El economista Reidel suena en el Gobierno como nuevo asesor del Presidente
En la Casa Rosada confirman su desembarco, pero advierten que todavía no se definió el lugar que ocupará; venía acompañando a Milei desde la campaña electoral
Maia Jastreblansky El economista liberal Demian Reidel
Algunos de los economistas que colaboraron con el presidente Javier Milei en la campaña y en la transición pero que no se integraron al gabinete económico que finalmente encabezó Luis Caputo ahora podrían recalar en el organigrama de la Casa Rosada como asesores del Presidente.
En Balcarce 50 dan casi por sentado que Demian Reidel se incorporará al equipo del jefe de Estado. “El cargo no está confirmado, pero asesor seguro”, dijo una alta fuente de la Casa Rosada.
El economista estuvo el lunes –el día de su cumpleaños– en la Casa Rosada con Milei. Publicó una foto abrazado al jefe de Estado en la red social X y celebró: “No hay mejor manera de festejar que reunirme con el presidente que está convirtiendo a la Argentina en el país que soñamos”.
Licenciado en Física, doctor en Economía y magíster en Matemática Financiera, Reidel trabajó para JP Morgan y Goldman Sachs, en Wall Street, y con Federico Sturzenegger en el Banco Central durante la gestión de Mauricio Macri.
A lo largo de la campaña presidencial fue uno de los “tapados” que se movieron cerca del líder libertario. Hacia afuera, Milei presentaba en sociedad a otros economistas, como Carlos Rodríguez o Darío Epstein.
El domingo del batacazo en el balotaje, Reidel estuvo en el Hotel Libertador de Buenos Aires. Se lo vio de jeans y remera festejando como un militante de la primera hora junto al resto de la platea libertaria. “¡Ganamos! Ahora empieza la nueva historia de Argentina. Gracias Milei por todo”, escribió en X, totalmente identificado con el proyecto.
Reidel también aparecía como un posible titular del Banco Central, pero finalmente quedó sin cargo en el primer mes de gestión. “Hay un tema de diferencias de diseño de policy y hay gente que eso lo puede hacer mejor”, confirmó Reidel, en su oportunidad, para explicar por qué no se había integrado al Gobierno. “Pero estoy en los mejores términos con ellos. Yo apoyo 100% el gobierno de Milei. Soy mileísta de la primera hora”, agregó.
Los otros asesores
Tal como publicó la nacion, Sturzenegger, viejo jefe de Reidel en el Banco Central, también podría recalar en la cúpula del Poder Ejecutivo. La idea que sobrevuela en la Casa Rosada es que el economista quede a cargo de una “unidad transitoria”, un organismo creado para implementar la normativa desregulatoria que quedó plasmada en el DNU y en el proyecto de ley oficial y que, una vez culminada la tarea, se extinga. “Que Federico esté en Presidencia es más apropiado para un trabajo transversal como el que se pretende”, dijo un colaborador de Milei.
Los cargos son una forma de subsanar las polémicas en torno a los asesores sin designación (ver aparte).
El decreto de necesidad y urgencia (DNU) que desregula la economía volcó mucho de lo que Sturzenegger trabajó en los últimos dos años. Y el proyecto de ley de “Bases y Puntos de Partida para la Argentina” mezcló partes de su manual con los trabajos que habían realizado los equipos técnicos libertarios en campaña, supervisados por Nicolás Posse y dirigidos por el secretario de Energía, Eduardo Rodríguez Chirillo. En aquellas semanas de la transición, Sturzenegger sonó como potencial ministro de Economía y se desconocía la ascendencia que tendría el economista en el plan de gobierno de Milei. Es que, originalmente, el exbanquero central venía trabajando en las sombras para Patricia Bullrich con su proyecto de “desburocratización”, que implicaba derogar y modificar cientos de leyes, bajo las premisas de la liberalización económica y la simplificación regulatoria.
Cuando Bullrich quedó fuera del balotaje, Milei citó a Sturzenegger –a quien siempre había admirado– en el Hotel Libertador. Estuvieron cinco horas reunidos y el líder libertario “compró” el proyecto que el economista había elaborado para Bullrich. El Presidente también le ofreció un ministerio a su medida, pero el economista lo rechazó. Cuando comenzó a conformar su gabinete, Milei solo tenía confirmado a Emilio Ocampo como presidente del Banco Central y debía definir a su ministro de Economía. La principal premisa era evitar cortocircuitos entre el Palacio de Hacienda y el Banco Central. En ese momento, Milei quedó convencido por el plan que le presentó Caputo. Inmediatamente, Ocampo quedó eyectado del esquema. Para sostener la armonía interna, en el BCRA asumió uno de los socios de Caputo en su consultora Anker, Santiago Bausili. Ahora, los asesores de Milei, que durante la transición habían integrado la danza de nombres para integrar el gabinete económico, finalmente tendrían un lugar como laderos del Presidente.
El otro ladero presidencial sin cargo que podría ser formalizado en los próximos días es Santiago Caputo. El asesor, que integra su mesa chica diaria comenzó colaborando de forma externa con el líder libertario como un “consejero” y “amigo”, sin intenciones de subir su perfil con un cargo oficial. Pero fue ganando poder y creció en ascendencia.
Algunos de los economistas que colaboraron con el presidente Javier Milei en la campaña y en la transición pero que no se integraron al gabinete económico que finalmente encabezó Luis Caputo ahora podrían recalar en el organigrama de la Casa Rosada como asesores del Presidente.
En Balcarce 50 dan casi por sentado que Demian Reidel se incorporará al equipo del jefe de Estado. “El cargo no está confirmado, pero asesor seguro”, dijo una alta fuente de la Casa Rosada.
El economista estuvo el lunes –el día de su cumpleaños– en la Casa Rosada con Milei. Publicó una foto abrazado al jefe de Estado en la red social X y celebró: “No hay mejor manera de festejar que reunirme con el presidente que está convirtiendo a la Argentina en el país que soñamos”.
Licenciado en Física, doctor en Economía y magíster en Matemática Financiera, Reidel trabajó para JP Morgan y Goldman Sachs, en Wall Street, y con Federico Sturzenegger en el Banco Central durante la gestión de Mauricio Macri.
A lo largo de la campaña presidencial fue uno de los “tapados” que se movieron cerca del líder libertario. Hacia afuera, Milei presentaba en sociedad a otros economistas, como Carlos Rodríguez o Darío Epstein.
El domingo del batacazo en el balotaje, Reidel estuvo en el Hotel Libertador de Buenos Aires. Se lo vio de jeans y remera festejando como un militante de la primera hora junto al resto de la platea libertaria. “¡Ganamos! Ahora empieza la nueva historia de Argentina. Gracias Milei por todo”, escribió en X, totalmente identificado con el proyecto.
Reidel también aparecía como un posible titular del Banco Central, pero finalmente quedó sin cargo en el primer mes de gestión. “Hay un tema de diferencias de diseño de policy y hay gente que eso lo puede hacer mejor”, confirmó Reidel, en su oportunidad, para explicar por qué no se había integrado al Gobierno. “Pero estoy en los mejores términos con ellos. Yo apoyo 100% el gobierno de Milei. Soy mileísta de la primera hora”, agregó.
Los otros asesores
Tal como publicó la nacion, Sturzenegger, viejo jefe de Reidel en el Banco Central, también podría recalar en la cúpula del Poder Ejecutivo. La idea que sobrevuela en la Casa Rosada es que el economista quede a cargo de una “unidad transitoria”, un organismo creado para implementar la normativa desregulatoria que quedó plasmada en el DNU y en el proyecto de ley oficial y que, una vez culminada la tarea, se extinga. “Que Federico esté en Presidencia es más apropiado para un trabajo transversal como el que se pretende”, dijo un colaborador de Milei.
Los cargos son una forma de subsanar las polémicas en torno a los asesores sin designación (ver aparte).
El decreto de necesidad y urgencia (DNU) que desregula la economía volcó mucho de lo que Sturzenegger trabajó en los últimos dos años. Y el proyecto de ley de “Bases y Puntos de Partida para la Argentina” mezcló partes de su manual con los trabajos que habían realizado los equipos técnicos libertarios en campaña, supervisados por Nicolás Posse y dirigidos por el secretario de Energía, Eduardo Rodríguez Chirillo. En aquellas semanas de la transición, Sturzenegger sonó como potencial ministro de Economía y se desconocía la ascendencia que tendría el economista en el plan de gobierno de Milei. Es que, originalmente, el exbanquero central venía trabajando en las sombras para Patricia Bullrich con su proyecto de “desburocratización”, que implicaba derogar y modificar cientos de leyes, bajo las premisas de la liberalización económica y la simplificación regulatoria.
Cuando Bullrich quedó fuera del balotaje, Milei citó a Sturzenegger –a quien siempre había admirado– en el Hotel Libertador. Estuvieron cinco horas reunidos y el líder libertario “compró” el proyecto que el economista había elaborado para Bullrich. El Presidente también le ofreció un ministerio a su medida, pero el economista lo rechazó. Cuando comenzó a conformar su gabinete, Milei solo tenía confirmado a Emilio Ocampo como presidente del Banco Central y debía definir a su ministro de Economía. La principal premisa era evitar cortocircuitos entre el Palacio de Hacienda y el Banco Central. En ese momento, Milei quedó convencido por el plan que le presentó Caputo. Inmediatamente, Ocampo quedó eyectado del esquema. Para sostener la armonía interna, en el BCRA asumió uno de los socios de Caputo en su consultora Anker, Santiago Bausili. Ahora, los asesores de Milei, que durante la transición habían integrado la danza de nombres para integrar el gabinete económico, finalmente tendrían un lugar como laderos del Presidente.
El otro ladero presidencial sin cargo que podría ser formalizado en los próximos días es Santiago Caputo. El asesor, que integra su mesa chica diaria comenzó colaborando de forma externa con el líder libertario como un “consejero” y “amigo”, sin intenciones de subir su perfil con un cargo oficial. Pero fue ganando poder y creció en ascendencia.
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Tres hombres de extrema influencia en la gestión de Milei continúan sin cargo
Sturzenegger, Santiago Caputo y Calvente son centrales en el Gobierno; en la Casa Rosada aseguran que sus lugares podrían formalizarse
Camila Dolabjian
Durante el trabajo en comisiones en el Congreso, en el que se debaten los ejes del proyecto de la ley ómnibus del Gobierno, la oposición demandó la presencia de Federico Sturzenegger, autor intelectual de la iniciativa que modifica cientos de leyes. Sin embargo, el economista no tiene ninguna obligación de asistir. Él, como Santiago Caputo, el estratega de Javier Milei, son dos de las personas de mayor confianza del Presidente y de conocidas decisiones de transcendencia pública que no tienen responsabilidades dentro del Estado. Algo que a simple vista parece irrelevante –un cargo– o incluso ha sido presentado como positivo –el hecho de no cobrar un sueldo a partir de los contribuyentes– tiene, en realidad, implicancias en cuanto a lo que se les puede demandar siendo artífices de políticas públicas, pero no funcionarios.
En la Casa Rosada aseguran que la falta de cargo es temporal y terminarán por asumir.
Además de Sturzenegger y Caputo, hay otras personas de importancia en el Gobierno, como Héctor Calvente, interlocutor con las organizaciones sociales, que no ocupan un espacio oficialmente. En algunos casos se da por decisión, aunque existen otras situaciones similares en las que se debe a la falta del trámite de nombramiento, que vienen demorados, como el de Guillermo Viñuales, excandidato a intendente en Lomas de Zamora, en el Ministerio de Capital Humano.
En el último mes se han nombrado informalmente a funcionarios que luego acabaron “renunciando” antes de siquiera ocupar el cargo, como Eduardo Roust, que iba a ser subsecretario de Medios. En una situación similar pero más ambigua quedaron Iñaki Gutiérrez y su novia Eugenia Rolón, quienes manejaban las cuentas de redes de la Casa Rosada. Cuando se fue el subsecretario de Trabajo Horacio Pitrau también se dijo que no estaba oficialmente nombrado. Karina Milei iba a integrar este grupo, antes de ser confirmada en la Secretaría General de la Presidencia.
Al no estar nombrados, no están sujetos, por ejemplo, a ley de ética pública. Sí lo estarían si fueran nombrados ad honorem, que no es el caso. Esta norma implica que quienes están designados tienen una serie de prohibiciones, incompatibilidades y deberes tales como presentar declaraciones juradas patrimoniales de acceso público, no poder ser proveedores del Estado (por sí o a través de terceros) ni prestar servicios a personas que tienen una concesión del Estado.
Incluso, si tuvieran una incompatibilidad, deberían renunciar a la actividad antes de asumir la función pública, no intervenir en cuestiones relacionadas con las personas o actividades incompatibles con las que estuvieron relacionado en los últimos tres años y no intervenir en cuestiones relacionadas con las actividades incompatibles en las que tuvieran participación societaria. Tampoco les caben los delitos penales de los que son autores los funcionarios públicos, tales como el cohecho, tráfico de influencias o malversación de fondos públicos.
Sturzenegger es el hombre detrás de los más de 1000 artículos que acumulan el megadecreto de necesidad y urgencia y el proyecto de ley ómnibus. Su protagonismo es tal que participó de la puesta en escena del anuncio del DNU, el miércoles 20 de diciembre por la noche, posando de pie detrás del Presidente. También fue elegido como uno de los voceros del espacio en los medios para defender las medidas elegidas.
Sturzenegger podría tener a su cargo, en el futuro, una unidad transitoria especial para la desregulación del Estado. Cuando se estaban conformando los ministerios, de hecho, se barajó la posibilidad de crear un ministerio para estas tareas, pero fue finalmente descartado en medio de las negociaciones políticas, particularmente con Patricia Bullrich y Mauricio Macri.
Por su parte, Santiago Caputo, el “arquitecto” del triunfo de Milei, tampoco tiene cargo. Fuentes del oficialismo dicen que se debe a que podría seguir trabajando para otros clientes en el exterior y que mantendrá un perfil bajo. Caputo ubicó a personas de máxima confianza en el Gabinete, especialmente en áreas de comunicación.
El nombre de Calvente es señalado como interlocutor con los movimientos sociales por los integrantes de las diferentes agrupaciones. Calvente no tiene cargo y aún no se sabe si lo tendrá, pero colabora con la cartera de Sandra Pettovello en esos diálogos informales. Los representantes de movimientos sociales dan por sentado que terminará ocupando un lugar en el organigrama, pero el hecho es todavía incierto. Es la única persona del Gobierno, aunque sin despacho en rigor, que se juntó con ellos.
Mientras tanto, Calvente viene aportando en la conflictiva área desde la informalidad. Se trata de un experimentado en el tema, ya que fue funcionario del senador bonaerense Joaquín de la Torre cuando estaba al frente del Municipio de San Miguel, donde Calvente llevó adelante la tarea de ser interlocutor con los sectores más necesitados. Luego, en la gestión de De la Torre en la provincia de Buenos Aires, Calvente estuvo al frente de Astilleros Río Santiago y debió lidiar con varios conflictos entornos del histórico lugar. Propios y extraños reconocen que salió airoso.
De extracción peronista y excandidato a diputado del Frente Renovador, Calvente fue un férreo opositor a la legalización del aborto y llegó a la flamante cartera a través de Pablo de la Torre, hermano de Joaquín y con quien se conoce desde hace años. Pablo de la Torre, pediatra de profesión, es el actual Secretario de Niñez y Familia en el Ministerio de Capital Humano.
Durante el trabajo en comisiones en el Congreso, en el que se debaten los ejes del proyecto de la ley ómnibus del Gobierno, la oposición demandó la presencia de Federico Sturzenegger, autor intelectual de la iniciativa que modifica cientos de leyes. Sin embargo, el economista no tiene ninguna obligación de asistir. Él, como Santiago Caputo, el estratega de Javier Milei, son dos de las personas de mayor confianza del Presidente y de conocidas decisiones de transcendencia pública que no tienen responsabilidades dentro del Estado. Algo que a simple vista parece irrelevante –un cargo– o incluso ha sido presentado como positivo –el hecho de no cobrar un sueldo a partir de los contribuyentes– tiene, en realidad, implicancias en cuanto a lo que se les puede demandar siendo artífices de políticas públicas, pero no funcionarios.
En la Casa Rosada aseguran que la falta de cargo es temporal y terminarán por asumir.
Además de Sturzenegger y Caputo, hay otras personas de importancia en el Gobierno, como Héctor Calvente, interlocutor con las organizaciones sociales, que no ocupan un espacio oficialmente. En algunos casos se da por decisión, aunque existen otras situaciones similares en las que se debe a la falta del trámite de nombramiento, que vienen demorados, como el de Guillermo Viñuales, excandidato a intendente en Lomas de Zamora, en el Ministerio de Capital Humano.
En el último mes se han nombrado informalmente a funcionarios que luego acabaron “renunciando” antes de siquiera ocupar el cargo, como Eduardo Roust, que iba a ser subsecretario de Medios. En una situación similar pero más ambigua quedaron Iñaki Gutiérrez y su novia Eugenia Rolón, quienes manejaban las cuentas de redes de la Casa Rosada. Cuando se fue el subsecretario de Trabajo Horacio Pitrau también se dijo que no estaba oficialmente nombrado. Karina Milei iba a integrar este grupo, antes de ser confirmada en la Secretaría General de la Presidencia.
Al no estar nombrados, no están sujetos, por ejemplo, a ley de ética pública. Sí lo estarían si fueran nombrados ad honorem, que no es el caso. Esta norma implica que quienes están designados tienen una serie de prohibiciones, incompatibilidades y deberes tales como presentar declaraciones juradas patrimoniales de acceso público, no poder ser proveedores del Estado (por sí o a través de terceros) ni prestar servicios a personas que tienen una concesión del Estado.
Incluso, si tuvieran una incompatibilidad, deberían renunciar a la actividad antes de asumir la función pública, no intervenir en cuestiones relacionadas con las personas o actividades incompatibles con las que estuvieron relacionado en los últimos tres años y no intervenir en cuestiones relacionadas con las actividades incompatibles en las que tuvieran participación societaria. Tampoco les caben los delitos penales de los que son autores los funcionarios públicos, tales como el cohecho, tráfico de influencias o malversación de fondos públicos.
Sturzenegger es el hombre detrás de los más de 1000 artículos que acumulan el megadecreto de necesidad y urgencia y el proyecto de ley ómnibus. Su protagonismo es tal que participó de la puesta en escena del anuncio del DNU, el miércoles 20 de diciembre por la noche, posando de pie detrás del Presidente. También fue elegido como uno de los voceros del espacio en los medios para defender las medidas elegidas.
Sturzenegger podría tener a su cargo, en el futuro, una unidad transitoria especial para la desregulación del Estado. Cuando se estaban conformando los ministerios, de hecho, se barajó la posibilidad de crear un ministerio para estas tareas, pero fue finalmente descartado en medio de las negociaciones políticas, particularmente con Patricia Bullrich y Mauricio Macri.
Por su parte, Santiago Caputo, el “arquitecto” del triunfo de Milei, tampoco tiene cargo. Fuentes del oficialismo dicen que se debe a que podría seguir trabajando para otros clientes en el exterior y que mantendrá un perfil bajo. Caputo ubicó a personas de máxima confianza en el Gabinete, especialmente en áreas de comunicación.
El nombre de Calvente es señalado como interlocutor con los movimientos sociales por los integrantes de las diferentes agrupaciones. Calvente no tiene cargo y aún no se sabe si lo tendrá, pero colabora con la cartera de Sandra Pettovello en esos diálogos informales. Los representantes de movimientos sociales dan por sentado que terminará ocupando un lugar en el organigrama, pero el hecho es todavía incierto. Es la única persona del Gobierno, aunque sin despacho en rigor, que se juntó con ellos.
Mientras tanto, Calvente viene aportando en la conflictiva área desde la informalidad. Se trata de un experimentado en el tema, ya que fue funcionario del senador bonaerense Joaquín de la Torre cuando estaba al frente del Municipio de San Miguel, donde Calvente llevó adelante la tarea de ser interlocutor con los sectores más necesitados. Luego, en la gestión de De la Torre en la provincia de Buenos Aires, Calvente estuvo al frente de Astilleros Río Santiago y debió lidiar con varios conflictos entornos del histórico lugar. Propios y extraños reconocen que salió airoso.
De extracción peronista y excandidato a diputado del Frente Renovador, Calvente fue un férreo opositor a la legalización del aborto y llegó a la flamante cartera a través de Pablo de la Torre, hermano de Joaquín y con quien se conoce desde hace años. Pablo de la Torre, pediatra de profesión, es el actual Secretario de Niñez y Familia en el Ministerio de Capital Humano.
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