martes, 9 de enero de 2024

MARTÍN ROIG ....EXCELENTE AMBIENTADOR, DISEÑADOR Y PIANISTA




Pionero en su métier, el pianista y diseñador de interiores que ambienta fiestas escenográficas
“Siempre miré la vida con mucho sentido del espectáculo", dice
Puntilloso y detallista, Martín Roig sobresale, además, por el manejo de la iluminación de sus eventos y por la logística del armado de una fiesta
Malú Pandolfo
Las fiestas son lo suyo. Martín Roig las ambienta minuciosamente y el resultado tiene su sello. Orden, limpieza y prolijidad son virtudes que antepone a cualquier elemento decorativo: “Siempre miré la vida con mucho sentido del espectáculo. Todo lo veo como un show, desde una visión escénica”.
Consagrado entre los mejores en la ambientación de fiestas, su estilo es escénico, obsesivamente prolijo y con un manejo de la iluminación que lo destaca del resto. “Sin pudor te digo que no hay nadie que sepa tanto de luces”, reconoce.
De perfil bajo, amigo del uno a uno y ausente en los grandes eventos que no lo involucren profesionalmente, Roig dice que su trabajo, y no su persona, quien habla por él. Está lejos del estereotipo de hombre de la noche. “Hay gente que se pone por delante de su oficio, con ganas de ser famosa, y busca actividades para ser fotografiada. Estoy en contra de eso”.
Enemigo de las etiquetas, es un número uno en lo suyo, pero su escuela fue la práctica en una época en la que no existía ninguna carrera que formara para encarar profesionalmente un evento. Mucha agua correría hasta que definiera su perfil profesional.

Cuando terminó el colegio se inscribió en la Facultad de Medicina, que abandonó después de cuatro años. A mismo tiempo trabajaba en la morgue de la facultad, disecando cadáveres. “Esa vida dark siempre me gustó. Es un trabajo muy interesante y muy artístico, que lo hicieron, desde Da Vinci, todos los grandes pintores y escultores que investigaron el cuerpo humano para dibujarlo, desarmándolo, sacándole la piel, viendo los músculos”.
"Trabajé un año para su casamiento (de Mess), pero hizo lo que debería haber hecho desde el principio: canje con gente de Rosario. Terminó con una fiesta en un casino y entraron sin música. Nosotros no hacemos canjes"
Al mismo tiempo, su costado artístico se desarrollaba con la música: “Soy pianista, estudié seriamente a lo largo de mi vida”. Da clases desde muy joven, y aún hoy conserva algunos alumnos.
Sin saberlo, Roig se encaminaba profesionalmente en una actividad que entonces no existía. Tocaba el piano, asistía a una escuela de música y conocía a muchos artistas. Cuando se casó su gran amiga, Sofía Lalanne, en ese entonces directora de Para Ti, convocó a músicos para la boda, en una quinta en Pilar.

“Organicé un show disco, y otro más clásico para la ceremonia. La fiesta salió bien porque había mucha gente con onda, muy divertida. Pero, técnicamente, fue un desastre –dice recordando que llovió, se inundó y que la carpa estaba sobre el césped–. Aprendí mucho en un mismo día. Ahí noté que las bodas están ligadas a lo escénico, sumado a lo emocional. La boda es un espectáculo”.
Sentía que las fiestas estaban mal organizadas, y que había algo interesante por hacer. Hasta que una conocida le pidió que se ocupara de su casamiento. Además de organizar la fiesta –entonces no existían los wedding planners–, diseñó el vestido y se ocupó del maquillaje. Por un tiempo, solo cobraba el costo.


“Siempre tuve muy claro que mi educación la tenía que pagar yo. Muchas veces la educación es trabajar sin cobrar para aprender. Después tuve que educarme para aprender a cobrar. Pero fue otro aprendizaje”. En esa instancia entró a jugar su hermano Hernán, 12 años más chico y economista, y con su visión tomó forma el negocio. Así Roig se sumergía en un mundo que estallaría unos años después.
Hoy, focalizado en la estética del evento, enfatiza que no se trata solo de una silla y un florero. “La ambientación es ser ordenado, limpio, prolijo, con buena logística de armado, y entender la parte técnica, que no es la divertida –admite–. Para que la fiesta no falle, se la potencia trabajando con profesionales, no pueden trabajar amateurs”. También es clave el plano que ordena la disposición de los elementos y sirve para que el evento funcione bien a nivel logístico.
Tinelli, Susana, la reina Máxima de Holanda, todos los presidentes argentinos, el G20 durante la presidencia de Macri… Si bien Roig organizó las fiestas de varios famosos, dice que no es cholulo: “Nunca me importó nada de los famosos, importantes, ricos. Me da todo igual”. Y recuerda el caso particular de la boda de Lionel Messi: “Trabajé un año para su casamiento, pero hizo lo que debería haber hecho desde el principio: canje con gente de Rosario. Terminó con una fiesta en un casino y entraron sin música. Nosotros no hacemos canjes”, advierte.
Es clave el plano que ordena la disposición de los elementos y sirve para que el evento funcione bien a nivel logístico
Anécdotas no le faltan. Después de ver la película Relatos Salvajes, le escribió a su productor, Axel Kuschevatzky, para decirle que, si le hubiera preguntado antes, él tenía cuentos peores que el de la novia de la película, que incluían peleas, accidentes y todo tipo de situaciones. “En una oportunidad, en el momento de cortar la torta, la novia no aparecía. La encontré detrás de una cortina apretándose al disc jockey”, recuerda.
El piano sigue ocupando un lugar central en su vida. Roig está al frente de dos ciclos de conciertos, por fuera del ámbito tradicional, organizados en casas o espacios que él mismo consigue. Su otra faceta es la de diseñador de interiores: “Hago un producto bastante único porque está ligado a mi trabajo de eventos. Es deco exprés porque tengo mucha velocidad para modificar espacios”. Salvo la obra húmeda, es capaz de dar vuelta la casa en una semana. La misma capacidad para organizar fiestas únicas.

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