jueves, 28 de septiembre de 2023

MAYOR PRESIÓN FISCAL Y FINTECH


Desconcierto entre las empresas y los tributaristas ante la mayor presión fiscal
Objetan que se comprometen ingresos con los que debería contar el próximo gobierno y altera la planificación de las compañías
Javier Blanco
La AFIP notificará hoy a bancos y aseguradoras
En campaña y dispuesto a todo para tratar de tener chances en la elección a celebrase en menos de un mes, el ministro de Economía y candidato Sergio Massa anunció ayer una nueva expansión del gasto público destinada a amortiguar los daños que la política económica generó en los ingresos de la población. La novedad: se financiará con un anticipo impositivo.
Se trata de un bono para trabajadores informales que el Gobierno buscará costear cobrándoles un anticipo del impuesto a las ganancias a los “grandes contribuyentes”, es decir, con dinero aportado por empresas que, en muchos casos, ya están sometidas a una fuerte presión tributaria y desfinanciando a la próxima administración.
Según el ministro-candidato, ese universo de contribuyentes fue “elegido” para hacer este aporte y evitar que el “refuerzo de ingresos” de $47.000 por pagarse a mitad de octubre y noviembre (es decir, $94.000 en total) “termine afectando las cuentas públicas”, que ya son ampliamente deficitarias.
Serán las empresas “que fueron grandes ganadoras de la devaluación impuesta por el FMI” –y convalidada por el Gobierno tras las últimas PASO– las que tendrán que proveer los recursos. En ese universo Massa ubicó a los “bancos, financieras y compañías de seguros, que serán notificadas hoy por la AFIP a los efectos de realizar el pago del anticipo”, según anticipó.
“Parte de la campaña”
Para los tributaristas, la maniobra oficial es parte de la campaña electoral. “Así como anunciaron rebajas de impuestos sin explicar cómo se iban a costear o financiar, ahora se anuncia un gasto extra –por mucho que esté justificado– por cubrir con un anticipo de pago de un impuesto que se va a determinar recién en un futuro. Es decir, no será cubierto con un ingreso genuino, sino con recursos que te van a faltar en el futuro”, explicó por caso el tributarista Marcelo Rodríguez.
Su colega, y profesor universitario Guillermo Poch, opina que la decisión de Massa antes que nada “pone de manifiesto que la inflación está socavando las bases económicas y que el próximo gobierno, indistintamente de quien sea, va a tener que proponer soluciones para mitigarla, pues la gente de bajos recursos es la más afectada”.
Sostiene que –mientras tanto– el ministro busca “atender las urgencias de ese universo de gente, pero financiando el aumento de gasto de manera objetable por el efecto negativo que puede tener en las finanzas de las compañías que deban pagar el anticipo extraordinario. Es un esfuerzo que deben afrontar en lo inmediato y que estaba fuera de lo presupuestado”.
Por todo lo expuesto, no duda en calificar la iniciativa como “una medida transitoria a la espera de un ordenamiento de la macro”.
La presidenta del Consejo Profesional de Ciencias Económicas de la Ciudad de Buenos Aires, Gabriela Russo, recuerda que “fijar anticipos se encuentra dentro de las potestades de la AFIP”, que ya este año dispuso un “pago a cuenta extraordinario por la RG 5391/2023 que se aplicó a sociedades de capital que informaron un resultado impositivo igual o superior a $600.000.000 y no determinaron impuesto por haber computado quebrantos provenientes de ejercicios anteriores”.
“Esta vez se implementaría un esquema similar –prosigue– dirigido a un sector minoritario de empresas del sector financiero, bancario y de seguros pero desconocemos el parámetro utilizado”.
Para Russo, “sería un adelanto del impuesto a determinar a posteriori basando su cuantía en el resultado del ejercicio anterior, algo que está fundado en una presunción de continuidad de la capacidad económica del contribuyente pero que sin duda afecta la planificación financiera de las empresas y provoca incertidumbre respecto del criterio a considerar para su exigibilidad”.
En los bancos estaban algo desconcertados con el anuncio. “Es raro que se nos identifique como beneficiados por la devaluación cuando son las propias normas oficiales las que nos obligan a tener una posición global neta en moneda extranjera muy baja, es decir, a estar fuertemente pesificados”, comentó un experimentado ejecutivo del sector, aunque se excusó de opinar formalmente. “Está el ambiente demasiado sensibilizado”, dijo.
Mientras tanto, en las cámaras que agrupan a las entidades aseguraban estar “analizando el tema” al cierre de esta edición.
Para los economistas, el anuncio oficial es otra consecuencia de haber “devaluado sin plan”. “Sin plan, ni reservas, ni credibilidad y tras perder una elección”, sostiene Amílcar Collante, del Centro de Estudios del Sur (Cesur).


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Un nuevo capítulo en la pelea entre Mercado Pago y la banca tradicional
Los bancos apoyan la medida del BCRA que modifica el sistema para transferir dinero hacia y desde cuentas digitales
Esteban LafuenteRafael Soto, CEO de la billetera digital Modo
En medio de la polémica que se generó entre Mercado Pago y el Banco Central (BCRA) por una decisión del ente monetario que modifica el mecanismo de vinculación entre cuentas, en el sector bancario dieron su versión y apoyaron la decisión que impulsó el BCRA.
“Esto viene a resolver una asimetría que existía con el sistema anterior”, dijo Rafael Soto, CEO de Modo, billetera digital que tiene como accionistas a los principales bancos públicos y privados de la Argentina, sobre el cambio que impulsó el regulador, que implicará el fin del sistema Debin –vigente actualmente– y su reemplazo por el servicio de transferencia inmediata ‘pull’ para el envío de dinero entre cuentas bancarias –CBU– o virtuales –CVU–.
“En todos los países donde hay open banking se definió esta metodología, donde se ingresa usuario, contraseña y token en la aplicación billetera, y con eso vincula su cuenta para poder hacer transferencias”, precisó Soto, sobre un sistema que, en la práctica, ya se puso en marcha. De hecho, a principios de agosto los bancos, tras recibir autorización del Banco Central, pudieron incorporar el botón “ingresar dinero”, que permite conectar las cuentas de billeteras virtuales (CVU) a sus plataformas, en una herramienta que ya opera con el sistema de transferencia inmediata pull (TIP).
“En la Argentina existía un método para que una billetera pudiera operar sobre la cuenta de otro banco, que era el método Debin, que no corre bajo los estándares internacionales en materia de seguridad, responsabilidad del fraude y consentimiento para el uso de datos”, dijo Soto, en una postura que coincide con la posición de las entidades financieras tradicionales y con la del Banco Central.
“El Debin funciona solamente sobre débitos en cuentas desde CBU y no a la inversa. Las billeteras podían hacer débitos desde una cuenta bancaria, pero los bancos no podían ofrecer la misma solución para debitar desde la billetera. Y una de las razones es porque no estaba pensado para eso. Por eso tenía esta deficiencia”, planteó Soto, quien sostuvo que el método anterior, que utiliza y defiende Mercado Pago, funciona (y se mantendrá) como instrumento para los débitos automáticos de servicios en cuentas bancarias.
“El sistema anterior producía una asimetría, que el Banco Central busca resolver para lograr una mejor competencia”, agregó Soto.
Qué hay detrás de la pelea
La herramienta Debin había sido creada inicialmente por el BCRA para agilizar procesos de transferencias y pagos vinculados a sistemas de débito automático (por ejemplo, cuando un usuario fija el débito para el pago de un servicio como la luz a su cuenta bancaria). Luego, con el desarrollo del universo fintech, ese esquema se empezó a aplicar también para la integración de las cuentas bancarias y las nuevas cuentas virtuales. Fuentes del sector financiero destacaron, a su vez, que el sistema Debin se aplica también en otras herramientas. Los plazos fijos web del Banco Nación, por caso, se realizan a través de este sistema.
Así, las fintech, como Mercado Pago, utilizaban este esquema para permitir a los usuarios ingresar dinero a su billetera desde cuentas bancarias, realizando el fondeo desde la aplicación de la fintech (de CBU a CVU). Los bancos, en tanto, reclamaban al BCRA que el esquema Debin no habilitaba el movimiento inverso, es decir, que desde la app de un banco o agregadores, como Modo, se pudiera ingresar dinero desde una cuenta fintech (es decir, de CVU a CBU). Para eso, el usuario solo podía transferir hacia su cuenta bancaria con una transferencia desde la app de la billetera digital.
En agosto, el Banco Central implementó el sistema de “transferencias pull” y habilitó la herramienta “ingresar dinero” en las apps de los bancos. Era algo que reclamaban las entidades tradicionales, que planteaban que esa funcionalidad ya estaba activa para las fintech como Mercado Pago, pero no funcionaba en sentido inverso.
Y en un contexto de crecientes tensiones entre el BCRA y la empresa de Marcos Galperin, que incluyó exigencias sobre la remuneración de los fondos que las fintech tienen depositados en sus billeteras y el pedido de postergación de Mercado Pago a avanzar con la interoperabilidad de los pagos con tarjeta de crédito en los códigos QR, el BCRA estableció el 1º de diciembre como fecha límite para el fin del sistema Debin y su reemplazo por el nuevo esquema pull, lo cual generó el rechazo de Mercado Pago.
“Creemos que discontinuar desde el 1º de diciembre una herramienta que funciona desde hace años y es segura para millones de argentinos es negativo”, plantearon anteayer en la compañía fundada por Galperin en un duro comunicado. Según su planteo, este cambio del BCRA podría afectar a cuatro millones de sus usuarios. El propio Galperin se sumó ayer al tema con un tuit.
El impacto en los usuarios
En efecto, las consecuencias de la decisión del BCRA son que los usuarios que ya tenían incorporadas sus cuentas bancarias en la billetera de Mercado Pago (funcionaba para el sistema Debin) ahora deberán volver a validar esta asociación y volver a ingresar sus datos con las nuevas medidas de seguridad que rigen en el sistema de transferencias “pull”, que conecta ambas plataformas. Una vez que esa conexión se realiza por primera vez, las cuentas bancarias y la billetera digital quedan conectadas (no es necesario volver a validarlo en cada ocasión). En otras palabras, el uso cotidiano de la billetera no tendrá un cambio sustancial, aunque requiere una nueva instancia de registro que puede resultar engorrosa, según los sistemas de home banking de cada entidad.
En Mercado Pago informaron que comenzaron con pruebas de este proceso, adelantándose a la fecha límite del 1º de diciembre, en las cuales algunos usuarios no pudieron operar normalmente como lo hacían hasta ahora, y debieron volver a asociar sus cuentas bancarias a la billetera digital. En este sentido, comenzaron con 100.000 usuarios y luego ese número creció a 500.000.
Si bien la empresa participó en las mesas de trabajo del sector, negaron que estuvieran de acuerdo con la decisión del ente monetario. “No acordamos con el timing de la medida ni entendemos por qué trasladar a un nuevo sistema algo que funciona”, dijeron a la nacion, y sostuvieron que el planteo es que ambas opciones “convivan o que la adopción sea progresiva”.
Es que la decisión del BCRA golpea al esquema de funcionamiento de Mercado Pago, que creció en su negocio apoyado en el sistema Debin, que muchos de sus usuarios utilizaban para ingresar dinero desde sus cuentas bancarias a la billetera digital. Al introducir una nueva instancia de validación (aunque sea por única vez) con las cuentas ya existentes, se podría complicar la experiencia y generar trabas al ingreso de fondos a la billetera.
A su vez, en el sector advierten por el calendario y las fechas elegidas. Es que el BCRA estableció como fecha límite para el cambio de sistema el primer día de diciembre, apenas días antes de un cambio de gobierno que podría implicar el reemplazo de las autoridades del ente monetario y un nuevo escenario para la disputa entre bancos y fintech. Además de esta cuestión, está en disputa la interoperabilidad de los códigos QR y los pagos con tarjeta de crédito, que supone otro espacio de competencia entre bancos tradicionales, proveedores y las firmas digitales



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