lunes, 2 de octubre de 2023

DEBATE PRESIDENCIAL


Cruces por la economía y chicanas en un debate donde nadie sacó ventaja
El tema inicial fue el que generó la discusión más intensa; el affaire Insaurralde se coló, pero no gravitó; Milei se mostró contenido, Massa buscó no perder y Bullrich intentó presentarse decidida a hacer cambios
Javier Fuego Simondet 
Cruces por la economía, varias chicanas y solo algunas menciones esparcidas sobre el escándalo del viaje en yate de Martín Insaurralde marcaron el tono del primer debate de candidatos a presidente, que se realizó anoche en Santiago del Estero entre Javier Milei (La Libertad Avanza), Patricia Bullrich (Juntos por el Cambio), Sergio Massa (Unión por la Patria), Juan Schiaretti (Hacemos por Nuestro País) y Myriam Bregman (Frente de Izquierda).
Los mayores contrapuntos giraron en torno a la economía y tuvieron al ministro Massa como blanco central. El funcionario evitó perder el control frente al embate y buscó ensayar propuestas. Bullrich se mostró más firme en materia de seguridad y menos específica en cuanto a las propuestas económicas.
Milei dejó de lado cualquier mención a la dolarización y buscó tomar distancia del resto por su falta de antecedentes de gestión. Schiaretti, en tanto, tuvo un discurso localista, sobre su mandato en Córdoba, y Bregman fue la única que reivindicó la protesta social.
Cruces por la economía, varias chicanas y menciones esparcidas sobre el “affaire Insaurralde” marcaron el tono del primer debate de candidatos a presidente, que finalizó anoche en Santiago del Estero entre Javier Milei (La Libertad Avanza), Patricia Bullrich (Juntos por el Cambio), Sergio Massa (Unión por la Patria), Juan Schiaretti (Hacemos por Nuestro País) y Myriam Bregman (Frente de Izquierda).
En la dinámica que se vio anoche en Santiago del Estero los candidatos a presidente se mostraron enfrascados en pedidos de réplica a las afirmaciones que se expusieron en los distintos ejes, con un fuerte intercambio en el primero de los temas en discusión, el económico, y otro duro capítulo de cruces en el tramo de las preguntas entre postulantes.
El primer segmento fue el económico, y ahí quedó claro que Milei y Massa buscaron polarizar entre sí, mientras Bullrich, Schiaretti y Bregman confrontaron con todos sus competidores. Después, en el capítulo final, el libertario y el ministro volverían con preguntas directas a Bullrich, por considerar que es el tema en el que menos fluidez muestra.
Milei inició el debate económico con un racconto: “La Argentina inició el siglo XX siendo el país más rico del mundo, hoy estamos de la mitad para abajo. Se explica por el modelo de la casta, que parte de la premisa nefasta de que donde hay una necesidad nace un derecho”, sostuvo. “Proponemos hacer una reforma del Estado, bajar drásticamente el gasto público, reducir impuestos, hacer privatizaciones para sacarnos las nefastas empresas del Estado de encima, abrir la economía y cerrar el Banco Central”, especificó Milei.
Al libertario le respondió primero Bregman, que le reprochó: “No es casta pero hace alianzas con [Luis] Barrionuevo, le arma la lista Massa y ya se mudó a un barrio privado”. Tomó la posta Schiaretti, que afirmó que para terminar con la inflación hay que “tener equilibrio fiscal, un Banco Central independiente, ir a un tipo de cambio libre y único”.
Las respuestas a Milei las siguió Massa. Dijo que el candidato de La Libertad Avanza “plantea la vuelta de las AFJP, la privatización de YPF, que cada hijo de argentinos pague la universidad, y un modelo de dolarización que solo tienen Zimbabue, El Salvador y Ecuador”. Milei le respondió: “¿Por qué no me cuenta el desastre fiscal que está haciendo con el plan platita?”. Bullrich atacó la idea de cerrar el Banco Central. Planteó que, de hacerlo, la Argentina se convertiría en “un paraíso fiscal”.
Antes de proponer medidas como “poner en marcha la moneda digital argentina”, Massa señaló: “Tengo claro que la inflación es un enorme problema y que los errores del Gobierno lastimaron a la gente. Por ellos, aunque no era parte hasta asumir como ministro de Economía, pido disculpas”. También sostuvo que buscará, en caso de ser elegido, “subir las penas de la [ley] penal, cambiaria y tributaria”.
A esa altura del debate, Massa se convirtió en blanco de las réplicas. Bregman le reprochó que “el presupuesto del año que viene ya lo ató al Fondo Monetario Internacional”. Bullrich cruzó al ministro e incluyó el escándalo de Martín Insaurralde en el debate, tema al que también apeló Bregman en algunos tramos. “Massa, explicales a los argentinos cómo, siendo el peor ministro de Economía, podés ser un buen presidente. ¿Querés hacer una ley penal? Ahí tenés el primero, [Martín] Insaurralde, andá a buscarlo”, le espetó la candidata de Juntos por el Cambio.
“¿ A ustedes les mejoró la vida Massa ministro? Seguramente, no ”, señaló Schiaretti. “Qué lindo que suena todo lo que dice, lástima que no lo puede hacer si no baja la inflación”, dijo Milei. El libertario y Massa machacaron sobre Bullrich en temas económicos. “Señora Bullrich, usted dice que va a bajar la inflación, pero no esbozó ninguna medida para eliminarla”, aseveró Milei. Massa le dijo a Bullrich: “Habla de los jubilados. Me tocó a mí ver la sonrisa de los jubilados cuando tuve que devolverles el 13% que ella recortó”. La candidata de JxC no fue muy contundente en este tópico.
El eje educación siguió al económico, aunque el agotamiento de los pedidos de réplica (contaban con cinco cada uno de los candidatos) hizo que no existieran muchos cruces. Massa destacó que envió un presupuesto que eleva de 6% a 8% el porcentaje del PBI destinado a educación. Bullrich reprochó al kirchnerismo por las “escuelas cerradas” y propuso declarar la educación “servicio esencial”. Schiaretti afirmó que quiere replicar el modelo educativo cordobés y Bregman destacó la “lucha” de los docentes y propuso “que los funcionarios políticos cobren como un docente”. Milei se afirmó sobre su propuesta de “implementar el capital humano”.
El tercer eje fue el de derechos humanos y motivó varios cruces. Bullrich se refirió a su vínculo con la organización Montoneros. “No usé la violencia, participé de una organización juvenil”, dijo, y comparó su caso con los del sudafricano Nelson Mandela y el uruguayo José Mujica. Pidió “basta de piquetes”.
Bullrich y Bregman se trenzaron en el pasaje de derechos humanos. La candidata de izquierda le preguntó por “Santiago Maldonado y Rafael Nahuel”. Bullrich le contestó con un saludo “a los gendarmes que fueron absueltos”. Milei dijo que los desaparecidos en la dictadura “no fueron 30.000, fueron 8753”. Schiaretti recordó su pasado como militante en el Cordobazo y dijo que tiene “tiros en el cuerpo” y que debió exiliarse. Massa destacó “el legado de memoria, verdad y justicia” y que existe una “responsabilidad de agregar los nuevos derechos humanos”, como “el derecho a un ambiente sano”.
El pasaje de las preguntas entre candidatos dejó los momentos más picantes. El primero lo protagonizaron Massa y Milei. El tigrense le pidió que se disculpara con el Papa. El libertario le dijo que ya había pedido perdón y que “lo volvería a hacer”. Con el micrófono cerrado, Massa le repetía: “Hacelo”.
Bregman inquirió a Bullrich sobre el caso de las tarjetas de la Legislatura. “¿Por qué Juntos por el Cambio y el peronismo están implicados?”, le dijo. “Todos los implicados son del peronismo, son de Insaurralde. Todos son del PJ y de Massa, él tiene que darte la explicación”, respondió la exministra. Massa recibió preguntas sobre su gestión como ministro de Economía y por promesas que lanzó para un eventual gobierno propio. Schiaretti le consultó por qué afirma que resolverá los problemas “si duplicó la inflación” en su gestión. “La Argentina heredó un acuerdo criminal con el Fondo que es inflacionario y que hace cuatro meses pudimos cambiar. [Eso] nos permitió eliminar las retenciones a las economías regionales”, contestó Massa. “Dijo que va a hacer un gobierno de unidad nacional. ¿Está sumando a los de Juntos por el Cambio?”, indagó Milei a Massa. “Tengo la humildad de saber que tenemos que competir. Puede ser que los argentinos y Dios me den la gracia de ser presidente. Si lo soy, vamos a convocar a los mejores, no importa si vienen del radicalismo, de Pro, o del partido de Javier Milei”, respondió el ministro y candidato oficialista.
“No me quedó clara la propuesta económica”, le planteó Massa a Bullrich. “El país necesita solidez fiscal. Hay que terminar de emitir como hacés vos, que tirás planes platita”, contraatacó Bullrich. Milei le preguntó a la candidata por las Leliq y Bullrich volvió sobre Massa. “¿Con Barrionuevo vas a cambiar la Argentina?”, le preguntó Bullrich a Milei. “Barrionuevo es casta y vos sos más casta que Barrionuevo. Hacés mucha pompa de que cambiaste. Vemos un problema enorme en el mercado laboral y todos los que quieran cambiar y sumarse serán bienvenidos”, fue la respuesta del libertario.

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Se impuso la premisa: no perder
Claudio JacquelinCNElos candidatos se ajustaron a la estrategia que se habían trazado, a costa de perder impacto y sorpresa
El aperitivo no podía ser más estimulante para darle atractivoal debate presidencial. El nuevo escándalo que protagonizó el recién dimitido jefe de Gabinete de la provincia de Buenos Aires Martín Insaurralde, conocido solo 24 horas antes de la exposición cara acara de los candidatos, amenazócon teñirlo todo. Pero fue apenas el disparado r de los primeros cruces.
Por lo imperativo del formato establecido y por la decisión de los candidatos, la polémica fue menos intensa de lo que podía esperarse y las formulaciones de políticas tuvieron más oportunidad de desarrollo, aunque también menos impacto, sorpresa y novedades.
Los cinco candidatos se mostraron apegados a la estrategia que se habían trazado y habían entrenado. Fue un round de estudio, con algunos pocos golpes directos al cuerpo como para probar al adversario. Cumplieron con lo que entrenaron. A reglamento.
Todos hicieron honor a la máxima de que los debates presidenciales pueden hacer perder una elección, pero difícilmente puedan asegurar un triunfo. Así, ninguno incurrió en un error fatal, pero tampoco nadie encontró un golpe de efecto suficiente para quedar como un claro triunfador. Se impuso la premisa de no perder.
Resulta difícil suponer así que se hayan satisfecho las enormes expectativas generadas. El rating tuvo picos casi como el de un partido mundialista de la selección. La Argentina sigue siendo un país extremadamente politizado, aunque los políticos tengan tanta dificultad para dar respuestas a las necesidades y demandas sociales.
Sergio Massa y Javier Milei hicieron lo que se preveía y lo que han venido haciendo después de las PASO: se eligieron como contrincantes mutuamente para mantener el centro de la escena, con más balas de fogueo que intención de dañar las chances del otro. Así, en el primer bloque temático, el de economía y educación, ambos agotaron sus derechos a réplica casi recíprocamente.
No obstante, Massa sí logró uno de los dos momentos en el que se advirtió incómodo a Milei. Fue cuando le propuso que le pidiera disculpas por sus críticas al Papa.
Finalmente, el ministro-candidato de UP volvió el bilateralismo con Milei, sobre todo cuando le dijo a Patricia Bullrich que coincidía con el postulante de La Libertad Avanza (LLA) respecto de que no le quedaba clara su propuesta económica. Milei lo reafirmó. Fue la mayor estocada que le asestaron a la candidata de Juntos por el Cambio.
Bullrich, complicada
Como ocurrió después de las PASO, a Bullrich le costó ocupar un lugar en el centro del ring a la par de Massa y Milei, por mérito ajeno y por dificultades propias para desarrollar su mensaje.
Su alocución pareció más espontánea que la de sus dos principales rivales, pero también menos fluida y precisa, de escasa riqueza verbal y con algunos tropiezos cuando se le pidieron detalles. La oposición bilateral a la que está expuesta sigue siendo un cepo del que no logra salir. Ella misma lo reforzó al desafiar al peronista y al libertario con el mismo recurso del tuteo interpelante.
El orden y el coraje, además de ofrecer gobernabilidad, fueron los atributos y la propuesta dominantes de la presentación de la postulante cambiemita en casi todas las materias. También, su antikirchnerismo absoluto y su autopostulación como la herramienta para terminarlo. En las críticas tuvo por destinatario principal a Massa y a su gobierno, aunque no logró sacar lo de su eje ni alterar nunca la postura de seguridad que este transmitía.
Sorprendió, además, el escaso eje hecho en la corrupción, a pesar de la sucesión de elementos recientes que se le habían servido en bandeja. Desde la reapertura de la causa por enriquecimiento de la familia Kirchner, pasando por el tarjetasgate de la Legislatura bonaerense hasta el flamante escándalo de Insaurralde. Pareció ser, entonces, quien menos aprovechó la oportunidad que se le brindaba, cuando era quien más necesitaba anotarse algún punto claro.
Milei, por su parte, aprovechó el lugar dominante en el que quedó después de las primarias. Buscó exhibir autoridad en la temática económica y mantuvo sus descalificaciones hacia la dirigencia política (la casta), pero sin desbordes ni agresiones que subrayaran las incógnitas sobre su equilibrio emocional.
El libertario apenas se incomodó (un poco menos que con lo del Papa) cuando Bullrich le enrostró su flamante sociedad con el sindicalista Luis Barrionuevo como un representante de “la casta”, que tanto de denuesta el libertario. “Ustedes son más casta”, fue la respuesta que encontró. Su ultraliberalismo económico se volvió a combinar así con rasgos de populismo de derecha sin pruritos.
Tuvo su momento más polémico al cuestionar la cifra de 30.000 desaparecidos y hablar de excesos “de las fuerzas del Estado”, pero no de crímenes de lesa humanidad, que adjudicó solo a las organizaciones guerrilleras. Fue así más lejos que su compañera de fórmula, Victoria Villarruel, que es hija de un militar y militante en favor de las víctimas de la guerrilla.
Con traje de teflón
Massa procuró blindarse desde el inicio al pedir disculpas por los “dolores” que provocó el actual gobierno a los argentinos, aunque eludió asumir su cuotaparte de responsabilidad. Es más: eligió mostrarse como el político arrojado que vino a evitar que se agravaran esos problemas, aunque las cifras lo desmientan. Su traje azul presidencial pareció estar revestido de una sólida capa de teflón.
Sin inmutarse, el candidato de UP eludió las críticas al oficialismo y a su gestión para presentarse como el cambio dentro de la continuidad del peronismo con un notable manejos de sus emociones. A riesgo de parecer una macchietta o una caricatura de candidato moldeado por el marketing, exhibió sus dotes de hábil polemista. Y, finalmente, se presentó como un postulante del diálogo y del consenso. Una forma de eludir las críticas de asegurar la continuidad del kirchnerismo con otro rostro, como intentó endilgarle Bullrich.
A Juan Schiaretti y a Myriam Bregman les quedó el incómodo lugar de estar en la periferia de los tres tercios que dominaron las PASO.
El cordobés se concentró en el discurso productivista, en ofrecer el cordobesismo como solución para el país y en la defensa del federalismo. La estridencia no es lo suyo y no defraudó expectativas.
La candidata de izquierda, en cambio, logró sobresalir con su discurso articulado e incisivo, que desde la periferia cuestiona a todos los candidatos por su condición de capitalistas y antipopulares. Además, fue la más filosa en la exposición del escándalo más reciente de la política, como fueron las vacaciones de lujo de Insaurralde.
Si la elección venía signada por la impugnación de una buena parte de la ciudadanía a la conducta de buena parte de la dirigencia política y las últimas tres semanas solo sumaron elementos para convertir ese tema en un ordenador, resultó así sorprendente que tuviera tan poca presencia en el debate.
Por eso fue más notorio lo de Bregman. Y por la misma razón, en contraste, lo fue el poco énfasis hecho por Bullrich.
Solo se sabrá en la noche del próximo domingo 22 cuánto impacto tendrá. Pero lo evidente es que el escándalo había dominado toda la conversación justo en el día en que la ciudadanía se pone casi tan en modo elecciones como el domingo en el que concurre a las urnas.
Y lo de Insaurralde había sido un golpe más para Sergio Massa como postulante oficialista. Por eso, después del debate, Massa dijo que el aún intendente de Lomas de Zamora debe renunciar a su candidatura a concejal. Algo tenía que decir. Sobre todo porque el hecho impacta sobre el bastión electoral perokirchnerista: es el tercer escándalo registrado después de las PASO que tiene por epicentro la provincia de Buenos Aires y a sus autoridades.
Por eso, durante el fin de semana la preocupación atravesó profundamente a Axel Kicillof y su entorno, así como volvió en enmudecer a Cristina y Máximo Kirchner, que fueron quienes llevaron a Insaurralde al gabinete provincial tras las PASO de 2021. Madre e hijo siguieron el manual familiar de mostrarse ajenos a los hechos que puedan afectarlos.
El debate presidencial les facilitó la tarea. Nadie los expuso demasiado por eso ni tampoco nadie hizo hincapié en otros asuntos que indignan, como los recientes números de inflación y pobreza.
La mayoría de los candidatos trabajó a reglamento y se ajustó, sin profundizar demasiado, al propósito de “dar a conocer y debatir ante el electorado las plataformas electorales de las agrupaciones políticas”, como reza la convocatoria.
Ante una elección que se definirá en los márgenes, ganó el imperativo de no perder por anticipado.

http://indecquetrabajaiii.blogspot.com.ar/. INDECQUETRABAJA

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