguista, aseguran: “Hay un escenario para lograr la aprobación a libro cerrado”. Pero evitan dar mayores explicaciones. Recién después, admiten, se podría discutir la cuestión fiscal, principal eje de tensión con las provincias.
Milei dará su discurso en el recinto de la Cámara baja y no afuera, en la explanada del Congreso –se trata de un “acto cuyo formato institucional está determinado”, explican en el Gobierno–, pero el operativo de seguridad será similar al del acto de diciembre pasado.
En la tarde de anteayer hubo una reunión por ese operativo. Participaron la Casa Militar, encargada de la seguridad presidencial y coordinadora del dispositivo, bajo la órbita de Alejandro Guglielmi; el secretario de Seguridad Nacional, Vicente Ventura Barreiro, y representantes de las cuatro fuerzas federales: Policía Federal, Prefectura Naval, Gendarmería Nacional y Policía de Seguridad Aeroportuaria. También estarán afectados al operativo la Policía de la Ciudad, el SAME y las áreas de tránsito.
Se estableció que mañana se pondrán a disposición unos 5000 efectivos de seguridad. Según aseguraron fuentes del área, aún no está definido si Milei irá al Congreso desde Casa Rosada o desde Olivos, aunque parece tener más posibilidades la primera opción. De cualquier modo, ya está establecido que se vallará toda la Avenida de Mayo desde la sede de Gobierno hasta el Parlamento. La avenida Callao lo estará hasta la intersección con Perón y desde la avenida Rivadavia hasta la de Belgrano, a cuatro cuadras de allí. A la salida del Congreso, el mandatario tendrá la presencia del Regimiento de Granaderos, también a la altura de la calle Perón.
En referencia al cambio de horario del discurso, que históricamente se hizo a las 12, en el oficialismo apuntan a que siguieron una lógica que “se usa en otros países del mundo” y admiten que, por sobre todas las cosas, hablar a las 21 “asegura un pico de rating”. El canal de comunicación de Milei “con la gente es la televisión y las redes sociales, y así nos aseguramos de que la mayor cantidad de personas lo puedan ver”, argumentan en el oficialismo.
Sobre el clima político en el interior del recinto, en las filas libertarias afirman que esperan “insultos y carteles del kirchnerismo” y aseguran que días atrás les llegó el rumor de que diputados de Juntos por el Cambio (JxC) podían llegar a levantarse de sus bancas en caso de que el mandatario arremeta, como se descuenta que hará, contra ellos o algunos de sus últimos movimientos. Esas actitudes podrían venir “del radicalismo o la Coalición Cívica”, conjeturan en la Casa Rosada.
En las filas libertarias juran no temer a posibles cacerolazos durante o luego del mensaje presidencial. “Cuando los hubo fueron pocos y no espontáneos”, afirman. Tampoco temen la posible presencia en la calle de sectores de izquierda o ligados a los movimientos sociales. “Para ellos está fuera del horario laboral”, ironizan.
A Milei, cuentan, nada de eso lo afecta. Por el contrario, quienes conocen de cerca al Presidente repiten con convicción una frase: “A mayor presión, él funciona mejor”.
http://indecquetrabajaiii.blogspot.com.ar/. INDECQUETRABAJA
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