lunes, 10 de agosto de 2020

Martín Tetaz - Newsletter Nro. 070

Flexiseguridad laboral

Esta semana se conoció el dato de empleo registrado del mes de mayo que confirmó que desde febrero se perdieron 323.000 puestos de trabajo, de los cuales 149.000 corresponden a asalariados y el resto se divide entre trabajadores domésticos y cuentapropistas. Esta caída se produce en un contexto en el que están prohibidos los despidos y el Estado asiste a muchas empresas pagando hasta el 50% de los salarios en la forma de ATPs.
Mientras la cuarentena arrasa con el empleo, el Congreso acaba de aprobar una curiosa ley de teletrabajo que no parece haber conformado ni a los trabajadores ni a los empresarios.
El problema es grave porque el aislamiento multiplicó el déficit fiscal en un país que no tiene crédito y si bien el gobierno logró cerrar el acuerdo con los principales acreedores del exterior, es implausible que pueda acceder al crédito externo en lo que resta del año y la utilización de ahorro interno presionará sobre las tasas de interés, frenando la recuperación del sector privado.
Para esquivar el colapso fiscal y evitar un salto inflacionario o una mega devaluación, necesitamos que la economía se recupere rápido de modo de cerrar el déficit de las cuentas públicas por la doble vía de los mejores ingresos que aporta la reactivación y los menores requisitos de gasto asociados a los ATPs e IFEs.

Es cierto que hay mucha evidencia que muestra que en los contextos de crisis por shocks de demanda,  los empresarios no contratan trabajadores por más baratos que estos resulten, pero en el mundo entero el shock predominante está en la oferta; las firmas dejaron de producir porque los gobiernos o la pandemia se lo prohibieron y en la medida que se empiecen a levantar las restricciones pero haya mayores gastos asociados a los protocolos, cualquier costo de empezar una relación laboral, que no tenga una contrapartida en términos de una mayor productividad, demora la reactivación y profundiza el agujero fiscal, la inflación y la devaluación.

Hacia atrás, las nominas de personal tienen derechos adquiridos que no es posible modificar, pero hacia delante hay una oportunidad histórica de eliminar todos los costos de entrada y salida de las nuevas relaciones laborales, sobre todo para las pequeñas y medianas empresas que no pueden balancear los riesgos en grandes plantillas y en las que el costo laboral es más significativo. Adicionalmente necesitamos recuperar el vínculo entre el dinero gastado por el empresario cada mes en salarios y el beneficio recibido por los trabajadores eliminando los impuestos que son una mochila para el productor y nunca llegan al asalariado.

Esta idea obliga a replantear el funcionamiento del sistema de seguridad social, porque necesitamos alinear los incentivos para que cada peso gastado en un trabajador se convierta en una inversión que aumente el rendimiento de esa relación.
Mi propuesta es muy simple; un ingreso universal para adultos mayores financiados de rentas generales, puesto que cualquier intento de que los trabajadores registrados financien a los adultos mayores es un desincentivo al empleo, además de un acto de injusticia. Ingreso universal, quiere decir universal, no como la Pensión para adultos mayores (PUAM) que solo le corresponde al que no perciben ninguna jubilación o pensión. Arriba de esa base propongo un complemento que surja de una cuenta de ahorro individual que incluso puede estar administrada por la propia ANSES y que en el caso de los trabajadores registrados operaría como ahorro presunto, depositándose un X% del salario en un plazo fijo UVA, que del otro lado del mostrador puede financiar crédito de largo plazo para por ejemplo proyectos de infraestructura con renta asegurada (peajes) o viviendas familiares (hipotecarios).

¿Y que sucede con los despidos?

Ninguna relación de naturaleza económica puede obligar a las partes a permanecer en ella si cesa el beneficio mutuo o aparecen oportunidades mejores, pero todos los contratos tienen clausulas de recisión para compensar a los actores por su compromiso en la relación. El modelo más equilibrado en este sentido parece ser el de los nórdicos como Dinamarca o Finlandia, que instituyen un seguro de desempleo y le agregan una compensación a cargo del empleador si la circunstancia del despido no había sido prevista en el propio contrato. En cualquier caso, un sistema que incentive el ingreso a la relación para ambas partes debe tener dos elementos; por un lado, un fondo de cese, para que el trabajador pueda financiar la transición entre un empleo y el otro al tiempo que el empresario, sobre todo en el caso del que tienen pocos trabajadores a cargo, amortigüe el impacto de terminar una relación laboral. Por otro lado, una compensación acordada de ante mano y tabulada objetivamente para que ambas partes sepan a ciencia cierta cuanto sale rescindir antes de que termine el contrato, como ocurre por ejemplo en el caso de los alquileres. 

Participación de los trabajadores en las ganancias

Finalmente, el contexto incierto de la pandemia brinda una oportunidad para reflotar una institución prevista en el 14 bis de nuestra Constitución y que de hecho se utiliza en muchas relaciones laborales. Para incentivar la contratación de trabajadores en Pymes la figura del bono de beneficios puede ayudar a mantener el empleo con acuerdos más flexibles en la crisis, a cambio de la participación en las ganancias cuando la actividad repunte.

Toda relación social de naturaleza civil debe ser provechosa para las partes. Esta crisis tal vez sea la oportunidad de alinear los incentivos entre las obligaciones y los derechos, despejando incertidumbre y reduciendo los costos de entrada y salida para potenciar los acuerdos e incrementar el bienestar social.

¿Qué pasó en el mundo?

La noticia mas importante de la semana vino por el lado de la economía real porque la principal economía del mundo superó las estimaciones de los analistas creando 1,76 millones de empleos netos en julio y sumando 9,3 millones de puestos recuperados en los últimos 3 meses, aunque todavía 15,2 millones por debajo del nivel de febrero, en la previa de la pandemia. El dato sorprendió por la magnitud, pero además despejó incertidumbre respecto de la posibilidad de una nueva contracción que le diera a la crisis forma de W. El recrudecimiento de la pandemia frena el ritmo de recuperación, pero no lo reversa, porque la economía aprende a convivir con el virus, pero también porque China, primero y Europa después, se reacoplan a la cadena global de valor reduciendo el impacto por el lado de la oferta.
Lo que también confirman los datos de empleo es que la recuperación no será tan rápida como los analistas estimaban. Esto es particularmente claro en los emergentes que fueron los más golpeados, pero ni siquiera China que fue el que primero salió, recuperó los niveles de actividad de enero, según el índice que confecciona Bloomberg.
Siempre en la economía real Europa muestra señales de recuperación industrial, con las fábricas creciendo 8,9% en Alemania y 12,7% Francia. Así y todo, la actividad del sector todavía está 11,1% debajo del nivel de febrero en el país galo y 12,5% en tierra renana.
El segundo motor de la actividad que tiene que ver con la construcción todavía no despega en el área Euro, donde acumula cinco meses de contracción, si bien a tasas cada vez menores. En Reino Unido, en cambio van dos meses al hilo con crecimiento fuerte, incluso por encima de lo que esperaban los analistas el último mes, porque el IHS marcó 58,1 puntos (por encima de 50 indica crecimiento)
Finalmente, en servicios, gracias a la reapertura de la economía, tanto el área Euro como el Reino Unidos recuperaron el crecimiento en Julio. En UK la tasa de expansión fue la mas alta desde julio del 2015 (PMI 56,5), mientras que en la Europa con moneda común el PMI marcó 54,7 (por encima de 50 significa expansión); el ritmo más alto de crecimiento desde septiembre del 18.

Mercados

El Dow tuvo una muy buena semana rompiendo la tendencia lateral que arrastraba desde el 8 de junio y trepando 4,4% mientras que el índice de las tecnológicas, NASDAQ, creció 2,1%
Una parte de la recuperación es por el planteo de Nancy Pelosi en el Congreso, pidiendo un paquete de 3,4 trillones de dólares de estímulo COVID y otra parte por los buenos datos de empleo.
Las buenas noticias en el mercado de trabajo frenaron la caída del dólar e hicieron retroceder al oro, a pesar de que el metal arrastró una mejora de 2,9% y pasó los 2.000 dólares por onza en la semana.

Commodities

El petróleo ganó 2,5% en la semana y la soja acusó el recibo de las sanciones de Estados Unidos a China, por la represión a las protestas en favor de la democracia en Hong Kong y perdió 2,9%

Flujos de capitales y riesgo país

Esta semana, justo cuando se conoce el cierre positivo de julio en materia de ingreso de capitales a emergentes, el índice del IIF marcó una alerta de “reversal” el 6 de agosto, indicando que se inicia un nuevo proceso de salida de portafolios de no residentes, sobre todo a partir de la escalada de sanciones entre Estados Unidos y China.
Por ahora el reversal está concentrado en acciones, donde hubo un sell off más concentrado en Asia, no afectando a al mercado de bonos, cuya muy buena semana quedó reflejada en la caída de 3,7% en el riesgo global y 4,6% en el de los latinos, empujados por la fuerte caída del riesgo argentino (-9,2%) en el contexto del acuerdo por la reestructuración de la deuda.

Monedas emergentes

En un contexto de salida de fondos de los mercados de acciones de países emergentes se debilitaron las principales monedas de las naciones en vías de desarrollo, golpeando al Real (el dólar aumentó 20 centavos en Brasil) y a la Lira turca. En este último caso hay mucha presión sobre las reservas y el Banco Central mantiene tasas negativas por el COVID; una combinación letal
En los últimos tres meses el dólar se debilitó respecto de las principales monedas emergentes y si esa tendencia llega a su fin, como sugiere lo que ocurrió esta semana, habrá problemas en economías en las que el sector externo está estresado, como la argentina.

¿Qué pasa en nuestro país?

La semana estuvo caracterizada por la buena noticia del acuerdo con los principales acreedores por la reestructuración de la deuda en un nivel intermedio entre lo que había sido la última oferta del gobierno y lo que pedían los clubes de bonistas; concretamente y para una exit yield del 10% se cerro en un valor presente de 54,8 por cada 100 dólares, aunque según la Oficina de Presupuesto del Congreso, el número final ascendería a 55,9 cuando se incluye el cupón de intereses corridos con el que se premia a los que acepten la propuesta hasta el 24 de agosto.

En cualquier caso, como muestran los colegas de Invecq, el perfil de vencimientos de deuda en moneda extranjera, jurisdicción foránea, queda sensiblemente aliviado hasta el 2028, desde 2029 es superior al statu quo y particularmente pesado entre 2031 y 2035

Resta reestructurar el tramo local, sobre el que se puede suponer un resultado similar al que está bajo legislación extranjera y el acuerdo con los organismos, en particular con el FMI, que tiene dos vencimientos en 2022 y 2023 que redondean 21.000 millones cada uno, entre capital e intereses. Puesto que la carga de intereses con los organismos no es tan significativa como con el sector privado, aquí el foco estará puesto en la reprogramación de los vencimientos y algún período de gracia, en el marco de un nuevo Acuerdo de Facilidades Extendidas, que en otro momento hubiera exigido una serie de reformas estructurales y que ahora tiene chance de salir sin mayores concesiones amparado en el contexto COVID
Mientras tanto el gobierno continúa disciplinando el gasto no asociado al COVID, con jubilaciones que crecen por debajo de la formula de movilidad (lo seguirán haciendo en septiembre y diciembre) y salarios públicos licuados por la combinación de inflación y freno en las paritarias, que hace que los salarios del sector públicos crezcan al 37,1% interanual en mayo (último dato), contra una inflación del 43,4%.

La pregunta del millón, que además define la presión sobre el dólar y la inflación, es cuan transitorio es el gasto asociado al COVID, lo que a su vez depende de la duración del período de excepción (que, dada la decisión política, es función del timming epidemiológico) y de cuantos de los ATPs e IFEs acaben siendo permanentes.
El criterio del nuevo ATP va por el camino correcto porque supedita la ayuda al nivel de recuperación en la facturación y lo va convirtiendo en crédito subsidiado a medida que la caja de los negocios se recupera. No está tan claro, en cambio, como será la transición en el IFE y sería bueno que el gobierno avanzara una definición.

Dólar y tasas

El billete oficial corrió 45 centavos en la semana, acelerando ligeramente las tasas de depreciación a una velocidad del 38,07% anual, mientras que el paralelo legal bajó a inicios de la semana por la noticia del canje, pero terminó subiendo $2,46 por lo que la brecha trepó al 74% y obligó al Banco Central a seguir en el terreno vendedor, sacrificando otros 224 millones de dólares (acumula ventas por 892 millones desde el 18 de junio).
Además, como en Brasil también se depreció el Real, volvió a caer el tipo de cambio bilateral real, dejándonos un 22,5% abajo del nivel que prevalecía a inicios del 2020, por lo que el dólar oficial tendría que estar a $93,87 para que argentina vuelva a ser tan competitiva como lo era a principios de año y por ejemplo una semana en Camboriu mantenga la misma relación que tenia con una semana en Mar del Plata, durante las ultimas vacaciones.
En el mercado monetario empezaron a moverse las tasas pasivas en sintonía con la suba en el piso mínimo dispuesta por la autoridad monetaria (33,06% TNA para depósitos hasta 1 millón de pesos). Los plazos fijos minoristas pagaron 32,6% e hicieron subir incluso 145 puntos la tasa BADLAR para los depósitos de más de un millón.

Las tasas activas, todavía no acusaron recibo. Los adelantos a empresas solo subieron 11 puntos básicos y se negociaron en 21,31% mientras que los personales sí treparon 72 puntos y promediaron 50,83% (siempre TNA). La tasa interbancaria, que arbitra contra el dólar, incluso bajó 9 puntos y operó en 15,51% muy por debajo de la tasa de depreciación.

Expectativas del mercado (REM)

Los principales analistas del mercado hicieron sus proyecciones entre el miércoles y el viernes de cierre de julio, por lo que no contaban con el dato del acuerdo de la deuda, aunque sobre el viernes el rumor estaba muy firme.
En promedio calculan que julio cerro con 2,4% de inflación y que asistiremos a una aceleración en agosto (3%), septiembre (3,5%), octubre (3,8%) y noviembre (4%)
Al mismo tiempo hay una expectativa de suba de tasas respecto de la anterior medición, entre 2,2 y 2,6 puntos porcentuales por encima de lo que se esperaba, que aun en el caso de materializarse no serían suficientes para sostener la demanda de pesos, porque implicarían tasas esperadas en terreno negativo a partir de agosto.
Consistentemente se espera una aceleración en la tasa de depreciación, con el dólar oficial corriendo a una velocidad del 44,5% anual en los próximos 12 meses, también por encima de la tasa de interés de los plazos fijos.
En la economía real los analistas corrigieron levemente a la baja las estimaciones de actividad, con el año cerrando -12,5% y el 2021 rebotando 5,6%. Consecuentemente también ajustaron la expectativa respecto de las cuentas públicas, elevando la previsión del déficit primario por 254.000 millones más, lo que haría cerrar el año con un rojo de 2 billones de pesos, completamente financiado con emisión.

Economía real

Los datos del lado de la oferta agregada de la economía muestran una ligera reactivación en la última semana puesto que la demanda de energía eléctrica que reporta CAMMESA se ubicó 13% por debajo de la previa de la cuarentena (la semana pasada estaba 14% abajo), pero con un poco menos de movimiento en la industria que demandó 15,4% menos de energía que en los primeros días de marzo (la semana anterior había registrado 14,4% de retroceso)
En contraste, en la descomposición vemos un poco mejor a alimentación comercio y servicios que promedia 10 puntos de caída contra 13 de la semana pasada. Dentro de las industrias destacan las dedicadas a la fabricación de materiales de construcción, que, con un boom en la demanda de insumos por parte de los corralones, no dan abasto a reponer los stocks perdidos durante el cierre.

Por el lado de la demanda agregada, el indicador de la gente del BVBA muestra un “efecto hot sale” en la ultima semana de julio, que permitió recuperar a los rubros vinculados al turismo, muebles y electrodomésticos. Sin embargo, la tendencia en los rubros esenciales cerró mostrando caídas en términos reales, tanto en salud como en alimentación, completando dos meses de estancamiento en la recuperación.
Por ahora, el desacople entre oferta y demanda se ajusta con variaciones de stocks, pero la tendencia a la recuperación no se sostiene si la demanda no se recupera, por la vía de los ingresos (poco probable) o del quiebre de expectativas, tanto en lo que respecta a la pandemia, como al dólar

Mercado de trabajo

Mayo anotó un 0,8% de caída mensual en la cantidad de trabajadores registrados (92.000 empleos), acumulando 323.000 puestos menos desde que explotó el COVID
La caída está mas concentrada en el servicio doméstico (-2%) y en monotributistas (-4,5%) y autónomos (-1,7%). El sector más golpeado es el de la construcción donde hubo en mayo 28% menos de empleo que en el mismo mes del 2019, seguido por hoteles y restaurantes, con 9,3% de trabajos perdidos.
Los salarios efectivamente pagados fueron la otra variable de ajuste, retrocediendo 5,3% en promedio desde marzo en términos nominales; a eso hay que restarle la inflación.
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