sábado, 30 de noviembre de 2024

Spa Colmegna Fundado hace 130 años y arruinado por una obra del subte, renace un ícono del lujo porteño


Spa ColmegnaFundado hace 130 años y arruinado por una obra del subte, renace un ícono del lujo porteño
Texto de Virginia Mejía
Colmegna, un ícono del poder en plena city porteña, resurge entre las ruinas después de haber quedado bajo escombros tras las excavaciones del subte en el 2019. Fundado hace 130 años con materiales traídos de Italia por el lombardo Luis Colmegna, el spa se convirtió en un sitio de culto, mencionado en uno de sus cuentos por el propio Jorge Luis Borges. Figuras como Gardel, Diego Maradona, María Julia Alsogaray, Norberto Oyarbide y muchos presidentes, desde Julio Argentino Roca hasta nuestros días, pasaron por el local, un sitio emblemático rodeado de misterios. En la pileta principal, que emula el lujo de los baños romanos, lograron salvar los mármoles originales. Los saunas volvieron a levantar temperatura; emanan vapores y aromas a aceites esenciales de acuerdo a técnicas milenarias. Un séquito de expertos pedicuros, masajistas manicuras, esteticistas y peluqueros, entre otros oficios de la belleza, pulula por los salones atentos a las necesidades de los habitués. En su mayor parte son empleados históricos. “Los clientes añoraban los baños turcos, las piletas, las tradicionales partidas de dominó y las burbujas del champagne”, dice Jorge Fernández, gerente del spa, ubicado estratégicamente en la calle Sarmiento, entre Esmeralda y la avenida Roque Sáenz Peña, a siete cuadras de Casa de Gobierno, en una zona de bancos, empresas, financieras y ministerios. “No hay otro centro de hidroterapia similar en toda Latinoamérica”, asegura el empresario.
HISTORIA
El spa se convirtió en un sitio de culto, mencionado en uno de sus cuentos por el propio Jorge Luis Borges. Muchos presidentes, desde Julio Argentino Roca, pasaron por el local/
La nueva administración es parte de un grupo que en el 2013 le compró las instalaciones a la familia Colmegna, cuando el lugar atravesaba su peor crisis, arrastrando fuertes deudas. Lo hicieron funcionar hasta el derrumbe a raíz de las excavaciones del Nodo Obelisco en el terreno lindante. A eso siguió el cierre durante la pandemia. Hace dos años, empezaron a rescatarlo con una inversión inicial de 400.000 dólares. LA NACION recorrió el primer piso, un área que se recuperó al 100 por ciento. El segundo piso, el de las mujeres, se habilitará en dos meses. Intentan revertir los daños provocados cuando la constructora Dycasa S.A ingresó al subsuelo del edificio socavando cimientos. De los 300 clientes que tenían, la tercera parte volvió a utilizar a los servicios apenas fue reabierto, hace un mes. “Pasan en promedio cinco o seis horas. Algunos vienen todos los días”, revela Fernández. Con un abono de 30.000 pesos se puede acceder a los baños turcos, el sauna y la pileta. El resto se paga aparte. Las obras en Sarmiento 839 incluyeron el recambio de 126 metros cuadrados de mármoles, la reparación de otros 200 metros cuadrados de ese revestimiento, el arreglo de 115 metros lineales de molduras, la renovación de 350 metros cuadrados de cerámicas de los pisos y la pintura de 1300 metros cuadrados del sector hombres. Se cambió todo el sistema de calefacción: anularon las calderas y las reemplazaron por equipamiento eléctrico, entre otras tareas vinculadas a la puesta en valor integral del edificio. La demanda contra Dycasa S.A por 7 millones de dólares aún no fue resuelta entre las compañías aseguradoras, dijo el empresario. En su momento, el gobierno porteño, señaló que se limitaron a clausurar el local por seguridad y que la cuestión debía dirimirse entre privados.REFACCIÓN
Las obras incluyeron el recambio de 126 metros cuadrados de mármoles, la reparación de otros 200 metros cuadrados de ese revestimiento, el arreglo de 115 metros lineales de molduras y la renovación de 350 metros cuadrados de cerámicas
El Salón Esmeralda, el más lujoso, exhibe la gran pileta de 50.000 litros de agua a 11 grados de temperatura, que proviene de un pozo de 120 metros de profundidad. Se renueva constantemente. Está revestida de mármol blanco de 4 centímetros de espesor, un material considerado una rareza. Con la toalla anudada a la cintura los clientes, de diferentes edades, ingresan a tres tipos de baños: sauna, turco y finlandés, con temperaturas que van desde los 80 hasta los 50 grados, secos y húmedos. “Funciona todo muy bien”, asegura Ireneo Borchéz, foguista. Desde hace 44 años trabaja en Colmegna regulando el calor y el vapor de los cubículos de madera. A pocos metros hay un buffet y un sitio especial con camastros para dormir la siesta. En el entrepiso, están las camillas para someterse a tratamientos para la piel de la mano de Ludmila García, como así también disfrutar de unos masajes a cargo de Rosa Torres, con 18 años en el local. En el Buenos Aires de fines del siglo XIX había muy pocas viviendas con tina o bañera. El agua era un bien preciado. Existía una costumbre hoy inimaginable: los baños “a domicilio”: un carro tirado por caballos transportaba una ducha portátil. En 1884 Luis Colmegna, un masajista atractivo y amable que casi no hablaba español, llegó desde el lago de Como. Con habilidad, se relacionó con la alta sociedad porteña en ascenso que copiaba las costumbres de Europa. Le financiaron el proyecto para crear un centro de hidroterapia. El arquitecto Francesco Tamburini, con varias obras emblemáticas en la ciudad, entre ellas la Casa Rosada y el Teatro Colón, fue el elegido. No anduvo con chiquitas: se inspiró en las Termas de Caracalla (año 235), una de las siete maravillas de Roma. Los materiales fueron traídos de Europa: mármol blanco de carrara, mármol rojo de Verona, mármol de Calacatta y Bardiglio, molduras, guardas, adornos, rejas, pisos, vitrales, herrajes de bronce. Todos estos elementos son los que están rescatando. En 1895, el local se abrió al público bajo el nombre de Instituto Médico de Hidro Electroterapia. De a poco Colmegna se fue convirtiendo en un sitio vinculado con el poder económico y político, un lugar de relax, pero también un punto oculto de la mirada del púbico, ideal para hacer sociales y buenos negocios. “Acá vinieron todos los expresidentes, empezando por Roca, salvo Néstor Kirchner”, cuenta Borchez.
DAÑOS
Los dueños del spa presentaron una demanda por unos siete millones de dólares por los daños generados por la obra del subte
Victoria Colmegna, descendiente del fundador, guarda los registros literarios del spa: “En El Aleph, Borges menciona los baños turcos de Sarmiento y Esmeralda. Además, el escritor Witold Gombrowicz seguramente disfrutó de esos saunas, como así también lo hizo el artista Marcel Duchamp de paso en la ciudad”. La mujer creció en el centro de hidroterapia donde organizó, en los 80, muestras de arte y desfiles, cuando lo visitaban Sergio De Loof o Roberto Jacoby. Entre los clientes famosos, Cachito recuerda con afecto a Diego Maradona. “Venía todos los miércoles con Coppola”, afirma. Se jacta de haber charlado con la Mona Giménez, jugadores de River y de Boca, Ringo Bonavena y la selección de voleibol. Entre las mujeres, dice haber visto a María Julia Alsogaray. También lo frecuentaron Eleonora Cassano, Susana Giménez y la bailarina Maya Plisétskaya. En la década del 60 Roberto, hijo de don Luis, lo abrió a las mujeres y agregó tres pisos más. Construyó en altura un gimnasio, una sala de baile y una segunda pileta. Tenía agua climatizada, estaba cubierta de venecitas y la protegía un techo desplegable. Era de uso mixto y miles de chicos tomaron ahí clases de natación. En el gimnasio llegó a bailar el elenco de Marcelo Tinelli y a dar unos pasos John Travolta, durante una visita a Buenos Aires. En los noventa se intervino la fachada con materiales de dudosa calidad para darle un aspecto más moderno. El interior se conservó.
MÁRMOLES ORIGINALES
En la pileta principal, que emula el lujo de los baños romanos, lograron salvar los mármoles originales. Los saunas volvieron a levantar temperatura; emanan vapores y aromas a aceites esenciales de acuerdo a técnicas milenarias
Desde sus orígenes, el local fue sitio obligado de abogados y jueces que llegan desde Comodoro Py o Tribunales. “Decían que en Colmegna funcionaba un juzgado paralelo”, cuenta uno de los empleados que prefirió no dar su nombre. Recuerda especialmente a Norberto Oyarbide, el juez federal cuestionado por su vida suntuosa, fallecido en el 2021. “Era tan fan de nuestro sauna que llegó a contratar a la Camerata Bariloche para que tocara acá en su cumpleaños”, revela. Fue el propio juez quien le anunció a la prensa que el expresidente Mauricio Macri se le apareció un día en el spa para preguntarle por qué su nombre estaba en todos los diarios en la causa de las escuchas telefónicas. “Discutieron y después de eso había que hacer salir a uno para que el otro ingresara”, recuerda uno de los empleados. El público se fue renovando. Nuevos clientes llegan con el sueño de rescatar el lujo y el hedonismo de viejas épocas. ¿Se animará Javier Milei a escaparse de la Rosada para disfrutar de un baño relajante?

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