Rodeados por muros que construyeron con sus propias manos y bajo una estricta y violenta vigilancia, los judíos de Varsovia fueron aislados del mundo exterior.
Dentro del gueto, sus vidas oscilaban en la lucha desesperada entre la supervivencia y la muerte por enfermedad o hambre. Las condiciones de vida eran insoportables y el gueto estaba extremadamente superpoblado.
En promedio, entre seis y siete personas vivían en una habitación y las raciones diarias de alimentos equivalían a una décima parte de la ingesta diaria mínima requerida de calorías.
En la imagen, niños judíos vestidos con harapos. Varsovia, Polonia ocupada.
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