jueves, 19 de septiembre de 2024

REVOLUCIÓN Y EDITORIAL


El mundo se transforma y ya no tendremos aquellos líderes que extrañamos
Poderosas nuevas generaciones motivan un cambio cultural que modifica la organización social; hay un divorcio entre dos modelos de liderazgo: el “socioempresarial” y el político

Marcelo Elizondo
Los nuevos líderes mundiales..Alfredo Sábat
El mundo vive transformaciones sustanciales. Una de ellas es una revolución sociológica (entendiendo a la sociología como la ciencia de las interrelaciones humanas) por la que poderosas nuevas generaciones están motivando un cambio cultural que modifica la organización social. La gran inmigración mundial es generacional.
Puede caracterizarse a los miembros de esas nuevas generaciones (la media de la edad planetaria es 30,4 años) con 7 parámetros vinculados entre sí: son globales (la nueva globalización no es ya la de las empresas, sino la de las personas individuales), no responden a organizaciones tradicionales (que ya no los contienen), son intensamente digitalizados (trascendiendo ámbitos físicos propios de generaciones anteriores) y conceden valor a bienes intangibles y deslocalizados que compiten con los tradicionales bienes tangibles predominantes en el siglo XX, modifican patrones culturales de base en las comunidades (incluidos ciertos valores éticos), son móviles (no valoran la pertenencia o la continuidad, sino que prefieren los reinicios), son neocognitivos (adquieren predominantemente conocimientos diferentes de los que fueron útiles y lo hacen a través de nuevas fuentes –como las redes sociales– y no de medios tradicionales como institutos educativos) y son crecientemente despolitizados.
Como consecuencia, ocurre en el planeta un divorcio entre dos modelos de liderazgo: el liderazgo “socioempresarial”, por un lado, y el liderazgo político, por otro. Vivimos la emergencia global de exitosos hiperempresarios y neoemprendedores disruptivos (que transforman la vida humana a través de innovaciones legitimadas por consumidores cada día) frente a la crisis de la política convencional, el vaciamiento de instituciones tradicionales y el malhumor emergente en diversos grupos sociales –en países ricos y también en los pobres–.
En ese trayecto van desapareciendo aquellos buenos líderes políticos generalistas, integradores y transversales que hoy son desplazados por otros con características de encargados sectoriales (muchas veces sectarios) de impulsar preferencias específicas de grupos de ciudadanos. Lo que lleva a incomodidades, discordias, desencuentros y polémicas en muchos lugares, incluida la Argentina.
A la vez, emergen exitosamente influyentes líderes “socioeconómicos” que no son políticos, no actúan con el poder institucional, no mueven ejércitos ni organizaciones formalizadas, no tienen partidos ni operadores ni publican sus consignas en panfletos. Son empresarios, artistas, influyentes, innovadores. Y, aun no siendo políticos, adquieren poder social al ser elegidos (legitimados) cotidianamente a través de los instrumentos de mercado provistos por la revolución tecnológica.
Por caso, las personas (globalmente) más seguidas en las redes sociales son Cristiano Ronaldo, Selena Gómez, Justin Bieber, Taylor Swift y Ariana Grande. Y aun si consideramos la red menos sometida a la influencia juvenil, que es X (ex Twitter), el más popular allí es Elon Musk (dueño de esta y de Starlink). El que, además –según Anil Agarwal–, lidera la elite de empresarios más famosos seguido de otros constructores del orden nuevo, como Jeff Bezos (Amazon), Mark Zuckerberg (Meta), Larry Ellison (Oracle) y Larry Page (Google). Entre las personas más influyentes del mundo según la revista Time hay artistas como la cantante y fundadora de una plataforma editorial Dua Lipa, figuras como la actriz Taraji P. Henson, innovadores como Jensen Huang (Nvidia) y referentes como Julia Navalnaya (viuda del opositor ruso muerto Alexei Navalny). Se ha cambiado de líderes.
Explica Michael Pohl (para Triangility) que el liderazgo tradicional se caracteriza por la autoridad, la jerarquía y el control, mientras que el moderno se desarrolla en organizaciones horizontales, es cooperativo, desconcentra la autoridad, es humilde y flexible. Y elabora el especialista en liderazgo Jacob Morgan un listado de cualidades del nuevo liderazgo, entre las que están la admisión de la vulnerabilidad, la ética en el trabajo, experiencia operativa, destrezas específicas para cada tarea determinada, la alta tecnologización y el futurismo.
Pues la acción política convencional (que apunta al promedio, es generalista, actúa procesalmente y está urgida por el corto plazo) tiene enormes dificultades para operar con las nuevas condiciones. Y, probablemente, por esta dicotomía es que muchas sociedades, descontentas, han comenzado a buscar para la política a un tercer tipo: los reactivos. Proliferan últimamente los líderes divisivos y controversiales –y ya no consensuales–, que se enfocan en algunos asuntos prácticos y desatienden viejos consensos, aun exponiéndose a rápidas impopularidades, y entran en conflicto con el prototipo de la política tradicional.
Cabe suponer que esto es consecuencia de 4 factores concurrentes: la vigencia de los nuevos paradigmas sociales, la emergencia de los nuevos fenómenos públicos no estatales (que abordan lo social desde lo no gubernamental), la pérdida de eficacia del poder político tradicional y la consecuente reacción popular.
El liderazgo político está en crisis por varias razones. En primer lugar, la política es nacional y las sociedades nacionales ya no son tan homogéneas porque la internacionalización digitalizada de los ciudadanos los hizo adherir a colectivos (consignas, principios, creencias) supranacionales que coinciden en el espacio virtual, pero los enfrentan con los distintos en lo local. En segundo lugar, los asuntos de mayor interés de los nuevos ciudadanos no son políticos: dice Gerd Leonhard que hay en curso en el planeta 3 transformaciones que lo están cambiando: la digital, la sustentable y la propositiva; esta última supone que el propósito de vida de muchos está variando desde la búsqueda de éxito o riqueza hacia la búsqueda de sentido de la vida (y ello se vincula con asuntos íntimos más que públicos). En tercer lugar, las nuevas generaciones legitiman en sus acciones cotidianas liderazgos con cualidades impropias de la política (horizontales, operativos, adaptativos, de corta duración, cercanos) y la política ha quedado atrapada por lo que en su momento fueron sus virtudes y hoy son límites: burocracia, jerarquía, superioridad, generalidad.
Así, probablemente ya no tendremos aquellos líderes providenciales del siglo XX que, por otra parte, surgían de un sistema hoy ya inexistente. Dice Yuval N. Harari que los humanos tenemos una capacidad que no tiene otra especie: la de construir ficciones. Pues el poder político ha sido una de ellas. Y la generación del liderazgo superiorista, también. ¿Serían hoy iguales líderes aquellos que fueron admirados en el siglo XX basándose en grandes capacidades políticas, pero, a la vez, escondiendo defectos, ocultando debilidades, maquillando vulnerabilidades, cuando hoy un dron espía, un indiscreto testigo o un video casero rompen lo otrora irrompible? ¿No estamos ante una nueva condición que hace imposible lo que antes se valió de virtudes, pero también de aquellas condiciones de otra edad tecnológica?
Luego, no es extraño que los electorados se vean confundidos, se desilusionen rápido con sus autoridades (que, aunque quieran, no pueden lograr los mismos resultados acudiendo a las mismas herramientas) y, cuando deben elegir, opten (según el caso) por líderes divisivos o parcialistas, reactivos, enojados u oferentes de soluciones prácticas y no de grandes ideales. Porque hay una caja de herramientas que nos está quedando vieja. Y el mundo debe pensar en algo nuevo.

Especialista en asuntos internacionales

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Tasas municipales en las facturas de servicios
La transparencia fiscal exige que los municipios dejen de recaudar distintas cargas a través de las boletas del gas, la energía y el agua
El fuerte crecimiento del aparato estatal argentino tuvo en los municipios un actor destacado. Ha habido naturalmente excepciones, pero desde el año 2000 hasta el presente el empleo público municipal en su conjunto creció un 103%, mientras que en las provincias y la Nación los incrementos fueron del 73% y el 70%, respectivamente. Se trata de aumentos inexplicables e injustificados en tiempos en que las burocracias administrativas son crecientemente sustituidas por la digitalización.
La organización federal establecida en la Constitución nacional determina responsabilidades de distinto rango en los tres niveles de gobierno. En el menor de ellos, representado por los municipios, las funciones alcanzan mayor especificidad en cuanto al límite territorial, así como a las tareas y servicios realizados. También es posible identificar cuáles son los ciudadanos beneficiados por cada actividad municipal y cuál es la magnitud de ese beneficio. Por eso es que la mayor parte de los ingresos deben responder a una contraprestación en dinero proporcionada al beneficio recibido. La denominación de “tasa” es la apropiada para el caso. Pero ocurre que los municipios de la Argentina han adoptado en forma creciente modos de recaudación que nada tienen que ver con esa relación, sino que recurren a las nefastas prácticas fiscales que son aplicadas al cobro de impuestos sin destino específico.
El tipo de gravámenes municipales cargados como un porcentaje sobre las facturas de gas, energía o agua no pueden compararse con el impuesto al valor agregado (IVA) u otros impuestos sobre consumos. La facilidad y el menor costo de recaudación, así como la menor evasión, han impulsado esta práctica.
Pero no corresponde que los municipios recauden a través de cargas incorporadas al cobro de las facturas de los servicios públicos. Producen una distorsión de precios relativos y quitan competitividad al sector productivo. Así acertadamente lo entendió el ministro de Economía, Luis Caputo, al anunciar la decisión de prohibir esta práctica y convalidar luego este anuncio con la resolución 267/2024 de la Secretaría de Comercio, publicada el 11 del actual. La disposición no incluye las tasas que se cobran a los comercios en contraprestación de servicios, como es el caso de Seguridad e Higiene, aunque en todo caso se exige allí una proporcionalidad razonable. La nueva resolución se apoya en la ley de defensa del consumidor, apela a las penalidades establecidas por esta y ha fijado un plazo de 30 días para adecuarse.
La razonabilidad de la resolución del Ministerio de Economía se funda en la necesidad de garantizar la transparencia fiscal, al tiempo que plantea el principio de que cada uno se haga cargo de cobrar exclusivamente lo que le corresponde.
Esta medida, tendiente a separar el cobro de tasas municipales de las facturas de servicios públicos, además de disminuir la morosidad en el pago de estos últimos, se relaciona con el régimen de transparencia fiscal al consumidor, sancionado dentro de la llamada Ley Bases por el Congreso de la Nación. Esta última iniciativa, impulsada fuertemente por la asociación civil Lógica, propicia la inclusión en tickets, facturas y comprobantes emitidos en todo el país del detalle desglosado de los impuestos que abona el consumidor en cualquier compra de bienes y servicios. Se trata de una práctica que se ampara en el artículo 42 de la Constitución nacional, según el cual “los usuarios tienen derecho a la información adecuada y veraz”.
La reacción de intendentes y de gran parte de los gobernadores no se hizo esperar. La oposición de mayor peso a la decisión del Ministerio de Economía de la Nación de prohibir la inclusión de tasas municipales en las facturas de gas, energía y agua se ha producido en la provincia de Buenos Aires con el impulso de su gobernador, Axel Kicillof. Allí está vigente desde 1991 la ley provincial 10.740, que faculta a los municipios a firmar convenios de cobro con prestadoras de servicios. Incluso, algunos municipios, como los de Lanús, Pilar y Luján, han incrementado en forma desmedida en los últimos días las alícuotas de seguridad e higiene, provocando justificadas quejas de comerciantes y vecinos.
La judicialización de la cuestión suscitada con la resolución del Palacio de Hacienda parece inevitable, pero no cabe duda sobre el alineamiento de la decisión del gobierno nacional con el propósito de reducir el gasto público subnacional y de lograr un sistema impositivo transparente y pro competitivo.

http://indecquetrabajaiii.blogspot.com.ar/. INDECQUETRABAJA

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