Comienza un nuevo intento del Gobierno para aprobar la “Ley de bases” y el paquete fiscal
El oficialismo tendría asegurados los votos para la aprobación en general, pero en la discusión en particular deberá evitar que se repita el fracaso de febrero pasado
Gustavo Ybarra
Javier Milei, en la Cámara de Diputados, durante la apertura de sesiones legislativas
En lo que se anticipa como un nuevo debate maratónico, el oficialismo libertario buscará aprobar en la Cámara de Diputados la “Ley de bases” y el paquete fiscal, dos iniciativas reclamadas por el gobierno de Javier Milei. La sesión está convocada para hoy, a las 12, y será una suerte de “revancha” para la Casa Rosada después del fiasco del pasado 6 de febrero, cuando fracasó en su intento de aprobar el proyecto fundacional del Poder Ejecutivo y terminó ordenando su regreso a comisiones.
En esta oportunidad, el presidente de la Cámara baja, Martín Menem, y los estrategas oficialistas decidieron priorizar la aprobación de las iniciativas y aceptaron una importante cantidad de modificaciones con tal de conseguir que los textos pasen al Senado en revisión. El Poder Ejecutivo no solo eliminó cláusulas que concitaban fuerte resistencia en los bloques de la oposición dialoguista, sino que redujo sus pretensiones y pasó de los más de 600 artículos de la versión inicial de la ley ómnibus a los pocos más de 250 que contiene el proyecto ahora.
No obstante, el fantasma del fracaso en la discusión en particular no está del todo disuelto. En el radicalismo, bancada que preside el cordobés Rodrigo de Loredo, todavía persisten disidencias internas que podrían surgir cuando se discutan el articulado de las iniciativas y complicar la ratificación de algunas cláusulas.
No es la única bancada en la que hay diferencias: el sector que responde a la Coalición Cívica del interbloque Hacemos Coalición Federal (HCF), conducido por el peronista antikirchnerista Miguel Ángel Pichetto, presentó un dictamen en minoría que podría traducirse en votos en contra en varios artículos. Además, este sector pretende ampliar a las pequeñas y medianas empresas (pymes) los beneficios del Régimen de Incentivo para Grandes Inversiones (RIGI).
Miguel Pichetto, Rodrigo de Loredo y Cristián Ritondo
En el primer intento, la denominada ley ómnibus logró superar el filtro de la votación en general, tras un desgastante debate, con 144 votos a favor, 15 por encima de la mayoría absoluta de 129 voluntades que, además, es la vara a alcanzar para sostener el quorum de la sesión. El golpe para el Gobierno se registró en el debate en particular, luego de que se discutieron seis artículos en los que la oposición comenzó a arrancarle jirones de la iniciativa, lo que provocó el enojo de Milei.
Por esa razón, ahora Menem pretende votar el proyecto por capítulos. A priori, con el objetivo de garantizar el trámite menos traumático posible, el oficialismo aceptó eliminar los temas más urticantes. Así fue como en el camino quedaron la privatización del Banco Nación, el intento por darle un nuevo destino al Fondo de Garantía de Sustentabilidad (FGS) que maneja la Anses y las modificaciones a la ley de defensa de la competencia.
La cupula de la CGT entrando a casa Rosada para tratar la reforma laboral.
Además, sufrieron una importante reducción los artículos relacionados con la reforma laboral, luego de un tironeo entre la UCR y la bancada de Pichetto, y el paquete de leyes tributarias.
El cronograma tentativo contempla agotar el debate una vez abierta la sesión. Así, la finalización de la sesión estaría prevista para este martes. Con este cambio, se busca evitar llegar al miércoles 1º de mayo con los diputados discutiendo en el recinto y los gremios movilizados en la calle por el Día del Trabajador, protestando contra el Gobierno.
Votos peronistas
Para tratar de cerrar estas grietas que podrían surgir durante el debate en el recinto, el Gobierno apuesta a superarlas con el apoyo de votos peronistas. Si bien el kirchnerismo declaró su rechazo de plano a la denominada “Ley de bases” y al paquete fiscal, la Casa Rosada se movió en los últimos días para asegurarse el respaldo de algunas provincias.
Todas las miradas apuntan al santiagueño Gerardo Zamora, que maneja siete diputados. La jugada tiene un doble sentido, ya que el mandatario administra el voto de tres senadores que podrían ser determinantes en la Cámara alta.
El ministro del Interior, Guillermo Francos, y el gobernador Gerardo Zamora, en Santiago del Estero
Zamora es, además, uno de los más beneficiados por la inyección de fondos coparticipables que recibirán las provincias por la restitución de la cuarta categoría de Ganancias que incluye el paquete fiscal.
Como contrapartida, esta cláusula es resistida por las provincias patagónicas, ya que los trabajadores petroleros sufrirán un duro recorte en sus ingresos con un nuevo piso del impuesto. En las últimas horas, se sumó el reclamo del gremio de los aceiteros, que anunciaron una medida de fuerza en rechazo a la medida que debatirá Diputados.
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El Gobierno apuesta a los incentivos de los proyectos para el crecimiento económico
Ayer, Milei aseguró que los “salarios han empezado a ganarle a la inflación”; el paquete incluye una moratoria y un blanqueo
El ministro de Economía, Luis Caputo
En la Casa Rosada están furiosos con los economistas de corte ortodoxo que vienen encendiendo luces de alarma por el rumbo de la economía y el riesgo de una depresión de difícil recuperación. Javier Milei –tal como dejó traslucir en el show de imitaciones que hizo en la cena de la Fundación Libertad– cree que sus colegas liberales, que en campaña le decían que era imposible alcanzar el superávit en 2024, ahora le “corren el arco” al sembrar dudas sobre una eventual reactivación económica.
Pese a que la actividad económica viene en tobogán desde el año pasado, el Presidente está convencido de que la eliminación del déficit y la desaceleración de la inflación demuestran que “el plan está funcionando”, como dijo en la cadena nacional días atrás.
Ayer, durante una entrevista con Radio Rivadavia, volvió a enfatizarlo. “La Argentina es una economía subcapitalizada después de 20 años de destrucción populista de capital y eso te da una base para crecer genuinamente si estabilizás”, aseguró. Fue después de destacar el regreso del crédito hipotecario, la caída de la inflación y asegurar que los sueldos “han empezando a ganarle a la inflación”.
En la Fundación Libertad, Milei había pronosticado que “la salida vendrá de la mano de la inversión del sector privado y el crédito” y ratificó que mantendrá la intervención del Estado en su mínima expresión.
Con ese diagnóstico oficial, llamó la atención que 48 horas después de su mensaje al país, Milei le bajara el precio a la “Ley de bases” y al paquete fiscal. “Tiren la ‘Ley de bases’… Tiren todo, que vamos a lograr todo a pesar de la política. Lo que era imposible lo alcanzamos el primer mes”, dijo, provocativo, en la cena de la Fundación Libertad.
A pocos metros lo escuchaban el ministro del Interior, Guillermo Francos, y el vicejefe de Gabinete, José “Cochi” Rolandi, dos de los funcionarios que más fatigan teléfonos y hacen gestiones para lubricar el camino de los proyectos, ahora que llegó la hora de la verdad en el Congreso.
Es que en las dos iniciativas, según venían señalando distintos funcionarios, hay herramientas claves para la reactivación económica, como la moratoria, el blanqueo de activos y el Régimen de Incentivos para Grandes Inversiones (RIGI).
Un nuevo fracaso legislativo, en tanto, tendría para el Gobierno el costo adicional de exhibir un serio problema de gobernabilidad y la incapacidad de la gestión libertaria para hacer pasar leyes, todas malas señales para los inversores.
En sintonía con el mensaje político que le dio Milei a la “casta”, esta semana en la Casa Rosada repitieron el mismo eslogan: “Las leyes (de bases y fiscal) son necesarias para el crecimiento de mediano y largo plazo. En el corto plazo nos podrían ayudar en el empujón inicial, pero no son absolutamente necesarias”, dijo un colaborador muy estrecho de Milei
Agregó que, de acuerdo con la mirada oficial, “la baja de la tasa de interés –esta semana el Banco Central la llevó de 70 a 60%– y el aumento del crédito privado van a hacer su trabajo”. En el ecosistema libertario, además, argumentan que se está llegando “al piso de depreciación del salario y los ingresos” por la desaceleración de la inflación, que igualmente se mantiene en niveles muy altos.
Medidas
Más allá del anuncio sobre una reanudación de las obras públicas que estaban en ejecución en algunas provincias –como moneda de cambio por los votos para la “Ley de bases”–, el Gobierno sigue rechazando una intervención significativa desde el Estado.
El ministro de Economía, Luis Caputo, días atrás anunció que sostendrá la eximición de los derechos de exportación para las automotrices y la baja de aranceles a los herbicidas para favorecer al agro. Pero fuera de eso, hasta acá no anticiparon nuevas medidas para incentivar la actividad y el consumo.
El autoconvencimiento en torno al rumbo económico que Milei dejó ver en la cadena nacional también se extiende en las reuniones de gabinete.
Allí, el Presidente y sus ministros comenzaron a celebrar presuntos “brotes verdes” en algunos rubros que en abril estarían mostrando “algo de aire”, luego de tocar fondo. Ello pese a que el estimador mensual de actividad económica (EMAE) del Indec viene de registrar cuatro meses consecutivos de retracción, con una caída de 3,2% interanual en febrero, que de todas formas exhibió un freno en el ritmo de la caída.
Respecto del consumo, tal como publicó se registró en el primer trimestre una caída del orden del 40% en las ventas de electrodomésticos, 30% en las de autos e indumentaria, 25% en shoppings e insumos para la construcción y un 8% en supermercados.
Un estrecho colaborador presidencial dijo a que,profundizar el camino de la desregulación económica que incentive la inversión privada, “muchos de los artículos que estaban en la ‘Ley de bases’ y que quedaron afuera van a ser impulsados por otras vías”, como la del decreto.
Todo ello a la espera de lo que en el Gobierno esperan como el gran envión a la reactivación económica: la salida del cepo. Según dejan trascender algunos colaboradores de Milei, “no sería antes de noviembre”. Sin embargo, altos funcionarios se niegan a poner fechas y se limitan a decir que la salida de las restricciones cambiarias llegará “cuando estén dadas las condiciones”.
En la Casa Rosada están furiosos con los economistas de corte ortodoxo que vienen encendiendo luces de alarma por el rumbo de la economía y el riesgo de una depresión de difícil recuperación. Javier Milei –tal como dejó traslucir en el show de imitaciones que hizo en la cena de la Fundación Libertad– cree que sus colegas liberales, que en campaña le decían que era imposible alcanzar el superávit en 2024, ahora le “corren el arco” al sembrar dudas sobre una eventual reactivación económica.
Pese a que la actividad económica viene en tobogán desde el año pasado, el Presidente está convencido de que la eliminación del déficit y la desaceleración de la inflación demuestran que “el plan está funcionando”, como dijo en la cadena nacional días atrás.
Ayer, durante una entrevista con Radio Rivadavia, volvió a enfatizarlo. “La Argentina es una economía subcapitalizada después de 20 años de destrucción populista de capital y eso te da una base para crecer genuinamente si estabilizás”, aseguró. Fue después de destacar el regreso del crédito hipotecario, la caída de la inflación y asegurar que los sueldos “han empezando a ganarle a la inflación”.
En la Fundación Libertad, Milei había pronosticado que “la salida vendrá de la mano de la inversión del sector privado y el crédito” y ratificó que mantendrá la intervención del Estado en su mínima expresión.
Con ese diagnóstico oficial, llamó la atención que 48 horas después de su mensaje al país, Milei le bajara el precio a la “Ley de bases” y al paquete fiscal. “Tiren la ‘Ley de bases’… Tiren todo, que vamos a lograr todo a pesar de la política. Lo que era imposible lo alcanzamos el primer mes”, dijo, provocativo, en la cena de la Fundación Libertad.
A pocos metros lo escuchaban el ministro del Interior, Guillermo Francos, y el vicejefe de Gabinete, José “Cochi” Rolandi, dos de los funcionarios que más fatigan teléfonos y hacen gestiones para lubricar el camino de los proyectos, ahora que llegó la hora de la verdad en el Congreso.
Es que en las dos iniciativas, según venían señalando distintos funcionarios, hay herramientas claves para la reactivación económica, como la moratoria, el blanqueo de activos y el Régimen de Incentivos para Grandes Inversiones (RIGI).
Un nuevo fracaso legislativo, en tanto, tendría para el Gobierno el costo adicional de exhibir un serio problema de gobernabilidad y la incapacidad de la gestión libertaria para hacer pasar leyes, todas malas señales para los inversores.
En sintonía con el mensaje político que le dio Milei a la “casta”, esta semana en la Casa Rosada repitieron el mismo eslogan: “Las leyes (de bases y fiscal) son necesarias para el crecimiento de mediano y largo plazo. En el corto plazo nos podrían ayudar en el empujón inicial, pero no son absolutamente necesarias”, dijo un colaborador muy estrecho de Milei
Agregó que, de acuerdo con la mirada oficial, “la baja de la tasa de interés –esta semana el Banco Central la llevó de 70 a 60%– y el aumento del crédito privado van a hacer su trabajo”. En el ecosistema libertario, además, argumentan que se está llegando “al piso de depreciación del salario y los ingresos” por la desaceleración de la inflación, que igualmente se mantiene en niveles muy altos.
Medidas
Más allá del anuncio sobre una reanudación de las obras públicas que estaban en ejecución en algunas provincias –como moneda de cambio por los votos para la “Ley de bases”–, el Gobierno sigue rechazando una intervención significativa desde el Estado.
El ministro de Economía, Luis Caputo, días atrás anunció que sostendrá la eximición de los derechos de exportación para las automotrices y la baja de aranceles a los herbicidas para favorecer al agro. Pero fuera de eso, hasta acá no anticiparon nuevas medidas para incentivar la actividad y el consumo.
El autoconvencimiento en torno al rumbo económico que Milei dejó ver en la cadena nacional también se extiende en las reuniones de gabinete.
Allí, el Presidente y sus ministros comenzaron a celebrar presuntos “brotes verdes” en algunos rubros que en abril estarían mostrando “algo de aire”, luego de tocar fondo. Ello pese a que el estimador mensual de actividad económica (EMAE) del Indec viene de registrar cuatro meses consecutivos de retracción, con una caída de 3,2% interanual en febrero, que de todas formas exhibió un freno en el ritmo de la caída.
Respecto del consumo, tal como publicó se registró en el primer trimestre una caída del orden del 40% en las ventas de electrodomésticos, 30% en las de autos e indumentaria, 25% en shoppings e insumos para la construcción y un 8% en supermercados.
Un estrecho colaborador presidencial dijo a que,profundizar el camino de la desregulación económica que incentive la inversión privada, “muchos de los artículos que estaban en la ‘Ley de bases’ y que quedaron afuera van a ser impulsados por otras vías”, como la del decreto.
Todo ello a la espera de lo que en el Gobierno esperan como el gran envión a la reactivación económica: la salida del cepo. Según dejan trascender algunos colaboradores de Milei, “no sería antes de noviembre”. Sin embargo, altos funcionarios se niegan a poner fechas y se limitan a decir que la salida de las restricciones cambiarias llegará “cuando estén dadas las condiciones”.
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