jueves, 28 de noviembre de 2024

CONFERENCIA EMPRESARIA Y EL ESCENARIO


En medio de tensiones con la UIA, el Gobierno anunció incentivos para la industria
Impulsará beneficios fiscales para estimular inversiones; planteos empresarios
María Julieta RumiFunes de Rioja con dirigentes fabriles y los funcionarios Pazo y Lavigne
Un aire de tensión se respiró ayer durante el desarrollo de la 30ª Conferencia de la Unión Industrial Argentina (UIA). El presidente Javier Milei y el ministro de Economía, Luis Caputo, faltaron a la cita, tras las críticas del empresariado a las medidas oficiales que favorecen las importaciones y los reclamos de baja de impuestos.
En el encuentro sí estuvo –entre otros funcionarios– el secretario de Coordinación de Producción, Juan Pazo, quien anunció que esta semana se presentará el proyecto de ley de promoción de inversiones y empleo, un “mini-RIGI” que era reclamado por los dirigentes fabriles.
La iniciativa contemplará la posibilidad de acceder a beneficios fiscales si se invierten determinados montos –las cifras mínimas dependerían del tamaño de la empresa– y si se contratan empleados.
“Escuchamos muchos ataques al empresariado, cuando la industria es un sobreviviente a un constante cambio. Generamos empleo y pagamos impuestos”, señaló Martín Rappallini, presidente de la conferencia y dueño de Cerámica Alberdi.
El presidente de la UIA, Daniel Funes de Rioja, reconoció, por su parte, las políticas del Gobierno tendientes a ordenar la macro, a la vez que pidió rebajas de impuestos, más créditos, mejoras en la conectividad y en la infraestructura, y un nuevo ecosistema laboral.
El secretario de Coordinación de la Producción de la Nación, Juan Pazo, dijo que el Gobierno presentará esta semana el proyecto de ley de promoción de inversiones y empleo, en referencia al “mini-RIGI” que pedían los industriales, con quienes en los últimos días hubo un clima de tensión, tras las decisiones oficiales con impacto en las importaciones.
“Muchas cosas que contiene [el proyecto] las hablamos con ustedes. Escuchamos al sector privado. No tenemos ningún preconcepto. El primer capítulo tiene algunas cosas semejantes al RIGI, pero no solo para inversiones de más de US$200 millones, sino con foco en desarrollo de proveedores con beneficios para todas las empresas”, adelantó el funcionario, al hablar en la 30° Conferencia Industrial organizada por la Unión Industrial Argentina (UIA), desarrollada en el Centro de Convenciones de Buenos Aires.
Según pudo saber  se considerará inversión productiva a aquella que supere los US$150.000 en el caso de las microempresas, los US$600.000 para el caso de las pequeñas, los US$3,5 millones para las medianas tramo 1, los US$9 millones para las tramo 2, y los US$30 millones para el resto de las empresas.
Los beneficios que tendrán las firmas que inviertan serán la reducción de los plazos de amortización de bienes en el impuesto a las ganancias (amortización acelerada) y la devolución anticipada de IVA, con una disminución del plazos, que pasará de seis a tres meses. Además, se desgravarán los derechos de exportación para mipymes exportadoras de bienes industriales, sobre ventas al exterior incrementales.
En cuanto a la promoción de la generación de empleo, Pazo dijo que el proyecto incluirá todo lo que se judicializó en el DNU 70. “Hablamos de un cambio drástico para el régimen laboral actual. La tasa para juicios laborales tendrá una tasa de índice de precios al consumidor (IPC) más 3%; las costas en juicios no excederán el 25% de la sentencia; habrá bancos de horas; las vacaciones se podrán tomar en cualquier momento del año, y vamos a modernizar la ley de trabajo agrario”, desarrolló.
Por otro lado, dijo que se busca recuperar la actividad con una compensación por aportes, que volverán al empresariado en forma de cupón fiscal. En el proyecto se habla de un bono de crédito fiscal por un porcentaje de las sumas abonadas por contribuciones patronales al sistema previsional, por los empleos que incrementen el número de ocupados de la empresa, por un año. También, de un bono de crédito fiscal según las sumas abonadas por contribuciones en la contratación de quienes se desempeñan como trabajadores del sector público nacional, provincial y municipal, por dos años. Se excluye del beneficio la contratación de funcionarios públicos.
“Les pedimos a ustedes, los empresarios, que nos acompañen, y
también a los gobernadores. Nos estamos rompiendo el alma para bajar impuestos y algunas jurisdicciones tienen una creatividad tremenda para inventarlos. Sin embargo, vemos a muchos gobernadores dispuestos a colaborar”, afirmó.
El plan contempla dar créditos fiscales por los nuevos empleos generados
La inversión mínima para tener beneficios dependerá del tamaño de la empresa
En otro punto de su alocución, Pazo dijo que hay un nivel de ansiedad enorme para un gobierno que recibió un desastre. “Venimos del año pasado en que en un trimestre se rifaron dos puntos del PBI. Leía un fragmento que me pasaron del discurso de Martín [Rappallini], que dijo que la emisión te genera un proceso inflacionario. Y pienso que justamente no hay que minimizar lo que se recibió, ni las consecuencias en la macro. Hicimos una presentación la semana pasada en la Jefatura de Gabinete, y hablamos [del objetivo] de que la Argentina sea una economía de libre mercado. Ningún país se ha quebrado por abrirse”, afirmó el funcionario.
Por otro lado, recordó lo que hizo esta gestión para simplificar la producción. “Daniel [Funes de Rioja], vos, como presidente de la Copal, tenías la ley de góndolas, el plan Precios Justos o como se llamara, y en la Secretaría de Comercio, donde está Pablo Lavigne, había controles soviéticos. Partimos de ahí. Todos esos cambios ayudan a la competitividad y les dan libertad a las compañías para progresar. Desregular es simplificar y dar herramientas para competir libremente”, consideró.
Según Pazo, más del 80% de las importaciones involucran insumos y bienes de capital, es decir, son operaciones ligadas a la producción, y solo un 11% son bienes finales. El resto son automotores.
“Hay condiciones de trabajo que tenemos que generar: hay que bajar costos logísticos y por eso vamos a licitar el Belgrano Cargas y a conce- sionar la Hidrovía. Pero asumimos hace unos meses, no podemos hacernos cargo de 70 años. Y hay que atacar este proceso sin descuidar el déficit fiscal. Hoy podemos estar discutiendo el ritmo de la recuperación, pero nadie tenía previsto este escenario de brecha cambiaria del 10%, inflación mensual del 2,7% y condiciones de planificación que nos permiten esperar crecimiento. Estamos en otra Argentina. En ese escenario se agiliza el crédito privado y lo tenemos que usar para aumentar la producción. El crédito en la Argentina es el 7% del PBI, cuando en otros países de la región llega al 80%. El recorrido es enorme, pero esos flujos van a permitir las inversiones que generen la competitividad”, opinó.
El otro elemento importante, según Pazo, es abrir mercado. “Tenemos que aprender a competir y la realidad no es pareja. Hay sectores que son más dinámicos. Yo vengo de un sector que no está acostumbrado a competir. Creo que lo mejor es que haya equilibrio macro para planificar y tener acceso al crédito para hacer la transición. Ahora, con una Argentina que va a crecer como se dice el año que viene, hay oportunidades para todos”, cerró.

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Importaciones: Milei piensa parecido a los industriales con los que pelea
En el entorno del Presidente coinciden en que la producción local no puede competir con el mundo si no se bajan los impuestos
Francisco Olivera
El presidente, Javier Milei, y el titular de la Unión Industrial Argentina, Daniel Funes de Rioja.
Tan elogioso de los 90 que solía decir en la campaña electoral que Domingo Cavallo había sido “el mejor ministro de Economía de toda la historia argentina”, Javier Milei tiene, sin embargo, una crítica para hacerle a aquel gobierno de Menem. La ha planteado varias veces, también en la campaña, delante de empresarios: cree que el error de aquella administración fue haber hecho la apertura económica antes de bajar impuestos, y no al revés. Es exactamente lo que pidió la Unión Industrial Argentina y que desencadenó el desencuentro con los industriales para la conferencia a la que, pese a haber estado invitado, no fue.
Milei no cambió. Ni él ni su entorno. En realidad, esa es una idea bastante extendida entre economistas que lo acompañaron hasta su llegada al poder. Hace un año, por ejemplo, Darío Epstein, uno de sus asesores de entonces, exponía en un acto por el Día de la Industria e instó a los anfitriones a competir en una economía abierta, pero tampoco quiso espantarlos con el argumento: “Para los que están intranquilos porque creemos en una economía abierta, les digo: en la situación actual, si los mandamos a competir, de 400.000 pymes quedarían la mitad en el camino. No vamos a abrir en una situación de desventaja. Vamos a sacar todas las inconsistencias y, en un par de años, cuando haya menos inflación y tasas razonables, seguridad jurídica y una nueva ley laboral, habrá una apertura importante y ahí van a tener que competir. Algunas empresas y sectores no tendrán la fortaleza y otros como la agroindustria no tendrán ningún inconveniente”.
El Gobierno es consciente de que una economía como la que viene dejará a varios fuera de juego. La inflación siempre disimula inconsistencias: los empresarios se acostumbran a competir no por volumen o por calidad, sino por precios, siempre agregándole un margen a valores que los consumidores no terminan de registrar.
Un ejecutivo que ocupaba en 2002 el máximo puesto de una fabricante de gaseosas suele decir que aquel año, durante la administración de Eduardo Duhalde, no era tan fácil trasladar la devaluación a los productos porque los consumidores tenían perfectamente en la cabeza que el valor de un litro era un peso o un dólar, algo que no pasa cuando la inflación se desboca y se pierde la noción de precios.
Cuando vuelve la estabilidad, en cambio, hay que ser mejor que el competidor para ganar. Pero eso se hace más arduo si, a las debilidades propias, el empresario debe agregarle una alta carga tributaria. “Sacame al Estado de encima y yo compito con Asia”, dijo hace tiempo un empresario textil.
Habrá que verlo. Pero no es un pensamiento tan lejano al del Gobierno, que tiene pensada una reforma impositiva muy profunda para los próximos meses: la pretensión es bajar a seis o incluso cuatro los 50 impuestos nacionales que tiene la Argentina. Será uno de los ejes de campaña para las legislativas de 2025 y en la Casa Rosada no descartan anunciarla en la apertura de sesiones ordinarias del año próximo. También podría ser antes.
¿Por qué entonces tanta confrontación con la UIA? “Caraduras. Siempre lo mismo. Siempre les falta algo para competir. Pero cara de piedra para vendernos cosas caras y de mala calidad durante décadas y décadas de miseria espantosa, les sobra. Váyanse a cagar”, posteó el diputado José Luis Espert la semana pasada, después de leer el comunicado en que los industriales pedían lo mismo que siempre pensó Milei: bajar impuestos para después abrir la economía.
La discusión será en todo caso de magnitud: qué nivel de apertura, cuánta baja de impuestos. Lo demás parece más bien marketing de confrontación. Milei incorporó ese método que parece calcado de Kirchner. Y que, hay que decirlo, suele ser eficaz: lo más probable es que, si alguna vez se digna a aceptar una invitación de la UIA, lo reciban con aplausos.

http://indecquetrabajaiii.blogspot.com.ar/. INDECQUETRABAJA

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