Marta Minujín desembarca en Times Square con una de sus esculturas inflables
La argentina instalará en el corazón de Nueva York una pieza similar a las que ya presentó en el país y en Brasil; coincidirá en noviembre con su muestra antológica en el Museo Judío de esa ciudad
Celina ChatrucEs la primera escultura pública de Minujín en Nueva York
La llama la “antiescultura” porque no tiene bordes, es suave y efímera. Casi una década pasó desde que Marta Minujín instaló en Florida 1000 su Árbol de los deseos, una enorme estructura multicolor formada por piezas inflables. Otras versiones se sucedieron en la Plaza Perú, junto al Malba, en dos ediciones de Lollapalooza en el Hipódromo de San Isidro y en su muestra actual en la Pinacoteca de San Pablo. Ahora, una de nueve metros de alto se dispone a conquistar un público aún más masivo: el que viaja desde todos los continentes hasta Times Square, el corazón global del espectáculo.
Será su primera escultura pública en Nueva York, ciudad donde impactó a Andy Warhol hace más de medio siglo con una muestra y donde realizó con él una performance en 1985, y una de las instalaciones de arte más grandes realizadas en Times Square hasta la fecha.
Desde el 8 hasta el 21 de noviembre se invitará a los visitantes a caminar por el interior de la colorida escultura, dentro de la cual oirán cantos de pájaros y sonidos de xilofones, y se les pedirá que susurren sus esperanzas y deseos antes de salir. Durante uno de los primeros días, como cuando festejó su“casamiento con la eternidad” al cumplir 80 años en enero último, la propia Minujín llegará en un ómnibus acompañada de sus célebres dobles.
La experiencia inmersiva acompañará la antológica de la artista en el Museo Judío de Nueva York, Marta Minujín: ¡Arte! ¡Arte! ¡Arte!, que abrirá el 17 de ese mes y exhibirá hasta el 31 de marzo, casi un centenar de obras curadas por Darsie Alexander y Rebecca Shaykin. Incluirá un catálogo de 240 páginas que estará disponible en todo el mundo.
“Estoy feliz de ser la primera argentina en llenar un museo norteamericano”, dijo Minujín mientras ultima los detalles desde su taller de San Cristóbal. Según ella, “Times Square es la escena pop más grande de todos los tiempos. Para mí es como ser ‘Alicia en el país de las maravillas’. Mi Escultura de los sueños, suave, inflable y voladora, estará rodeada de luces, videos y personas de todo el mundo que vendrán a ver las atracciones. Es el lugar perfecto para este trabajo, ¡me encanta!”.
“Durante los últimos sesenta años, Minujín ha desarrollado happenings, performances, instalaciones y trabajos en video que han influido en generaciones de artistas contemporáneos en América Latina y más allá. Combinando elementos de teatro experimental, cine y televisión, instalación y escultura, Minujín crea ambientes totales que colocan a los espectadores en el centro de situaciones sociales y los confrontan con la seducción de las imágenes de los medios y la cultura de las celebridades”, dice el comunicado difundido por Times Square Arts.
El anuncio de esta nueva acción del programa de arte público destaca que a menudo Minujín “se ha negado a crear objetos duraderos, optando en cambio por desarrollar su trabajo en oposición a las estructuras institucionales, creando simultáneamente obras monumentales pero frágiles que desafían las convenciones del arte y dan testimonio de su compromiso inquebrantable con las formas artísticas radicales y los artificios de la cultura popular. Su capacidad para inspirar asombro, alegría y sorpresa la ha establecido firmemente como una célebre pionera del arte conceptual latinoamericano”.
“En espíritu, estilo y práctica artística, Minujín podría ser más Times Square que el propio Times Square –dijo Jean Cooney, directora artística de Times Square Arts–. No puedo imaginar un lugar más apropiado para que ella presente una intervención tan optimista y espectacular sobre los sueños y el deseo”
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“Desde la alta cultura, Oscar Conde ha sabido registrar la nobleza de la cultura popular”
Las palabras de Jorge Fernández Díaz en el acto de recepción del especialista en lunfardo y tango a la Academia Argentina de Letras
Fernández Díaz y Conde, en la ceremonia
Ayer, en el Palacio Errázuriz, sede del Museo Nacional de Arte Decorativo, tuvo lugar el acto de ingreso del autor, investigador y ensayista Oscar Conde a la Academia Argentina de Letras. El discurso de recepción estuvo a cargo del escritor Jorge Fernández Díaz. Con el título “Los tesoros ignorados de la literatura lunfarda”, el columnista de recorrió la trayectoria la nacion del académico titular de la Academia Porteña del Lunfardo desde 2002 y de la Academia Nacional del Tango desde 2015.
“Nos conocimos a los cuatro años en el jardín de infantes, pero cuando teníamos nueve o diez pasábamos muchas tardes en su pequeño departamento de la calle Ravignani, donde jugábamos a los soldaditos y al ajedrez. Muchas cosas inaugurales sucedieron en aquel lugar entrañable de Palermo Viejo: allí descubrimos a Julio Verne, nos convencimos de que podíamos escribir nuestros propios relatos, nos juramentamos ser escritores y escuchamos por primera vez a Gardel”, contó Fernández Díaz a los asistentes.
“El padre de Oscar Conde era un argentino bondadoso que amaba el tango, y que durante una de aquellas jornadas de gloria nos reveló a Discépolo, cantado por Julio Sosa. En esa pequeña maqueta existencial –lo veo ahora– ya estaba todo. Cada uno de nosotros intentó no defraudar aquel mundo iniciático, aquella expectativa, y nos mantuvimos unidos y vigilantes durante cincuenta años. Cuento esta infidencia solo para aclarar que me caben las generales de la ley en este día tan emocionante: mi vida y mi obra literaria le deben muchísimo a Oscar Conde, a quien no me canso de dedicarle cada uno de mis libros. Pero que conste en actas: cuando hace unos meses alguien lo propuso para ingresar en la Academia Argentina de Letras y llegó al momento de la verdad–donde a veces algunos candidatos pierden por dos o tres votos– el resultado fue raramente unánime y entusiasta. Casi por aclamación. Todos conocían y querían a Oscar Mario Conde. Incluso el expresidente de nuestra corporación, el doctor José Luis Moure, que no podía estar presente en esa sesión, pidió expresamente que se leyera allí una carta para apoyar la postulación del nuevo integrante. Ese breve texto sintetiza lo que piensa el mundo académico y universitario de mi viejo amigo. Dice allí Moure lo siguiente: ‘Creo importante señalar que el dominio lexicográfico al que ha consagrado el doctor Conde su labor de investigación exhibe el valor intrínseco de un área de conocimiento –el de la variedad argótica y el de los registros subestándar–, generalmente menos favorecidos por la preocupación académica. La desatención que ese campo suele sobrellevar parece obviar la evidencia de que la lengua conforma una totalidad de naturaleza heterogénea, ninguno de cuyos elementos, con independencia de su funcionalidad y evaluación social, posee una superioridad intrínseca. El área específica estudiada por el doctor Conde resulta, por otra parte, una aportación de particular importancia para la elaboración de los repertorios lexicográficos del español, especialmente para la de nuestro Diccionario de la lengua de la Argentina, así como para el conjunto de las tareas desarrolladas por el Departamento de Investigaciones Lingüísticas y Filológicas de nuestra Academia’, citó el autor de El puñal.
Luego, resaltó “Conde se inscribe en una fecunda tradición de escritores, críticos y ensayistas que desde la alta cultura, desde los cenáculos más encumbrados de la universidad, han sabido registrar la nobleza de la cultura popular”.
La llama la “antiescultura” porque no tiene bordes, es suave y efímera. Casi una década pasó desde que Marta Minujín instaló en Florida 1000 su Árbol de los deseos, una enorme estructura multicolor formada por piezas inflables. Otras versiones se sucedieron en la Plaza Perú, junto al Malba, en dos ediciones de Lollapalooza en el Hipódromo de San Isidro y en su muestra actual en la Pinacoteca de San Pablo. Ahora, una de nueve metros de alto se dispone a conquistar un público aún más masivo: el que viaja desde todos los continentes hasta Times Square, el corazón global del espectáculo.
Será su primera escultura pública en Nueva York, ciudad donde impactó a Andy Warhol hace más de medio siglo con una muestra y donde realizó con él una performance en 1985, y una de las instalaciones de arte más grandes realizadas en Times Square hasta la fecha.
Desde el 8 hasta el 21 de noviembre se invitará a los visitantes a caminar por el interior de la colorida escultura, dentro de la cual oirán cantos de pájaros y sonidos de xilofones, y se les pedirá que susurren sus esperanzas y deseos antes de salir. Durante uno de los primeros días, como cuando festejó su“casamiento con la eternidad” al cumplir 80 años en enero último, la propia Minujín llegará en un ómnibus acompañada de sus célebres dobles.
La experiencia inmersiva acompañará la antológica de la artista en el Museo Judío de Nueva York, Marta Minujín: ¡Arte! ¡Arte! ¡Arte!, que abrirá el 17 de ese mes y exhibirá hasta el 31 de marzo, casi un centenar de obras curadas por Darsie Alexander y Rebecca Shaykin. Incluirá un catálogo de 240 páginas que estará disponible en todo el mundo.
“Estoy feliz de ser la primera argentina en llenar un museo norteamericano”, dijo Minujín mientras ultima los detalles desde su taller de San Cristóbal. Según ella, “Times Square es la escena pop más grande de todos los tiempos. Para mí es como ser ‘Alicia en el país de las maravillas’. Mi Escultura de los sueños, suave, inflable y voladora, estará rodeada de luces, videos y personas de todo el mundo que vendrán a ver las atracciones. Es el lugar perfecto para este trabajo, ¡me encanta!”.
“Durante los últimos sesenta años, Minujín ha desarrollado happenings, performances, instalaciones y trabajos en video que han influido en generaciones de artistas contemporáneos en América Latina y más allá. Combinando elementos de teatro experimental, cine y televisión, instalación y escultura, Minujín crea ambientes totales que colocan a los espectadores en el centro de situaciones sociales y los confrontan con la seducción de las imágenes de los medios y la cultura de las celebridades”, dice el comunicado difundido por Times Square Arts.
El anuncio de esta nueva acción del programa de arte público destaca que a menudo Minujín “se ha negado a crear objetos duraderos, optando en cambio por desarrollar su trabajo en oposición a las estructuras institucionales, creando simultáneamente obras monumentales pero frágiles que desafían las convenciones del arte y dan testimonio de su compromiso inquebrantable con las formas artísticas radicales y los artificios de la cultura popular. Su capacidad para inspirar asombro, alegría y sorpresa la ha establecido firmemente como una célebre pionera del arte conceptual latinoamericano”.
“En espíritu, estilo y práctica artística, Minujín podría ser más Times Square que el propio Times Square –dijo Jean Cooney, directora artística de Times Square Arts–. No puedo imaginar un lugar más apropiado para que ella presente una intervención tan optimista y espectacular sobre los sueños y el deseo”
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“Desde la alta cultura, Oscar Conde ha sabido registrar la nobleza de la cultura popular”
Las palabras de Jorge Fernández Díaz en el acto de recepción del especialista en lunfardo y tango a la Academia Argentina de Letras
Fernández Díaz y Conde, en la ceremonia
Ayer, en el Palacio Errázuriz, sede del Museo Nacional de Arte Decorativo, tuvo lugar el acto de ingreso del autor, investigador y ensayista Oscar Conde a la Academia Argentina de Letras. El discurso de recepción estuvo a cargo del escritor Jorge Fernández Díaz. Con el título “Los tesoros ignorados de la literatura lunfarda”, el columnista de recorrió la trayectoria la nacion del académico titular de la Academia Porteña del Lunfardo desde 2002 y de la Academia Nacional del Tango desde 2015.
“Nos conocimos a los cuatro años en el jardín de infantes, pero cuando teníamos nueve o diez pasábamos muchas tardes en su pequeño departamento de la calle Ravignani, donde jugábamos a los soldaditos y al ajedrez. Muchas cosas inaugurales sucedieron en aquel lugar entrañable de Palermo Viejo: allí descubrimos a Julio Verne, nos convencimos de que podíamos escribir nuestros propios relatos, nos juramentamos ser escritores y escuchamos por primera vez a Gardel”, contó Fernández Díaz a los asistentes.
“El padre de Oscar Conde era un argentino bondadoso que amaba el tango, y que durante una de aquellas jornadas de gloria nos reveló a Discépolo, cantado por Julio Sosa. En esa pequeña maqueta existencial –lo veo ahora– ya estaba todo. Cada uno de nosotros intentó no defraudar aquel mundo iniciático, aquella expectativa, y nos mantuvimos unidos y vigilantes durante cincuenta años. Cuento esta infidencia solo para aclarar que me caben las generales de la ley en este día tan emocionante: mi vida y mi obra literaria le deben muchísimo a Oscar Conde, a quien no me canso de dedicarle cada uno de mis libros. Pero que conste en actas: cuando hace unos meses alguien lo propuso para ingresar en la Academia Argentina de Letras y llegó al momento de la verdad–donde a veces algunos candidatos pierden por dos o tres votos– el resultado fue raramente unánime y entusiasta. Casi por aclamación. Todos conocían y querían a Oscar Mario Conde. Incluso el expresidente de nuestra corporación, el doctor José Luis Moure, que no podía estar presente en esa sesión, pidió expresamente que se leyera allí una carta para apoyar la postulación del nuevo integrante. Ese breve texto sintetiza lo que piensa el mundo académico y universitario de mi viejo amigo. Dice allí Moure lo siguiente: ‘Creo importante señalar que el dominio lexicográfico al que ha consagrado el doctor Conde su labor de investigación exhibe el valor intrínseco de un área de conocimiento –el de la variedad argótica y el de los registros subestándar–, generalmente menos favorecidos por la preocupación académica. La desatención que ese campo suele sobrellevar parece obviar la evidencia de que la lengua conforma una totalidad de naturaleza heterogénea, ninguno de cuyos elementos, con independencia de su funcionalidad y evaluación social, posee una superioridad intrínseca. El área específica estudiada por el doctor Conde resulta, por otra parte, una aportación de particular importancia para la elaboración de los repertorios lexicográficos del español, especialmente para la de nuestro Diccionario de la lengua de la Argentina, así como para el conjunto de las tareas desarrolladas por el Departamento de Investigaciones Lingüísticas y Filológicas de nuestra Academia’, citó el autor de El puñal.
Luego, resaltó “Conde se inscribe en una fecunda tradición de escritores, críticos y ensayistas que desde la alta cultura, desde los cenáculos más encumbrados de la universidad, han sabido registrar la nobleza de la cultura popular”.
http://indecquetrabajaiii.blogspot.com.ar/. INDECQUETRABAJA
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