miércoles, 11 de octubre de 2023

CLAVES AMERICANAS Y ALARMANTE INFORME DE UNICEF


¿Ganará Trump el voto hispano?
Andrés Oppenheimer
Una nueva encuesta nacional de votantes hispanos muestra que el presidente Joe Biden le está ganando al expresidente Donald Trump por un 58 por ciento contra un 31 por ciento de intención de voto.
Sin embargo, este resultado no es una buena noticia para Biden ni para su partido. La encuesta, realizada por Univision, muestra que Biden ha caído ocho puntos porcentuales entre los votantes hispanos desde que la cadena realizó una encuesta similar hace tres años. En septiembre de 2020, Biden aventajaba a Trump por 66 por ciento contra el 31 por ciento de los votos, con el resto de los votantes indecisos.
La nueva encuesta dice ser la más grande realizada entre los hispanos en el actual ciclo electoral, y abarcó a 1400 votantes hispanos, incluidos 625 que se identificaron como republicanos.
A primera vista, me cuesta entender cómo el 31 por ciento de los hispanos en los Estados Unidos pueden votar por Trump, el ídolo de los sectores más racistas y antiinmigrantes de los EE.UU.
Trump inició su campaña presidencial de 2016 diciendo que la mayoría de los inmigrantes mexicanos son criminales y violadores y hace pocas semanas anunció que de ganar las elecciones llevará a cabo “la operación de deportación nacional más grande de la historia de Estados Unidos”.
Aunque es cierto que Estados Unidos tiene un problema con los migrantes indocumentados, Trump hizo muy poco por solucionarlo cuando fue presidente, y todavía no propone ninguna solución viable.
Trump se ha negado sistemáticamente a apoyar una reforma migratoria integral respaldada por demócratas y republicanos moderados que simultáneamente tomaría medidas más drásticas para asegurar la frontera y brindaría un camino hacia la ciudadanía para millones de indocumentados que han pagado impuestos por muchos años. Es como si Trump prefiriera mantener vivo el problema de la inmigración, para no perder un tema clave de su campaña electoral. Pero, incluso si dejamos de lado el tema de la inmigración, la agenda política de Trump va directamente en contra de la opinión de la mayoría de los hispanos, incluidos aquellos que se identifican como republicanos.
En temas como la acción afirmativa, el aborto, el cambio climático, las restricciones al uso de fusiles semiautomáticos para evitar nuevos tiroteos masivos o las prohibiciones de libros escolares que enseñan la historia de los abusos contra afroamericanos y latinos, Trump tiene posturas diametralmente opuestas a las de la mayoría de los hispanos.
Tomemos como ejemplo el tema de las armas. Es el segundo tema de mayor importancia para los hispanos, después del costo de la vida, según la encuesta de Univision.
Trump se enorgullece de ser un firme defensor del “derecho a portar armas” y se opone a proyectos de ley para restringir el uso de armas de asalto semiautomáticas, como se hizo entre 1994 y 2004.
En comparación, el 72 por ciento de los votantes hispanos apoyaría una ley federal de prohibición de armas de asalto semiautomáticas, entre ellos el 47 por ciento de los republicanos hispanos, según la encuesta de Univision.
Aún más enigmático es por qué muchos venezolanos, cubanos y nicaragüenses en Estados Unidos, que huyeron de dictaduras brutales, apoyan a un aspirante a autócrata populista como Trump.
Además de abrazar a los dictadores de Rusia y Corea del Norte, Trump intentó dar un golpe de Estado en su propio país tras perder las elecciones de 2020.
Todo esto plantea la pregunta de por qué, a pesar de la agenda antihispana de Trump, el 31 por ciento de los hispanos todavía apoyan al expresidente.
La respuesta es que la preocupación principal de los votantes hispanos es la inflación. El 51 por ciento de los hispanos dice que el costo de vida es el tema más importante, según la encuesta de Univision. Y muchos de ellos creen que Trump, por venir del mundo empresarial, es quien mejor puede resolverlo.
De manera que mi predicción para las elecciones de 2024, si terminan siendo una contienda entre Biden y Trump, es la siguiente: si la inflación se mantiene bajo control, Biden ganará un segundo mandato, porque todos los demás temas (la acción afirmativa, el aborto, las medidas contra las armas de guerra, etc.) pasarán a primer plano entre los hispanos y entre la mayoría de la población.
En cambio, si la inflación sube y se convierte en el tema principal, los otros temas pasan a segundo plano, y Trump gana. Así de fácil.

&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&


Salud y educación, las urgencias del siglo
Carlos Javier Regazzoni

La mitad de los niños que hoy están en la escuela vivirán más allá del año 2100. Las aulas son ventanas al siglo XXII. Allí el futuro nos lanza advertencias desde las miradas de sus protagonistas. Ellas nos obligan a pensar y actuar rápidamente, hoy.
Los datos crudos son que siete de cada diez niños viven en la pobreza, según un informe de Unicef analizado recientemente Uno de cada tres no come adecuadamente; y uno de cada diez pasa hambre. Hoy, su estatura progresa más lentamente que la de sus pares de Corea u Holanda. El 40% tiene sobrepeso, y la mayoría refiere realizar poca actividad física en la escuela. La salud bucal entra en niveles de calamidad. Muchos necesitan lentes, a los que no acceden; medicación para el asma, que solo recibe la mitad, o controles pediátricos, también escamoteados por ineficiencias del sistema. Los chicos pasan menos horas en clase que en Chile o Uruguay; 40% no alcanza el nivel básico de lectura o matemáticas; y uno de cada cinco no terminará la primaria. Si hay una misión histórica para nuestro país, esa es la de rectificar urgentemente el estado de la infancia. De otro modo, no solo arriesgamos la década; nos jugamos a perder el siglo.
Según la epidemiología es casi imposible bajar la mortalidad infantil o materna, reducir la mortalidad por cáncer o infarto, o promover la expectativa de vida más allá de los 78 años sin escolarización y nutrición adecuadas. En contrapartida, un nivel educativo competitivo es muy difícil de lograr sin nutrición y actividad física apropiadas a la edad. A su vez, los estudios muestran que un niño científicamente ilustrado en la escuela sobre los riesgos del tabaquismo, alcohol, abuso de azúcares, hipertensión arterial o adicciones propiciará un ambiente más saludable en sus familias, hoy asoladas por estas cinco epidemias. Otro tanto se debería plantear para la detección de afecciones de salud mental, ya en niveles insoslayables. Educación y salud están íntimamente unidas. Y exigen una estrategia conjunta.
El Estado y la política no pueden desentenderse de la situación de la niñez. Hasta los 10 años el 95% de los chicos están en la escuela cinco horas diarias, 170 días al año; en un edificio público, supervisados por un millón y medio de docentes, y alcanzados por innumerables políticas públicas. El fracaso no podría ser mayor. Frecuentes escándalos con comedores escolares, pérdida injustificada de días de clases e indecoroso adoctrinamiento agregan un ingrediente funesto al naufragio. El cambio requerido es entonces urgente y profundo.
Las escuelas deben convertirse en el eje de la estrategia para recuperar el siglo XXI. Para ello deben ser el lugar preferencial de controles médicos periódicos, programas de educación en salud, refuerzo nutricional, actividad física regular supervisada y promoción del control de factores de riesgo en el hogar. La educación en salud deberá mejorar también la situación de los mayores en la casa mediante la comprensión de los cambios de la vejez. Y todo esto debe ocurrir en la escuela por cuatro sencillas razones; no existe ningún otro recurso físico y humano comparable a disposición; los chicos están allí más que en ningún otro sitio público; esta podría protegerlos de la vergonzosa manipulación política de que muchas veces son objeto los programas sociales; y porque el bienestar general del individuo y de la familia hace a la misión educadora.
Experiencias en Bangladesh, Brasil, India, China, Indonesia, México y los Estados Unidos proporcionan bases para avanzar en una estrategia de escolaridad saludable. La OMS, Unicef y la OPS han hecho recomendaciones al respecto. Una profunda reasignación de partidas presupuestarias podría financiar su costo. Y el compromiso con los próximos cien años de la Argentina nos daría el impulso vocacional necesario. El futuro nos avisa, en la situación actual de la niñez, el desastre al que nos encaminamos de seguir igual. Arriesgamos el siglo.


Doctor en Medicina, extitular del PAMI

http://indecquetrabajaiii.blogspot.com.ar/. INDECQUETRABAJA

No hay comentarios.:

Publicar un comentario

Nota: sólo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.