Reflotan el acuerdo con el FMI y habrá un desembolso de US$4700 millones
Caputo pidió aprobar la ley ómnibus; “si no, las medidas serán más duras”, advirtió
Rafael Mathus Ruiz y Francisco Jueguen
El ministro de Economía, Luis Caputo, hizo el anuncio en conferencia de prensa
El Gobierno y el Fondo Monetario Internacional (FMI) llegaron ayer a un acuerdo para reflotar el programa de facilidades extendidas firmado por la administración de Alberto Fernández y que estaba caído por el incumplimiento de las metas en que incurrió el país durante la gestión de Sergio Massa en el Ministerio de Economía.
El acuerdo, que deberá ser refrendado por el directorio del Fondo a fines de este mes, permitirá el desembolso de US$4700 millones. “No es plata nueva, es para pagar los vencimientos de capital ocurridos en diciembre, en enero y el que va a venir en abril”, aclaró el ministro de Economía, Luis Caputo, en la conferencia en la que se informó el acuerdo, de la que también participó el presidente del Banco Central, Santiago Bausili.
Al anunciar el nuevo pacto, el Fondo combinó advertencias por la crisis, elogios al nuevo plan de ajuste del presidente Javier Milei (que incluye fuertes recortes de gastos, aumentos de impuestos y baja de subsidios) y duras críticas al incumplimiento de metas y a la herencia que dejaron Fernández y Massa.
El país se comprometió a alcanzar un superávit fiscal de 2% (o equilibrio financiero) y a acumular US$10.000 millones en las reservas del Banco Central. “Estamos comprometidos a cumplirlo”, dijo Caputo y advirtió que si la ley ómnibus no se aprueba “las medidas van a ser más duras y los argentinos lo van a sufrir más ”.
WASHINGTON.– El Gobierno y el Fondo Monetario Internacional (FMI) alcanzaron ayer un nuevo acuerdo técnico para reflotar el programa firmado durante la administración de Alberto Fernández, despejar el camino para liberar un nuevo giro por US$4700 millones para la Argentina y apuntalar el plan del presidente Javier Milei para comenzar a estabilizar la economía.
En conferencia de prensa, el ministro de Economía, Luis Caputo, aclaró que “no es plata nueva, es la plata para pagar los vencimientos de capital ocurridos en diciembre –que para hacerlo tuvimos que pedirle plata a la CAF–, el vencimiento de enero y el que va a venir en abril. Esos tres vencimientos suman aproximadamente ese monto”.
El acuerdo, el primero que cierra el gobierno de Milei con el Fondo y que aún debe ser aprobado por el board, llega luego de varias semanas de negociaciones y una misión técnica de funcionarios del staff del organismo a Buenos Aires para terminar las discusiones con el equipo que dirige Caputo.
“Si se quisiera ir a un nuevo acuerdo y eventualmente pedir nuevos fondos, el Fondo Monetario está abierto a esa posibilidad, pero creemos que es hora de que el país resuelva sus problemas financieros solucionando sus problemas estructurales de fondo, que es su adicción al exceso de gasto público, al déficit fiscal que es en definitiva lo que termina generando todos los problemas que la sociedad después sufre”, evaluó el ministro.
Al anunciar el nuevo pacto, el Fondo combinó advertencias por la crisis, elogios al nuevo plan de ajuste y duras críticas al incumplimiento de metas y la herencia que dejaron Fernández y el exministro Sergio Massa, pese a que el Fondo aprobó todas las revisiones del programa durante el gobierno anterior. Entre las metas están un superávit fiscal de 2% o equilibrio financiero, y la acumulación de reservas por US$10.000 millones a fin de año.
Acompañado por el presidente del Banco Central, Santiago Bausili, Caputo brindó una conferencia de prensa en el Ministerio de Economía en la que además urgió al Congreso a que apruebe la ley ómnibus enviada por la Casa Rosada al parlamento, que incluye varias reformas económicas claves para alcanzar las metas. De lo contrario, el Gobierno deberá tomar medidas “más duras”, advirtió. “En la medida en que la ley no pase las medidas van a ser más duras. Y los argentinos van a sufrirlas más. Es extremadamente importante que esta ley pase para hacer esto de la manera más armoniosa posible”, señaló el jefe del Palacio de Hacienda.
En tanto, ante una pregunta de si la alta inflación podría motivar nuevos ajustes en el tipo de cambio oficial, Bausili señaló: “Lo monetario y lo cambiario fue parte central de la discusión. El FMI está cómodo con ambas políticas y con la meta de acumulación de reservas, que es de 10.000 millones de dólares a fin de año”. El presidente del BCRA insistió: “No hay cambios en la política cambiaria ni monetaria”
El nuevo entendimiento llega tras los fracasos de los programas de Mauricio Macri y Alberto Fernández y se construyó a partir de las primeras medidas tomadas por el gobierno de Milei para estabilizar la economía, recomponer las reservas del Banco Central y alcanzar el déficit cero. El núcleo del plan es el fuerte ajuste –superior al que contemplaba el acuerdo original– diseñado a partir de un menú de amplios recortes de gastos, incluido el congelamiento de la obra pública, y aumentos de impuestos, una estrategia fiscal ortodoxa que calza a la perfección con las recetas del Fondo.
“La nueva administración ya está implementando un ambicioso plan de estabilización, basado en una gran consolidación fiscal inicial, junto con acciones para reconstruir las reservas, corregir desajustes de precios relativos, fortalecer el balance del Banco Central y crear un sistema más simple, basado en reglas y en el mercado. También prevé la ampliación de la asistencia social para proteger a los más vulnerables”, elogió el Fondo en su comunicado.
Más allá de ese respaldo, el Fondo abrió el paraguas al advertir que la economía empeorará antes de mejorar, aunque se preocupó por remarcar que las primeras medidas del Gobierno permitieron evitar una crisis mayor. “Aunque el camino hacia la estabilidad será desafiante y las condiciones empeorarán antes de mejorar, las acciones iniciales lograron evitar una intensificación de la crisis”, indicó el comunicado.
La devaluación y la corrección de precios relativos, advirtió el organismo, aumentará la inflación. La apuesta, plasmada en el comunicado, es que la implementación del plan y la reconstrucción de la confianza gatillen un proceso de desinflación, con una recuperación del crecimiento y los salarios reales, un escenario que jamas se logró durante los gobiernos de Macri o el de Fernández.
El Fondo dijo que se alcanzaron entendimientos “sobre un conjunto reforzado de políticas para restaurar la estabilidad macro económica y volver a encarrilar el programa actual ”.
Y dejó entrever el fuerte malestar con el cierre de la gestión de Massa y Alberto Fernández al indicar que los objetivos claves del programa no se alcanzaron “por amplios márgenes debido a los severos reveses en las políticas del gobierno anterior”.
“La nueva administración heredó una situación económica y social excepcionalmente desafiante, con desequilibrios macroeconómicos crecientes que reflejan principalmente políticas inconsistentes y expansivas, especialmente durante los últimos trimestres del año pasado”, fustigó el comunicado del organismo.
Con el programa “severamente descarrilado”, el Fondo dijo que Milei y Caputo “actuaron con rapidez y decisión para desarrollar y comenzar a implementar un sólido paquete de políticas para restaurar la estabilidad macroeconómica y están totalmente decididos a volver a encarrilar el programa actual”.
Ante la fuerte incertidumbre en la que aparece envuelta la economía, el Fondo dejó la puerta abierta para más retoques del plan –ajustes– a futuro: “Dadas las grandes incertidumbres, las autoridades se han comprometido a recalibrar las políticas según sea necesario para cumplir los objetivos del programa”.
Un poco de historia reciente
A fines de agosto pasado, el FMI había aprobado las quinta y sexta revisión del programa con la Argentina en medio de tironeos con Massa en medio de la campaña presidencial, y luego de un fuerte retraso por las negociaciones. Luego de las primarias de agosto, y tras una corrección del tipo de cambio oficial, el Fondo giró US$7500 millones. En el informe del staff, el Fondo habló de “una economía cada vez más frágil” y pidió un fuerte ajuste.
Por caso, reclamó un fuerte recorte de los salarios y nuevos aumentos de tarifas para reducir el peso de los subsidios económicos en el resultado fiscal. Además, se volvieron a reacomodar las metas –una práctica habitual durante la gestión anterior–, aunque se mantuvo el objetivo de déficit fiscal en el 1,9% del PBI para el año anterior. Las metas de reservas netas pasaron de US$10.277 millones a US$3577 millones, y la emisión de pesos del Central se elevó a $1,29 billones. Al final, ninguna de las tres metas se cumplió y el gobierno de Milei aseveró durante los últimos días, a través de sus voceros, que el acuerdo con el organismo estaba “caído”.
“Desde la finalización del cuarto examen, la situación económica de la Argentina se ha vuelto cada vez más frágil, con episodios de mayor volatilidad del mercado, y más recientemente, con incertidumbres políticas”, comenzó el análisis de agosto. “Si bien la sequía histórica resultó en pérdidas mayores a las esperadas en la producción agrícola, las exportaciones y los ingresos fiscales, la actividad no agrícola ha mostrado resiliencia, lo que refleja una demanda interna sólida, en parte gracias al resultado de desvíos en las políticas. La inflación y las presiones externas se han intensificado, con reservas cayendo a niveles peligrosamente bajos debido a la sequía y a una política de ajuste insuficiente. Los desvíos de políticas se reflejan en parte en limitaciones políticas y electorales”, agregaron.
El “plan platita” de Massa terminó por hundir el programa y deshilachó la relación con el staff del FMI, que quedó virtualmente congelada durante el resto de la campaña presidencial.
Con la victoria de Milei, que propuso de entrada un plan de ajuste mucho más duro, llegaron las felicitaciones de la jefa del FMI, Kristalina Georgieva, y del staff del Fondo por las primeras medidas tomadas por Caputo. El 12 de diciembre, el FMI declaró sobre el paquete inicial: “Constituye una buena base para proseguir las discusiones encaminadas a reconducir el actual programa respaldado por el Fondo”.
El lunes, la misión del staff del FMI en el país cerró su trabajo con un encuentro que incluyó a Caputo y al jefe de Gabinete, Nicolás Posse, por el lado argentino, y el subdirector del Departamento del Hemisferio Occidental, Luis Cubeddu; el jefe de la misión, Ashvin Ahuja, y Ben Kelmanson, representante del FMI en la Argentina por parte del organismo. El objetivo del Gobierno era conseguir los waivers por las metas que no se cumplieron de la séptima revisión del acuerdo –que le correspondía a la gestión de Alberto Fernández, Cristina Kirchner y Massa– y así destrabar el fondeo que le tocaría a la Argentina para evitar un drenaje mayor de reservas ante los próximos vencimientos de la deuda.
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El Gobierno y el Fondo Monetario Internacional (FMI) llegaron ayer a un acuerdo para reflotar el programa de facilidades extendidas firmado por la administración de Alberto Fernández y que estaba caído por el incumplimiento de las metas en que incurrió el país durante la gestión de Sergio Massa en el Ministerio de Economía.
El acuerdo, que deberá ser refrendado por el directorio del Fondo a fines de este mes, permitirá el desembolso de US$4700 millones. “No es plata nueva, es para pagar los vencimientos de capital ocurridos en diciembre, en enero y el que va a venir en abril”, aclaró el ministro de Economía, Luis Caputo, en la conferencia en la que se informó el acuerdo, de la que también participó el presidente del Banco Central, Santiago Bausili.
Al anunciar el nuevo pacto, el Fondo combinó advertencias por la crisis, elogios al nuevo plan de ajuste del presidente Javier Milei (que incluye fuertes recortes de gastos, aumentos de impuestos y baja de subsidios) y duras críticas al incumplimiento de metas y a la herencia que dejaron Fernández y Massa.
El país se comprometió a alcanzar un superávit fiscal de 2% (o equilibrio financiero) y a acumular US$10.000 millones en las reservas del Banco Central. “Estamos comprometidos a cumplirlo”, dijo Caputo y advirtió que si la ley ómnibus no se aprueba “las medidas van a ser más duras y los argentinos lo van a sufrir más ”.
WASHINGTON.– El Gobierno y el Fondo Monetario Internacional (FMI) alcanzaron ayer un nuevo acuerdo técnico para reflotar el programa firmado durante la administración de Alberto Fernández, despejar el camino para liberar un nuevo giro por US$4700 millones para la Argentina y apuntalar el plan del presidente Javier Milei para comenzar a estabilizar la economía.
En conferencia de prensa, el ministro de Economía, Luis Caputo, aclaró que “no es plata nueva, es la plata para pagar los vencimientos de capital ocurridos en diciembre –que para hacerlo tuvimos que pedirle plata a la CAF–, el vencimiento de enero y el que va a venir en abril. Esos tres vencimientos suman aproximadamente ese monto”.
El acuerdo, el primero que cierra el gobierno de Milei con el Fondo y que aún debe ser aprobado por el board, llega luego de varias semanas de negociaciones y una misión técnica de funcionarios del staff del organismo a Buenos Aires para terminar las discusiones con el equipo que dirige Caputo.
“Si se quisiera ir a un nuevo acuerdo y eventualmente pedir nuevos fondos, el Fondo Monetario está abierto a esa posibilidad, pero creemos que es hora de que el país resuelva sus problemas financieros solucionando sus problemas estructurales de fondo, que es su adicción al exceso de gasto público, al déficit fiscal que es en definitiva lo que termina generando todos los problemas que la sociedad después sufre”, evaluó el ministro.
Al anunciar el nuevo pacto, el Fondo combinó advertencias por la crisis, elogios al nuevo plan de ajuste y duras críticas al incumplimiento de metas y la herencia que dejaron Fernández y el exministro Sergio Massa, pese a que el Fondo aprobó todas las revisiones del programa durante el gobierno anterior. Entre las metas están un superávit fiscal de 2% o equilibrio financiero, y la acumulación de reservas por US$10.000 millones a fin de año.
Acompañado por el presidente del Banco Central, Santiago Bausili, Caputo brindó una conferencia de prensa en el Ministerio de Economía en la que además urgió al Congreso a que apruebe la ley ómnibus enviada por la Casa Rosada al parlamento, que incluye varias reformas económicas claves para alcanzar las metas. De lo contrario, el Gobierno deberá tomar medidas “más duras”, advirtió. “En la medida en que la ley no pase las medidas van a ser más duras. Y los argentinos van a sufrirlas más. Es extremadamente importante que esta ley pase para hacer esto de la manera más armoniosa posible”, señaló el jefe del Palacio de Hacienda.
En tanto, ante una pregunta de si la alta inflación podría motivar nuevos ajustes en el tipo de cambio oficial, Bausili señaló: “Lo monetario y lo cambiario fue parte central de la discusión. El FMI está cómodo con ambas políticas y con la meta de acumulación de reservas, que es de 10.000 millones de dólares a fin de año”. El presidente del BCRA insistió: “No hay cambios en la política cambiaria ni monetaria”
El nuevo entendimiento llega tras los fracasos de los programas de Mauricio Macri y Alberto Fernández y se construyó a partir de las primeras medidas tomadas por el gobierno de Milei para estabilizar la economía, recomponer las reservas del Banco Central y alcanzar el déficit cero. El núcleo del plan es el fuerte ajuste –superior al que contemplaba el acuerdo original– diseñado a partir de un menú de amplios recortes de gastos, incluido el congelamiento de la obra pública, y aumentos de impuestos, una estrategia fiscal ortodoxa que calza a la perfección con las recetas del Fondo.
“La nueva administración ya está implementando un ambicioso plan de estabilización, basado en una gran consolidación fiscal inicial, junto con acciones para reconstruir las reservas, corregir desajustes de precios relativos, fortalecer el balance del Banco Central y crear un sistema más simple, basado en reglas y en el mercado. También prevé la ampliación de la asistencia social para proteger a los más vulnerables”, elogió el Fondo en su comunicado.
Más allá de ese respaldo, el Fondo abrió el paraguas al advertir que la economía empeorará antes de mejorar, aunque se preocupó por remarcar que las primeras medidas del Gobierno permitieron evitar una crisis mayor. “Aunque el camino hacia la estabilidad será desafiante y las condiciones empeorarán antes de mejorar, las acciones iniciales lograron evitar una intensificación de la crisis”, indicó el comunicado.
La devaluación y la corrección de precios relativos, advirtió el organismo, aumentará la inflación. La apuesta, plasmada en el comunicado, es que la implementación del plan y la reconstrucción de la confianza gatillen un proceso de desinflación, con una recuperación del crecimiento y los salarios reales, un escenario que jamas se logró durante los gobiernos de Macri o el de Fernández.
El Fondo dijo que se alcanzaron entendimientos “sobre un conjunto reforzado de políticas para restaurar la estabilidad macro económica y volver a encarrilar el programa actual ”.
Y dejó entrever el fuerte malestar con el cierre de la gestión de Massa y Alberto Fernández al indicar que los objetivos claves del programa no se alcanzaron “por amplios márgenes debido a los severos reveses en las políticas del gobierno anterior”.
“La nueva administración heredó una situación económica y social excepcionalmente desafiante, con desequilibrios macroeconómicos crecientes que reflejan principalmente políticas inconsistentes y expansivas, especialmente durante los últimos trimestres del año pasado”, fustigó el comunicado del organismo.
Con el programa “severamente descarrilado”, el Fondo dijo que Milei y Caputo “actuaron con rapidez y decisión para desarrollar y comenzar a implementar un sólido paquete de políticas para restaurar la estabilidad macroeconómica y están totalmente decididos a volver a encarrilar el programa actual”.
Ante la fuerte incertidumbre en la que aparece envuelta la economía, el Fondo dejó la puerta abierta para más retoques del plan –ajustes– a futuro: “Dadas las grandes incertidumbres, las autoridades se han comprometido a recalibrar las políticas según sea necesario para cumplir los objetivos del programa”.
Un poco de historia reciente
A fines de agosto pasado, el FMI había aprobado las quinta y sexta revisión del programa con la Argentina en medio de tironeos con Massa en medio de la campaña presidencial, y luego de un fuerte retraso por las negociaciones. Luego de las primarias de agosto, y tras una corrección del tipo de cambio oficial, el Fondo giró US$7500 millones. En el informe del staff, el Fondo habló de “una economía cada vez más frágil” y pidió un fuerte ajuste.
Por caso, reclamó un fuerte recorte de los salarios y nuevos aumentos de tarifas para reducir el peso de los subsidios económicos en el resultado fiscal. Además, se volvieron a reacomodar las metas –una práctica habitual durante la gestión anterior–, aunque se mantuvo el objetivo de déficit fiscal en el 1,9% del PBI para el año anterior. Las metas de reservas netas pasaron de US$10.277 millones a US$3577 millones, y la emisión de pesos del Central se elevó a $1,29 billones. Al final, ninguna de las tres metas se cumplió y el gobierno de Milei aseveró durante los últimos días, a través de sus voceros, que el acuerdo con el organismo estaba “caído”.
“Desde la finalización del cuarto examen, la situación económica de la Argentina se ha vuelto cada vez más frágil, con episodios de mayor volatilidad del mercado, y más recientemente, con incertidumbres políticas”, comenzó el análisis de agosto. “Si bien la sequía histórica resultó en pérdidas mayores a las esperadas en la producción agrícola, las exportaciones y los ingresos fiscales, la actividad no agrícola ha mostrado resiliencia, lo que refleja una demanda interna sólida, en parte gracias al resultado de desvíos en las políticas. La inflación y las presiones externas se han intensificado, con reservas cayendo a niveles peligrosamente bajos debido a la sequía y a una política de ajuste insuficiente. Los desvíos de políticas se reflejan en parte en limitaciones políticas y electorales”, agregaron.
El “plan platita” de Massa terminó por hundir el programa y deshilachó la relación con el staff del FMI, que quedó virtualmente congelada durante el resto de la campaña presidencial.
Con la victoria de Milei, que propuso de entrada un plan de ajuste mucho más duro, llegaron las felicitaciones de la jefa del FMI, Kristalina Georgieva, y del staff del Fondo por las primeras medidas tomadas por Caputo. El 12 de diciembre, el FMI declaró sobre el paquete inicial: “Constituye una buena base para proseguir las discusiones encaminadas a reconducir el actual programa respaldado por el Fondo”.
El lunes, la misión del staff del FMI en el país cerró su trabajo con un encuentro que incluyó a Caputo y al jefe de Gabinete, Nicolás Posse, por el lado argentino, y el subdirector del Departamento del Hemisferio Occidental, Luis Cubeddu; el jefe de la misión, Ashvin Ahuja, y Ben Kelmanson, representante del FMI en la Argentina por parte del organismo. El objetivo del Gobierno era conseguir los waivers por las metas que no se cumplieron de la séptima revisión del acuerdo –que le correspondía a la gestión de Alberto Fernández, Cristina Kirchner y Massa– y así destrabar el fondeo que le tocaría a la Argentina para evitar un drenaje mayor de reservas ante los próximos vencimientos de la deuda.
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Los estatales proponen trabajar menos horas
Es una alternativa ante la falta de plata para ajustar salarios; pasarían a 30 horas semanales
Paritarias con poca plata o sin plata es el desafío que enfrenta ahora la administración del gobernador de Buenos Aires, Axel Kicillof, en un arranque de año marcado por el plan “motosierra” de Javier Milei.
El achique del gasto público a nivel nacional, el descenso de la recaudación y el aumento impactante de la inflación secan los recursos de las provincias. Buenos Aires no es la excepción.
Estatales y docentes comenzaron a discutir la paritaria. El martes fue el primer encuentro. En la provincia imaginan que no podrán ofrecer un salario que blinde a los trabajadores de la inflación. Ante eso, hay gremios que adelantaron alternativas.
La Asociación de Trabajadores del Estado (ATE), que nuclea a los administrativos, propone la reducción de la cantidad de horas semanales de 40 a 30, previendo la situación. Sería un aumento indirecto. Pero no bajan la bandera del reclamo salarial: oficialmente, solicitan un aumento del 35% en relación a diciembre. El propio Milei dijo en una entrevista que si la inflación de diciembre es del 30% sería “un numerazo”. Ese dato se conocerá este jueves.
La propuesta de ATE, de quita de horas, es en los hechos volver al régimen anterior, vigente antes de 2023. Las horas pasaron de 30 a 40 el año pasado con las paritarias actualizadas.
Esta vez, los altos índices de inflación esperados para los próximos meses y la reducción de la recaudación provincial por la reforma del Impuesto a las Ganancias y la licuación de los recursos, hace que las cajas para los sueldos estén cada vez más vacías y las negociaciones con los sindicatos sean más complejas.
“Nosotros planteamos la reducción de horarios, junto con la necesidad de ganarle a la inflación”, dijo Claudio Arévalo, que está al mando del gremio en la Provincia, en diálogo con “No se asemejan las horas trabajadas con la paga. No podemos ganar por debajo de la inflación”, agregó.
http://indecquetrabajaiii.blogspot.com.ar/. INDECQUETRABAJA
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