martes, 15 de septiembre de 2020

PENSAR LA PANDEMIA,


¿Por qué la elegimos?
Dueña de una de las voces más personales del feminismo
, la antropóloga Rita Segato ha desarrollado un pensamiento complejo, capaz de descifrar lo social en sus aspectos menos evidentes. Nacida en Buenos Aires en 1951, se doctoró en la Universidad de Queen’s (Belfast, Irlanda) y escribió, entre otros, Las estructuras elementales de la violencia, La guerra contra las mujeres y Contrapedagogías de la crueldad.
Rita Segato: “Es un equívoco pensar que la distancia física no es una distancia social”

Rita Segato enhebra las palabras con la delicadeza de un orfebre y la belleza de la poeta que alguna vez pudo ser. Antropóloga con doctorado en la Universidad de Queen’s (Belfast, Irlanda), teórica y militante del feminismo y una de las intelectuales más influyentes de América latina, actualmente responsable de la Cátedra Rita Segato de Pensamiento Incómodo de la Unsam, Segato es autora de Las estructuras elementales de la violencia, La guerra contra las mujeres y Contrapedagogías de la crueldad (Prometeo), textos fundantes que iluminan el camino de todos aquellos dispuestos a aventurarse a un pensamiento audaz.
La escritura en el cuerpo de las mujeres asesinadas en Ciudad Juárez - Rita  Segato
La quietud impuesta por estos tiempos le ha servido para “rumiar” incluso algunos temas personales, como el hecho de que su abuela, a quien no conoció, haya muerto con la peste del tifus, en Chivilcoy, en 1920. 
LA GUERRA CONTRA LAS MUJERES
“Toda mi familia, todo un linaje entero de primos y primas es resultante de una experiencia dramática, de una orfandad que resultó de una peste. Esto se me hizo muy presente en estos días y lo comprendí mucho mejor ahora”, sostiene. 
Todos los libros del autor Rita Laura Segato
Esta pandemia, dice Segato, nos ha venido a recordar la necesidad de “la copresencia y la cocorporalidad”, la importancia de la comunicación física no verbal, la del cuerpo del otro.Pack Feminismo Rita Segato Dos Libros - $ 1.660,00 en Mercado Libre
-¿Cómo está transitando este momento?
-Para ser muy sincera, no cambia demasiado la manera en que vivo porque mi vida es muy en la palabra y la palabra puede circular de forma virtual. Nos piden que no confundamos la distancia física con la distancia social, nos dicen que la distancia física es una cosa y que la distancia social es otra. 
Todos los libros del autor Rita Laura Segato
Bueno, ahí hay un gran equívoco: pensar que la distancia física no es una distancia social. ¿Qué pasa con los pueblos, con la gente cuya conexión con los otros no es verbal? Me refiero a los pueblos indígenas, por ejemplo, para los cuales la copresencia, a veces en total silencio, es comunicación.
Todos los libros del autor Rita Laura Segato
 Creo que es una dimensión que nos falta a nosotros y a nosotras. Algo interesantísimo que está ocurriendo con la cuarentena es que comenzamos a sentir la necesidad de la materialidad del cuerpo del otro.Pack Rita Segato (2 Libros) - Prometeo - Feminismo - $ 1.416,00 en Mercado  Libre
-La historia de la humanidad está atravesada por pestes, plagas y pandemias. ¿En qué se diferencia ésta de las anteriores?
Las Aparecidas - Libro en pdf de Rita Laura Segato, Las... | Facebook
-Creo que llega en un momento en que ciertos grupos de interés económico habían pensado que tenían la historia bajo control y que el control era posible. En uno de mis textos, que tiene varios años, he escrito que la única utopía vigente es la utopía de la libertad de la historia, de la absoluta imprevisibilidad y del carácter incontrolable del viento de la historia.
-Lo indomable de la historia y la naturaleza.
Rita Segato en La Muralla y los libros – Radio Nacional
-Sí, la naturaleza es indomable y la historia también lo es. La humanidad entera, periodistas, sociólogos, científicos políticos, todo el mundo miró por muchos años al Muro de Berlín pero nunca jamás nadie fue capaz de predecir qué día y a qué hora iba a desmoronarse. Esto es impresionante. Los poderosos han pensado siempre que podían controlar la historia, pero ella da sus coletazos. Y este virus nos llega en un momento de pretensión extrema de las estrategias de control. Siempre el poder ha jugado ese naipe: hacernos pensar que habitamos una cápsula cerrada y apropiada. Pero decir que la cápsula se ha rajado y es abierta es lo más revolucionario que puede existir y es muy importante para todos aquellos que glorifican la tecnología de con
trol intentando mantener a las personas dentro de la cápsula. Todo eso lo rompe una criatura ínfima. Pero hay una segunda cuestión que es diferente.
-¿Cuál?
-En las pestes anteriores se veía morir a las personas. La muerte se veía y hoy está oculta. Lo máximo que vemos son cantidades de ataúdes o cómo una gran topadora está abriendo el surco para poner todos los ataúdes que van a llegar, por ejemplo, en Guayaquil o en Manaos. Pero no estamos viendo a los cuerpos atravesar este tránsito, que es el pasaje de la vida a la muerte. Los cuerpos están aislados, ocultos a los ojos de los demás. Esa es una novedad de esta peste.
-Esta pandemia atraviesa los rituales y los momentos más importantes de la vida: madres que paren solas, personas que mueren aisladas.
-Totalmente, y tiene que ver con lo que te decía antes sobre el error de pensar que lo social es la palabra y la bidimensionalidad de la imagen sin darnos cuenta de que la proximidad corporal es una parte fundamental de lo social, en la vida y en la muerte, en la enfermedad y en la salud. Los rituales no son verbales, son rituales físicos, dotados de materialidad. -¿Cree que hay una idea “más democrática” de la muerte?
rita segato archivos - NODAL
-Por un lado es democrática, sí, porque todos los cuerpos se han mostrado igualmente vulnerables, pero ahí aparece en letras de molde gigantes la otra vulnerabilidad, que es la vulnerabilidad del hambre. Hay un mundo de separación entre quien tiene garantizado el ingreso para comer y quien no lo tiene. Esta pandemia nos obliga al otro gran tema que estaba en el punto ciego de la visibilidad: la importancia de algún grado de cerramiento de las economías locales y de la economía nacional. Tiene que existir una parcela de la economía preservada del circuito global y es necesario empezar a pensar en cómo garantizar un refugio, un retén de soberanía económica y soberanía alimentaria resguardado de las vicisitudes de la escala global. En ese sentido pienso que la economía debe ser anfibia, con una mirada hacia fuera y una mirada hacia adentro, con un pie en el mercado global y un ojo protector de las economías y mercados locales y regionales. El gran aspecto democrático de la pandemia es su gran lección para aquellos que creen que es posible controlar el destino. El otro gran tema que emerge es la ternura.
-¿La ternura?
-Sí, Olga Tokarczuk, premio Nobel de Literatura en 2018, habla mucho de la importancia de la ternura. El mundo va a cambiar cuando tengamos acceso a otras formas de felicidad y realización; en otras palabras, cuando deseemos otras cosas. El placer de dar y recibir ternura es uno de los grandes placeres. Pero depende del tiempo que se libere del “rigor productivista” que nos asola y se convierte en virtud, en valor moral con su contraparte indispensable a partir del proceso de industrialización: el ocio como mercancía, comprable y vendible. Esto ha desplazado otros placeres como la ternura y la amistad, propios de un orden basado en la reciprocidad. Creo que hubo un momento, en los años 60, en que se intentó instalar algo de esa experiencia, pero la mercantilización de la vida misma acabó imponiéndose. Ahora, personas, vecinos en los que uno podría no haber reparado nunca, se hacen presentes y se destacan por la forma en que nos ayudan. Han entrado en nuestra vida y sentimos que los queremos.
-Es una forma de proximidad a pesar de la distancia física.
-Sí, sentimos la inmediatez del cuerpo del otro de una manera distinta. O sea, hay una afectividad que surge y es por ahí que cambia el mundo. Es muy difícil cambiar el mundo desde una ley, desde una acción del Estado: el mundo cambia en la transformación de las tramas, del tejido, como si fuéramos babosas o arañitas que vamos tejiendo la red de relaciones a nuestro alrededor. Y esta pandemia está transformando las maneras en que tejemos nuestro alrededor inmediato. La clave de la transformación posible, aunque todavía no probable, a partir de la pandemia y su cuarentena es que se asomen en el horizonte otros deseos, que anhelemos otras cosas. Si cambia lo que deseamos, cambia el mundo.
-Algunos creen que saldremos mejores y transformados.
-Estoy pensando en eso yo también. Ahí hay una idea clave que es la noción de felicidad, de placer. Y va a depender mucho de donde estemos colocando nuestro gozo, nuestra satisfacción y nuestro placer, nuestra realización, nuestras formas de alegría. Estoy hablando de dónde conseguimos encontrar el humor, la risa y el buen momento en una situación como ésta. Habrá que ver si en las actitudes de individualismo egoísta las personas podrán alcanzar la experiencia de la alegría, de ternura. El trayecto que va a vencer es el trayecto donde encontremos la ternura y el placer de la convivencia que nos conforta. Ese será el mundo vencedor. Será donde encontremos la sonrisa cómplice en la pequeña felicidad.
-Usted ha escrito sobre el modo en que esta pandemia deja expuesto al mundo desarrollado en la imposibilidad del cuidado masivo de sus habitantes, pero también nos desenmascara en términos personales.
-Totalmente. La noción de pequeña felicidad me acompaña desde que soy muy chica. En un momento de mi vida me pregunto: ¿Qué busco yo? ¿La gran felicidad o la pequeña felicidad? Y entendí que buscaba la pequeña felicidad, y esa pequeña felicidad que es lo que busco para mí misma, es lo que se presenta ahora como la única salida. Entonces, los grandes proyectos de poder, de influencia, de prestigio, pierden la oportunidad de eso que, creo, la pandemia nos permite, que es la pequeña felicidad. Nos habíamos olvidado de ese proyecto de la pequeña felicidad. Yo podría haber sido, por ejemplo, narradora o poeta, porque escribía poesía. Y me di cuenta de que quería la pequeña felicidad. Es otra poesía, es una poesía de la vida, no de los grandes textos.
A. P. 

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