Subirán fuerte las tarifas de gas en febrero, marzo y abril por la quita de subsidios
servicios. El Gobierno dijo que hoy solo cubren 17,5% del costo; habría alzas para las empresas
Sofía DiamanteRodríguez Chirillo, ayer, durante su presentación virtual en la audiencia pública
El secretario de Energía, Eduardo Rodríguez Chirillo, anunció ayer que el Gobierno buscará reducir los subsidios en las tarifas de gas en los próximos tres meses, lo que derivará en fuertes aumentos para los usuarios, y que habrá cambios en la actual forma de segmentación a partir de abril próximo. El funcionario participó de la audiencia pública para debatir los futuros aumentos en el servicio de gas, que se concentrarán en febrero, marzo y abril. Rodríguez Chirillo dijo además que hoy, en promedio, los usuarios de gas pagan solo el 17,5% del costo de producción del servicio.
En tanto, las empresas de distribución y transporte pidieron aumentos de entre 400% y 500% para recomponer sus ingresos. Si se aplicaran estas subas, las tarifas en el AMBA podrían subir en promedio $8000 en un mes, sin contar la quita de subsidios.
El precio de las boletas de gas surge del costo de estos tres ítems más los impuestos nacionales, provinciales y municipales.
El secretario de Energía, Eduardo Rodríguez Chirillo, anunció ayer que el Gobierno buscará reducir fuertemente los subsidios en las tarifas de gas en los próximos tres meses y que habrá cambios en la forma de segmentación a partir de abril próximo. El funcionario participó de la audiencia pública para debatir los futuros aumentos en el servicio de gas, que se concentrarán en febrero, marzo y abril.
Rodríguez Chirillo hizo una presentación detallada de la herencia recibida en materia energética y dijo que, actualmente, en promedio, los usuarios de gas pagan solo el 17,5% del costo de producción. En números concretos, se abona a través de las boletas el equivalente a US$0,7 el millón de BTU (medida inglesa que se utiliza en el sector), cuando el costo promedio es US$4.
“El 82,5% restante lo pagan todos los ciudadanos, tengan o no suministro a través del presupuesto nacional que se traduce en menores jubilaciones, menor presupuesto para la salud, la educación y mayores impuestos”, dijo Rodríguez Chirillo, en una presentación virtual que duró media hora y se trasmitió por la cuenta oficial del ente regulador del gas, Enargas, en YouTube.
En este sentido, agregó que habrá un “traslado gradual” del costo del gas a las tarifas finales “para la readecuación progresiva de subsidios”. Y aclaró que se quitará un 33% del subsidio en los inicios de cada mes de febrero, marzo y abril hasta llegar a pagar el costo total. Es decir, los usuarios pasarán de pagar US$0,7 el millón de BTU a US$4 en tres meses. Rodríguez Chirillo no brindó precisiones sobre cómo será el impacto final de los aumentos en las tarifas.
El costo de producir gas es uno de los cuatro segmentos que componen el precio final de las boletas de gas. Además, se incluye el costo de transporte del gas de los lugares de producción (Vaca Muerta, por ejemplo) a los centros de consumo; el costo de distribución del gas en los hogares, y los impuestos nacionales, provinciales y municipales. Sin embargo, el costo del gas es el que más peso tiene en el precio final, ya que representa alrededor del 40% del valor total de las boletas. El transporte significa el 13% del precio final; la distribución, el 23%, y los impuestos, el 24%.
Se espera que se anuncien también aumentos en el transporte y la distribución en los próximos días, para recomponer los márgenes de rentabilidad de las empresas (TGN, TGS, Metrogas, Camuzzi y Naturgy, entre otras). La idea de la Secretaría de Energía es que haya subas mensuales según la inflación pasada.
Falta de control
Rodríguez Chirillo también criticó la segmentación de subsidios llevada a cabo por la anterior gestión y anunció que habrá cambios. Dijo que el sistema vigente “ha tenido sus falencias”, ya que la mayoría de los usuarios “sigue teniendo subsidios generalizados, porque los valores fijados en el precio mayorista no cubren el total de los costos”.
El secretario de Energía dijo que “hay superposición de beneficiarios de planes sociales con estos subsidios, porque la mayoría de ellos están categorizados como nivel 2 [ingresos bajos]”. Y que “hay falta de control del padrón de usuarios y cobranzas o discrepancias con el registro de acceso a los subsidios a la energía (RASE) y la base de datos del sistema de identificación nacional tributario social”.
Para finalizar, criticó: “El subsidio se otorga según las condiciones del contratante del suministro sin control del grupo conviviente”. Rodríguez Chirillo criticó la implementación de la segmentación anterior, pese a que quien la llevó a cabo fue su antecesora, Flavia Royon, quien sigue como funcionaria en la gestión actual, a cargo de la Secretaría de Minería.
Canasta básica energética
El secretario de Energía adelantó también que habrá cambios en la manera de subsidiar las tarifas de gas y de electricidad a partir del 1° de abril. En primer lugar, se van a determinar “los ingresos totales del grupo conviviente” y se subsidiará hasta un determinado porcentaje de esos ingresos. Además, se creará una “canasta básica energética tanto para gas o electricidad”, que cubrirá las necesidades indispensables de las personas.
La canasta se determinará en una cantidad de metros cúbicos (m3) -en el caso del gas- o de kilovatio hora (kWh) -para la electricidadpor mes, que será distinta según la zona del país. “Es un subsidio a las personas en situaciones de vulnerabilidad. El subsidio que otorgará el Estado será diferencial y se aplicará cuando el precio de la canasta básica supere un porcentaje determinado de los ingresos totales del grupo conviviente”, explicó Rodríguez Chirillo.
En otras palabras, nacerá una canasta básica energética, definida según zonas de consumo y por grupo conviviente. El subsidio se calculará según la relación del porcentaje que tiene ese consumo básico en el total de los ingresos.
Rodríguez Chirillo dijo que el sistema energético actual se encuentra “altamente desinvertido, desfinanciado, ineficiente, con riesgo de desabastecimiento y con una balanza comercial deficitaria de US$30.000 millones en los últimos 10 años”.
También señaló que hubo un “paulatino e importante debilitamiento institucional del sector”, lo que ha significado en un “relajamiento en las funciones encomendadas para actuar como entes autárquicos e independientes”. En el mismo sentido, afirmó que hubo “ausencia de señales de mercado para alentar las inversiones y mejorar el desarrollo de la infraestructura a largo plazo, llevando a que fuera el Estado quien tuvo que realizar las escasas infraestructuras en forma tardía e ineficiente o costosa”. Y agregó: “El costo del gasoducto [Néstor Kirchner] del primer tramo y la tardía reversión del gasoducto norte lo ponen en evidencia”.
El secretario de Energía señaló que actualmente el cuadro tarifario de gas cuenta con más de 60 tarifas distintas y en algunas provincias hasta con 90, “con subsidios cruzados y en las mayorías de las cuales no remuneran el costo del servicio”.
En este sentido, detalló que en junio de 2019 los usuarios pagaban con sus tarifas el 100% del costo del gas: US$4,3 el millón de BTU. Desde entonces, la anterior gestión aplicó un congelamiento tarifario y, en junio de 2022, los usuarios pasaron a pagar el 54% del costo del gas (US$2,2 el millón de BTU).
La llegada de Sergio Massa al Ministerio de Economía generó un “descongelamiento” del cuadro tarifario, y en marzo de 2023 se logró que los usuarios cubran el 68% del costo del gas con sus boletas (US$2,7 el millón de BTU). Sin embargo, la nueva suspensión de aumentos y la disparada del tipo de cambio oficial generaron que, en noviembre de 2023, los usuarios pasen a pagar solo el 37% (US$1,5).
Con la fuerte devaluación aplicada por el Gobierno, que llevó el tipo de cambio oficial a más de $800, se generó una nueva caída de la cobertura del costo del gas, ya que las boletas se pagan en pesos, pero los contratos están pactados en dólares. Por eso, en la actualidad, se cubre en promedio solo el 17,5% del costo del gas (US$0,7 el millón de BTU).
Rodríguez Chirillo también dijo que la gestión anterior dejó una deuda impaga por las importaciones de Bolivia de US$230 millones, “que actualmente debe honrarse bajo apercibimiento de corte”.
Rechazo del kirchnerismo
Gabriel Katopodis, que tras cuatro años como ministro de Obras Públicas nacional asumió en diciembre en el Ministerio de Infraestructura y Servicios Públicos de la provincia de Buenos Aires, se puso al frente de la resistencia del gobierno de Ax el Kicillof a los aumentos en las tarifas de gas. El ministro planteó ayer en la audiencia pública la continuidad de la segmentación tarifaria actual, sostener la tarifa social y obturar la posibilidad de que haya aumentos mensuales. “Es inadmisible que en la Argentina alguien tenga cara para pedir, en el contexto de la caída del salario real más importante de los últimos años y de la caída del consumo, un incremento de hasta el 700% [de las tarifas]. No solo el incremento de la tarifa sino la forma: que sea ese ajuste mes a mes”, afirmó Katopodis.
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El jueves dan el dato nacional de diciembre, que analistas estiman cercano al 30%
Dejará un efecto arrastre para la cifra de enero, que se proyecta en torno al 20%, desacelerando a fin de mes
Este jueves el Instituto Nacional de Estadística y Censos (Indec) dará a conocer la cifra de inflación de diciembre, que las consultoras privadas ya proyectan entre el 24% y el 29%. De confirmarse estas estimaciones, se configuraría un acumulado en 2023 de 204% y 219%, en cada caso, llegando a niveles que no se observan desde 1991.
Esta suba estaría explicada, según los analistas, por la liberación de precios que venían artificialmente atrasados, algo que había servido para mostrar un IPC más bajo en meses anteriores, pero que era insostenible. Ahora, agregan, se ve que los precios regulados están recuperando el terreno perdido y subiendo más que el resto.
Un relevamiento de C&T Asesores Económicos mostró que diciembre arrancó con fuertes alzas, continuando el proceso que había comenzado después del balotaje, seguido de un pico durante la tercera semana del mes derivado del ajuste del tipo de cambio oficial que tuvo lugar con las primeras medidas del nuevo gobierno. “Finalmente, en la última semana del mes hubo una importante moderación”, se consignó.
En el informe citado se destacó que alimentos y bebidas subió 23,5%, con incrementos generalizados en su interior y cercanos al 30% en su gran mayoría. Además, se detalló que los aumentos más destacados fueron los de las carnes, y los aceites y las grasas, que estuvieron en torno al 40%”.
En tanto, ya con vistas a lo que puede ser la inflación de enero de 2024, que se verá afectada por el efecto arrastre de lo que arroje la de diciembre, las consultoras privadas estimaron que ya se vio una fuerte suba de precios en la primera semana, pero añadieron que proyectan una desaceleración hacia fines de mes. En promedio, proyectan un 20%.
El argumento para esta proyección se apoya en el hecho de que se observa cierta desaceleración en el rubro alimentos y bebidas, sobre todo por lo que ocurrió con la carne, que tuvo una disparada y después bajó. Algunos analistas opinan que se dará un cambio en los motores de inflación: pesarán menos alimentos y bebidas, pero comenzarán a tallar el incremento de 50% del transporte público, el de 40% en las prepagas y el de 27% de los combustibles.
El secretario de Energía, Eduardo Rodríguez Chirillo, anunció ayer que el Gobierno buscará reducir los subsidios en las tarifas de gas en los próximos tres meses, lo que derivará en fuertes aumentos para los usuarios, y que habrá cambios en la actual forma de segmentación a partir de abril próximo. El funcionario participó de la audiencia pública para debatir los futuros aumentos en el servicio de gas, que se concentrarán en febrero, marzo y abril. Rodríguez Chirillo dijo además que hoy, en promedio, los usuarios de gas pagan solo el 17,5% del costo de producción del servicio.
En tanto, las empresas de distribución y transporte pidieron aumentos de entre 400% y 500% para recomponer sus ingresos. Si se aplicaran estas subas, las tarifas en el AMBA podrían subir en promedio $8000 en un mes, sin contar la quita de subsidios.
El precio de las boletas de gas surge del costo de estos tres ítems más los impuestos nacionales, provinciales y municipales.
El secretario de Energía, Eduardo Rodríguez Chirillo, anunció ayer que el Gobierno buscará reducir fuertemente los subsidios en las tarifas de gas en los próximos tres meses y que habrá cambios en la forma de segmentación a partir de abril próximo. El funcionario participó de la audiencia pública para debatir los futuros aumentos en el servicio de gas, que se concentrarán en febrero, marzo y abril.
Rodríguez Chirillo hizo una presentación detallada de la herencia recibida en materia energética y dijo que, actualmente, en promedio, los usuarios de gas pagan solo el 17,5% del costo de producción. En números concretos, se abona a través de las boletas el equivalente a US$0,7 el millón de BTU (medida inglesa que se utiliza en el sector), cuando el costo promedio es US$4.
“El 82,5% restante lo pagan todos los ciudadanos, tengan o no suministro a través del presupuesto nacional que se traduce en menores jubilaciones, menor presupuesto para la salud, la educación y mayores impuestos”, dijo Rodríguez Chirillo, en una presentación virtual que duró media hora y se trasmitió por la cuenta oficial del ente regulador del gas, Enargas, en YouTube.
En este sentido, agregó que habrá un “traslado gradual” del costo del gas a las tarifas finales “para la readecuación progresiva de subsidios”. Y aclaró que se quitará un 33% del subsidio en los inicios de cada mes de febrero, marzo y abril hasta llegar a pagar el costo total. Es decir, los usuarios pasarán de pagar US$0,7 el millón de BTU a US$4 en tres meses. Rodríguez Chirillo no brindó precisiones sobre cómo será el impacto final de los aumentos en las tarifas.
El costo de producir gas es uno de los cuatro segmentos que componen el precio final de las boletas de gas. Además, se incluye el costo de transporte del gas de los lugares de producción (Vaca Muerta, por ejemplo) a los centros de consumo; el costo de distribución del gas en los hogares, y los impuestos nacionales, provinciales y municipales. Sin embargo, el costo del gas es el que más peso tiene en el precio final, ya que representa alrededor del 40% del valor total de las boletas. El transporte significa el 13% del precio final; la distribución, el 23%, y los impuestos, el 24%.
Se espera que se anuncien también aumentos en el transporte y la distribución en los próximos días, para recomponer los márgenes de rentabilidad de las empresas (TGN, TGS, Metrogas, Camuzzi y Naturgy, entre otras). La idea de la Secretaría de Energía es que haya subas mensuales según la inflación pasada.
Falta de control
Rodríguez Chirillo también criticó la segmentación de subsidios llevada a cabo por la anterior gestión y anunció que habrá cambios. Dijo que el sistema vigente “ha tenido sus falencias”, ya que la mayoría de los usuarios “sigue teniendo subsidios generalizados, porque los valores fijados en el precio mayorista no cubren el total de los costos”.
El secretario de Energía dijo que “hay superposición de beneficiarios de planes sociales con estos subsidios, porque la mayoría de ellos están categorizados como nivel 2 [ingresos bajos]”. Y que “hay falta de control del padrón de usuarios y cobranzas o discrepancias con el registro de acceso a los subsidios a la energía (RASE) y la base de datos del sistema de identificación nacional tributario social”.
Para finalizar, criticó: “El subsidio se otorga según las condiciones del contratante del suministro sin control del grupo conviviente”. Rodríguez Chirillo criticó la implementación de la segmentación anterior, pese a que quien la llevó a cabo fue su antecesora, Flavia Royon, quien sigue como funcionaria en la gestión actual, a cargo de la Secretaría de Minería.
Canasta básica energética
El secretario de Energía adelantó también que habrá cambios en la manera de subsidiar las tarifas de gas y de electricidad a partir del 1° de abril. En primer lugar, se van a determinar “los ingresos totales del grupo conviviente” y se subsidiará hasta un determinado porcentaje de esos ingresos. Además, se creará una “canasta básica energética tanto para gas o electricidad”, que cubrirá las necesidades indispensables de las personas.
La canasta se determinará en una cantidad de metros cúbicos (m3) -en el caso del gas- o de kilovatio hora (kWh) -para la electricidadpor mes, que será distinta según la zona del país. “Es un subsidio a las personas en situaciones de vulnerabilidad. El subsidio que otorgará el Estado será diferencial y se aplicará cuando el precio de la canasta básica supere un porcentaje determinado de los ingresos totales del grupo conviviente”, explicó Rodríguez Chirillo.
En otras palabras, nacerá una canasta básica energética, definida según zonas de consumo y por grupo conviviente. El subsidio se calculará según la relación del porcentaje que tiene ese consumo básico en el total de los ingresos.
Rodríguez Chirillo dijo que el sistema energético actual se encuentra “altamente desinvertido, desfinanciado, ineficiente, con riesgo de desabastecimiento y con una balanza comercial deficitaria de US$30.000 millones en los últimos 10 años”.
También señaló que hubo un “paulatino e importante debilitamiento institucional del sector”, lo que ha significado en un “relajamiento en las funciones encomendadas para actuar como entes autárquicos e independientes”. En el mismo sentido, afirmó que hubo “ausencia de señales de mercado para alentar las inversiones y mejorar el desarrollo de la infraestructura a largo plazo, llevando a que fuera el Estado quien tuvo que realizar las escasas infraestructuras en forma tardía e ineficiente o costosa”. Y agregó: “El costo del gasoducto [Néstor Kirchner] del primer tramo y la tardía reversión del gasoducto norte lo ponen en evidencia”.
El secretario de Energía señaló que actualmente el cuadro tarifario de gas cuenta con más de 60 tarifas distintas y en algunas provincias hasta con 90, “con subsidios cruzados y en las mayorías de las cuales no remuneran el costo del servicio”.
En este sentido, detalló que en junio de 2019 los usuarios pagaban con sus tarifas el 100% del costo del gas: US$4,3 el millón de BTU. Desde entonces, la anterior gestión aplicó un congelamiento tarifario y, en junio de 2022, los usuarios pasaron a pagar el 54% del costo del gas (US$2,2 el millón de BTU).
La llegada de Sergio Massa al Ministerio de Economía generó un “descongelamiento” del cuadro tarifario, y en marzo de 2023 se logró que los usuarios cubran el 68% del costo del gas con sus boletas (US$2,7 el millón de BTU). Sin embargo, la nueva suspensión de aumentos y la disparada del tipo de cambio oficial generaron que, en noviembre de 2023, los usuarios pasen a pagar solo el 37% (US$1,5).
Con la fuerte devaluación aplicada por el Gobierno, que llevó el tipo de cambio oficial a más de $800, se generó una nueva caída de la cobertura del costo del gas, ya que las boletas se pagan en pesos, pero los contratos están pactados en dólares. Por eso, en la actualidad, se cubre en promedio solo el 17,5% del costo del gas (US$0,7 el millón de BTU).
Rodríguez Chirillo también dijo que la gestión anterior dejó una deuda impaga por las importaciones de Bolivia de US$230 millones, “que actualmente debe honrarse bajo apercibimiento de corte”.
Rechazo del kirchnerismo
Gabriel Katopodis, que tras cuatro años como ministro de Obras Públicas nacional asumió en diciembre en el Ministerio de Infraestructura y Servicios Públicos de la provincia de Buenos Aires, se puso al frente de la resistencia del gobierno de Ax el Kicillof a los aumentos en las tarifas de gas. El ministro planteó ayer en la audiencia pública la continuidad de la segmentación tarifaria actual, sostener la tarifa social y obturar la posibilidad de que haya aumentos mensuales. “Es inadmisible que en la Argentina alguien tenga cara para pedir, en el contexto de la caída del salario real más importante de los últimos años y de la caída del consumo, un incremento de hasta el 700% [de las tarifas]. No solo el incremento de la tarifa sino la forma: que sea ese ajuste mes a mes”, afirmó Katopodis.
&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&
El jueves dan el dato nacional de diciembre, que analistas estiman cercano al 30%
Dejará un efecto arrastre para la cifra de enero, que se proyecta en torno al 20%, desacelerando a fin de mes
Este jueves el Instituto Nacional de Estadística y Censos (Indec) dará a conocer la cifra de inflación de diciembre, que las consultoras privadas ya proyectan entre el 24% y el 29%. De confirmarse estas estimaciones, se configuraría un acumulado en 2023 de 204% y 219%, en cada caso, llegando a niveles que no se observan desde 1991.
Esta suba estaría explicada, según los analistas, por la liberación de precios que venían artificialmente atrasados, algo que había servido para mostrar un IPC más bajo en meses anteriores, pero que era insostenible. Ahora, agregan, se ve que los precios regulados están recuperando el terreno perdido y subiendo más que el resto.
Un relevamiento de C&T Asesores Económicos mostró que diciembre arrancó con fuertes alzas, continuando el proceso que había comenzado después del balotaje, seguido de un pico durante la tercera semana del mes derivado del ajuste del tipo de cambio oficial que tuvo lugar con las primeras medidas del nuevo gobierno. “Finalmente, en la última semana del mes hubo una importante moderación”, se consignó.
En el informe citado se destacó que alimentos y bebidas subió 23,5%, con incrementos generalizados en su interior y cercanos al 30% en su gran mayoría. Además, se detalló que los aumentos más destacados fueron los de las carnes, y los aceites y las grasas, que estuvieron en torno al 40%”.
En tanto, ya con vistas a lo que puede ser la inflación de enero de 2024, que se verá afectada por el efecto arrastre de lo que arroje la de diciembre, las consultoras privadas estimaron que ya se vio una fuerte suba de precios en la primera semana, pero añadieron que proyectan una desaceleración hacia fines de mes. En promedio, proyectan un 20%.
El argumento para esta proyección se apoya en el hecho de que se observa cierta desaceleración en el rubro alimentos y bebidas, sobre todo por lo que ocurrió con la carne, que tuvo una disparada y después bajó. Algunos analistas opinan que se dará un cambio en los motores de inflación: pesarán menos alimentos y bebidas, pero comenzarán a tallar el incremento de 50% del transporte público, el de 40% en las prepagas y el de 27% de los combustibles.
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