Rosario: la fiscalía pedirá perpetua para el líder del clan Funes
El representante del Ministerio Público de la Acusación adelantó en una audiencia previa al juicio que reclamará la pena máxima para uno de los jefes narco más jóvenes y sanguinarios
Germán de los SantosAlan Funes ordenó un asesinato desde la cárcel
ROSARIO.– Alan Funes ganó notoriedad cuando a fines de 2018 se grabó disparando una ametralladora en la casa de su abuela, donde cumplía detención domiciliaria. A partir de ese video, que tenía como objetivo mostrar el poder de fuego de un grupo narco que conformaba con sus hermanos -dos fueron asesinados-, comenzó a transformarse en un engranaje rabioso de la violencia narco. Actualmente Funes está preso en la cárcel de Ezeiza, donde cumple una pena de 35 años, pero es posible que la condena se incremente, ya que esta semana la Fiscalía de Rosario pidió la pena de prisión perpetua por matar a una joven que se resistía a vender cocaína en un búnker que manejaba el clan criminal en la zona sur de Rosario. Funes pagó desde la cárcel de Ezeiza 30.000 pesos a dos soldaditos para que asesinaran a esa mujer.
Durante una audiencia preliminar al juicio oral, el fiscal Gastón Ávila adelantó que pedirá la pena de prisión perpetua para Funes como instigador del asesinato de la joven Mariel Lezcano, de 21 años, ocurrido el 13 de octubre de 2021.
Se prevé que la misma pena se pida para otros dos acusados como los ejecutores del homicidio, identificados como Iván Gutiérrez y Ulises Chapire, y seis años de cárcel por encubrimiento para Fabián Domínguez, el cuarto implicado.
La madre de la víctima había recibido en septiembre de 2021 un llamado de Funes, desde el penal de Ezeiza. “¿Vos qué onda que no me querés agarrar el negocio? Te voy a salir con la más loca”, advirtió el narco rosarino. Esa frase era una especie de condena para su hija, que vendía drogas pero que no recaudaba para Funes. Lo que pretendía el jefe narco era que el dinero de la droga que se vendía en un histórico búnker de La Tablada fuera a sus bolsillos. Para convencer a esas mujeres que eran su mano de obra barata usaba las balas.
Mariel Lezcano, la víctima, cumplía prisión domiciliaria por una condena federal a seis años por comercio de estupefacientes, dictada en el mismo juicio en el que fue sentenciado Funes. Es decir, Lezcano había trabajado para el joven narco pero en 2021 tenía otros planes.
Una hija menor de edad de la mujer, declaró :“Ami mamá la amenazaronconque sino vendí amos droga para ellos nos iban a volar la gorra”.
Gisela, la madre de Mariel, declaró que Jorge Funes, padre de Alan, la visitó en su casa y le dijo “Alan está tirado, no tiene quién le maneje el búnker”, para luego repetir la advertencia: “Te va a volar la gorra”.
De acuerdo a la investigación del fiscal Ávila, unos días después de esas amenazas, dos sicarios a los que Funes contrató por 30.000 pesos, y a quienes les proveyó una pistola 9 milímetros y una moto Honda Wave, mataron a Lezcano en su casa de Ayacucho al 4300. Para el fiscal, Gutiérrez y Chapire hasta ese lugar el 13 de octubre de 2021, Gutiérrez se bajó de la moto y Chapire quedó como conductor. De acuerdo a la descripción del hecho elaborada por el fiscal, Gutiérrez caminó hasta la casa de Lezcano, golpeó la puerta y, cuando la chica abrió, le disparó en la cabeza y la cadera. Mariel murió en el acto.
Una zona problemática
Ese búnker del barrio La Tablada, ubicado a pocas cuadras de la sede de la Agencia de Investigación Criminal, está rodeado de hechos sangrientos desde hace tiempo. Ese punto de venta de drogas lo maneja desde la cárcel Alan Funes, uno de los narcos más jóvenes –tiene 25 años- y sanguinarios de Rosario, que está preso en el penal federal de Ezeiza, donde los investigadores creen que tejió los contactos con lugartenientes de la villa 1-11-14 para contratar sicarios que son desconocidos en los barrios de Rosario, por lo que hace más complejo identificar los responsables materiales de los crímenes.
Uno de esos sicarios fue Rubén Darío Morel, que está acusado de ejecutar en abril de 2022 de un disparo en la cabeza a María Elena González, de 63 años, en Necochea al 4200, en el corazón del barrio La Tablada. Esa noche golpeó la puerta de la casa y cuando la mujer salió le disparó en la cabeza. Un ataque con características similares al que llevó ahora a juicio a Alan Funes.
González, conocida en el barrio por vender droga, murió en el acto. A Morel lo detuvieron tres horas después. Le incautaron una vaina servida y otra intacta calibre 9 mm, y un celular viejo, que sólo tenía dos números agendados y varias imágenes de balaceras.
La Mari, como se la conocía en el barrio, había sido blanco de por lo menos dos ataques a balazos. Fue testigo en una causa en la que otros dos sicarios del clan Funes fueron imputados, Agustín Arselli, de 22 años y Joel Olguín, de 24. La fiscal Valeria Haurigot ordenó en setiembre de 2021 una serie de allanamientos para dar con estos dos jóvenes. Uno de los lugares allanados fue el búnker de Chacabuco al 4100 y allí estaba el paraguayo Morel, que quedó demorado pero después quedó en libertad porque no aparecía en ninguna investigación ni causa judicial.
A partir de ese momento, quedó en el radar de los investigadores. En una conversación que Morel mantuvo con su abuela –en parte es en guaraní- le dijo que hacía poco tiempo había salido de la cárcel en Buenos Aires, donde tiene antecedentes por “robos menores”.
El detonante de todos estos crímenes fue la voracidad de Funes por recaudar dinero desde la cárcel a través de la venta al menudeo de droga en un barrio que manejó su familia.
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Después de 17 años, los hermanos Castedo quedaron cerca de la condena por asesinato
Señalados como los principales proveedores de cocaína, los acusados son juzgados por el crimen de una productora rural
Una fiscal penal solicitó anteayer la pena de prisión perpetua para los hermanos Delfín Reynaldo Castedo y Raúl Amadeo “Hula” Castedo, en el juicio por el homicidio de la productora rural Liliana Ledesma, ocurrido en la localidad de Salvador Mazza, en la frontera de Salta con Bolivia, en septiembre de 2006.
Fuentes judiciales informaron que la fiscal penal de Graves Atentados contra las Personas (GAP), Claudia Carreras, pidió, al pronunciar los alegatos, la pena de prisión para los hermanos Castedo, por considerarlos coautores de los delitos de homicidio calificado por alevosía y por el concurso premeditado de dos o más personas.
Además, solicitó la imposición de una multa actualizada, tras lo que el tribunal ordenó pasar a un cuarto intermedio hasta hoy, a las 16.30, para continuar con los alegatos de la querella y la defensa.
Carreras expuso sus alegatos en el marco de este juicio, que comenzó el 19 de septiembre pasado, luego de incorporada la prueba por lectura y clausurado el debate.
Los hermanos Castedo llegaron al debate oral imputados por los delitos de homicidio calificado por alevosía y por el concurso premeditado de dos o más personas y encubrimiento.
Los miembros de la Sala I del Tribunal de Juicio de Orán, los jueces Edgardo Laurenci, Raúl Fernando López y Claudio Alejandro Parisi, están a cargo de las audiencias.
Además de Carreras en representación del Ministerio Público de Salta, en estas audiencias intervienen, por la querella, los abogados David Leiva y Grisel Kolb, mientras que en ejercicio de la defensa actúan Horacio Daniel Morales y Mariano Ariel Álvarez.
En 2010 la ex Cámara en lo Criminal de San Ramón de la Nueva Orán había condenado por el mismo hecho a María Gabriela Aparicio, Aníbal Tárraga, Lino Ademar Moreno –actualmente prófugo– y Casimiro Torres, a quienes les impusieron la pena de prisión perpetua. En tanto Patricia Guerra fue condenada a la pena de diez años de prisión y Juan Moreno recibió la pena de cuatro años de prisión efectiva.
Los hermanos Castedo, considerados los líderes de una organización dedicada al narcotráfico en la frontera de Salta con Bolivia, participan de las audiencias por vía remota desde su lugar de detención en el Servicio Penitenciario Federal de Ezeiza, donde se encuentran alojados a disposición conjunta del Juzgado Federal de Orán y de la Justicia provincial.
En esa unidad penitenciaria también se encuentra alojado Alan Funes, uno de los jefes narco más jóvenes y sanguinarios de Rosario, que, casi al mismo tiempo que sus compañeros de pabellón, recibió la información de que la fiscalía de Rosario prepara un pedido de prisión perpetua para sostener la acusación en su contra en el debate oral que definirá las responsabilidades de un homicidio dentro de un búnker narco (de lo que se informa por separado). La paradoja temporal está por determinar penas similares para dos narcos que no solo comparten ahora lugar de encierro, sino que antes eran dos de las puntas de la cadena de comercio de drogas, los Castedo como mayoristas que abastecían –o aún lo hacen– a los clanes de vendedores minoristas que causan terror en Rosario.
Puñaladas en la frontera
El crimen de Ledesma fue cometido el 21 de septiembre de 2006, en una pasarela peatonal de la localidad de Salvador Mazza, ubicada en la frontera entre Salta y Bolivia, a unos 408 kilómetros al norte de la capital salteña. Allí, la mujer recibió siete puñaladas y un tajo que comenzó en el labio superior y terminó abriendo el inferior dejando al descubierto dientes y encías.
Días antes de ser asesinada, la víctima había denunciado públicamente a los Castedo y al entonces diputado provincial Ernesto Aparicio –hermano de la condenada María Gabriela y fallecido en 2013– por cerrar un camino vecinal que unía Salvador Mazza con Bolivia, para utilizarlo para traficar drogas.
En tanto, Delfín Castedo fue condenado en 2022 a 16 años de prisión por ser el jefe de una asociación ilícita dedicada al narcotráfico y al lavado de activos, por el Tribunal Oral Federal 1 de Salta, que, además, impuso penas de entre 3 y 9 años de cárcel a otros seis imputados.
Este proceso, que se extendió durante más de un año, se realizó íntegramente con ambos imputados de manera remota, desde Ezeiza. El juicio oral y público sufrió siete suspensiones por maniobras de la defensa, y en un principio se iba a desarrollar en tres jornadas, con la comparecencia de 18 testigos, pero ya se concretaron nueve audiencias y para hoy está convocada la décima.
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Llevaron a un preso a un hospital y se fugó mientras todos dormían
El protagonista de la insólita evasión estaba condenado a cumplir una pena de seis años por transportar más de dos toneladas de marihuana
Un preso condenado por narcotráfico, que cumplía la sentencia en una cárcel de Mendoza, fue el protagonista de la segunda fuga de un penal del Servicio Penitenciario Federal (SPF) en una semana. Hace siete días, Mauricio Laferrara, alias Caníbal, jefe de sicarios de una banda narco de Rosario, huyó del penal de Villa Devoto.
Anteayer, el interno, identificado por fuentes policiales como Cristian Darío Pizarro Rivero, aprovechó el traslado al hospital Central, de Mendoza, para huir por la puerta principal del nosocomio. Pizarro Rivero fue uno de los cuatro miembros de una banda de narcotraficantes condenados por transportar casi 2300 kilos de marihuana. El Tribunal Oral Federal Nº 2, de Mendoza, le impuso una pena de seis años.
A partir de la reconstrucción de la fuga realizada por los investigadores judiciales se determinó que Pizarro Rivero logró que, el 17 de octubre pasado, lo trasladaran desde el penal federal de Mendoza al hospital Central de la capital provincial, para someterse a una intervención quirúrgica.
Hasta el momento ninguna autoridad del SPF explicó por qué se permitió que Pizarro Rivero, permaneciera más de doce días internado en el hospital Central, con una custodia mínima. Durante la madrugada de anteayer, el narcotraficante condenado, se levantó de la cama 10, salió de la habitación 303 del tercer piso y abandonó el hospital Central por la puerta principal.
La fuga del condenado quedó registrada por una cámara de seguridad a las 3.30. El guardiacárcel que custodiaba al narco advirtió la evasión a las 6.30, cuando ingresó en la habitación para comprobar si el preso estaba en su cama. En las imágenes registradas por los dispositivos electrónicos se pudo observar que vestía una campera azul, pantalón deportivo negro y zapatillas marrones. Además, tenía alguna dificultad al caminar, posiblemente provocada por la cicatriz de la herida causada durante la intervención quirúrgica.
Hasta el momento, las autoridades del SPF solo iniciaron un sumario contra el guardiacárcel que custodiaba a Pizarro Romero. Tanto la fuga de Laferrara como del narco mendocino ocurrieron pocos días después del cambio de autoridades en la cúpula del SPF.
Contrabando de cigarrillos
Gendarmería
En los últimos días se realizaron varios procedimientos contra el tráfico de cigarrillos, contrabando que utiliza la misma ruta y los métodos que usan quienes ingresan marihuana a nuestro país desde Paraguay. Solo en el último mes, la Gendarmería decomisó en Misiones más de 260.000 atados de cigarrillos, cargamentos que fueron valuados por las autoridades en más de $100.000.000.
http://indecquetrabajaiii.blogspot.com.ar/. INDECQUETRABAJA
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