Enciclopedia de brujas famosas
EMA WOLF Fragmento del cuento incluido en el libro Las vacas mágicas y otros problemas, colección Torre de Papel Amarilla, Norma
Del amplio catálogo de personajes pestilentes y malhumorados que ideó la escritora argentina para su cuento, reparamos aquí en tres ejemplares muy particulares, cuyos nombres comienzan con “a”
Empeñados como siempre en enseñar cosas útiles a nuestros lectores, a continuación les ofrecemos, por el mismo precio, una
Enciclopedia de Brujas Famosas.
Brujas de los cuentos, las leyendas, las historietas, la literatura, los mitos, el teatro, la vida cotidiana... Brujas de todos los lugares y todas las épocas. En su mayoría, brujas malas. Buenas y lindas, muy pocas.
No fue tarea sencilla.
Hacer una Enciclopedia de la Ganadería Mágica –la que aparece mencionada en páginas anteriores– no debe haber representado ningún riesgo para sus autores. Ocuparse de brujas, sí, no lo duden: ellas son menos mansas que las vacas.
Rastrearlas, una por una, nos expuso a grandes disgustos y peligros. Debimos soportar sus malos humores, el paisaje horrible de sus narices y verrugas, el filo de sus uñas, sus aullidos, su insolencia, el olor pestilente que brotaba de sus calderos y otras calamidades por el estilo. Lo más difícil fue convivir con el temor a que alguna de ellas, solo porque se había levantado torcida esa mañana, nos convirtiera en sapo o en cualquier otra cosa.
Sepan valorar, entonces, el esfuerzo que hicimos por instruirlos en esta difícil materia.
Si alguna bruja muy famosa está faltando en esta enciclopedia, ya sea porque no la vimos o porque se nos traspapeló, les pedimos disculpas. Esperamos puedan comprender que más de una vez nos encontramos perdidos en un bosque tenebroso y más de una vez también tuvimos que escapar de una caverna corridos a escobazos.
Ágata, la chambona
Es la bruja de la historieta “La pequeña Lulú”. Perezosa, tacaña y de un humor perruno, anda por la vida rezongando y haciendo “cacle-cacle”. Tiene catorce sentidos, en vez de cinco; el noveno le indica si hay alguien escondido en su casa. Ella y su sobrina Alicia –bruja también, discípula suya– se entretienen perjudicando a una niña pobre que junta moras en el bosque.
Al grito de “¡zim zala bim!”, Ágata puede transformar un arbusto en una ambulancia, pero no sabría cómo hacer para que volviera a ser arbusto. Eso significa que sus poderes son limitados. Asiste a congresos de brujas pero no aprende mucho.
Veranea en Transilvania. Se desplaza en una escoba pelona con poca autonomía de vuelo. Como viste de negro, de lejos a veces la confunden con un cuervo.
Debido a los frecuentes desperfectos de la escoba y a que suele dormirse mientras vuela, cada dos por tres aparece colgando de la copa de un árbol.
Aguanas, las custodias del agua dulce
Raza de brujas italianas pequeñas y bonitas que habitan los bosques del Trentino, al norte de Italia. Tienen un pie vuelto al revés. Si alguien ataca algo que les pertenece, lo defienden con ferocidad.
Son las guardianas de los ríos y los torrentes de las montañas. Solo son visibles los viernes, cuando tienden la ropa a secar.
Allison Gross, una que perdió la cabeza
Es la más fea de las brujas escocesas. Una balada popular cuenta su historia.
Allison Gross perdió la cabeza por un muchacho. Le gustaba tanto que desplegó todos sus hechizos para atraerlo a su cabaña. Una vez allí le ofreció ricos regalos si accedía a ser su enamorado. Él, espantado por su cara, se negó:
Fuera, fuera, bruja fea, vete lejos y déjame en paz; nunca seré tu amante, ojalá estuviera lejos de tu compañía.
La bruja hizo sonar un cuerno verde, tocó al muchacho con una vara de plata y dio tres vueltas a su alrededor pronunciando palabras maléficas. Él cayó al suelo sin fuerzas convertido en un enorme gusano que se arrastraba al pie de un árbol.
Pasó largo tiempo en ese estado. Su único consuelo era su hermana Maisry que todos los sábados iba a lavarle y peinarle el cabello (la balada no explica por qué un gusano tenía cabello). Hasta que una noche, en vísperas del Día de Todos los Santos, lo descubrieron las hadas en su cabalgata.
La propia reina de las hadas lo tomó entre sus manos, lo acarició y lo desencantó, devolviéndole su verdadera forma.
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