El doble juego entre “duros y negociadores” que el Gobierno exhibe ante el Parlamento
Milei rechaza todo cambio, pero Menem y Francos escuchan propuestas; Posse no quiere ir al Congreso
Cecilia Devanna
“Arranca la batalla”. Con esa frase, un funcionario de la Casa Rosada marcó esta semana como el comienzo formal de la pelea en el Congreso para obtener la aprobación de la denominada ley ómnibus, que comenzará a librarse este mediodía. La iniciativa, enviada hace casi dos semanas al Parlamento, en el marco del período de sesiones extraordinarias convocadas por el presidente Javier Milei, es considerada la “herramienta fundamental” para la administración que encabeza el libertario.
Bautizado como “Bases y puntos de partida para la libertad de los argentinos”, el proyecto de ley contiene 644 artículos que modifican o derogan leyes y decretos. Uno de esos artículos contiene, además, la ratificación del megadecreto de desregulación económica que fue cuestionado en los tribunales, donde el Ejecutivo libra otra batalla.
La estrategia para lograr los votos necesarios, un verdadero desafío ante la debilidad parlamentaria de La Libertad Avanza (LLA), consiste por estas horas en un doble juego. Mientras que por un lado el mandatario se muestra intransigente y proclama que la fórmula es “a todo o nada”, por lo bajo en los pasillos de la Casa Rosada se admiten negociaciones con los diferentes sectores.
En el oficialismo lo definen como un juego complementario, donde el mandatario interpreta el rol de “duro” y otros referentes del espacio, como el ministro del Interior, Guillermo Francos, de aceitado diálogo con los gobernadores, o el presidente de la Cámara de Diputados, Martín Menem, ofician de negociadores. “Los policías buenos, el policía malo”, dicen en la Rosada, con lógica cinematográfica. “Hay una construcción más allá de lo discursivo”, recalcan.
“Francos es un gran jugador que tiene una misión difícil, tiene que lidiar con la política cuando hay algunos cuantos que somos talibanes”, afirmó Milei este domingo, en una entrevista radial. Cerca de Menem, en tanto, resaltan la “muñeca política” que mostró el riojano la semana pasada, cuando pese a las presiones de la oposición, que buscaba involucrar más comisiones en el debate del proyecto de ley, logró imponer solo cuatro –Presupuesto y Hacienda; Relaciones Exteriores y Culto; Asuntos Constitucionales y Legislación General–, dejando además inconforme a Unión por la Patria por el reparto de espacio.
Mientras Francos y Menem se llevan los elogios, en el entorno presidencial surgen reservas ante algunos movimientos de la vicepresidenta Victoria Villarruel. “Ella se corta bastante sola”, deslizan funcionarios, con visible molestia.
Una estrategia con límites
En las filas libertarias enfatizan que “el corazón del proyecto de ley no es negociable”, pero admiten que puede haber lo que algunos llaman “clarificaciones” y otros definen como “escuchar y hacer lugar a las sugerencias”. En esa línea mencionan lo que sucedió la última semana con los regímenes de la pesca y del azúcar y, ayer, con el de biocombustibles, donde se registraron posibles cambios. En el Gobierno juran que más que modificaciones o una marcha atrás, lo que se admitieron fueron “aclaraciones para evitar confusiones”. Muy por lo bajo también apuntan a “problemas de redacción de las normas”. Evitan mencionar a Federico Sturzenegger, el hombre que delineó las iniciativas que buscan reformar centenares de leyes.
Igualmente, en la sede de gobierno se muestran convencidos de que el proyecto “saldrá aprobado”, aunque admiten que será “con modificaciones”.
Al margen de los diálogos para conseguir los votos, en lo formal se espera que los ministros asistan al Congreso para explicar los temas que les competen.
Para las próximas horas se espera que Mariano Cúneo Libarona, titular del Ministerio de Justicia, y Eduardo Rodríguez Chirillo, secretario de Energía, sean los primeros confirmados para asistir al Parlamento. Los otros nombres que suenan fuerte son los de Patricia Bullrich (Seguridad), Francos (Interior), Guillermo Ferraro (Infraestructura) y Sandra Pettovello (Capital Humano).
No asistiría el jefe de Gabinete, Nicolás Posse, aunque la oposición reclama su presencia. Centralmente, exigen que dé precisiones sobre las amplias facultades delegadas que reclama el Presidente en el proyecto de ley. “Si hay un cambio de estrategia o eventualmente se necesita, irá, pero de momento no está en los planes. Él es muy ejecutivo y cree que de cada tema debe opinar el responsable del área”, dijeron a fuentes oficiales
Las especulaciones se suceden dentro de en un escenario dinámico, en el que más allá de lo que suceda en los próximos días, en la Casa Rosada se muestran convencidos de que la oposición “va a hacer escándalo”.
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Lule Menem. El sobrino segundo del expresidente gana terreno
Tiene una relación de hermandad con el actual titular de la Cámara baja; se transformó en un negociador del oficialismo
Cecilia DevannaLule y Adrián Menem, luego de una reunión en la Casa Rosada
“Este es el más Menem de los Menem”, cuentan que solía decir el expresidente Carlos Menem de su sobrino segundo. La referencia no era casual: Eduardo “Lule” Menem, actualmente uno de los principales negociadores del oficialismo, aunque aún sin cargo formal, es hijo de Mohamed y Fátima, dos primos del expresidente, que entre ellos no eran parientes. Se casaron en Yabrud, Siria, el pueblo de donde vino la familia a instalarse en La Rioja. De perfil bajísimo, Lule Menem esta semana estuvo en la Casa Rosada, con su primo Martín, para la primera reunión de gabinete del año.
Por estas horas, “el más Menem de los Menem” es uno de los hombres sobre los que se apoya parte de las expectativas de lo que sucederá en el Congreso de la Nación con las negociaciones previas a la ley ómnibus. Allí, Lule Menem, de 59 años, acompaña en la diaria a su primo Martín, titular de la Cámara baja. Lule y Martín tienen una relación como si fueran hermano mayor y hermano menor, porque el primero vivió y se formó junto al exsenador Eduardo Menem, padre del actual titular de la Cámara de Diputados y su familia, que se completa además con Adrián y Fernando. “Lule es como el hermano mayor de todos ellos”, cuentan. Fue precisamente Eduardo el que lo trajo de La Rioja a Buenos Aires en plena primavera democrática, 40 años atrás.
Esa formación es la que hace que hoy muchos lo describan como la espalda política de su primo, que lleva pocas semanas en el Parlamento. “Hay que hablar con todos, y él sabe cómo hacerlo y tiene mucha llegada”, cuentan en el oficialismo. “Los cambios son radicales y hay que acomodar a propios y extraños”, agregan en las filas libertarias para describir el trabajo que se está haciendo. “Es un apoyo fundamental para Martín, más allá de que él haya hecho un curso intensivo en política estos dos años”, dicen en referencia a la carrera libertaria del presidente de la Cámara.
No descartan que Lule, de perfil bajísimo, pueda llegar a tener un cargo en el Ejecutivo, “pero recién después de que se termine el tema en el Congreso”. “Conoce la Cámara, conoce los actores”, repiten en las filas libertarias, donde también resaltan sus formas afables.
La historia
Lule Menem ingresó en el Parlamento en la década del 80. Su tío Eduardo, por quien tiene “admiración y adoración”, dicen quienes los conocen, había asumido como senador en diciembre de 1983. Los cupos de su despacho se tuvieron que complementar con los del cuerpo de la Comisión de Asesoramiento Legislativo (CAL), que había quedado de la etapa dictatorial y debían ser reasignados. Entonces, no hubo cupo para Lule, pero la muerte de uno de los integrantes de la CAL, unos meses después, permitió su ingreso.
Desde entonces acompañó a su tío en el trabajo parlamentario y conoció a muchos de los actores que siguió viendo durante casi las dos décadas siguientes. Junto a Eduardo estuvo entre 1984 y 1999, período en el que también participó de la Convención Constituyente en la que se reformó la Constitución nacional.
Entre 2000 y 2002 volvió a La Rioja, su provincia natal, para trabajar en tiempos de la gobernación de Ángel Maza.
Desde allí saltó a acompañar a su tío Carlos en la campaña para las elecciones de 2003. No era la primera vez que lo hacía. Antes del retorno de la democracia había empezado a militar con los jóvenes peronistas y trabajó en la campaña de su tío Carlos a la gobernación riojana.
También integró el equipo que acompañó al expresidente en el Senado hasta que falleció, en febrero de 2021. Ese mismo año, apenas unos meses después, Lule conoció a Milei. Fue en un asado en la casa de su primo Martín, poco antes de las elecciones legislativas y cuando su primo se preparaba para lanzarse a la política. Quienes lo tratan cuentan que Lule siempre resalta la “franqueza” del Presidente. Allí también estaba Karina Milei, actual secretaria general de la Presidencia, y con quien le asignan, al igual que con el mandatario, una excelente relación.
La Rioja fue la primera provincia que Milei visitó.
A Lule, padre de ocho hijos e hincha de River, como el resto de su familia, se lo ubica detrás de ese armado político y también de buena parte de lo que sucedió con la organización de La Libertad Avanza (LLA) en todo el país. Algo que, aunque con las enormes diferencias de época, había hecho con su tío Carlos Menem, el referente político del actual presidente.
“Este es el más Menem de los Menem”, cuentan que solía decir el expresidente Carlos Menem de su sobrino segundo. La referencia no era casual: Eduardo “Lule” Menem, actualmente uno de los principales negociadores del oficialismo, aunque aún sin cargo formal, es hijo de Mohamed y Fátima, dos primos del expresidente, que entre ellos no eran parientes. Se casaron en Yabrud, Siria, el pueblo de donde vino la familia a instalarse en La Rioja. De perfil bajísimo, Lule Menem esta semana estuvo en la Casa Rosada, con su primo Martín, para la primera reunión de gabinete del año.
Por estas horas, “el más Menem de los Menem” es uno de los hombres sobre los que se apoya parte de las expectativas de lo que sucederá en el Congreso de la Nación con las negociaciones previas a la ley ómnibus. Allí, Lule Menem, de 59 años, acompaña en la diaria a su primo Martín, titular de la Cámara baja. Lule y Martín tienen una relación como si fueran hermano mayor y hermano menor, porque el primero vivió y se formó junto al exsenador Eduardo Menem, padre del actual titular de la Cámara de Diputados y su familia, que se completa además con Adrián y Fernando. “Lule es como el hermano mayor de todos ellos”, cuentan. Fue precisamente Eduardo el que lo trajo de La Rioja a Buenos Aires en plena primavera democrática, 40 años atrás.
Esa formación es la que hace que hoy muchos lo describan como la espalda política de su primo, que lleva pocas semanas en el Parlamento. “Hay que hablar con todos, y él sabe cómo hacerlo y tiene mucha llegada”, cuentan en el oficialismo. “Los cambios son radicales y hay que acomodar a propios y extraños”, agregan en las filas libertarias para describir el trabajo que se está haciendo. “Es un apoyo fundamental para Martín, más allá de que él haya hecho un curso intensivo en política estos dos años”, dicen en referencia a la carrera libertaria del presidente de la Cámara.
No descartan que Lule, de perfil bajísimo, pueda llegar a tener un cargo en el Ejecutivo, “pero recién después de que se termine el tema en el Congreso”. “Conoce la Cámara, conoce los actores”, repiten en las filas libertarias, donde también resaltan sus formas afables.
La historia
Lule Menem ingresó en el Parlamento en la década del 80. Su tío Eduardo, por quien tiene “admiración y adoración”, dicen quienes los conocen, había asumido como senador en diciembre de 1983. Los cupos de su despacho se tuvieron que complementar con los del cuerpo de la Comisión de Asesoramiento Legislativo (CAL), que había quedado de la etapa dictatorial y debían ser reasignados. Entonces, no hubo cupo para Lule, pero la muerte de uno de los integrantes de la CAL, unos meses después, permitió su ingreso.
Desde entonces acompañó a su tío en el trabajo parlamentario y conoció a muchos de los actores que siguió viendo durante casi las dos décadas siguientes. Junto a Eduardo estuvo entre 1984 y 1999, período en el que también participó de la Convención Constituyente en la que se reformó la Constitución nacional.
Entre 2000 y 2002 volvió a La Rioja, su provincia natal, para trabajar en tiempos de la gobernación de Ángel Maza.
Desde allí saltó a acompañar a su tío Carlos en la campaña para las elecciones de 2003. No era la primera vez que lo hacía. Antes del retorno de la democracia había empezado a militar con los jóvenes peronistas y trabajó en la campaña de su tío Carlos a la gobernación riojana.
También integró el equipo que acompañó al expresidente en el Senado hasta que falleció, en febrero de 2021. Ese mismo año, apenas unos meses después, Lule conoció a Milei. Fue en un asado en la casa de su primo Martín, poco antes de las elecciones legislativas y cuando su primo se preparaba para lanzarse a la política. Quienes lo tratan cuentan que Lule siempre resalta la “franqueza” del Presidente. Allí también estaba Karina Milei, actual secretaria general de la Presidencia, y con quien le asignan, al igual que con el mandatario, una excelente relación.
La Rioja fue la primera provincia que Milei visitó.
A Lule, padre de ocho hijos e hincha de River, como el resto de su familia, se lo ubica detrás de ese armado político y también de buena parte de lo que sucedió con la organización de La Libertad Avanza (LLA) en todo el país. Algo que, aunque con las enormes diferencias de época, había hecho con su tío Carlos Menem, el referente político del actual presidente.
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