La energía se desaprovecha si falta infraestructura
Néstor O. Scibona nestorscibona@gmail.com
No es razonable gastar a cuenta de una probable fortuna si antes no existe la certeza de hacerla posible. Esta premisa es válida para los candidatos con más chances de llegar a la Presidencia, que basan el futuro crecimiento económico de la Argentina en el potencial de los sectores productivos con mayor capacidad de invertir, exportar con valor agregado y generar divisas que hoy escasean dramáticamente en el Banco Central.
Uno de los principales es el energético, por su estrecha vinculación con la macroeconomía en el corto y mediano plazo. Y también con los compromisos internacionales a largo plazo para cumplir la transición destinada a mitigar el cambio climático global, que abren para los hidrocarburos una ventana de oportunidad hasta 2050.
Pero aun así, enfrenta dos grandes obstáculos el aprovechamiento pleno de los enormes recursos de petróleo y gas natural no convencional de Vaca Muerta (ya representan 55% y 44% de la producción total del país); la generación de electricidad a base de fuentes renovables o no contaminantes (eólica, solar, hidroeléctrica, nuclear, hidrógeno verde y litio) y hasta la probabilidad de explotación de hidrocarburos offshore (costa afuera).
Uno es la notoria lentitud en la última década para contar con la infraestructura necesaria, convertida en un cuello de botella para que una mayor producción no solo permita sustituir importaciones, sino llegar a más consumidores, exportar a países vecinos y a mercados externos.
Los recursos están, pero hay que desarrollarlos y ponerlos en valor. Es decir, ahora se requieren con urgencia más oleoductos, gasoductos -troncales y de redes-; plantas de almacenaje y de licuefacción de gas y líneas de alta tensión y distribución eléctrica, que el Estado no está en condiciones de asumir ni financiar por carencia de recursos fiscales genuinos y crédito externo.
Mucho menos si queda firme el fallo del tribunal de Nueva York por la irregular reestatización del 51% de YPF en 2012, que lo obligará a pagar US$16.000 millones al fondo de inversión Burford que compró la quiebra del Grupo Eskenazi. Esa cifra equivale a cuatro veces el costo total del gasoducto Néstor Kirchner, que recién este año inauguró oficialmente la primera de sus dos etapas y hasta tuvo que habilitarse un “canal verde” de importaciones para concretarla.
Otro obstáculo, relacionado con el anterior, es la crónica pendularidad, imprevisibilidad y hasta discrecionalidad de reglas que, junto con la proliferación de subsidios cruzados y la distorsión del marco institucional –los entes reguladores del gas y la electricidad están intervenidos desde hace casi cuatro años–, fomenta inversiones privadas por costo de oportunidad en vez de planes a más largo plazo (excepto el Plan Gas) cuando el petróleo y gas no convencional es asimilable a la actividad minera: se extrae solo si se invierte continuamente o viceversa.
Sin ir más lejos, en su doble rol de ministro y candidato Sergio Massa acaba de crear el dólar Vaca Muerta (con ingreso del 25% de las exportaciones al dólar contado con liquidación) para aplicar a las inversiones en los próximos 60 días, como una promoción por solo dos meses.
También demostró que la política económica es negociable: acordó con las petroleras la extensión hasta fin de noviembre del congelamiento de precios de naftas y gasoil, luego de la suba de 12,5% tras las PASO, que se sumó al 4,5% de comienzos de agosto y quedará licuada por la inflación.
Aunque ayer se anunció la extensión del dólar soja hasta el 20 de octubre, Massa apuntó con el dólar petrolero a corregir muy parcialmente otra distorsión sectorial: la diferencia entre el precio del “barril criollo” (US$56) reclamado por las refinadoras para el petróleo liviano y el internacional del crudo Brent, que en agosto se ubicaba en US$80 y esta semana saltó a US$93.
El especialista Daniel Montamat, exsecretario de Energía, dice que, en la práctica, el dólar VM es una prefinanciación de exportaciones para asegurar su liquidación en noviembre y paliar la escasez de reservas del BCRA, aunque -en este caso- no hay silobolsas y la capacidad de almacenaje de crudo es limitada.
Por eso cree que el monto a liquidar estará muy por debajo (casi un tercio) de la estimación oficial de US$1200 millones, ya que la brecha de precios crea un incentivo para que los refinadores aumenten sus compras de petróleo a precio subsidiado y un desincentivo a los productores a venderlo, con lo cual podría disminuir la producción.
Mientras tanto, las provincias petroleras percibirán sus regalías sobre la base de un “barril criollo” de menor precio. Una situación omitida paradójicamente por Massa en Neuquén, donde habló en la concentración proselitista convocada por trabajadores de ATE y petroleros que paralizaron sus actividades y únicamente exaltó su intención de defender Vaca Muerta para exportar su producción al mundo.
Con una perspectiva más realista, un seminario organizado por el Instituto de Energía General Mosconi en su 40° aniversario, aportó datos.
Por caso, Joaquín Lo Cane, director de Operaciones de Total Energies Argentina, describió la secuencia del desarrollo de la formación neuquina con una analogía futbolística.
“Primero está la Copa de la Liga local, para asegurar el abastecimiento de gas en invierno y dejar de importar 20 millones de metros cúbicos diarios, cuando se completen las dos plantas compresoras del primer tramo del gasoducto NK. Segundo, la Libertadores, con la reversión del gasoducto del Norte (ya licitada), que permitirá exportar a Chile, Bolivia y luego a Brasil. Y tercero, la Intercontinental, con la segunda etapa del GNK y la instalación de plantas de licuefacción de GNL para exportar de 1 a 4 millones de m3 diarios por año a mercados de ultramar, que requerirá una inversión de US$20.000 millones más un ducto para transportar gas natural desde Vaca Muerta a una planta offshore. Porque la demanda ya existe”, graficó.
La magnitud de estas inversiones obligará a incluir en el planeamiento energético a la inversión privada, sostuvo el especialista Ricardo Carciofi (UBA), que además abogó por reorganizar los mercados energéticos, recomponer precios, normalizar y profesionalizar los entes reguladores.
Fernando Navajas (FIEL) prevé una reforma importante de las leyes de los ‘90 para el sector porque el mundo es diferente y “rogar para que se encuentre una fórmula de tipo de cambio real, aunque el camino óptimo está “piqueteado”, dijo. También abogó por un gradualismo tarifario para reducir subsidios a la oferta y una tarifa social cuyo costo fiscal calificó como “de terror”, por lo cual propuso un cheque de $10.000 (a valores actuales) para el pago unificado de facturas de gas y electricidad en invierno y de $5000 en verano por los sectores de menores ingresos.
Jorge Lapeña, titular del Iaegm, alerta que el parque de generación eléctrica tiene una capacidad instalada de 42.000 MW, pero puede ofrecer 28.500 porque está obsoleto, lo que obliga a importar de Paraguay, Brasil y Uruguay si hay picos de demanda.
En el seminario también hubo cuestionamientos a Massa por incluir en el proyecto de presupuesto 2024 la creación de una empresa estatal para hacerse cargo de las concesiones de las centrales hidroeléctricas del Comahue que vencen a fin de año.
Más aún cuando fue el Gobierno quien alentó “un paro activo” para defender la obra pública a granel. Sobre todo, cuando el crecimiento a base de inversión privada requiere regulaciones del Estado coherentes y no clientelistas
El parque de generación eléctrica tiene una capacidad instalada de 42.000 MW, pero solo puede ofrecer 28.500 porque está obsoleto, lo que obliga a importar si hay picos de demanda
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Berretta: un pueblo mínimo lotea un bosque de eucaliptos para tener nuevos habitantes
Hasta el 12 del mes próximo está abierta una licitación de emprendimientos para establecerse en este paraje de 10 habitantes a siete kilómetros de la autopista a Córdoba
Leandro VescoFundado en 1925, promueve crecer al menos a 40 habitantes en los próximos años
“Queremos que el pueblo vuelva a tener vida, pero sin perder la tranquilidad rural”, afirma Nahuel Cejas, jefe comunal de Correa, provincia de Santa Fe, al referirse a su proyecto para repoblar Berretta, un pueblo de que tiene apenas 10 habitantes, que está a metros del río Carcarañá, y a siete kilómetros de la autopista Rosario-córdoba.
Para ello, abrió una licitación pública que busca emprendedores que presenten proyectos para hacerse cargo de un predio de 11 hectáreas que incluye una estación de tren restaurada con ocho ambientes y un bosque de eucaliptos de cinco hectáreas. “Está lista para comenzar un emprendimiento hoy mismo”, sostiene Cejas.
“No cobramos nada, ni el uso del predio, ni el pliego de licitación, buscamos emprendedores y nuevos habitantes”, resume la propuesta Cejas, de 29 años. Transita su segunda gestión y acaba de ser reelegido por dos años más.
La licitación para presentar propuestas vence el 12 de octubre, el pliego se puede pedir a una dirección de mail (comunadecorrea@gmail.com) y o llamar al teléfono 3471-492001. Las condiciones son sencillas: un proyecto para invertir en la estación y el bosque, que esté alineado con ideas sustentables y que no altere lo que más se quiera cuidar: “El estilo de vida rural, nuestra paz”, dice Cejas.
Berretta está en una posición estratégica. En la zona núcleo productiva del país. A 17 kilómetros de Casilda, 20 de Cañada de Gómez y 13 de Carcarañá y a solo 10 de Correa, que tiene 7200 habitantes. Tiene electricidad, el agua es de pozo y potable, aunque algunos vecinos van a buscar a Correa el que se produce por ósmosis inversa, de mejor calidad.
Tiene señal telefónica e internet. La patrulla rural está presente. Tiene escuela primaria y jardín de infantes, entre ambos niveles suman tres alumnos. Una capilla y el Club Sportivo Berretta con más de 100 socios activos. “Más allá del deseo de esperanza y de la nostalgia del pasado, queremos conservar la calma y apostar por la llegada de nuevos habitantes que quieran trabajar en un ambiente rural”, cuenta Cejas.
El pueblo está en un entorno agreste. Todo sucede a ritmo lento, la caminata y las bicicletas le ganan a los vehículos, los mensajes se dicen en persona y el saludo es la contraseña para el inicio de las charlas. Protegido por una arboleda, sus calles de tierra esconden atractivos. Entre sus habitantes está la condesa Joan Laporte Van Limburg Stirum, de 102 años, viuda de un noble alemán que llegó en la posguerra.
La estación de tren tiene 132 metros cuadrados cubiertos, patio interno, galería cubierta, cocina, baño y ocho amplios ambientes. Fue el punto desde el cual se gestó el pueblo.
Ideas para emprender
Cejas marca algunas ideas para emprender en el predio: comedor de campo, hospedaje, casa de té, camping, pero también unidades que incluyan producción de alimentos agroecológicos que puedan abastecer a los pueblos de la región. “Necesitamos alimentos sanos, se pueden producir en Berretta”, afirma.
La costanera del río Carcarañá tiene el beneficio de la belleza litoraleña, es un espacio que cobró valor después de la pandemia y, por fin de semana, la visitan entre 200 y 300 personas. “No hay ningún servicio, y aquel emprendedor que sepa ver esto, tendrá trabajo”, señala Cejas.
Desde la comuna sueñan con un servicio gastronómico y actividades para estos visitantes que se acercan de la región para pasar el día. El bosque de cinco hectáreas de eucaliptos cobra valor, también se necesitan servicios para los amantes de la pesca y del aire libre. “No queremos que solo sea venir a pasar el día a Berretta, la experiencia se puede prolongar”, afirma Cejas. “Buscamos alguien que pueda hacer de la estación y el bosque un lugar recreativo”, agrega.
Sin embargo, la búsqueda es más amplia. “Hay casas y terrenos para venta y alquiler”, se esperanza. Quiere hacer todo con mucha seriedad marcando límites para los aspirantes. No hay espacio para aquellos que no tengan fines en sintonía con el “espíritu rural y de paz que reina en el pueblo”.
Destaca que habló con propietarios para que filtren a quienes deseen llegar al pueblo y que no tengan en cuenta estas aspiraciones de calidad de vida. “Acá no hay inseguridad, nos conocemos todos y tenemos una vida sin complejidades, queremos seguir así”, afirma.
La tierra en Berretta es fértil, la comuna tiene 33.000 hectáreas, gran parte de ellas destinadas a la agricultura. Fundamentalmente se cultiva soja. Está conectado con la autopista y con la ruta nacional 9. El clima es benévolo. “No tenemos apicultor”, cuenta Cejas.
Un emprendimiento dedicado a la producción de miel de monte está dentro de los posibles proyectos que se tendrán en cuenta. “No queremos condicionar a nadie, van a analizarse todas las propuestas”, manifiesta el joven jefe comunal.
Otras necesidades que la comuna contemplan: producción quesera, embutidos y agroecología. “Está todo por hacerse”, resume Cejas.
El pueblo que se fundó en 1925, llegó a tener 500 habitantes cuando un ramal que unía a Casilda y Cañada de Gómez lo cruzó y le dio movimiento. En un principio se llamó María Luisa Correa, estación Berretta, el nombre tiene origen en el ingeniero que intervino en la creación del trazado ferroviario.
Los terrenos pertenecían a dos hermanos Correa. Por algunas diferencias hubo dos pueblos: Correa y María Luisa Correa, separados por 10 kilómetros. El primero se desarrolló más. El segundo, Berretta, menos, tuvo almacén de ramos generales, plantas de acopio de cereal, comercios y la escuela con una matrícula de más de 100 alumnos. El tren comenzó a pasar con menor regularidad en los 70, para cerrar en los 90.
En 1973, los pobladores de Berretta debieron decidir: el asfalto para los 10 kilómetros que lo unen a Correa o la electricidad, optaron por lo segundo. El pavimento nunca llegó, y la falta de escuela secundaria más la ausencia del tren, sumado a los inconvenientes de un camino que se inundaba en épocas de lluvia, hicieron que la población comenzara a irse. El éxodo fue letal y el pueblo quedó reducido a la mínima expresión. “Duele mucho cuando nos llaman pueblo fantasma”, reconoce Cejas.
Cuando la Comisión de la Capilla hace su reunión anual, suelen reunirse hasta 500 personas, muchos de ellos exvecinos. “Todos aquellos recuerdos del pueblo que pudo ser son muy fuertes para nosotros”, dice Cejas. “Sabemos que el pueblo no volverá a ser el mismo”, reconoce. Aunque la apuesta es fuerte. La licitación vence el 12 de octubre. Está esperanzado: “Estamos seguros de que llegarán propuestas”.
Nacido en Correa y defensor de la ruralidad, en 2019 ganó por el 57% de los votos; en 2022, con el 66% y en esta última elección, con el 75%. “Mi proyecto es simple: sostener el sentido de comunidad”, dice.
Esperanza
Son los valores de tierra adentro, el trabajo, la tradición y las amabilidades. “Cercanía es comunidad, acá los problemas los resolvemos hablando, para qué pelearnos si podemos dialogar, en el campo somos así, eso es lo que el interior tiene para enseñarle a la ciudad”, confirma.
“Se han olvidado de los pueblos pequeños”, apunta contra la política provincial y nacional. Se centra en el poco dinero que reciben de coparticipación, en relación a lo que aporta la comuna. “Con nuestras 33.000 hectáreas dejamos miles de millones de pesos en retenciones y no vemos devolución”, critica.
Berretta es un ejemplo, no tiene sala sanitaria y sus 10 habitantes deben hacer todo en Correa. “La desigualdad con la que se nos trata es grande, pero tenemos que cuidar lo que tenemos”, afirma. La búsqueda de nuevos habitantes tiene a toda la comunidad unida y esperanzada.
Además del predio de 11 hectáreas, el bosque y la estación, los terrenos y las casas en Berretta tienen algo mejor para ofrecer: “Hacemos todo caminando, tenemos una vida tranquila, comemos en familia todos los días”, comenta Cejas.
El intenso y frenético movimiento que tiene la autopista a Córdoba, por donde pasa gran parte de la producción agrícola que sostiene el país, contrasta con los silencios y el canto de las aves en Berretta, detenido en un tiempo en donde aún es más importante cerrar un acuerdo con la palabra.
¿Qué pasará después del 12 de octubre cuando finalice la licitación y la búsqueda de nuevos habitantes? “Soñamos que en cinco años podamos tener 20 alumnos en la escuela y 40 habitantes, queremos crecer a escala humana”, afirma Cejas.
“Queremos que el pueblo vuelva a tener vida, pero sin perder la tranquilidad rural”, afirma Nahuel Cejas, jefe comunal de Correa, provincia de Santa Fe, al referirse a su proyecto para repoblar Berretta, un pueblo de que tiene apenas 10 habitantes, que está a metros del río Carcarañá, y a siete kilómetros de la autopista Rosario-córdoba.
Para ello, abrió una licitación pública que busca emprendedores que presenten proyectos para hacerse cargo de un predio de 11 hectáreas que incluye una estación de tren restaurada con ocho ambientes y un bosque de eucaliptos de cinco hectáreas. “Está lista para comenzar un emprendimiento hoy mismo”, sostiene Cejas.
“No cobramos nada, ni el uso del predio, ni el pliego de licitación, buscamos emprendedores y nuevos habitantes”, resume la propuesta Cejas, de 29 años. Transita su segunda gestión y acaba de ser reelegido por dos años más.
La licitación para presentar propuestas vence el 12 de octubre, el pliego se puede pedir a una dirección de mail (comunadecorrea@gmail.com) y o llamar al teléfono 3471-492001. Las condiciones son sencillas: un proyecto para invertir en la estación y el bosque, que esté alineado con ideas sustentables y que no altere lo que más se quiera cuidar: “El estilo de vida rural, nuestra paz”, dice Cejas.
Berretta está en una posición estratégica. En la zona núcleo productiva del país. A 17 kilómetros de Casilda, 20 de Cañada de Gómez y 13 de Carcarañá y a solo 10 de Correa, que tiene 7200 habitantes. Tiene electricidad, el agua es de pozo y potable, aunque algunos vecinos van a buscar a Correa el que se produce por ósmosis inversa, de mejor calidad.
Tiene señal telefónica e internet. La patrulla rural está presente. Tiene escuela primaria y jardín de infantes, entre ambos niveles suman tres alumnos. Una capilla y el Club Sportivo Berretta con más de 100 socios activos. “Más allá del deseo de esperanza y de la nostalgia del pasado, queremos conservar la calma y apostar por la llegada de nuevos habitantes que quieran trabajar en un ambiente rural”, cuenta Cejas.
El pueblo está en un entorno agreste. Todo sucede a ritmo lento, la caminata y las bicicletas le ganan a los vehículos, los mensajes se dicen en persona y el saludo es la contraseña para el inicio de las charlas. Protegido por una arboleda, sus calles de tierra esconden atractivos. Entre sus habitantes está la condesa Joan Laporte Van Limburg Stirum, de 102 años, viuda de un noble alemán que llegó en la posguerra.
La estación de tren tiene 132 metros cuadrados cubiertos, patio interno, galería cubierta, cocina, baño y ocho amplios ambientes. Fue el punto desde el cual se gestó el pueblo.
Ideas para emprender
Cejas marca algunas ideas para emprender en el predio: comedor de campo, hospedaje, casa de té, camping, pero también unidades que incluyan producción de alimentos agroecológicos que puedan abastecer a los pueblos de la región. “Necesitamos alimentos sanos, se pueden producir en Berretta”, afirma.
La costanera del río Carcarañá tiene el beneficio de la belleza litoraleña, es un espacio que cobró valor después de la pandemia y, por fin de semana, la visitan entre 200 y 300 personas. “No hay ningún servicio, y aquel emprendedor que sepa ver esto, tendrá trabajo”, señala Cejas.
Desde la comuna sueñan con un servicio gastronómico y actividades para estos visitantes que se acercan de la región para pasar el día. El bosque de cinco hectáreas de eucaliptos cobra valor, también se necesitan servicios para los amantes de la pesca y del aire libre. “No queremos que solo sea venir a pasar el día a Berretta, la experiencia se puede prolongar”, afirma Cejas. “Buscamos alguien que pueda hacer de la estación y el bosque un lugar recreativo”, agrega.
Sin embargo, la búsqueda es más amplia. “Hay casas y terrenos para venta y alquiler”, se esperanza. Quiere hacer todo con mucha seriedad marcando límites para los aspirantes. No hay espacio para aquellos que no tengan fines en sintonía con el “espíritu rural y de paz que reina en el pueblo”.
Destaca que habló con propietarios para que filtren a quienes deseen llegar al pueblo y que no tengan en cuenta estas aspiraciones de calidad de vida. “Acá no hay inseguridad, nos conocemos todos y tenemos una vida sin complejidades, queremos seguir así”, afirma.
La tierra en Berretta es fértil, la comuna tiene 33.000 hectáreas, gran parte de ellas destinadas a la agricultura. Fundamentalmente se cultiva soja. Está conectado con la autopista y con la ruta nacional 9. El clima es benévolo. “No tenemos apicultor”, cuenta Cejas.
Un emprendimiento dedicado a la producción de miel de monte está dentro de los posibles proyectos que se tendrán en cuenta. “No queremos condicionar a nadie, van a analizarse todas las propuestas”, manifiesta el joven jefe comunal.
Otras necesidades que la comuna contemplan: producción quesera, embutidos y agroecología. “Está todo por hacerse”, resume Cejas.
El pueblo que se fundó en 1925, llegó a tener 500 habitantes cuando un ramal que unía a Casilda y Cañada de Gómez lo cruzó y le dio movimiento. En un principio se llamó María Luisa Correa, estación Berretta, el nombre tiene origen en el ingeniero que intervino en la creación del trazado ferroviario.
Los terrenos pertenecían a dos hermanos Correa. Por algunas diferencias hubo dos pueblos: Correa y María Luisa Correa, separados por 10 kilómetros. El primero se desarrolló más. El segundo, Berretta, menos, tuvo almacén de ramos generales, plantas de acopio de cereal, comercios y la escuela con una matrícula de más de 100 alumnos. El tren comenzó a pasar con menor regularidad en los 70, para cerrar en los 90.
En 1973, los pobladores de Berretta debieron decidir: el asfalto para los 10 kilómetros que lo unen a Correa o la electricidad, optaron por lo segundo. El pavimento nunca llegó, y la falta de escuela secundaria más la ausencia del tren, sumado a los inconvenientes de un camino que se inundaba en épocas de lluvia, hicieron que la población comenzara a irse. El éxodo fue letal y el pueblo quedó reducido a la mínima expresión. “Duele mucho cuando nos llaman pueblo fantasma”, reconoce Cejas.
Cuando la Comisión de la Capilla hace su reunión anual, suelen reunirse hasta 500 personas, muchos de ellos exvecinos. “Todos aquellos recuerdos del pueblo que pudo ser son muy fuertes para nosotros”, dice Cejas. “Sabemos que el pueblo no volverá a ser el mismo”, reconoce. Aunque la apuesta es fuerte. La licitación vence el 12 de octubre. Está esperanzado: “Estamos seguros de que llegarán propuestas”.
Nacido en Correa y defensor de la ruralidad, en 2019 ganó por el 57% de los votos; en 2022, con el 66% y en esta última elección, con el 75%. “Mi proyecto es simple: sostener el sentido de comunidad”, dice.
Esperanza
Son los valores de tierra adentro, el trabajo, la tradición y las amabilidades. “Cercanía es comunidad, acá los problemas los resolvemos hablando, para qué pelearnos si podemos dialogar, en el campo somos así, eso es lo que el interior tiene para enseñarle a la ciudad”, confirma.
“Se han olvidado de los pueblos pequeños”, apunta contra la política provincial y nacional. Se centra en el poco dinero que reciben de coparticipación, en relación a lo que aporta la comuna. “Con nuestras 33.000 hectáreas dejamos miles de millones de pesos en retenciones y no vemos devolución”, critica.
Berretta es un ejemplo, no tiene sala sanitaria y sus 10 habitantes deben hacer todo en Correa. “La desigualdad con la que se nos trata es grande, pero tenemos que cuidar lo que tenemos”, afirma. La búsqueda de nuevos habitantes tiene a toda la comunidad unida y esperanzada.
Además del predio de 11 hectáreas, el bosque y la estación, los terrenos y las casas en Berretta tienen algo mejor para ofrecer: “Hacemos todo caminando, tenemos una vida tranquila, comemos en familia todos los días”, comenta Cejas.
El intenso y frenético movimiento que tiene la autopista a Córdoba, por donde pasa gran parte de la producción agrícola que sostiene el país, contrasta con los silencios y el canto de las aves en Berretta, detenido en un tiempo en donde aún es más importante cerrar un acuerdo con la palabra.
¿Qué pasará después del 12 de octubre cuando finalice la licitación y la búsqueda de nuevos habitantes? “Soñamos que en cinco años podamos tener 20 alumnos en la escuela y 40 habitantes, queremos crecer a escala humana”, afirma Cejas.
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