Ocho periodistas de LA NACION fueron elegidos entre los quince más respetados de la Argentina
Surge del sondeo anual de Poliarquía entre líderes de opinión; el informe revela también quiénes son los políticos más influyentes y los empresarios más destacados
La encuesta anual de Poliarquía que establece el listado de los periodistas más respetados e influyentes de la Argentina ubicó, entre los primeros 15, a ocho profesionales que integran el equipo de la nacion. En el primer puesto volvió a ubicarse Carlos Pagni, como había ocurrido en el año anterior. Le siguen Jorge Liotti, Joaquín Morales Solá, Hugo Alconada Mon, Luis Novaresio (LN+), José Del Rio, Jorge Fernández Díaz y Eduardo Feinmann (LN+), todos entre los primeros 15 lugares de un listado integrado por periodistas de diarios, radio y televisión.
El estudio midió también a las figuras más importantes de la política y del mundo empresario.
En el caso de los periodistas, figuran también en los primeros puestos Ernesto Tenembaum, Marcelo Longobardi, Jorge Lanata, Diego Sehinkman y María O’donnell. El listado se completa con Nelson Castro, Maximiliano Montenegro, José Claudio Escribano, Víctor Hugo Morales, Jonatan Viale, Jorge Fontevecchia, Reynaldo Sietecase, Antonio Laje, Alejandro Bercovich, Claudia Peiró, Eduardo Van Der Kooy y Luciana Vázquez.
Según explica Poliarquía en la presentación del trabajo, el sondeo se orienta a “conocer la visión del establishment local sobre las cuestiones más relevantes del acontecer nacional. Para ello, Poliarquía Consultores realiza desde el año 2008 una encuesta a líderes y formadores de opinión de la Argentina”.
La encuesta considera líderes de opinión a quienes por su posición, recursos y conocimientos tienen la capacidad de ejercer influencia sobre las actitudes y las conductas de la opinión pública. Una de las piezas destacadas del trabajo es el ranking de los 25 argentinos más influyentes, que este año lideran Javier Milei, Lionel Messi, Luis Caputo, Mauricio Macri, el papa Francisco, Karina Milei, Cristina Kirchner, Paolo Rocca y Eduardo Eurnekian.
Entre los empresarios más destacados están Marcos Galperin, de Mercado Libre, quien encabeza la lista; Paolo Rocca, por Techint, y Eduardo Eurnekian, por Aeropuertos Argentina 2000.
Tras las elecciones presidenciales, Javier Milei se convirtió en el argentino más influyente, por encima de Lionel Messi, que salió como el cuarto más influyente, según el relevamiento de Poliarquía. El expresidente Mauricio Macri mantuvo su segundo lugar con respecto al año anterior, mientras que la expresidenta Cristina Kirchner fue la que más cayó, dado que ocupaba el primer lugar, que hoy tiene al libertario.
Ante la expectativa de un primer viaje al país como pontífice, el papa Francisco escaló cinco posiciones y se ubicó en quinto lugar. El CEO del Grupo Techint, Paolo Rocca, pasó de estar en séptimo lugar el año pasado al sexto puesto en 2023.
Martín Migoya, el CEO de Globant, una de las empresas que mayor desarrollo tuvieron en los últimos años, figura como el cuarto empresario más influyente entre los líderes.
El resto de la lista lo ocuparon estos nombres: Marcelo Mindlin, de Pampa Energía (5°); Guibert Englebienne, también de Globant (6°); Eduardo Costantini, de Consultatio Investments (7°); Miguel Galuccio, de Vista Oil & Gas (8°); Martín Zarich, de BBVA (9°), y el joven Mateo Salvatto, de Asteroid (10°).
Situación del país
La encuesta también relevó las principales preocupaciones sobre la situación del país. Según el informe de los resultados, “la evaluación de los líderes y formadores de opinión sobre la situación del país se mantiene en esta medición entre los niveles más críticos desde el comienzo de este estudio, en 2008”.
“El 94% evalúa negativamente el contexto general y ocho de cada diez piensan que la situación empeoró respecto del último año. Las perspectivas de mejora para los próximos 12 meses crecen. Suben del 11% al 45%, el valor más alto desde 2018”, detalla la presentación de Poliarquía.
“Al considerar la economía argentina, la evaluación negativa del contexto actual alcanza un nuevo récord negativo, al ascender al 96%”.
“La inflación lidera nuevamente el ranking de los principales problemas a nivel nacional, con el 29%, seguida del déficit fiscal (20%). Los problemas económicos acumulan el 54% de las menciones en conjunto, mientras que los institucionales reúnen el 28%”.
Proyecciones económicas
“Los líderes y formadores de opinión prevén en promedio una caída del PBI del 0,9% para 2024 y una inflación del 237%”, resume la consultora.
“Casi dos de cada tres líderes (62%) piensan que a fines de 2024 habrá un único tipo de cambio unificado”.
Los resultados surgen de 150 entrevistas a políticos, empresarios, periodistas y consultores que se realizaron en los últimos días de 2023 (después de la asunción del presidente Milei) y los primeros de este año.
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Subrogar un vientre de rinoceronte podría salvar la especie de la extinción
Se probó con éxito en Curra, un ejemplar blanco del sur de Kenia; la técnica es parecida a la que se aplica en ganado
Raúl LimónRinocerontes en Kenia
MADRID.– A Curra, una rinoceronte blanca del sur de dos toneladas de peso, la mataron microscópicas bacterias del género Clostridium el pasado 25 de noviembre en el parque Ol Pejeta de Kenia. Pero su muerte tras esta desigual lucha biológica no ha sido en vano. Curra gestaba el primer embrión creado en laboratorio e implantado con éxito por el consorcio alemán Biorescue en estos animales. Es la única y exigua puerta para la supervivencia de la subespecie del norte, de la que solo quedan dos hembras: Najin y su hija Fatu. La experiencia de Curra como madre subrogada ha demostrado, por primera vez, que es posible. Su legado es la esperanza de evitar otra extinción.
Najin y Fatu, descendientes de Sudán, muerto en 2018 por causas naturales, sobreviven en Ol Pejeta con el triste honor de ser las dos únicas de la subespecie de rinoceronte blanco del norte. Su imponente presencia es un vergonzante recordatorio para la humanidad, causante de haber precipitado a estos animales hasta el peligro crítico de extinción por la caza y el cambio climático.
El consorcio Biorescue, financiado por el gobierno alemán y del que forma parte una decena de entidades internacionales, comenzó hace 15 años un programa científico para producir y preservar a -196°C en nitrógeno líquido 30 embriones fecundados en laboratorios de Berlín (Alemania) y Cremona (Italia) a partir de óvulos y esperma de los últimos 12 rinocerontes blancos del norte que habían llegado vivos a este siglo en reservas y zoológicos. Todos menos Najin y Fatu han muerto ya. En 2019, arrancó la investigación para desarrollar una técnica de implantación en madres sustitutas.
“Seguimos enfoques científicos alternativos para crear crías de rinocerontes blancos del norte y garantizar la mayor diversidad genética de su futura población. Estas estrategias convergen en la producción de embriones in vitro y su transferencia exitosa a madres subrogadas para crear un embarazo”, detalló Susanne Holtze, científica del proyecto.
El escaso remanente de embriones y ejemplares del norte obliga a probar con la subespecie del sur, de la que quedan algo más de 10.000 animales. Así, óvulos de Elenore, que vive en el zoológico belga de Pairi Daiza, se fecundan mediante inyección intracitoplasmática (directa al óvulo) en un laboratorio de Italia con esperma de Athos, del zoo austríaco de Hellbrunn.
Quedaba por desentrañar el ciclo fértil de los rinocerontes para determinar el momento de la transferencia. Para detectarlo, Curra convivió con Ouwan, un macho vasectomizado usado como indicador. Los científicos observaron un apareamiento, presuntamente estéril, el 17 y el 18 de septiembre, lo que evidenció que Curra estaba lista. Científicos y veterinarios de Biorescue, dirigidos por el Instituto Leibniz para la Investigación de Zoológicos y Vida Silvestre (Leibniz-izw), implantaron dos embriones en Curra el 24 de septiembre. Días más tarde, Ouwan perdió el interés sexual por ella: estaba embarazada.
Aunque transferir embriones es una técnica común en humanos, en especies domésticas y ganaderas, nunca se había conseguido en rinocerontes. Si funcionaba, se demostraba su viabilidad, la única puerta para la supervivencia de la estirpe de Najin y Fatu. “Ha sido un territorio inexplorado y cualquier cosa, del enfoque de los protocolos de procedimiento al equipo requerido, ha tenido que ser inventado, desarrollado y probado para que fuera seguro”, explicó Thomas Hildebrandt, jefe del proyecto Biorescue-leibniz-izw.
“Medido al segundo”
Hildebrandt aclaró que la técnica es muy similar a la que se usa con personas o ganado vacuno y equino. “Pero necesita una tecnología diferente. No es un experimento. No hacemos ningún daño a los animales. Solo queremos hacer crías, por lo que técnicamente todo está aprobado por el Servicio de Vida Silvestre de Kenia, por el gobierno keniano, porque no tiene carácter experimental”, indicó.
El implante no se ejecuta a través del órgano reproductor de la rinoceronte, sino por su aparato digestivo, desinfectado. Por el recto, introducen un largo catéter para llevar el embrión a los oviductos, donde comienza la gestación. “El índice de éxito es muy alto, aunque la técnica es un desafío”, comentó el científico.
Todo está medido al segundo y al milímetro, de la anestesia a la carga del dispositivo de implantación con el embrión. “Hay muchos elementos muy difíciles y desafiantes para el procedimiento. Sin embargo, nuestro equipo está bien entrenado; ya estamos preparando un próximo implante”, aseguró Hildebrandt, que prevé ejecutarlo en mayo próximo.
El rinoceronte blanco necesita un proceso de apareamiento durante más de una hora y precisa de hasta seis eyaculaciones para fecundar al óvulo de forma natural unos seis días después de la ovulación. “El cuello uterino de la hembra es extremadamente largo y enrevesado”, explicó. Si se realizara el implante a través del útero, se provocaría irritación y daños que impedirían el éxito de la operación. Con su técnica se reduce la intervención a 20 minutos.
La técnica funcionó y Curra cumplió a la perfección su papel de madre subrogada. Gestó durante 70 días el embrión de un macho que llegó a alcanzar 6,4 centímetros de longitud. Sus posibilidades de nacer vivo tras un periodo de gestación completo de entre 16 y 18 meses se elevaban al 95%. Pero, pese a su placentera vida en Kenia y la monitorización permanente, el enemigo fue invisible.
Un episodio climático de lluvias torrenciales inundó la reserva de Ol Pejeta y dispersó cepas bacterianas de Clostridium paraclostridium bifermentans y Pae ni colostri di um sordellii que causaron una infección mortal en Curra y en Ouwan, que murió tres días antes.
Frank Göritz, veterinario jefe del proyecto, lamentó el desenlace: “Presenciar la muerte de un animal con el que has trabajado durante tanto tiempo por razones que no puedes dominar es deprimente. Tratamos de controlar todos los factores que afectan al bienestar de los animales, pero en la naturaleza no puedes hacerlo con todo y, a veces, tus planes se ven frustrados. Es muy triste, pero tratamos de mirar hacia adelante y verlo como un hito para la misión”.
Después del incidente, el equipo estableció un programa de urgencia de vacunación, aislamiento y reparcelación de las zonas donde habitan los rinocerontes, incluidas las dos únicas blancas del norte existentes.
El siguiente paso fue analizar muestras del tejido del feto en los centros alemanes Max Delbrück de Medicina Molecular y Leibnizizw para asegurarse de que el apareamiento natural había sido estéril y que el embarazo se había producido por la implantación artificial del embrión. Este mes se confirmó y se abrió la puerta a la esperanza de salvar al rinoceronte blanco del norte. © El País, SL
MADRID.– A Curra, una rinoceronte blanca del sur de dos toneladas de peso, la mataron microscópicas bacterias del género Clostridium el pasado 25 de noviembre en el parque Ol Pejeta de Kenia. Pero su muerte tras esta desigual lucha biológica no ha sido en vano. Curra gestaba el primer embrión creado en laboratorio e implantado con éxito por el consorcio alemán Biorescue en estos animales. Es la única y exigua puerta para la supervivencia de la subespecie del norte, de la que solo quedan dos hembras: Najin y su hija Fatu. La experiencia de Curra como madre subrogada ha demostrado, por primera vez, que es posible. Su legado es la esperanza de evitar otra extinción.
Najin y Fatu, descendientes de Sudán, muerto en 2018 por causas naturales, sobreviven en Ol Pejeta con el triste honor de ser las dos únicas de la subespecie de rinoceronte blanco del norte. Su imponente presencia es un vergonzante recordatorio para la humanidad, causante de haber precipitado a estos animales hasta el peligro crítico de extinción por la caza y el cambio climático.
El consorcio Biorescue, financiado por el gobierno alemán y del que forma parte una decena de entidades internacionales, comenzó hace 15 años un programa científico para producir y preservar a -196°C en nitrógeno líquido 30 embriones fecundados en laboratorios de Berlín (Alemania) y Cremona (Italia) a partir de óvulos y esperma de los últimos 12 rinocerontes blancos del norte que habían llegado vivos a este siglo en reservas y zoológicos. Todos menos Najin y Fatu han muerto ya. En 2019, arrancó la investigación para desarrollar una técnica de implantación en madres sustitutas.
“Seguimos enfoques científicos alternativos para crear crías de rinocerontes blancos del norte y garantizar la mayor diversidad genética de su futura población. Estas estrategias convergen en la producción de embriones in vitro y su transferencia exitosa a madres subrogadas para crear un embarazo”, detalló Susanne Holtze, científica del proyecto.
El escaso remanente de embriones y ejemplares del norte obliga a probar con la subespecie del sur, de la que quedan algo más de 10.000 animales. Así, óvulos de Elenore, que vive en el zoológico belga de Pairi Daiza, se fecundan mediante inyección intracitoplasmática (directa al óvulo) en un laboratorio de Italia con esperma de Athos, del zoo austríaco de Hellbrunn.
Quedaba por desentrañar el ciclo fértil de los rinocerontes para determinar el momento de la transferencia. Para detectarlo, Curra convivió con Ouwan, un macho vasectomizado usado como indicador. Los científicos observaron un apareamiento, presuntamente estéril, el 17 y el 18 de septiembre, lo que evidenció que Curra estaba lista. Científicos y veterinarios de Biorescue, dirigidos por el Instituto Leibniz para la Investigación de Zoológicos y Vida Silvestre (Leibniz-izw), implantaron dos embriones en Curra el 24 de septiembre. Días más tarde, Ouwan perdió el interés sexual por ella: estaba embarazada.
Aunque transferir embriones es una técnica común en humanos, en especies domésticas y ganaderas, nunca se había conseguido en rinocerontes. Si funcionaba, se demostraba su viabilidad, la única puerta para la supervivencia de la estirpe de Najin y Fatu. “Ha sido un territorio inexplorado y cualquier cosa, del enfoque de los protocolos de procedimiento al equipo requerido, ha tenido que ser inventado, desarrollado y probado para que fuera seguro”, explicó Thomas Hildebrandt, jefe del proyecto Biorescue-leibniz-izw.
“Medido al segundo”
Hildebrandt aclaró que la técnica es muy similar a la que se usa con personas o ganado vacuno y equino. “Pero necesita una tecnología diferente. No es un experimento. No hacemos ningún daño a los animales. Solo queremos hacer crías, por lo que técnicamente todo está aprobado por el Servicio de Vida Silvestre de Kenia, por el gobierno keniano, porque no tiene carácter experimental”, indicó.
El implante no se ejecuta a través del órgano reproductor de la rinoceronte, sino por su aparato digestivo, desinfectado. Por el recto, introducen un largo catéter para llevar el embrión a los oviductos, donde comienza la gestación. “El índice de éxito es muy alto, aunque la técnica es un desafío”, comentó el científico.
Todo está medido al segundo y al milímetro, de la anestesia a la carga del dispositivo de implantación con el embrión. “Hay muchos elementos muy difíciles y desafiantes para el procedimiento. Sin embargo, nuestro equipo está bien entrenado; ya estamos preparando un próximo implante”, aseguró Hildebrandt, que prevé ejecutarlo en mayo próximo.
El rinoceronte blanco necesita un proceso de apareamiento durante más de una hora y precisa de hasta seis eyaculaciones para fecundar al óvulo de forma natural unos seis días después de la ovulación. “El cuello uterino de la hembra es extremadamente largo y enrevesado”, explicó. Si se realizara el implante a través del útero, se provocaría irritación y daños que impedirían el éxito de la operación. Con su técnica se reduce la intervención a 20 minutos.
La técnica funcionó y Curra cumplió a la perfección su papel de madre subrogada. Gestó durante 70 días el embrión de un macho que llegó a alcanzar 6,4 centímetros de longitud. Sus posibilidades de nacer vivo tras un periodo de gestación completo de entre 16 y 18 meses se elevaban al 95%. Pero, pese a su placentera vida en Kenia y la monitorización permanente, el enemigo fue invisible.
Un episodio climático de lluvias torrenciales inundó la reserva de Ol Pejeta y dispersó cepas bacterianas de Clostridium paraclostridium bifermentans y Pae ni colostri di um sordellii que causaron una infección mortal en Curra y en Ouwan, que murió tres días antes.
Frank Göritz, veterinario jefe del proyecto, lamentó el desenlace: “Presenciar la muerte de un animal con el que has trabajado durante tanto tiempo por razones que no puedes dominar es deprimente. Tratamos de controlar todos los factores que afectan al bienestar de los animales, pero en la naturaleza no puedes hacerlo con todo y, a veces, tus planes se ven frustrados. Es muy triste, pero tratamos de mirar hacia adelante y verlo como un hito para la misión”.
Después del incidente, el equipo estableció un programa de urgencia de vacunación, aislamiento y reparcelación de las zonas donde habitan los rinocerontes, incluidas las dos únicas blancas del norte existentes.
El siguiente paso fue analizar muestras del tejido del feto en los centros alemanes Max Delbrück de Medicina Molecular y Leibnizizw para asegurarse de que el apareamiento natural había sido estéril y que el embarazo se había producido por la implantación artificial del embrión. Este mes se confirmó y se abrió la puerta a la esperanza de salvar al rinoceronte blanco del norte. © El País, SL
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