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El carisma de Cobie Smulders vuelve imperdible su comedia de suspenso Stumptown, estreno de Amazon.
1 temporada
Disponible en Amazon Prime Video
Stumptown se construye alrededor del carisma de su personaje. Dex es más que una aprendiz de detective; su errático itinerario como investigadora se inicia en una noche de fracaso en el casino, y en un caso que la lleva a descubrir los extraños dones de la intuición y la perspicacia que definen a los detectives literarios. Dex carga con sus recuerdos de Afganistán, su entrenamiento como marine, su dolor por un amor perdido. Y, por supuesto, Dex es Cobie Smulders, con ese atractivo desobediente que la hacía inalcanzable en How I Met Your Mother y acá la hace más terrenal que nunca. La serie creada por Greg Rucka, autor de la novela gráfica en la que se inspira, absorbe esa estética pop sin nunca excederse en la autoconciencia, y expone una narrativa fluida, consistente con el modelo policial que combina las sucesivas investigaciones con el extravagante derrotero de su protagonista. Además, la música en cassette que programa el auto desvencijado de Dex funciona como la cortina perfecta para sus locas aventuras.
Ad Vitam
1 temporada Disponible en Netflix
La distopía de la vida eterna es francesa y se ubica en un mundo demasiado parecido al nuestro para creerlo extraño. Ad Vitam comienza con una serie de misteriosos suicidios juveniles que parecen dar respuesta al logro de una vida prolongada y una juventud perpetua. En el cumpleaños de la mujer más vieja de la Tierra, de tan solo 169 años, el inspector Darius (Yvan Attal) debe rastrear el origen de esa reciente tragedia en un suicidio masivo que parece repetirse. La pista para conseguirlo resulta ser la joven Christa (Garance Marillier), sobreviviente de una secta resistente a la inmortalidad y al control de los futuros posibles. Creada por Thomas Cailley (director de la excelente Les Combattants) y Sébastien Mounier para el canal ARTE, la serie despliega un universo compacto y opresivo, que explora las dimensiones existenciales de la ciencia ficción con la tensión propia del thriller. Las criaturas de Cailley se arrojan al mundo en busca de respuestas y son esas experiencias de asombro y desafío las que siempre los definen.
The Nest
1 temporada Disponible en Acorn TV
La miniserie creada por Nicole Taylor (guionista de Wild Rose), comienza con una extraña casualidad. Emily (Sophie Rundle, Gentleman Jack) roza con su auto a Kaya (Mirren Mack) mientras cruza ensimismada una calle oscura. Kaya pelea con un hombre, Emily la rescata y a partir de allí su mutua dependencia se gesta entre los deseos de protección y la obsesión por la maternidad. Taylor modela el corazón de un drama familiar en clave de thriller. Y usa para ello ese mundo cerrado que resulta ser Glasgow, en el que Dan (Martin Compston) anhela ser padre como fue hijo prodigio y sobreviviente de su pasado, en el que Emily intenta ver más allá de su culpas y privilegios, y en el que la joven Kaya busca borrar las huellas de su orfandad. Lo interesante de The Nest, más allá de las logradas actuaciones del trío protagonista, consiste en esa persistente tensión que Taylor instala entre lo oculto y lo evidente. Los sentimientos enriquecen ese juego de apuestas y manipulaciones que anidan en toda familia.
Pirotécnico pastiche de films de acción
D. B.
(Power Project, ee.uu./2020) dirección: Henry Joost y Ariel Schulman. elenco: Jamie Foxx, Joseph Gordon-levitt. disponible en: Netflix
Casi todas las últimas películas originales de Netflix producidas a gran escala parecen cumplir con determinados requisitos: impacto visual, vértigo narrativo, adrenalina permanente. Las hay mejores (Misión de rescate, La vieja guardia) y peores (Spenser: Confidencial, Los últimos días del crimen), pero es como si los guionistas y directores se vieran obligados a no dar respiro... ni demasiado tiempo para pensar.
En este sentido, Proyecto Power es un ejemplo contundente (y fallido) de la fórmula. No es que a este nuevo film de la dupla conformada por Henry Joost y Ariel Schulman (que ya había incursionado en el terror, la acción y el cine catástrofe con títulos como Actividad paranormal 3 y 4, Nerve: Un juego sin reglas o Viral) le falten presupuesto (más de 85 millones de dólares) o figuras (los protagonistas son Jamie Foxx y Joseph Gordon-levitt), pero el guion de Mattson Tomlin es una suerte de rejunte, reciclaje y acumulación de múltiples y muy diversos elementos que jamás encuentran un mínimo de cohesión ni coherencia.
En una Nueva Orleans sórdida y nocturna un narcotraficante empieza a distribuir de manera masiva una droga sintética. Pero no se trata de una simple pastilla para consumo recretativo, sino de una que otorga superpoderes por un lapso de cinco minutos: cuerpos a prueba de balas, invisibilidad y/o una fuerza devastadora. El problema es que, para detener la creciente tasa de delincuencia, hasta los policías se ven obligados a apelar a la píldora, que en unos cuantos casos puede tener efectos secundarios... terminales.
Tres típicos antihéroes (seres muy distintos entre sí, pero en todos los casos dominados por distintos traumas y carencias) terminarán uniendo fuerzas para combatir a esa poderosa organización: un policía llamado Frank (Joseph Gordon-levitt), el ex soldado Art (Jamie Foxx), y Robin (Dominique Fishback), una adolescente negra con una angustiante vida familiar y escolar que se dedica a la venta de drogas, pero que en verdad tiene un talento impar para las rimas de rap.
Bebiendo con absoluta superficialidad y a puro lugar común de muy diferentes géneros (thriller, acción, ciencia ficción, películas de superhéroes, cine negro, comedia con toques de buddy movie), Proyecto Power –más allá de su avasallante y pirotécnico despliegue visual– jamás logra un tono y un vuelo propios.
Es como una acumulación de ingredientes en la que no importan las cantidades ni si sus sabores combinan. Y el resultado final, por lo tanto, no es precisamente un plato gourmet.
Astronauta ante un mar de encrucijadas
(Power Project, ee.uu./2020) dirección: Henry Joost y Ariel Schulman. elenco: Jamie Foxx, Joseph Gordon-levitt. disponible en: Netflix
Casi todas las últimas películas originales de Netflix producidas a gran escala parecen cumplir con determinados requisitos: impacto visual, vértigo narrativo, adrenalina permanente. Las hay mejores (Misión de rescate, La vieja guardia) y peores (Spenser: Confidencial, Los últimos días del crimen), pero es como si los guionistas y directores se vieran obligados a no dar respiro... ni demasiado tiempo para pensar.
En este sentido, Proyecto Power es un ejemplo contundente (y fallido) de la fórmula. No es que a este nuevo film de la dupla conformada por Henry Joost y Ariel Schulman (que ya había incursionado en el terror, la acción y el cine catástrofe con títulos como Actividad paranormal 3 y 4, Nerve: Un juego sin reglas o Viral) le falten presupuesto (más de 85 millones de dólares) o figuras (los protagonistas son Jamie Foxx y Joseph Gordon-levitt), pero el guion de Mattson Tomlin es una suerte de rejunte, reciclaje y acumulación de múltiples y muy diversos elementos que jamás encuentran un mínimo de cohesión ni coherencia.
En una Nueva Orleans sórdida y nocturna un narcotraficante empieza a distribuir de manera masiva una droga sintética. Pero no se trata de una simple pastilla para consumo recretativo, sino de una que otorga superpoderes por un lapso de cinco minutos: cuerpos a prueba de balas, invisibilidad y/o una fuerza devastadora. El problema es que, para detener la creciente tasa de delincuencia, hasta los policías se ven obligados a apelar a la píldora, que en unos cuantos casos puede tener efectos secundarios... terminales.
Tres típicos antihéroes (seres muy distintos entre sí, pero en todos los casos dominados por distintos traumas y carencias) terminarán uniendo fuerzas para combatir a esa poderosa organización: un policía llamado Frank (Joseph Gordon-levitt), el ex soldado Art (Jamie Foxx), y Robin (Dominique Fishback), una adolescente negra con una angustiante vida familiar y escolar que se dedica a la venta de drogas, pero que en verdad tiene un talento impar para las rimas de rap.
Bebiendo con absoluta superficialidad y a puro lugar común de muy diferentes géneros (thriller, acción, ciencia ficción, películas de superhéroes, cine negro, comedia con toques de buddy movie), Proyecto Power –más allá de su avasallante y pirotécnico despliegue visual– jamás logra un tono y un vuelo propios.
Es como una acumulación de ingredientes en la que no importan las cantidades ni si sus sabores combinan. Y el resultado final, por lo tanto, no es precisamente un plato gourmet.
Astronauta ante un mar de encrucijadas
P. V. P.
(Proxima, Francia - Alemania/2019). dirección: Alice Winocour. elenco:Eva Green, Zélie Boulant, Matt Dillon. disponible en: Flow.
Sarah (Eva Green) entrena con disciplina, día a día, en la preparación de una misión a Marte a cargo de la Agencia Espacial Europea. Sarah es astronauta, pese a las advertencias de su madre en la infancia de que esa no era una tarea para chicas. Pero Sarah también es la madre de Stella (Zélie Boulant), y la separación de meses que promete su viaje al espacio exterior las ha unido en una prolongada despedida. Tarde a tarde, luego de los severos ejercicios de respiración bajo el agua, de las pruebas de los trajes y los equipos para el desafío del despegue, Sarah acompaña a la pequeña Stella en sus tareas escolares, sus dificultades con las matemáticas, sus juegos en los parques junto a la gata Laika. Ambos mundos, el de sus ambiciones profesionales y el de la intimidad maternal, confluyen en su inquieto interior, material como su cuerpo exigido, como sus emociones disimuladas.
La tercera película de la francesa Alice Winocour es la consistente prueba de su exquisito talento, que ha asomado en el guion de la excelente Mustang (2015), dirigida por la turca Deniz Gamze Ergüven, y puede rastrearse también en sus anteriores Agustine (2012) y Disorder (2015). Su cine se afirma en universos cerrados, como el que contiene la progresiva despedida de madre e hija previa al despegue espacial, como el que alojaba a los protagonistas de Agustine, médico y paciente, en los confines de un hospicio decimonónico. Sus personajes llevan a cuestas sus temores y anhelos en la estructura de sus cuerpos, en el ardor de sus heridas. Sarah debe demostrarle a los demás y a sí misma su aptitud y valentía, pero al mismo tiempo debe darse permiso para sus debilidades, para la emergencia de sus dudas que comparte en silencio con su hija sin que eso la angustie. Ese vínculo, que se afirma en las preguntas infantiles y los enigmas de la mudanza, se despliega en secreto hacia el interior de los personajes, delineados con genuina emoción y ninguna complacencia.
La cámara de Winocour no abandona nunca la cercanía de Sarah, el control de su respiración en las pruebas espaciales, el dominio de sus músculos frente al ritmo estricto del cronómetro. Y Eva Green, con sus rasgos apenas visibles bajo el traje de astronauta, con su expresión firme en la concentración, modela a la perfección ese mar de encrucijadas, ese intento de aunar su vocación de riesgo en la incertidumbre del espacio y su mundo cercano, palpable en la voz de su hija que le habla al oído. Winocour explora los misterios latentes del mundo espacial en los dilemas de una mujer que se atreve a encarnarlos, como esas astronautas de antaño, a las que Sarah descubre en una larga historia de la que también forma parte.
Sólido thriller ambientado en Aragón
(Proxima, Francia - Alemania/2019). dirección: Alice Winocour. elenco:Eva Green, Zélie Boulant, Matt Dillon. disponible en: Flow.
Sarah (Eva Green) entrena con disciplina, día a día, en la preparación de una misión a Marte a cargo de la Agencia Espacial Europea. Sarah es astronauta, pese a las advertencias de su madre en la infancia de que esa no era una tarea para chicas. Pero Sarah también es la madre de Stella (Zélie Boulant), y la separación de meses que promete su viaje al espacio exterior las ha unido en una prolongada despedida. Tarde a tarde, luego de los severos ejercicios de respiración bajo el agua, de las pruebas de los trajes y los equipos para el desafío del despegue, Sarah acompaña a la pequeña Stella en sus tareas escolares, sus dificultades con las matemáticas, sus juegos en los parques junto a la gata Laika. Ambos mundos, el de sus ambiciones profesionales y el de la intimidad maternal, confluyen en su inquieto interior, material como su cuerpo exigido, como sus emociones disimuladas.
La tercera película de la francesa Alice Winocour es la consistente prueba de su exquisito talento, que ha asomado en el guion de la excelente Mustang (2015), dirigida por la turca Deniz Gamze Ergüven, y puede rastrearse también en sus anteriores Agustine (2012) y Disorder (2015). Su cine se afirma en universos cerrados, como el que contiene la progresiva despedida de madre e hija previa al despegue espacial, como el que alojaba a los protagonistas de Agustine, médico y paciente, en los confines de un hospicio decimonónico. Sus personajes llevan a cuestas sus temores y anhelos en la estructura de sus cuerpos, en el ardor de sus heridas. Sarah debe demostrarle a los demás y a sí misma su aptitud y valentía, pero al mismo tiempo debe darse permiso para sus debilidades, para la emergencia de sus dudas que comparte en silencio con su hija sin que eso la angustie. Ese vínculo, que se afirma en las preguntas infantiles y los enigmas de la mudanza, se despliega en secreto hacia el interior de los personajes, delineados con genuina emoción y ninguna complacencia.
La cámara de Winocour no abandona nunca la cercanía de Sarah, el control de su respiración en las pruebas espaciales, el dominio de sus músculos frente al ritmo estricto del cronómetro. Y Eva Green, con sus rasgos apenas visibles bajo el traje de astronauta, con su expresión firme en la concentración, modela a la perfección ese mar de encrucijadas, ese intento de aunar su vocación de riesgo en la incertidumbre del espacio y su mundo cercano, palpable en la voz de su hija que le habla al oído. Winocour explora los misterios latentes del mundo espacial en los dilemas de una mujer que se atreve a encarnarlos, como esas astronautas de antaño, a las que Sarah descubre en una larga historia de la que también forma parte.
Sólido thriller ambientado en Aragón
P. V. P.
(España/2019). creadores: Agustín Martínez, Luis Moya. elenco: Megan Montaner, Alain Hernández, Bea Segura. disponible en: Flow y Europa, Europa (los lunes, a las 22).
Las imágenes del paisaje nevado al borde los Pirineos ofician de preámbulo para la historia de La caza. Monteperdido. Una mañana fría de invierno, Ana salta a la cama de sus padres mientras su amiga Lucía termina en su cuaderno los deberes pendientes. Esa normalidad aparente se corona con la despedida en el desayuno y la jornada escolar. Todo parece tranquilo en las calles de ese pintoresco pueblo aragonés lindante con la frontera francesa, habitado por sus lugareños campechanos, todos conocidos en esas callecitas de piedra que se esconden bajo la intermitente nevada. Pero cuando Ana y Lucía salen del colegio y caminan a casa algo sucede: una disputa entre las chicas, el sendero hacia el bosque, el abismo de la desaparición.
Creada por Agustín Martínez –autor de la novela en la que se basa esta serie– y Luis Moya para la RTVE, La caza. Monteperdido se afirma en la tradición del policial de espíritu nórdico sin correrse demasiado de sus coordenadas. Cinco años después de la desaparición de Ana y Lucía, dos investigadores de Madrid llegan para reabrir el caso debido a un accidente automovilístico en las montañas. Ana, ahora adolescente, fue identificada como una de las ocupantes del vehículo. Está viva pero inconsciente ¿Qué ha pasado todos estos años? ¿Dónde está Lucía? Esos son los interrogantes que disparan la intriga y la serie entrelaza todos los tópicos de la tradición en la que se apoya: pueblo chico, infierno grande; investigadores con tormentos irresueltos; presencia del paisaje boscoso como condicionante; pistas falsas y múltiples sospechosos; delitos aledaños.
Pese a ello la serie hace algo interesante. Mientras episodio a episodio sigue la intriga y retuerce la trama, al mismo tiempo desnuda lo que esa persistente tragedia origina en los personajes. Lo que significa para los padres de Ana reencontrarse con una hija que casi desconocen. La caza. Monteperdido se anima a erosionar esa comunidad desde ángulos más incómodos que el de los ciudadanos modelo teñidos de sospechas.
De los dos investigadores, Sarah Campos (Megan Montaner) es la que carga con el protagonismo. Algo de su historia pasada la hermana con la situación de las niñas secuestradas, y cada noche se encuentra con una mujer insomne en el lobby del hotel con la que dirime sus hallazgos y también sus miedos. Es ese vínculo, casi interior al nudo del caso, el que define la creciente obsesión de Sarah por descubrir la verdad, más allá de su deber oficial. Es allí, más que en algún derrotero romántico previsible y en esos juegos de falsos culpables, donde se halla esa densidad que enriquece las convenciones del thriller.
P. V. P.
(España/2019). creadores: Agustín Martínez, Luis Moya. elenco: Megan Montaner, Alain Hernández, Bea Segura. disponible en: Flow y Europa, Europa (los lunes, a las 22).
Las imágenes del paisaje nevado al borde los Pirineos ofician de preámbulo para la historia de La caza. Monteperdido. Una mañana fría de invierno, Ana salta a la cama de sus padres mientras su amiga Lucía termina en su cuaderno los deberes pendientes. Esa normalidad aparente se corona con la despedida en el desayuno y la jornada escolar. Todo parece tranquilo en las calles de ese pintoresco pueblo aragonés lindante con la frontera francesa, habitado por sus lugareños campechanos, todos conocidos en esas callecitas de piedra que se esconden bajo la intermitente nevada. Pero cuando Ana y Lucía salen del colegio y caminan a casa algo sucede: una disputa entre las chicas, el sendero hacia el bosque, el abismo de la desaparición.
Creada por Agustín Martínez –autor de la novela en la que se basa esta serie– y Luis Moya para la RTVE, La caza. Monteperdido se afirma en la tradición del policial de espíritu nórdico sin correrse demasiado de sus coordenadas. Cinco años después de la desaparición de Ana y Lucía, dos investigadores de Madrid llegan para reabrir el caso debido a un accidente automovilístico en las montañas. Ana, ahora adolescente, fue identificada como una de las ocupantes del vehículo. Está viva pero inconsciente ¿Qué ha pasado todos estos años? ¿Dónde está Lucía? Esos son los interrogantes que disparan la intriga y la serie entrelaza todos los tópicos de la tradición en la que se apoya: pueblo chico, infierno grande; investigadores con tormentos irresueltos; presencia del paisaje boscoso como condicionante; pistas falsas y múltiples sospechosos; delitos aledaños.
Pese a ello la serie hace algo interesante. Mientras episodio a episodio sigue la intriga y retuerce la trama, al mismo tiempo desnuda lo que esa persistente tragedia origina en los personajes. Lo que significa para los padres de Ana reencontrarse con una hija que casi desconocen. La caza. Monteperdido se anima a erosionar esa comunidad desde ángulos más incómodos que el de los ciudadanos modelo teñidos de sospechas.
De los dos investigadores, Sarah Campos (Megan Montaner) es la que carga con el protagonismo. Algo de su historia pasada la hermana con la situación de las niñas secuestradas, y cada noche se encuentra con una mujer insomne en el lobby del hotel con la que dirime sus hallazgos y también sus miedos. Es ese vínculo, casi interior al nudo del caso, el que define la creciente obsesión de Sarah por descubrir la verdad, más allá de su deber oficial. Es allí, más que en algún derrotero romántico previsible y en esos juegos de falsos culpables, donde se halla esa densidad que enriquece las convenciones del thriller.
P. V. P.
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