El caso Branca. Negocios con el poder, un matrimonio tumultuoso y la desaparición que llevó a Massera a la cárcel
Emilio Eduardo Massera y Fernando Branca fueron socios
Victoria Branca, la hija del empresario desparecido, reconstruye la historia de su padre: “Quizás esta muerte injusta y dolorosa, con ribetes de novela pasional y turbia, tuvo un final con un impacto beneficioso que fue poner preso al responsable de tantas desapariciones y muertes”
Constanza Bengochea
El día que su padre desapareció, Victoria Branca tenía 9 años. “Está de viaje”, “Está por venir” o “Está ocupado”, le respondían cada vez que preguntaba por él. Cuando comprendió que nunca volvería, lo primero que pensó fue que su padre la había abandonado. Después, cuando el caso salió a la luz, y durante muchos años, debió convivir con el dolor de no saber qué había ocurrido.
La última vez que vieron con vida al empresario Fernando Branca fue el 28 de abril de 1977, en pleno Proceso de Reorganización Nacional. Sin embargo, su desaparición recién se hizo pública cinco años después, en 1982, sobre el final de la dictadura militar. Fue uno de los casos más resonantes de la época, ya que estaba directamente relacionado con el almirante Emilio Eduardo Massera. Además, fue el primero que llevó a la cárcel al miembro de la Junta Militar que tomó el poder en marzo de 1976. Para la Justicia, Massera dio la orden de “desaparecer” a Branca.
Después de cuatro décadas, Victoria Branca quiso saber qué sucedió con su padre y se animó a indagar. Contactó a testigos y reunió artículos periodísticos de la época. En 2010 dio un paso trascendental en su investigación: accedió al expediente judicial que trató la desaparición de Branca. Lo que debió haber sido un simple trámite administrativo, se convirtió en una epopeya: le dijeron que el expediente estaba perdido, que era imposible encontrarlo, que alguien debió haberlo sustraído. Cuando finalmente lo tuvo en sus manos, resultó revelador. Luego, volcó todo en un libro: ¿Qué pasó con mi padre? El caso Branca contado por su hija.
“Dejó de ser una historia que me perseguía y Branca un apellido que me avergonzara... porque eso fue lo que sentí durante mucho tiempo, no me gustaba que el nombre de mi padre saliera en las revistas y los diarios y se bastardeara. Se habló demasiado sin saber y yo no quería que me señalaran, que conectaran con el caso, que tuvieran lástima”, dice Victoria Branca (56).
Entrevista a Victoria Branca
-Después muchos años, vuelve sobre la desaparición de su padre. El caso fue muy comentado en los medios y parecía que estaba todo dicho, ¿qué la motivó?
-Había querido hacerlo antes, pero el expediente estaba perdido. Con la ayuda de un abogado, después de más de un año de búsqueda, pude encontrarlo. Eso fue en 2010. En el ínterin me replanteé muchas veces lo que estaba haciendo, me preguntaba si valdría la pena y qué era lo que estaba buscando... A mi madre no le gustó la idea, creo que a ninguno de los cercanos, porque revivió viejos temores. Pero yo necesitaba hacerlo, quería acercarme a la verdad. El día que fui al juzgado y me trajeron los once cuerpos del expediente fue muy fuerte. Recuerdo que me preguntaron por dónde quería empezar y respondí por el principio...
El principio
Victoria es la hija mayor de Ana María Tocalli y Fernando Branca. “Se casaron jóvenes, ella tenía 20 años y él 28. Y se separaron muy pronto. Mi papá era muy mujeriego y, una vez, mamá lo pescó. En esa época no podías divorciarte. Yo empecé a verlo los fines de semana, cuando no estaba de viaje, y él me llevaba a comer a su departamento o a su oficina. Creo que a mi papá le dolió la separación... siguió enamorado de mi madre hasta un buen tiempo, después se volvió a casar ‘vía Paraguay’ con Martha Mc Cormack”, dice.
Fernando Branca tenía 38 cuando desapareció. El empresario se dedicaba a la importación de papel.
-¿Quién era Fernando Branca?
-Mi padre tenía 38 años cuando murió. Era muy joven y ambicioso. Él quería salir de donde había venido, de la pobreza, de una casa donde tenían lo justo para comer y un padre que iba y venía a su antojo. Hay versiones que dicen que él se casó con mi madre porque era rica, pero eso no fue así. Si bien la familia de mi madre tenía una posición cómoda, no eran ricos, era una familia trabajadora.
-¿A qué se dedicaba?
-Mi padre era empresario y se dedicaba a los negocios. En ese tiempo tenía una papelera con su socio, Jorge Piaggio, y les iba bien. Traían papel de afuera y lo vendían acá. Él no estaba metido en política, ni era sindicalista o montonero... Él no pertenecía a ningún lugar que pudiera dar razones para pensar que estaba en contra de los militares.
Victoria Branca tenía 9 años cuando su padre, Fernando Branca, desapareció.
-Luego de separarse de su madre, Branca se casó en Paraguay con Martha Rodríguez Mc Cormack. ¿Quién era ella?
-Martha era una mujer de la alta sociedad que estaba relacionada con el jet set de Buenos Aires. Había estado casada con César Blaquier y tenía dos hijos. Era linda, parecía una actriz, le gustaba tener buenas joyas y verse bien. A mí me parecía extravagante. La comparaba con mi mamá, una mujer de buen corazón, y sentía que Martha tenía reacciones raras, que era una mujer fría y distante. Hay una anécdota de unas vacaciones en Punta del Este. Yo tenía siete años, pero nunca lo olvidé. Martha tenía un encendedor Dupont de oro y una mañana nos levantamos con sus gritos acusando a la empleada doméstica de que le había robado el encendedor. Al ver la situación le dije a mi hermano: “vamos a buscar el encendedor de Martha, debe estar en algún lado”. Como que yo no creía en la versión de que lo había robado la chica, y así fue que lo encontré abajo del asiento del auto. Para ese momento había venido la policía... me pareció demasiado. Era muy nerviosa.
Martha McCormack se había casado con Fernando Branca en Paraguay y mantenía una relación amorosa con el almirante Emilio Massera
“Para las navidades de ‘74 Branca deslumbraba a su mujer con un regalo que no pudo colgar en el arbolito: un Mercedes Benz, blanco, impecable. Cuentan las relaciones de Martha Mc Cormack que Branca no pudo esquivar el impacto que su esposa, con una frase, habría provocado en él: ‘Para qué semejante auto en los tiempos que corren. Por que no mejor dejaste que siguiera con mi Peugeot. Hay que pasar desapercibidos ante tanto secuestro, tanto asesinato”, publicó el periodista Juan Carlos Porras, en la Revista GENTE, en julio de 1983, cuando el caso explotó en los medios.
-Dicen que Martha fue quien le presentó a su padre al almirante Emilio Eduardo Massera.
-Eso es lo que decían, pero no lo sé. Mi padre y Martha tenían un matrimonio tumultuoso, estuvieron separados dos veces. En algún momento, por los testimonios del expediente, Martha tuvo una relación sentimental o pasional con Massera... no sé cómo llamarla. Mi padre, que era una persona ambiciosa, enseguida vio la oportunidad de que Massera lo ayude a desbloquear el ingreso al país de un dinero de una operación comercial que estaba trabada. Y, aparentemente, Massera lo contactó con alguien que lo ayudó. Después de eso, Massera y mi padre tuvieron un vínculo más cercano, de negocios, planeaban hacer un banco con otra gente cuando llegara la época del Mundial 78, pero no entré mucho en esos detalles durante mi investigación.
En 2010 Victoria Branca accedió al expediente judicial que trató la desaparición de su padre, el empresario Fernando Branca.
Las crónicas periodísticas del caso narran que en el primer encuentro, Massera (que estaba acompañado por su escribano y asesor financiero, Natalio Hocsman) recibió en su despacho a Branca, quien tenía el monopolio de la importación de papel. El almirante lo ayudó a “desbloquear” 1.600.000 dólares depositados en el Banco Central. Días después, habría sido Branca quien le propuso al Massera montar una financiera o un banco con fines especulativos. El aporte de capital iría por cuenta de Branca, pero para ello necesitaba vender un campo de tres mil hectáreas en la localidad de Rauch. Massera le consiguió un inversor español que hizo la compra.
La relación entre Mc Cormack y Massera habría nacido durante una fiesta del Hotel Alvear, en 1976. Ofició de presentadora Cristina Mc Cormack, la hermana mayor de Martha, esposa del diplomático Luis Clarasó De la Vega y amante del Jefe de la Marina. Años después, en una entrevista a la revista La Semana, Cristina dijo que Martha le hizo la vida imposible, que nunca la quiso, que envidiaba su belleza y que nunca había sido una mujer normal.
El almirante Emilio Eduardo Massera y el general Jorge Rafael Videla. El 24 de marzo 1976, la Junta Militar (Jorge Rafael Videla, Emilio Massera y Orlando Agosti), derrocaron el gobierno constitucional de María Estela Martínez de Perón.
El viaje a Punta del Este y la amenaza
Aunque los negocios iban viento en popa, el matrimonio de Branca y Mc Cormack atravesaba una crisis. Mientras Martha estaba con Massera, el empresario había comenzado una relación con Cristina Larentis. “Ella era una modelo muy joven. Tiempo después hablé con ella, me contó su versión y me dio cosas de mi papá”, cuenta Victoria.
En una entrevista para la revista Semana, en 1983, Larentis dijo: “Conmigo [Fernando Branca] fue un tipo derecho y afectuoso. Fue un ser excepcional, y así quedó en mi recuerdo”.
En la Semana Santa de 1977, días antes de la desaparición de Branca, el empresario y Mc Cormack viajaron a Punta del Este para intentar una reconciliación.
-¿Qué sucedió en el viaje a Punta del Este?
-Los testigos que estuvieron en ese viaje de Semana Santa, el matrimonio Ibarra, no estuvieron adentro del cuarto de Marta y de mi padre para saber de qué hablaban. Lo que sí escucharon -y dieron testimonio en el expediente bajo juramento- fue que mi padre y Marta discutieron en el Casino de Punta del Este. No dicen exactamente por qué lo hicieron, pero sí cuentan que Marta hizo una amenaza en voz alta: “Cuando llegue a Buenos Aires le voy a decir al “Negro” [apodo de Massera] que Fernando lo quiere pasar en un negocio y le va a pasar un camión por encima”. Esa frase está en el expediente.
Durante ese viaje, trascendió la versión de que durante la discusión Mc Cormack le habría recriminado a Branca que todo lo que había logrado había sido gracias a ella. El empresario, para devolver la ofensa, le habría revelado que estaba estafando a Massera en un negocio. Finalmente, Mc Cormack lo amenazó con contar todo.
El último intento de reconciliación de la pareja Branca y Mc Cormack no tuvo éxito. De regreso en Buenos Aires, cuando habían pasado diez días de la amenaza, ocurrió el fatal desenlace.
A los 12 años, Victoria Branca aún no sabía que su padre era un desaparecido de la dictadura militar. El caso se hizo público en 1982.
La desaparición
La historia que trascendió fue que Massera invitó a Branca a navegar en su yate. El encuentro se había pactado para la mañana del 28 de abril en el Apostadero Naval de San Fernando. Lo último que se supo del empresario es que aquel día salió del departamento que compartía con Mc Cormack, en Palermo Chico, y que manejó con su auto hacia la zona norte por la Avenida del Libertador. En algún punto de su viaje fue interceptado por un vehículo, al cual fue obligado a subir. Desde ese momento nada más se supo de él. Desapareció.
Antes de la desaparición de Branca, Mc Cormack amenazó a Branca de acusarlo con Massera de querer engañarlo en un negocio.
“En esta parte del expediente hay situaciones que no están tan claras. Por un lado aparece la invitación de Massera a navegar, pero dos testigos aseguraron que mi papá ya sentía que lo estaban siguiendo. Estaba nervioso, iba a todos lados con un maletín, y sabía que Martha le había contado esto del negocio. Es decir, mi padre sabía que estaba en riesgo, entonces la versión de que Massera lo invitó a navegar y él aceptó me resulta inverosímil”, explica Victoria.
-En ese momento tenías 9 años, ¿cómo te contaron de su desaparición?
-A mí nadie me dijo ‘tu papá está muerto’ porque nadie sabía que mi papá estaba muerto. Yo ese año tomé la comunión y mi papá no vino, entonces la primera sensación que tuve fue ‘mi papá me abandonó’ o ‘no me quiere’.
Durante muchos años Victoria vivió con temor y pesadillas recurrentes, que hasta el día de hoy recuerda. “Soñaba con una persona abajo del agua, con una cinta en su boca, con los brazos atados por la espalda... y yo nadaba queriendo ayudarla, pero no la alcanzaba. Me quedaba sin aire y tenía que salir a la superficie. No era la cara de mi padre, pero me generaba mucha angustia. Después de muchos años, leí que esa es una manera de liberar la tensión de lo que no se puede procesar con las palabras”, dice.
A Victoria Branca la versión de que Massera invitó a navegar a su padre y este aceptó le resulta inverosímil. "Mi padre sabía que estaba en riesgo"
“Cuando vos pensás en la muerte de un ser querido que se muere de una enfermedad o en un accidente, se hace un certificado de defunción, se limpia el cuerpo, se avisa a la gente cercana, se arma un velorio y un entierro donde la gente llora y se abraza. Hasta se pueden enviar flores o poner un aviso fúnebre. Después se acompaña los que están viviendo el duelo... Pero en los casos como los de mi padre, de gente que murió de manera incierta y que desapareció, los que quedamos sentimos que no encajamos en ninguno de esos lugares, no tenemos un lugar de pertenencia pero nos hermana el dolor de no tener respuestas”, dice.
Luego de mucho trabajo personal para superar sus propios temores, Victoria quiso indagar en la historia para acercarse a la verdad. “Hay que vencer muchos miedos, porque el miedo te hace creer que vos seguís estando en ese lugar en el que quedaste congelada de niña”, agrega.
El caso Branca
En julio de 1977, la madre de Fernando Branca presentó un pedido de hábeas corpus por su hijo y se inició una causa judicial. Así nació “el caso Branca”.
“En ese tiempo no existía la figura de los desaparecidos. Había gente que no se sabía dónde estaba, si estaba presa, si se había escapado porque estaba en la guerrilla o estaban escondidos... Todo era muy nebuloso, no había información. Confundir a la gente era parte del modus operandi, como Noche y niebla del Holocausto: confundamos todo el tiempo, que no se vea claro, que no se entienda nada, que la gente tenga miedo y de esa manera nosotros manejamos los hilos”, dice Victoria.
La desaparición de Fernando Branca en la tapa de Quorum, la revista de Guillermo Patricio Kelly
Durante los primeros años el expediente judicial no tuvo avances. Recién hubo progresos a finales de 1981, cuando Guillermo Patricio Kelly se presentó espontáneamente ante el nuevo juez de la causa, Pedro De Narváiz, y denunció al ex almirante y a la segunda esposa del desaparecido, Martha Rodríguez Mc Cormack, como ideólogos de la desaparición del empresario. El magistrado recibió amenazas y se fugó a Brasil por lo que fue reemplazado por el juez federal Oscar Salvi.
El 17 de junio de 1983, aún con el gobierno de facto en el ejercicio del poder, se ordenó la detención de Massera y el procesamiento de Mc Cormack. Cuando Salvi lo procesó, el ex almirante se encontraba en el Brasil junto con su familia. La Armada le envió a Massera un jet T5-30 a Porto Alegre que lo trajo de vuelta a Buenos Aires. Massera fue detenido en el Apostadero Naval de San Fernando. El 17 de octubre de 1984 fue trasladado a una cárcel de la justicia federal (la Unidad 22).
La Cámara Federal había iniciado el proceso contra las juntas militares. El 22 de abril de 1985, Massera fue condenado a reclusión perpetua en el Juicio a las Juntas. Massera estuvo preso hasta diciembre de 1990, cuando el presidente Carlos Saúl Menem dispuso su indulto.
“Gracias a la investigación del juez Salvi se dictó prisión preventiva a Massera. Con tantas atrocidades que había hecho, el caso de mi padre fue el único que logró que el jerarca máximo fuera a la cárcel. Después vino el Juicio a la Juntas. Quizás esta muerte injusta y dolorosa, con ribetes de novela pasional y turbia, tuvo un final con un impacto beneficioso que fue poner preso al responsable de tantas desapariciones y muertes... eso me trajo paz. Pensar que quizás tuvo algún sentido me hizo poner luz entre tanta oscuridad”, dice Victoria.
-Al acceder al expediente, ¿logró saber qué ocurrió con su padre, Fernando Branca?
-Es difícil encontrar una respuesta. La causa está llena de testimonios contrapuestos. Las primeras versiones fueron instaladas por gente que tenía algún tipo de interés en la causa o, directamente, no querían que se supiera la verdad. Todos hablan de mi padre y él único que no pudo hablar fue él, que le quitaron la vida. Por todo lo que leí, no puedo decir “esto fue lo que pasó”. Y justamente eso es lo más cruel que tiene una desaparición. En el caso de mi padre no hay cuerpo, no hay testigos que hayan visto cuando lo secuestraron, entonces uno tiene que ir llenando baches, tratando de ser lo más objetiva posible. Y eso fue lo que hice, pero como también soy escritora, escribí un libro con las voces de todos los testigos del caso.
"¿Qué pasó con mi padre? El caso Branca contado por su hija", es el libro que Victoria escribió para contar su versión de lo que sucedió con Fernando Branca
-¿Te ayudó superar su pérdida?
-No siento un alivio, pero sané esa herida que estaba abierta y supuraba. La cicatriz está y las dudas siempre seguirán estando, pero en algún me dije: “¿y por qué tengo que saber todo, tener la respuesta de todo?”. En algún momento quise contactar a alguien que está preso por un montón de causas, además de la mi papá, y que pertenecía al grupo de tareas sucias de Massera. Decían que él había ejecutado a mi padre. Pero no quiso hablar. No sé si algún día hablará porque hay entre ellos un pacto de no decir nada, de llevarse las verdades a la tumba. Es muy doloroso... pero con el tiempo me decidí poner un punto final, soltar y eso me dio paz. Hoy tengo motivos de sobra para poner el foco en el presente y vivir lo que la vida me vaya regalando. Tengo cuatro hijas adultas y hace poco nació mi nieto. No me gusta volver a hablar del tema porque para mí es como escuchar una canción que ya no te gusta, pero también pensé que mi testimonio puede ayudar a alguien.
http://indecquetrabajaiii.blogspot.com.ar/. INDECQUETRABAJA
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