Cómo es el documental musical y motoquero que la banda estrena el jueves en los cines.
El documental ideado y producido por la banda que lidera Gustavo “Chizzo” Napoli se estrena pasado mañana
Sebastián ChavesLos rockeros con sus motos cumpliendo con un mandato casi místico
“El viaje empezó hace rato”, dice la voz de Chizzo, con el pitch bajo, como un pensamiento que puede venir desde el más allá o desde bien adentro. Así se narra Totalmente poseídos, el documental de La Renga que se estrenará pasado mañana en los cines de todo el país y muestra al grupo recorriendo gran parte de la Argentina en moto, en el contexto de la gira presentación de Alejado de la red, su último disco.
Músicos y gran parte del staff llegan en moto al lugar donde por la noche tocarán para más de 40.000 personas. Bajo esa premisa, la de un grupo de amigos cada vez más grande, que además son la banda más convocante y federal del rock argentino, se sostiene el largometraje. La puesta a punto de las máquinas, con primeros planos a caños de escape, tuercas y con el rugido de los motores como música de fondo, da comienzo a la travesía, que los llevará por paisajes del noroeste argentino, Cuyo y el centro del país.
“Una banda de rock, cinco talleres de customización, diez provincias, cinco mil kilómetros en dos ruedas, más de un millón de personas palpitándolo en vivo”, anuncia el tráiler del documental a modo de resumen numérico de una odisea a la que cualquier cifra le queda fría. Porque lo que se muestra es la camaradería del grupo y las inmensidades de la Argentina de tierra adentro.
Para La Renga, que desde Despedazado por mil partes (1996) ha mostrado influencias de Carlos Castaneda y sus viajes psicodélicos, actúa como continuidad de esa impronta y la posibilidad ahora de plasmar en imágenes esa relación simbiótica de los músicos con el entorno natural de las montañas, valles y quebradas del país. De ahí que la inclusión en la banda de sonido de una versión en vivo de “Psilocybe mexicana”, el pseudo reggae en el que Chizzo menciona una gran cantidad de plantas alucinógenas, tenga su razón de ser.
Así también suena “Montaña Roja”, mientras la banda se adentra en La Rioja, uno de los momentos más logrados de todo el documental. Tan simple como un plano abierto de los grandes cañadones riojanos mientras la banda deja todo para que Chizzo cante eso de que “La profundidad que se elevó / llevará de mí lo que queda / hacia las cumbres”. Y cuando no se escucha a la banda tocar, el relato lo lleva también Chizzo Nápoli, pero en off, leyendo una suerte de diario de viaje, con reflexiones sobre aquello que le provoca la psicogeografía de cada lugar.
De la misma manera que lo hace cuando presenta los temas en vivo, los textos van colando nombres o frases de canciones bien conocidas del grupo. A modo de regalo para los más fanáticos, también suenan durante el documental tres temas inéditos: “Buena ruta, hermano”, “Ese lugar de ninguna parte” y “En la banquina de algún lado”. Según le dijo Gaby Goncalves, el histórico manager de la banda, a Ayelén Velázquez en Radio Mega (FM 98.3), por el momento las canciones solo son para la película, ya que fueron grabadas y mezcladas para cine. Aunque no descartó que se publiquen como lanzamientos en las plataformas en un futuro cercano.
Totalmente poseídos, que desde el adverbio en el título remite a Insoportablemente vivo (2001), muestra costumbres y costumbrismos de una banda que se entrega al andar tanto como al hacer rock. El casco de Nélida Iglesias, una histórica motoquera a quien La Renga le dedicó la canción “Motoralmaysangre” en el disco La esquina del infinito (2000), acompaña como “santo grial”, así le llaman ellos, a todo el equipo durante el viaje. Por supuesto, también suena el tema en cuestión durante la película. A la manera del “Born To Be Wild” de Steppenwolf, el clásico himno motoquero que La Renga versionó en sus inicios, el grupo sostiene también el imaginario beatnik de viajar para descubrirse a uno mismo y reforzar lazos fraternos. Por eso en el documental se los ve haciendo asados, pizzas a la parrilla y sumándose a bandas locales para tocar en una terraza y también zapando para el resto del equipo a la vera de un río.
La famosa ruta 40, de la que recorren un tramo, da pie a que suene una versión en vivo de... “Ruta 40”. “Rodarás en mí, para ver / qué tan lejos podía ser / Está por acá, no lo ves / el lugar ese al que quieres ir”, canta Chizzo para dejar en claro que todo viaje es, también, una introspección.
Para La Renga, la Argentina es un país entero y su federalismo lo expresa en la praxis. La Renga toma la ruta, llega y toca. Sea donde sea, la gira los tuvo literalmente yendo de Jujuy a Tierra del Fuego. Tal vez sin desearlo explícitamente, sin planteárselo, lo cual lo hace más genuino. En ese andar por las rutas del país, pasando de una a otra para abrazar cada cultura y paisaje sin más pretensiones que el disfrute, hay una acción que hoy es poesía. El mapa por el que trazaron el recorrido con un marcador azul es una red de la que no quieren alejarse, sino todo lo contrario, se dejan atrapar por ella.
Sobre el final, las motos entran al Estadio Único Diego Armando Maradona de La Plata, como punto final de esa parte de la gira, que empezó en febrero de 2022 y terminó en abril de ese año. Así, el recorrido que tuvo partida del conurbano bonaerense y atravesó medio país, los trajo de vuelta a la provincia de Buenos Aires. “Solo hace falta un mundo para dar una vuelta”, dice la voz de Chizzo casi como conclusión final. Las fotos de archivo que muestran los primeros viajes en moto que hicieron los miembros del grupo dan cuenta de que esa vuelta por el país empezó hace más de 30 años. Y sigue girando
“El viaje empezó hace rato”, dice la voz de Chizzo, con el pitch bajo, como un pensamiento que puede venir desde el más allá o desde bien adentro. Así se narra Totalmente poseídos, el documental de La Renga que se estrenará pasado mañana en los cines de todo el país y muestra al grupo recorriendo gran parte de la Argentina en moto, en el contexto de la gira presentación de Alejado de la red, su último disco.
Músicos y gran parte del staff llegan en moto al lugar donde por la noche tocarán para más de 40.000 personas. Bajo esa premisa, la de un grupo de amigos cada vez más grande, que además son la banda más convocante y federal del rock argentino, se sostiene el largometraje. La puesta a punto de las máquinas, con primeros planos a caños de escape, tuercas y con el rugido de los motores como música de fondo, da comienzo a la travesía, que los llevará por paisajes del noroeste argentino, Cuyo y el centro del país.
“Una banda de rock, cinco talleres de customización, diez provincias, cinco mil kilómetros en dos ruedas, más de un millón de personas palpitándolo en vivo”, anuncia el tráiler del documental a modo de resumen numérico de una odisea a la que cualquier cifra le queda fría. Porque lo que se muestra es la camaradería del grupo y las inmensidades de la Argentina de tierra adentro.
Para La Renga, que desde Despedazado por mil partes (1996) ha mostrado influencias de Carlos Castaneda y sus viajes psicodélicos, actúa como continuidad de esa impronta y la posibilidad ahora de plasmar en imágenes esa relación simbiótica de los músicos con el entorno natural de las montañas, valles y quebradas del país. De ahí que la inclusión en la banda de sonido de una versión en vivo de “Psilocybe mexicana”, el pseudo reggae en el que Chizzo menciona una gran cantidad de plantas alucinógenas, tenga su razón de ser.
Así también suena “Montaña Roja”, mientras la banda se adentra en La Rioja, uno de los momentos más logrados de todo el documental. Tan simple como un plano abierto de los grandes cañadones riojanos mientras la banda deja todo para que Chizzo cante eso de que “La profundidad que se elevó / llevará de mí lo que queda / hacia las cumbres”. Y cuando no se escucha a la banda tocar, el relato lo lleva también Chizzo Nápoli, pero en off, leyendo una suerte de diario de viaje, con reflexiones sobre aquello que le provoca la psicogeografía de cada lugar.
De la misma manera que lo hace cuando presenta los temas en vivo, los textos van colando nombres o frases de canciones bien conocidas del grupo. A modo de regalo para los más fanáticos, también suenan durante el documental tres temas inéditos: “Buena ruta, hermano”, “Ese lugar de ninguna parte” y “En la banquina de algún lado”. Según le dijo Gaby Goncalves, el histórico manager de la banda, a Ayelén Velázquez en Radio Mega (FM 98.3), por el momento las canciones solo son para la película, ya que fueron grabadas y mezcladas para cine. Aunque no descartó que se publiquen como lanzamientos en las plataformas en un futuro cercano.
Totalmente poseídos, que desde el adverbio en el título remite a Insoportablemente vivo (2001), muestra costumbres y costumbrismos de una banda que se entrega al andar tanto como al hacer rock. El casco de Nélida Iglesias, una histórica motoquera a quien La Renga le dedicó la canción “Motoralmaysangre” en el disco La esquina del infinito (2000), acompaña como “santo grial”, así le llaman ellos, a todo el equipo durante el viaje. Por supuesto, también suena el tema en cuestión durante la película. A la manera del “Born To Be Wild” de Steppenwolf, el clásico himno motoquero que La Renga versionó en sus inicios, el grupo sostiene también el imaginario beatnik de viajar para descubrirse a uno mismo y reforzar lazos fraternos. Por eso en el documental se los ve haciendo asados, pizzas a la parrilla y sumándose a bandas locales para tocar en una terraza y también zapando para el resto del equipo a la vera de un río.
La famosa ruta 40, de la que recorren un tramo, da pie a que suene una versión en vivo de... “Ruta 40”. “Rodarás en mí, para ver / qué tan lejos podía ser / Está por acá, no lo ves / el lugar ese al que quieres ir”, canta Chizzo para dejar en claro que todo viaje es, también, una introspección.
Para La Renga, la Argentina es un país entero y su federalismo lo expresa en la praxis. La Renga toma la ruta, llega y toca. Sea donde sea, la gira los tuvo literalmente yendo de Jujuy a Tierra del Fuego. Tal vez sin desearlo explícitamente, sin planteárselo, lo cual lo hace más genuino. En ese andar por las rutas del país, pasando de una a otra para abrazar cada cultura y paisaje sin más pretensiones que el disfrute, hay una acción que hoy es poesía. El mapa por el que trazaron el recorrido con un marcador azul es una red de la que no quieren alejarse, sino todo lo contrario, se dejan atrapar por ella.
Sobre el final, las motos entran al Estadio Único Diego Armando Maradona de La Plata, como punto final de esa parte de la gira, que empezó en febrero de 2022 y terminó en abril de ese año. Así, el recorrido que tuvo partida del conurbano bonaerense y atravesó medio país, los trajo de vuelta a la provincia de Buenos Aires. “Solo hace falta un mundo para dar una vuelta”, dice la voz de Chizzo casi como conclusión final. Las fotos de archivo que muestran los primeros viajes en moto que hicieron los miembros del grupo dan cuenta de que esa vuelta por el país empezó hace más de 30 años. Y sigue girando
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