Actriz, dramaturga, productora teatral, adaptadora y directora, con su enorme talento y humor, se ganó el amor del público rioplantense a través de sus tantísimas obras. Entre ellas, Esperando la carroza (1985) se convirtió en una de las joyas del cine nacional. En esta nota, homenajeamos a la "China", una de las artistas más queridas y admiradas de la Argentina, y compartimos el recuerdo de amigos y colegas.
Concepción "China" Zorrilla nació en Uruguay el 14 de marzo de 1922, en el seno de una familia de artistas Descendiente del prócer rioplatense José Gervasio Artigas, era hija del escultor José Luis Zorrilla San Martín y nieta del escritor Juan Zorrilla de San Martín, a quien se lo apodó una vez como "el poeta de la Patria". Ella, por su parte, eligió las artes dramáticas e inició su carrera artística en el teatro independiente de su país. Luego, viajó a Londres con una beca para estudiar en la Royal Academy of Dramatic Art.
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Nuevamente en su país en 1948, protagonizó más de ochenta obras de teatro, con la Comedia Nacional Uruguaya. En 1961, fue una de las fundadoras del Teatro de la Ciudad de Montevideo y, a partir de ahí, comenzó a viajar a distintas ciudades. Sobre todo, Buenos Aires, Madrid y París. Por otra parte, trabajó como periodista, traductora de obras de teatro y musicales, locutora de radio y maestra. Estudió ruso en París con el nieto de Tolstoi. Viajó hasta los lugares más recónditos y llenó su agenda de amigos y conocidos, como el escritor Martin Amis, Dustin Hoffman, Greta Garbo, Gary Cooper, entre tantas otras personalidades.
En 1965, pasó un tiempo en Nueva York, donde trabajó como secretaria en una agencia teatral y profesora de francés. Allí, y junto con su colega y amigo, Carlos Perciavalle, subió al escenario con una comedia musical para niños, con textos de María Elena Walsh. Seis años después, China Zorrilla llegó a la Argentina. "Se instaló en Buenos Aires adonde recordó que había llegado 'solo con una valija en la mano'. Tenía casi 50 años. Iba a rodar su primera película, Un guapo del 900. Y enseguida sumó: La maffia, la temporada teatral marplatense, monólogos, más cine, teatro, televisión y los teleteatros de Alberto Migré. Y se quedó", comentaron desde Télam. Y agregaron: "Pero un día la llamaron desde la Sociedad de Actores para decirle: 'Le conviene irse'. La escoltó Arnaldo André. 'Llamé a Migré y le dije: ‘¡Sacame de tu telenovela, me voy a Montevideo!’. La censura es una cosa horrible, antinatural, monstruosa', dijo China".
Una de las escenas icónicas de Esperando la carroza, de Alejandro Doria.
Sin embargo, su carrera no terminó ahí. Vinieron muchas más obras y películas. Entre ellas, una de las más divertidas y recordadas de la historia del cine argentino, dirigida por Alejandro Doria: Esperando la carroza (1985). Interpretó a Elvira, uno de los personajes protagónicos, con un elenco de lujo: Antonio Gasalla, Betiana Blum, Luis Brandoni, Mónica Villa, Juan Manuel Tenuta, Julio de Grazia, Cecilia Rossetto y siguen los nombres. Otras de sus películas más recordadas fue Elsa & Fred (2005), dirigida por Marcos Carnevale. Llena de humor y momentos de gran emoción, se trata de la historia de amor de dos octogenarios quienes, a su vez, reflexionan sobre la vida y la vejez. Por su interpretación, ganó el Premio Cóndor de Plata como Mejor Actriz, en 2006.
Distinguida como "Ciudadana Ilustre de la Ciudad de Buenos Aires", recibió múltiples distinciones, como el Premio a la Mejor Actriz en el Festival de la Habana en 1984 (por Darse cuenta), el Cóndor de Plata 2002 a la trayectoria cinematográfica, el Premio a la Mejor Actriz en el pasado Festival Internacional de Moscú (por Conversaciones con mamá), la Orden de Gabriela Mistral del Gobierno de Chile y la Orden de Mayo Argentina.
Entrega del Premio Cóndor de Plata como Mejor Actriz, en 2006, por su interpretación en el film Elsa & Fred.
En 2008, la actriz sufrió una insuficiencia respiratoria. A partir de ahí, su salud empezó a desmejorar. Se retiró del escenario y la vida pública desde 2012. El 14 de septiembre de 2014, fue internada por neumonía y falleció tres días después, a los 92 años de edad. Sus restos fueron velados en el Salón de los Pasos Perdidos del Palacio Legislativo de Montevideo y el sepelio tuvo lugar en el panteón de la familia Zorrilla de San Martín, en el Cementerio Central de Montevideo.
El recuerdo de amigos y colegas
Mercedes Morán
"China para fue para mí una especie de madre elegida. Una madre sin mucha vocación maternal, eso era lo genial. Así que establecía conmigo una relación muy horizontal, desde donde me daba sus 'consejos', por llamarlos de algún modo, sin ningún tipo de solemnidad. Comencé con ella haciendo lo que fue mi experiencia en el teatro comercial, porque hasta ese momento en el que ella me llamó para hacer Una margarita llamada Mercedes en teatro, yo venía haciendo teatro más independiente. Con ella inauguré ese tipo de teatro, esas giras. China me hizo conocer gran parte de Uruguay, un país al que después adopté. Creo que el amor con el que ella me lo mostró hizo que me enamorara de Uruguay para siempre. Y también le debo el mejor piropo que me dijeron como actriz. Un día había estrenado una obra y ella me llamó para decirme que había leído las críticas. Por supuesto, esto actuado con una seriedad como solo China podía hacerlo, que no hacía previsible el final. Me dijo que había estado leyendo las críticas de mi espectáculo, en las que hablaban de que mi trabajo era muy bueno y que tenía dos momentos excepcionales. Y me dijo: 'No estoy de acuerdo para nada con la crítica. Yo no creo que tengas dos momentos excepcionales. Creo que tenés uno solo: desde que empieza la obra hasta que termina'. La tengo tan presente a China todos los días, pero sobre todo cuando hago teatro o cine. En cada función, en cada día de rodaje. Siempre estoy preguntándole cosas y ella se las arregla para contestarme de alguna manera".
Graciela Borges
"La China fue la persona que más amé. En mi vida hay dos mujeres inolvidables a través de todo este tiempo, ¡y eso que quiero a muchas, eh! Y las admiro. Una fue Beatriz Guido y otra la gran China.
Tengo muchos recuerdos para el alma y no para contar tanto. Fue maravillosa, divertida, enérgica, bondadosa. Divertida a morir. Tomaba taxis hasta el fin del mundo porque no iba en avión. Recordaba todo, a veces se olvidaba, pero creo que era a propósito. Conversé con ella hasta el último momento de su vida, hasta uno de los pocos momentos en que no se acordaba que era conmigo con quién hablaba. Comenzaba diciendo que era yo y después decía: '¿Con quién hablo? '. La China estará en mi corazón para siempre. Fue una maestra y alguien a quien amo y amaré, porque no creo mucho en la muerte, por lo menos en lo espiritual".
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