viernes, 15 de marzo de 2024

INTERNA LIBERTARIA


Crece la tensión entre Milei y Villarruel por el tratamiento en el Senado del mega-DNU
Hoy se prevé que la oposición lo rechace; en la Casa Rosada responsabilizan a la vice
Cecilia DevannaVictoria Villarruel y Javier Milei, en el Congreso el último 1º de marzo
La tensión entre el presidente Javier Milei y su vice, Victoria Villarruel, escaló ayer a un nivel inédito desde la llegada de los libertarios al poder por la decisión de incluir en el temario de la sesión de hoy del Senado el tratamiento del megadecreto que emitió el Gobierno al principio de su gestión.
Si bien la movida es impulsada por la oposición, en la Casa Rosada responsabilizan a Villarruel por permitir que se discuta el tema, con la posibilidad cierta de que el DNU sea rechazado en esa cámara, aunque para ser derogado necesitaría también el rechazo en Diputados. De hecho, la Oficina del Presidente emitió un comunicado en el que, en un velado mensaje a Villarruel, plantea que hay sectores políticos que “pretenden avanzar con una agenda propia e inconsulta”. En el entorno de Milei admitieron a que la referencia la nacion elíptica alude a la vicepresidenta porque, según afirman, en ningún momento consensuó la estrategia con Milei.
La tensión política entre el presidente Javier Milei y su vice, Victoria Villarruel, quedó expuesta anoche luego de que la Casa Rosada acusara a sectores de la clase política de avanzar con una “agenda propia e inconsulta” a raíz de la confirmación de la sesión del Senado en la que, entre otros asuntos, se debatirá este jueves el mega-DNU de desregulación de la economía.
En una muestra de que el Gobierno reprocha el papel de su propia vicepresidenta –que accedió a la sesión apegada al reglamento del Senado–, la Oficina del Presidente compartió en X un comunicado en el que expresó su “preocupación” por las señales políticas y económicas que daría un posible rechazo del DNU 70/23.
“Tanto el tratamiento apresurado del DNU 70/23 como la iniciativa de promover una reforma jubilatoria sin consenso violentan el espíritu del acuerdo promovido por el Presidente”, remarcó el comunicado. En la Casa Rosada admitieron que el mensaje estaba dirigido a la oposición, pero también a la vicepresidenta, porque avanzó con el armado de la sesión sin acordar con el primer mandatario.
“La decisión del Gobierno era de no tratarlo. No tenemos idea de qué compromisos se asumieron y por qué se incluyo en el temario”, dijeron –apuntando a la Cámara alta– fuentes de Balcarce 50.
En la misma línea, insistieron en que lo que sucedió con la inclusión del tratamiento del DNU en la sesión de hoy “fue una decisión unilateral del Senado”, en la que incluyeron a Villarruel. “Puso el gancho”, dijeron. “Por acción u omisión, lo hizo. O se vio en un compromiso”, completaron los voceros consultados ayer en la sede gubernamental. Además, según pudo reconstruir

en fuentes de la Casa Rosada, la nacion Villarruel “no solo no consultó, sino que tampoco explicó al Presidente las razones” de su decisión de ir a contramarcha de lo que le pedía Milei.

Los cuestionamientos a la figura de la vicepresidenta vienen siendo cada vez mayores en las filas del Gobierno y las molestias por las consecuencias que puede tener el tratamiento del DNU eran totales al caer la noche del miércoles. Es más: inmediatamente después de que se dio a conocer el comunicado, en la reunión de Labor Parlamentaria que encabezó Villarruel se acordó incluir el tratamiento del
DNU en el temario de la sesión. De este modo quedó configurado el escenario de mayor tensión entre Milei y Villarruel desde que asumieron al frente del Poder Ejecutivo.
El Presidente y la vice ya habían adoptado posturas disímiles cuando se hizo público el aumento del 30% en las dietas de los diputados y senadores. Milei pidió que se diera marcha atrás, pero habló con el titular de la Cámara de Diputados, Martín Menem, y envió un mensaje de reproche a Villarruel.
Tal como publicó la nacion, el fin de semana fuentes cercanas a Villarruel afirmaron que la política de la vicepresidenta apuesta al “consenso” y aseguraron que “en la casa del acuerdo, se acuerda”, en una clara diferenciación del conflicto con el Congreso que plantea el Presidente.
En este contexto, el comunicado de la Casa Rosada advirtió: “El potencial rechazo del DNU, que actualmente se encuentra próximo a una definición de la Corte Suprema de Justicia, conllevaría un grave retroceso a los derechos y necesidades del pueblo argentino, implicando por ejemplo la ley de alquileres, el retorno de un sistema rígido de obras sociales sindicales, el sostenimiento del modelo corrupto de los Registros Automotor y la anulación de la política de cielos abiertos, entre otras”.
En esa dirección, desde el Poder Ejecutivo pidieron a los legisladores no dejarse “cautivar por el canto de sirena de quienes pretenden anotarse victorias a corto plazo en detrimento del futuro de los 45 millones de argentinos”.
En el mismo texto, Milei agradeció expresamente a “los legisladores comprometidos con los intereses de la patria y la senda de cambio que no se prestan al juego perverso de aquellos que han decidido entorpecer deliberadamente el desarrollo de la Nación”.
Antecedentes
El malestar libertario con Villarruel venía in crescendo desde hace semanas, pero se elevó en los últimos días. El penúltimo capítulo fue a fines de la semana pasada, cuando se conoció la suba de los salarios de los legisladores, una decisión que causó “furia” en el Presidente, quien a poco de enterarse ordenó retrotraer la medida. Entonces, mientras que el titular de la Cámara baja, Martín Menem, se alineó rápidamente con él y anunció públicamente que retrotraería la situación, Villarruel se mantuvo en silencio y se dejó trascender su malestar con la situación.
En ese caso, Villarruel aspiraba a consensuar la decisión con los titulares de los bloques, dado que, según explicaban en su entorno, entendía que el aumento había sido otorgado en el marco de una paritaria y no se podía disponer así su modificación. Finalmente la decisión presidencial pesó más y firmó junto a Menem la resolución.
Puertas adentro del Senado, la bronca de la vicepresidenta aumentó cuando se conoció que el propio Milei había dispuesto un incremento salarial del 48% para los principales funcionarios del Poder Ejecutivo, en una decisión que luego anuló y que le terminó costando el cargo al secretario de Trabajo, Omar Yasín.
En las filas libertarias no podían creer que pese al impacto negativo de la decisión en la opinión pública, la funcionaria no hiciera una sola mención explicando la situación ante una población golpeada por la situación económica.
En la Casa Rosada, Villarruel también sumó molestias internas por su impuntualidad, que la llevó incluso a llegar tarde a las primeras reuniones de gabinete, incluso después del propio mandatario.
Las tensiones también se dieron antes de asumir alrededor de las áreas de Seguridad y Defensa, en las que Villarruel buscaba incidir con las elecciones de los nombres de los ministros, que luego terminaron en manos de Patricia Bullrich y Luis Petri. Eso fue antes de asumir, pero dejó heridas sin cerrar que a lo largo de las semanas y de la profundización de su perfil independiente se exacerbaron.
Pero el malestar de la Casa Rosada llegó anoche a su punto máximo justo cuando Villarruel participaba de la reunión de labor parlamentaria (ver aparte) que ratificó la inclusión del tratamiento del DNU en la sesión que comenzará a las 11.
Con su decisión, la vicepresidenta expuso a Milei al riesgo de convertirse en el primer Presidente en democracia al que se le rechace un decreto. Aunque en el Senado afirmaron que Villarruel se apegó al reglamento, que indica que con la firma de solo cinco integrantes las autoridades del cuerpo están obligadas a la convocatoria.
“Hace dos meses venimos anunciando a quien quiera escuchar que el PJ tiene los votos para dar de baja el DNU. Se retrasó todo lo que se pudo el debate en el Senado. Y no mandaron ni una señal de nada. Ya no se puede tener cerrado el recinto. Los aliados piden”, replicaron anoche desde la Cámara alta, al justificar a Villarruel.

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El Senado trata el DNU y la oposición buscará rechazarlo, en medio de la tensión oficialista
La vicepresidenta se apegó al reglamento a la hora de convocar la sesión; el número clave sería 38
Gustavo Ybarra
El Senado sesionará hoy para tratar el decreto de necesidad y urgencia 70/23 de desregulación de la economía, en un escenario de fuerte tensión entre la Casa Rosada y Victoria Villarruel por la decisión de la vicepresidenta de aceptar el debate del polémico DNU a sabiendas de que la oposición tendría los votos para rechazarlo.
Villarruel hizo anoche un último intento de evitar el debate del decreto, pero fracasó. Pidió a los jefes de bloque del Senado, reunidos en Labor Parlamentaria, postergar por una semana el tratamiento en virtud de las negociaciones iniciadas la semana pasada entre el Poder Ejecutivo y los gobernadores en la búsqueda de un acuerdo fiscal, pero su propuesta no tuvo eco.
A pocas horas del inicio de la sesión, convocada para las 11, el clima se enrareció por un feroz ataque que cuentas libertarias iniciaron contra Villarruel en redes sociales y por la presión del Poder Ejecutivo para que no se discuta el DNU.
La postura de la Casa Rosada quedó plasmada en un comunicado de la Oficina del Presidente en el que se advierte que “tanto el tratamiento apresurado del DNU 70/23 como la iniciativa de promover una fórmula jubilatoria sin consenso violentan el espíritu de acuerdo promovido por el Presidente en su convocatoria al Pacto de Mayo”.
Según confiaron fuentes legislativas, en las últimas 48 horas Villarruel trajinó los teléfonos argumentando que de la continuidad del decreto dependía la estabilidad institucional para tratar de convencer a los jefes de bloques y a senadores de fuerzas provinciales para postergar el tratamiento.
Sin embargo, la arenga no tuvo éxito y fue así como la vicepresidenta terminó convocando en la tarde del martes a sesión e incluyó el decreto entre los temas a tratar. Villarruel tomó la decisión basada en el respeto del acuerdo que había sellado con un grupo de nueve legisladores que, dos semanas atrás, le habían pedido una sesión especial para tratar el DNU, pero, como un gesto político y parte de las negociaciones, lo habían hecho sin reclamar una fecha determinada para darle margen a la vicepresidenta de elegir el momento.
La tensión política se trasladó a los bloques de la oposición dialoguista, en los que se discutió con nerviosismo qué actitud tomar a la hora de la votación. En la UCR, por ejemplo, se escucharon voces a favor de avanzar con el rechazo, como la del presidente del Comité

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