jueves, 14 de marzo de 2024

CAPUTO SHOCK, Y EL ESCENARIO


Se desacelera la inflación: fue de 13,2% en febrero, inferior a la esperada
El mercado calculaba un 15%; en doce meses acumuló 276,2%; servicios, un área clave
Francisco Jueguen
El primer bimestre acumuló un alza de la inflación del 36,6%, mientras que en los últimos doce meses el IPC reflejó un avance de 276,2%. Se trata del número interanual más elevado desde marzo de 1991 (287,3%). Para encontrar un febrero tan elevado hay que remontarse a 1991 (27%).
Según el Indec, la división de mayor aumento fue comunicación (24,7%), producto de subas en servicios de telefonía e internet. Le siguieron transporte (21,6%) –por los incrementos en el transporte público– y vivienda, agua, electricidad, gas y otros combustibles (20,2%) –por alzas en el servicio de electricidad–. Los alimentos y bebidas –el capítulo más sensible del IPC– aumentaron 11,9%. En tanto, el IPC núcleo –que elimina precios regulados y estacionales– mostró un avance de 12,3% en el segundo mes del año.
“La oficina del Presidente informa que la inflación de febrero fue de 13,2%, evidenciando una contundente desaceleración de precios con respecto a diciembre de 2023 (25,5%) y enero de 2024 (20,6%), resultado del trabajo del gobierno nacional para imponer una fuerte disciplina fiscal”, dijo un comunicado de la Casa Rosada. “La suba inflacionaria que enfrentamos es producto de la emisión descontrolada de los últimos años y el despilfarro generado por el programa económico del exministro Sergio Tomás Massa”, agregó.
“El 10 de diciembre de 2023, en su discurso de asunción, el presidente Javier Milei informó al pueblo argentino que recibía una inflación camino al 15.000% anual contra la que lucharía con ‘uñas y dientes’. Ese es el compromiso asumido y el objetivo innegociable”, cerró.
“Esta dinámica es resultado del programa económico implementado por el Gobierno a partir de diciembre. El mismo apunta a ordenar las variables macroeconómicas y a estabilizar expectativas mediante la combinación de las anclas fiscal, monetaria y cambiaria con medidas de normaliza ciónyd es bu rocra tiza ciónd el comercio ”, indicaron en el Ministerio de Economía.
“En el orden macroeconómico, el equilibrio financiero del sector público elimina la necesidad de financiamiento monetario al Tesoro y contribuye a la reducción en el sobrante monetario heredado. La estabilidad cambiaria resultante, con caídas nominales en los dólares financieros y el sostenimiento de un crawling peg previsible definido por el BCRA, brinda un sendero de certidumbre que contribuye a anclar expectativas”, agregaron en el Palacio de Hacienda. “Adicionalmente, se implementaron medidas para eliminar trabas y mejorar la fluidez del comercio, redundando en menores costos para el sector privado”.
Días atrás, el IPC de la Ciudad ya había mostrado una desaceleración. Para el segundo mes del año había registrado un alza del 14,1%. Pero el número que reflejó un avance fue la inflación núcleo: la dirección estadística había relevado un 13,4%. El REM, termómetro del mercado que releva el Banco Central (BCRA), preveía un avance de los precios para febrero de 15,8%. Para marzo esperan un 14,3%. Ese conjunto de consultoras pronosticó días atrás que la suba de precios llegaría a 210,2% en el año en diciembre. El primer dato con una suba de precios de un dígito, indica ron, podría llegar recién a partir de junio (8,5%).
El ministro de Economía, Luis Caputo, se reunió la semana pasada con empresas de alimentos y consumo masivo. Allí les ratificó que no va a haber una nueva devaluación brusca del tipo de cambio y que el precio de equilibrio de dólar debería estar actualmente en los $900. Allí, afirmó el ministro de Economía, se encuentra la convergencia entre la cotización oficial y la paralela. Anteayer Caputo recibió a los directivos de los grandes supermercados y repitió lo mismo.
“El objetivo número uno es bajar la inflación”, dijo Caputo ayer en AmCham Summit 2024. “El objetivo es llegar a una competencia de monedas, bajar la inflación a nivel de shock. No somos proclives a pensar en un escenario monetario gradual de la inflación a lo Perú en tres años. La gente no va a tener tolerancia. El esquema de competencia de monedas apunta a eso, a hacer colapsar la inflación”, afirmó el ministro.
El BCRA además informó anteanoche que bajaba la tasa con la que se remuneraba a los bancos por los pases y que eliminaba el piso mínimo que tienen estos para los plazos fijos. Además, reducirá el plazo de pago de importaciones de alimentos, bebidas y productos de limpieza, cuidado e higiene personal.
“El desplome de la demanda viene siendo el principal factor de disciplinamiento de precios, Pero hoy [por ayer] se anunció la apertura de importaciones a productos de la canasta básica, lo que empezaría a operar también en el mismo sentido. A su vez, el Gobierno parece empezar a adoptar algunas medidas que apun-tan a coordinar expectativas, aunque estas vayan en contra de sus propios dogmas: el ministro Caputo propone techo del 15% para paritarias en marzo y abril y negocia controles de precios con supermercadistas”, analizó Melisa Sala, economista de la consultora privada LCG.
“Es un dato inferior al esperado y creo que es positivo”, dijo Camilo Tiscornia, director de la consultora C&T. “Es muy importante también la baja de la inflación núcleo, que bajó a 12,3% desde 20%, que había estado en enero ”, agregó .“Obviamente, hay una lectura negativa. Esto es la contra cara de una recesión brutal”, afirmó.
“El 13,2% fue una sorpresa a favor del Gobierno, una desaceleración más rápida de lo esperado ”, sentenció Lorenzo Sigaut Gravina, de la consultora Equilibra. “Parte de esto es que la recesión está siendo muy fuerte; estamos viendo un escenario de menos inflación y menos nivel de actividad. Está golpeando duro todo yeso obviamentetermina disciplinando incluso al salario”, alertó el experto

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Caputo habló de bajar la inflación con un shock
Afirmó que a eso apunta con la libre competencia de monedas a implementar
Sofía Diamante
El ministro de Economía, Luis Caputo, dijo que los primeros tres meses de gestión “han sorprendido a la gran mayoría por los resultados positivos”, repitió que el ajuste fiscal no se negocia y señaló que el Gobierno está llevando adelante una “batalla cultural” en lo económico, al analizar qué pasa con la inflación.
En ese sentido, explicó que la decisión de facilitar las importaciones de algunos productos de la canasta básica (ver página 18) es una forma de dar “un empujoncito para que los precios finalmente no solo dejen de subir, sino que empiecen a bajar”.
También se refirió a la eliminación del cepo y dijo que “no se van a correr riesgos innecesarios”. Con relación al modelo de competencia de monedas, Caputo dijo que “la Argentina tiene que bajar más de shock la inflación y que el esquema apunta a eso”.
El ministro indicó que empezaron a hablar con el FMI para diseñar un nuevo programa que incluya ampliar el préstamo a la Argentina.
En el summit organizado por la AmCham, el ministro se mostró optimista acerca de que se apruebe la ley ómnibus, aunque dijo que “del otro lado están haciendo política” y que “no se mueren de ganas de que las cosas salgan bien”. Fue en el salón principal de Centro de Convenciones (CEC) de Buenos Aires, en diálogo con el CEO del J.P. Morgan, Facundo Gómez Minujín.
“Todo el mundo o la media de los economistas esperaba un escenario bastante más disruptivo en los primeros tres meses de gobierno. Muchos esperaban hiperinflación, otros un dólar de $2000 o $3000; hasta se hablaba de un dólar de $8000. Nadie esperaba que se llegara a equilibrio fiscal, ni tampoco que pudiéramos reconstituir el balance del Banco Central tan rápidamente. Hoy, si miramos los resultados en cada rubro económico, la verdad que ha sido una sorpresa muy positiva”, analizó Caputo.
El ministro volvió a destacar que, desde el primer minuto, el presidente Javier Milei le pidió ir al déficit cero, cuidando a los más vulnerables. “La expectativa era que hubiera sido un éxito si llegábamos a eso a fin del mandato. Nadie creía que llegaríamos en el primer mes y sin la ley [ómnibus]. Sin duda que ha sido una sorpresa muy muy positiva para muchos. Incluso, duplicamos la tarjeta Alimentar y la AUH. Más allá de que algunos le dan un poco de mérito al ajuste, creo que pasar del déficit que heredamos al equilibrio fiscal ha sido un éxito”, dijo.
El ministro habló también sobre la inflación y contó detalles sobre las reuniones que tuvo con las empresas de consumo masivo y con los supermercados .“Todas las empresas reconocieron que habían apreciado sus productos imaginando un escenario caótico y no se dio. Saben perfectamente que sus productos están totalmente desfasados y su respuesta fue que los van a bajar. En el mientras tanto, hay precios de la canasta básica que no pueden estar como están, honestamente”, dijo Caputo, explicando también por qué se decidió facilitar la importación de algunos productos.
“Sacamos Precios Justos, la ley de abastecimiento y la ley de góndolas, y de repente la gente va al supermercado y las cosas salen 50% más que en Estados Unidos. No estamos pidiendo una baja, sino que los precios reflejen más o menos el precio al que venden. Por eso, vamos a dar un empujoncito para que también las cadenas tengan un poder de negociación con los productores y les digan: si me traés precios de lista más altos, llévatelos, importo. Es una manera también de forzar la competencia y de proteger al consumidor”, dijo el ministro.
Con relación al cepo, Caputo indicó que “entiende la ansiedad” por quitarlo, pero dijo que el Gobierno “no va a correr riesgos innecesarios”. Y explicó: “Vamos a hacer las cosas cuando tengamos certeza de que van a salir bien, cuando estemos seguros de que están las condiciones dadas. Estamos saneando el balance del Banco Central fuertemente, hemos solucionado el problema fiscal, está bastante encaminado el tema de la deuda comercial, la inflación está bajando y la brecha está casi en los niveles mínimos. Es opinable si el cepo se puede sacar, pero nosotros preferimos pisar más sobre seguro”.
Caputo se refirió también al modelo de competencia de monedas como un plan para bajar la inflación de forma de shock. “Nos parece que la gente no va a tener tolerancia para una baja del 211% a 175% y a 160%. La Argentina tiene que bajar de shock la inflación y el esquema de competencia de monedas apunta a eso. Es un sistema monetario cambiario que va a hacer colapsar la inflación”, afirmó el ministro, y agregó que no se puede implementar porque falta recomponer reservas. En ese sentido, habló que el proceso se podría acelerar si el Gobierno consiguiera más dólares, un tema que se está debatiendo con el FMI. “Con el Fondo estamos hablando [sobre ampliar el préstamo], como dije cuando anuncié el acuerdo”, concluyó.
Más tarde, el ministro fue elogiado por Milei. “Después del desastre que hemos tenido que enfrentar, el trabajo de Caputo es formidable. Es digno de admiración”, celebró.

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El Gobierno celebra y pone en pausa el manual liberal
José Luis Brea

“La inflación es como la pasta de dientes: una vez que sale del tubo es muy difícil volverla a meter”. La frase es del expresidente del Bundesbank (el banco central alemán) Karl Otto Pöhl, y Miguel Kiguel –uno de los economistas argentinos que más han estudiado los procesos inflacionarios– aún la sigue citando en sus conferencias cuando pronostica qué puede pasar en el país en los próximos meses.
Como suele suceder luego de una devaluación fuerte, la aceleración de los precios fue cediendo un poco cada mes, con números que incluso mejoran los cálculos iniciales. Javier Milei lo presenta como un éxito –dijo que si el IPC de febrero era inferior al 15% sería un “numerazo” (dio 13,2%)–, al tiempo que muchos analistas creen que la inflación podría volver a un dígito alto a mediados de año, es decir, cerca del punto de partida del que salió en octubre, cuando había anotado el 8,3%. Advierten, no obstante, que el proceso no siempre es lineal.
Los saltos devaluatorios más recientes, como el que impulsaron en enero de 2014 el entonces ministro de Economía Axel Kicillof y el presidente del Banco Central Juan Carlos Fábrega, o el que acompañó la salida del cepo cambiario implementada por Alfonso Prat-Gay y Federico Sturzenegger, en diciembre de 2015, muestran que tras la disparada inicial, la inflación tiende a la baja tiempo después.
“Esta primera baja era esperable. Cuando el efecto de la devaluación pasa volvés al punto de partida, pero es más difícil seguir bajando desde el nivel en el que estabas antes. Hoy la inflación podría caer al 8 o al 9% mensual, pero después hay que sudar la gota gorda para llevarla al 4%, eso puede llevar años”, advierte Kiguel.
Pero el Presidente, entusiasmado con la baja de los dólares financieros y del blue, cree otra cosa: acaba de decir que dado que el dólar es la moneda que más se apreció en el mundo y “se cayó como un piano”, en algún momento, la inflación se va a derrumbar de la misma manera. Se podría decir que la calma del dólar es hasta ahora el logro más nítido de esta gestión.
La sorpresa por la caída de los dólares libres, más allá de sus múltiples razones, ha dejado paso ahora a cierta preocupación por un incipiente atraso cambiario. Con esa moneda en niveles de diciembre y una inflación de un 70% en los primeros tres meses de la gestión Milei, algunos bienes y servicios ya están caros en dólares. El economista Fausto Spotorno cree que no es extraño que eso suceda. “El obte”, jetivo número uno hoy es bajar la inflación, no el atraso cambiario”, explica. Y señala que si en algún momento se diera la salida del cepo la situación “se podría dar vuelta”.
El tipo de cambio como ancla inflacionaria es el atajo más común al que recurrieron distintos gobiernos para estabilizar y, como suele desacelerarse más rápido que los precios, tiende a retrasarse, generando la presión por una nueva devaluación, lo cual equivaldría a llevar la situación a foja cero. Según cálculos de FIDE, si el crawlingpeg( mi nid evaluaciones) se sostiene en el 2% mensual, suponiendo una inflación del 13% en marzo y abril, el tipo de cambio real a fines de abril estaría un 8% debajo del nivel de agosto de 2023, previo a la devaluación del exministro Sergio Massa.
Es uno de los temas que siempre preocupan al Fondo Monetario Internacional, que, según un economista que conoce bien el organismo, “está enfocado en el superávit fiscal y en que el dólar esté alto”. El FMI viene planteando sus dudas con “la regla del dos” desde enero.
El reverso del dólar calmo y de una inflación que pierde temperatura es una serie de datos negativos que muestran que, por ahora, lo único que cae como piano son la actividad económica y el consumo: la producción de autos, la industria en general, la construcción y las ventas minoristas, lo que se refleja en la baja de la recaudación de impuestos vinculados con la actividad. Es el costo de secar la plaza de pesos, sincerar precios, licuar ingresos y apostar a que la recesión contenga las remarcaciones. En el mercado se preguntan qué tan sostenible es la estrategia.
“Si el plan es esperar a que el equilibrio fiscal y una desaceleración monetaria (que en marzo difícilmente repita el resultado de febrero) hagan todo el trabajo, lo más probable es que la recesión produzca un estallido antes de llegar a la estabilización de precios”, alertó el analista financiero Christian Buteler en la red X. “Sin mejoras en términos reales de los ingresos, más que [una recuperación económica en] V tendremos L”, agregó.
La duda acerca de si la población tendrá paciencia para soportar el ajuste fue también abordada por la consultora 1816. “¿Qué llega primero, el rebote de la economía o el malhumor social por bajos ingresos?”, se pregunta en su último informe, en el que también se afirma que la fuerte recesión es la contracara de la desinflación y que el salario real de los trabajadores registrados está en niveles mínimos comparables a los de 2002.
Otro tema que el FMI no deja de marcarle al Gobierno. En su visita al país, la número dos del organismo, Gita Gopinath, reclamó una “política monetaria y cambiaria consistenpero también preservar el valor de la asistencia social y de las jubilaciones, algo que choca con la idea de Milei de la “licuadora permanente que se vuelve motosierra”.
Pero no todos son pesimistas. Otros economistas, como Spotorno, creen que en el segundo semestre habrá algún rebote de la actividad y del consumo, muy gradual y por sectores, pero recuperación al fin. “Matar la inflación es la mejor manera de generar las condiciones para el rebote”, razona.
Una inesperada tensión
La fuerte suba de los precios, en particular los de los alimentos, obligó a un giro inesperado del ministro Luis Caputo, que convocó por separado a los CEO de empresas líderes de consumo masivo y de los principales supermercados. A las primeras les reprochó que habían aplicado aumentos desmedidos y les dijo que ahora deberían reflejar la “nueva realidad del mercado” en sus listas de precios y no mediante rebajas en las promociones que pasan por debajo del radar del Indec y no impactan en el IPC. A las grandes cadenas les pidió rechazar las listas con aumentos que reciben de esas compañías. La jugada se completó con el fomento a la importación de alimentos de la canasta básica, una herramienta para disciplinar los precios. Medidas que recuerdan a algunas recetas kirchneristas más allá de obvias diferencias de alcance, profundidad y estilos.
El mensaje oficial amenaza con generar más ruido en un sector en el que ya asomaba cierta tensión por el fuerte efecto sustitución que disparó la crisis. Las marcas propias de los supermercados están desplazando a las segundas y terceras marcas de las compañías líderes. En algunos rubros crecieron en casi dos dígitos. Son ellas las que fabrican esos productos a facon para las grandes cadenas, alimentando así a la competencia. Un dilema que aún no terminan de resolver. ¿Por qué lo hacen? “Te bonifican en la venta de algún producto y te garantizan un volumen que de otra manera no podés alcanzar, con eso te tientan”, explica el ejecutivo de una de las empresas.
El tímido esbozo de intervención en los precios no es la única pausa en el manual ortodoxo de Caputo. También hay un intento de contener los aumentos salariales en las paritarias mediante la no homologación de los acuerdos. Era lo que algunos analistas vienen reclamando al Gobierno como solución duradera que corte la inercia inflacionaria: que el plan de ajuste deje paso a un plan de estabilización integral con alguna dosis de heterodoxia. El objetivo número uno del Gobierno es bajar la inflación, habrá que ver hasta dónde llega en su pragmatismo para conseguirlo.

http://indecquetrabajaiii.blogspot.com.ar/. INDECQUETRABAJA

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