lunes, 29 de abril de 2024

EL ESCENARIO Y DOS ALMAS GEMELAS


El disimulado giro pragmático de Milei
Mientras en público agita mensajes de intransigencia, ordenó negociar con distintos actores; la marcha universitaria demostró disfuncionalidades operativas en el Gobierno, en medio de un clima de internas
Jorge LiottiFundación libertad..Javier Milei en la Fundación libertad, donde fustigó a los economistas
Anochecía en los pasillos del Gobierno al final de la semana y la sensación de agobio era muy palpable. La marcha universitaria había dejado una secuela importante en el capital simbólico de la administración de Javier Milei. No solo por su masividad, por su composición y por el reclamo que la convocó, sino porque por primera vez habían fallado las herramientas de detección temprana del humor social que tantos éxitos le deparó.
“En los días previos los que manejan las redes nos decían que iba a haber 40.000 personas, que no había clima. Y se equivocaron. Por primera vez falló el instrumental. Y por primera vez Milei perdió una batalla por imponer el significante”, analiza un importante funcionario que vio de cerca todo el proceso.
En el entorno del Presidente, sin embargo, tienen una lectura distinta. Creen que hubo una mala comunicación de su parte, pero dicen que la movilización no representa más que un reclamo puntual que está en camino de resolverse. No ven un cambio de humor o una señal de advertencia de que la luna de miel con la opinión pública haya empezado a erosionarse. “Esa es una mirada típica del antiguo régimen”, remarcan. Y el propio Milei es mucho más reactivo: sigue creyendo que fue un show de la vieja política que se montó sobre una causa noble.
El recurso discursivo del Presidente de apelar siempre a la lógica binaria del enfrentamiento con “la casta” queda desafiado cuando los procesos requieren algo más de sofisticación. Los actores y las dinámicas cambian, y lo que luce moderno y renovador en ciertas circunstancias puede resultar estático e insuficiente en otras.
Pero más allá del debate narrativo, la marcha universitaria marcó con nitidez una secuencia de deficiencias en la gestión del problema. El ahora crucificado subsecretario de Políticas Universitarias, Alejandro Álvarez, y el secretario de Educación, Carlos Torrendell, habían advertido hace un mes que el frente universitario se estaba complicando. Los salarios docentes estaban congelados y con un atraso, según el Gobierno, de 30% respecto de la inflación (además de que los gremios docentes habían acordado con Sergio Massa 0% de aumento para enero, como tributo a su candidatura presidencial), y los fondos para gastos de funcionamiento y hospitales estaban trabados.
La discusión estaba estancada porque las gestiones de la ministra Sandra Pettovello eran insuficientes para sensibilizar a su inflexible colega de Economía, Luis Caputo, y lograr que liberara las partidas (ya lo había sufrido con la quita del Fonid). Según algunos actores al tanto de las tratativas, también influyó que la ministra no llegó a dimensionar el problema. Toto, como Milei, se siente más cómodo con las posturas de máxima (“no hay plata”) que con la delicada tarea de discriminar qué partidas se pueden recortar y cuáles no conviene ajustar.
Allí se trabaron los fondos para el funcionamiento universitario. Y el freno de las partidas destinadas a hospitales se lo atribuyen a Maximiliano Keczeli, el secretario de Coordinación Legal y Administrativa, que era la mano derecha de Pettovello y que acaba de renunciar envuelto en un misterioso silencio. Cuando ya la marcha estaba convocada, cundió la desesperación, pero ya era tarde. Álvarez firmó tres cheques el 12 de abril por un total de $12.000 millones, pero otra vez la burocracia demoró su efectivización hasta el día previo a la movilización. “Pareció una provocación”, se quejó uno de los rectores.
La cuestión recién volvió a encaminarse cuando apareció en acción Santiago Caputo, quien hace tiempo que dejó de ser un mero estratega comunicacional para transformarse en el “fixer” del Presidente cuando los problemas escalan (también se vio su influencia en el diálogo con la CGT). Fue él quien habló con su tío Toto para que le habilitaran los fondos para las universidades, algo que no había podido conseguir Pettovello. Es decir que mientras Álvarez hablaba con los rectores (según ellos, con un trato demasiado tosco) había otra línea de negociación por arriba. otro clásico de la gestión libertaria: habilitar varias vías al mismo tiempo, sin terminar de concentrar la resolución del conflicto. Pasó mucho en el Congreso.
Pero, además, Santiago Caputo intercambió varias veces con su viejo amigo Emiliano Yacobitti, a quien conoció cuando militaba en La Cantera de Ciencias Sociales. Asumiendo que la marcha ya era inevitable, en esas conversaciones el asesor presidencial le habló de las gestiones por los fondos ante su tío, pero a cambio pidió no escalar la protesta universitaria después de la movilización y el apoyo de la UCR para la “Ley de bases”. Una negociación clásica con el mismo diputado radical al que Milei había denostado públicamente. Una cosa es la fogosa retórica presidencial y otra es la resolución de conflictos. A veces un poco de rosca es inevitable.
Más allá de los detalles, toda la secuencia expuso una disfuncionalidad que se replica en muchas áreas del Gobierno y que habilita a constantes rumores de internas en la cúpula del poder. La intervención de Santiago Caputo en el tema universitario fue a instancias de Álvarez, con quien tiene buen vínculo. Este bypass a Pettovello no fue inocuo y la ministra lo hizo saber. Capital Humano agrupa muchas áreas conflictivas y por momentos luce inmanejable. Pettovello también tiene otro frente abierto con Nicolás Posse por supuestas injerencias en la gestión.
La relación entre el jefe de Gabinete y Milei tuvo un cimbronazo con el episodio de la suba del sueldo del Presidente, pero no está claro si se recompuso totalmente después. Y Karina mantiene alejada a la vicepresidenta Victoria Villarruel del área de decisiones porque le desconfía, un sentimiento que cada vez más imita su hermano. Son todas pequeñeces propias del ejercicio del poder, pero en ocasiones atentan contra la resolución de conflictos. Por eso el propio Milei bajó en los últimos días la indicación de frenar las internas y rumores para volver a la senda que, entiende, siempre caracterizó a su fuerza política. Claro, el asunto es que él también es parte del problema porque muchas veces los temas escalan porque el propio Presidente se mantiene prescindente.
El cambio más trascendente
Y en este sentido es muy claro cómo en las últimas semanas el Gobierno pasó de los planteos maximalistas de los primeros meses a otra fase de transición hacia un pragmatismo explícito, cargado de diálogos, negociaciones y concesiones. Se trata del cambio más significativo que ha realizado Milei en sus cuatro meses de gestión. El Presidente entendió que su gestión nunca tendría sustentabilidad si insistía con la estrategia inicial, y discretamente giró. Aunque después siempre busca disimularlo con frases combativas para alimentar a su electorado y seguir mostrándose como un outsider que pelea contra la casta. Su gobierno ya opera en los hechos con otra lógica.
La homologación de la paritaria de Camioneros que terminó en los números reclamados por Hugo Moyano, pero disimulados con aportes no remunerativos para que no se note que Luis Caputo había flexibilizado su techo del 9% para las paritarias. La decisión de presentar un amparo contra los aumentos de las prepagas y denunciarlas por cartelización, a pesar de que implica una reversión de la doctrina liberal extrema que propone Milei. La negociación que se va a encarar esta semana con las universidades para ver cómo recomponer partidas, después de haberles pisado los pagos. También el hecho de no haber forzado la aplicación del protocolo antipiquetes durante la marcha del martes, inviable por la magnitud de la convocatoria. Y fundamentalmente la disposición a introducir cambios en la “Ley de bases” y en el plan fiscal, con tal de darles sanción a esos proyectos. “La orden que bajaron de la Casa Rosada es aprobar la ley, como sea”, admitió uno de los negociadores. Aceptaron cambios de todo tipo con tal de avanzar.
La prueba más evidente fue el desgajamiento que sufrió la llamada reforma laboral. El secretario de Trabajo, Julio Cordero, agotó su teléfono hablando con los líderes gremiales con un mensaje: “Díganme qué quieren y yo le doy forma para poder avanzar”. Así logró sortear los diferentes intereses de los líderes sindicales y llegar a la sesión de mañana con un texto que todavía no es definitivo, pero que ya no genera rechazo en la CGT. incluso buscó neutralizar el planteo de los radicales que buscaron reincorporar la cuota sindical. Nada que complique el frágil equilibrio. Lejos quedó la época en la que el Gobierno hacía gala de su inflexibilidad y su desinterés hacia cualquier negociación. Los magros resultados marcaron el fin de esa etapa de shock frontal. Allí anda Guillermo Francos, el primero que entendió que había que negociar con gobernadores y legisladores para poder sortear la prueba del Congreso, y que hoy se siente reivindicado en su vocación dialoguista. En el entorno más cercano del Presidente admiten que hay una postura más pragmática de su parte, pero la atribuyen también a que el resto de los actores “también están más permeables a ser constructivos”.
La curva de aprendizaje le llevó al Gobierno cuatro meses para volver al punto de partida con unas leyes que son incluso menos ambiciosas que las que fracasaron en la sesión de febrero. Y si bien Milei volvió a decir esta semana “tiren la ‘Ley de bases’, tiren todo, que vamos a lograr todo esto a pesar de la política”, en la Casa Rosada reconocen que necesitan aprobarla para dar una señal de gobernabilidad y de que el programa económico no se agota en la reducción del déficit fiscal. Es fundamental para evolucionar en el mensaje de recuperación económica, un tópico que no emerge con tanta claridad en el discurso presidencial como el objetivo de reducir la inflación. En el Gobierno están confiados en lograr la aprobación de las leyes en Diputados, pero no así en el Senado. “Estamos mejor que la otra vez, pero no hay certezas”, admiten. Se vienen días de incertidumbre.
Pero detrás de la eventual sanción de las leyes ya emerge un nuevo panorama en el Congreso. incluso los bloques más dialoguistas están hablando de que después de sancionar estos proyectos van a pasar a otra fase menos cooperativa. No tienen margen ahora para endurecerse porque la sociedad los condenaría por obstruir al Gobierno, pero ya se preparan para el día después. “Milei estresó todo el sistema político, nos trató de ratas, nos sometió al escarnio de las redes. Todos estamos queriendo dar una señal de acompañamiento para cumplir y no tener más compromisos con este gobierno”, reconoce un avezado legislador radical. Este escenario implica que ahora el Congreso tomará la iniciativa y someterá a la Casa Rosada a debatir temas incómodos. Desde la actualización de haberes jubilatorios hasta el financiamiento de las universidades, la oposición ya prepara un set de contraofensiva que pondrá a prueba los recursos políticos del oficialismo.
Esta estrategia se apoya en la asunción, prematura, de que al Gobierno le empezaron a entrar algunos tiros, y que en ese sentido la marcha universitaria fue un punto de inflexión. Así se entienden las reapariciones públicas de Cristina Kirchner y de Sergio Massa. Parece una lectura algo simplista, que alienta especialmente al peronismo, que entiende que un fracaso de los libertarios puede derivar en su redención. Con el espejo retrovisor de 2001, aparece el espejismo del peronismo salvador, pasando por alto lo que Milei representa en términos históricos un cambio de época. Hay una ilusión de que pueden volver al poder sin hacer autocrítica y sin renovar su propuesta partidaria. El que mejor parece entender esta necesidad de replanteo es Axel Kicillof, quien desde que el año pasado habló de la necesidad de componer “nuevas canciones” hace un equilibrio para descamporizar la provincia de Buenos Aires, pero sin dejar de contar con el apoyo de Cristina Kirchner. Está claro que el gobernador está abocado como nunca antes a la política y que está en busca de un camino propio, aunque su discurso económico denota el desgaste de los años
Así como Milei es forzado muchas veces a pasar de la motosierra al bisturí, también el peronismo debería entender que el reduccionismo del eterno retorno por el péndulo natural de la historia argentina puede ser un mecanismo que ya no funciona del mismo modo.
Santiago Caputo habló con Yacobitti de fondos a cambio de apoyo a “Ley de bases”

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Dos almas gemelas. La insólita historia que llevó al encuentro entre Milei y Musk
Aquella reunión en Texas requirió de varias intervenciones, como la del misterioso Patricio Fuks; los negocios que rodearon la charla
Texto Damián Nabot XJavier Milei y Elon Musk, un encuentro que dejó mucha tela
En el hotel St. Regis del barrio de Bal Harbour, en Miami, suele parar el empresario argentino Patricio “Pato” Fuks. Su fortuna, aseguran quienes lo conocen, se forjó con la venta de la cadena Fën Hotels al grupo internacional Wyndham. Pato y sus socios Iván Kozicki y Sebastián Piaggi se especializaban en la gestión de hoteles propios y de terceros. Entre las marcas más renombradas que manejaban figuran los hoteles Dazzler y Esplendor.
Los conocedores del mercado aseguran que la venta fue por 50 millones de dólares. Cifras más, cifras menos, la realidad es que Fuks pudo disfrutar desde entonces del sol y la brisa almibarada de Florida, sin urgencias financieras, y estuvo lejos de las cámaras hasta que el 12 de abril reapareció sentado junto a Elon Musk, el fundador de Tesla, y Javier Milei. La trama detrás de aquella reunión en Austin, Texas, expone la singular construcción de relaciones y poder del Presidente.
En Bal Harbour, el barrio de hoteles y tiendas de lujo que elige Fuks para sus estadías en Miami, se levanta The Shul, la sinagoga de la agrupación Jabad Lubavicht. Otros rabinos de Miami observan con sorpresa y un dejo de envidia el crecimiento de la agrupación en la ciudad, se sorprenden al ver cómo los centros se multiplican en la avenida Aventura South y en otros rincones de los barrios de Bal Harbour y Surfside.
The Shul fue la sinagoga que abrió las puertas a Milei para distinguirlo como “embajador internacional de la luz” junto con su hermana, Karina Milei. En 2017 inició obras para duplicar su impresionante sede de 3100 metros cuadrados. El nombre de la sinagoga puede traducirse como El Templo, como una referencia única, singular.
Jabad Lubavitch, la agrupación que la maneja, es una rama mesianista del judaísmo, es decir, sus miembros creen que la llegada del mesías a la Tierra es inminente. Más específicamente, la creencia es que el mesías pueda ser el venerado rabino Menachem Mendel Schneerson, fallecido en 1994, cuya tumba fue a visitar Milei, en Nueva York, en su primer viaje tras ser consagrado presidente. El mesianismo es parte constitutiva de la visión del mundo de Milei.
En su última visita a Estados Unidos, el tiempo de reflexión en El Templo marcó el preludio de la reunión con Musk. “Fue como presenciar el encuentro de dos almas gemelas”, reconstruyó Fuks en una entrevista con LN+, tras su papel como testigo de la charla entre Milei y el dueño de X (ex-twitter). Las referencias siempre aparecen cargadas de espiritualidad. El empresario argentino es un amigo del Presidente, tanto que después de la reunión en Tesla Milei se fundió en un abrazo con su hijo en las puertas de la empresa.
La explotación de litio fue uno de los tópicos de la conversación con Musk. También las comunicaciones satelitales. Pero en la charla en los cuarteles generales de Tesla no había funcionarios expertos en minería ni en industria. No se consideró necesario. El Presidente llevó a su amigo; a su hermana, Karina Milei, y a su rabino, Axel Wahnish, el guía espiritual que le abrió al Presidente el camino hacia Jabad Lubavitch.
El mayor conocedor del negocio de las comunicaciones era el embajador en Estados Unidos, Gerardo Werthein, que integró con su familia la conducción de Telecom hasta que dieron un paso al costado cuando vendieron sus acciones a Fintech, el fondo de inversión del mexicano David Martínez y socio del Grupo Clarín.
“A Musk se le hizo una presentación de las oportunidades de inversión y además estamos trabajando para la generación de baterías de litio, con la idea de darle valor agregado a la minería”, reconstruye el embajador en los Estados Unidos. A medida que aumenta la venta de automóviles eléctricos en Estados Unidos, China y Europa, la demanda de litio para las baterías crece de la mano. La Argentina es el cuarto mayor productor mundial, después de Australia, Chile y China, pero exporta el material como materia prima, sin el valor agregado de transformarlo en una batería.
Musk, según la revista Forbes, es el segundo hombre más rico del mundo, con un patrimonio de 195.000 millones de dólares, prácticamente un tercio de PBI anual de la Argentina. “Es un honor”, fueron las primeras palabras que pronunció Milei cuando se acercó envuelto en excitación para darle la mano. Los caminos que llevaron al encuentro se mantienen herméticos.
Ambos habían intercambiado mensajes por la red X. Karina Milei se encargó de que las gestiones avanzaran para que se concretara. Pero los conocedores de la intimidad atribuyen la mediación al californiano Sean Rad, el cofundador de Tinder, la red social de citas. Tiene lógica.
Rad, que vive en una mansión de 35 millones de dólares en el barrio de Bel-air, en Los Ángeles, había tenido una conferencia previa con Milei, con las promesas de que Argentina levantaría las trabas para las grandes inversiones. En el verano pasado, ambos se vieron en la Casa Rosada.
Como ocurrió con Musk, Milei le comentó a Rad la idea de organizar en Buenos Aires un encuentro mundial de tecnología, transformar al país en el faro de los innovadores. En la atracción por los tycoons tecnológicos, el Presidente encarna su fe en el crecimiento económico como el fruto de la voluntad individual, sin la intromisión del Estado. Hasta ahora, el Congreso se mantiene en la misma lista que la dolarización.
Desde aquel encuentro en Texas, Musk se muestra atento al gobierno libertario. Esta semana, el magnate celebró el logro del superávit en las cuentas públicas con tres letras: “Wow”, escribió en su red X. Alcanzó para darle visibilidad global. Fue un aliciente para Milei en medio de las protestas universitarias.
El fundador de Tesla tiene su mirada posada en el escenario global y, en las últimas semanas, se muestra atento al sur del río Bravo. En Brasil, Musk libra una batalla contra el juez Alexandre de Morães, quien prohibió y bloqueó cuentas de X, en el marco de la guerra política por las investigaciones contra bolsonaristas. Poco después del encuentro con Milei, una multitud en apoyo de Jair Bolsonaro ovacionó a Musk como “defensor de la libertad” en la playa de Copacabana.
En México, anunció la construcción de una fábrica de automóviles eléctricos. También se detuvo en la crisis de Venezuela y escribió que “si Chávez no hubiera destruido su economía aumentando el papel del gobierno hasta el socialismo extremo, el país sería muy próspero”. El mensaje tuvo más de un millón de reproducciones.
Milei se arropa en Musk con la comodidad de una cruzada compartida contra la intervención del Estado y el “socialismo” y, a la vez, en busca de respaldo externo frente a las dificultades que enfrenta su gobierno. En efecto, el tamaño de Tesla, una compañía valuada en 536.000 millones de dólares, inquieta a los jugadores locales. Su negocio puede alterar dos mercados sensibles.
Starlink, la compañía de internet satelital de Musk, comenzó a brindar servicios en Argentina. La conectividad, hasta ahora, se reparte principalmente entre tres grandes jugadores: Telecom, de Martínez y el Grupo Clarín; Telefónica, de España, y Claro, del millonario mexicano Carlos Slim. El Presidente enmarcó el desembarco de Starlink con una confrontación: “Parece que al Grupo Clarín le molesta mucho la llegada de Elon Musk para la continuidad de sus negocios”, escribió Milei en X. En Telecom evitaron responder.
Los españoles lo cuentan como aliado. Telefónica firmó el año pasado un acuerdo con Starlink para proveer el servicio en la Argentina y otros países sudamericanos. Ya venden sus equipos y las pruebas con los satélites resultaron exitosas, incluso la realizada en la Base Marambio, de la Antártida. Por ahora, el negocio de Starlink en la Argentina se limita al rubro “B to B”, para empresas y zonas rurales. Conectarse a internet a través de los satélites de Musk todavía es caro para los clientes particulares. Pero un giro agresivo en el precio podría causar un tembladeral. Todos saben que Musk tiene una millonaria espalda para darse el gusto, si la cruzada lo requiere.
En el gobierno norteamericano aseguran que el encuentro entre el fundador de Tesla y el Presidente fue un asunto entre privados, sin intervención de Washington. Pero la cita se encuadra en el refuerzo de la alianza libertaria con Estados Unidos, que por ahora se expresó en acuerdos de seguridad, compra de armamento y gestualidad. No tuvo traducción en los dólares del FMI.
Lo cierto es que Washington promueve la llegada de sus compañías de comunicación, en un escenario regional de enfrentamiento con China. Las gestiones del embajador norteamericano Marc Stanley contra la tecnología 5G de las empresas chinas fueron una expresión de la transcendencia. “Lo usan para espiar”, les transmitió Stanley a funcionarios argentinos, en referencia a los equipos orientales. Prefieren los satélites de Musk.
El otro negocio que interesa a Tesla es el litio. Los interlocutores argentinos le manifestaron a Musk el deseo de avanzar en la fabricación local de baterías, no mantenerse como un simple extractor de minerales. Las conversaciones en Estados Unidos avanzan. Allí los intereses chocan con otro jugador, el ubicuo José Luis Manzano, exministro de Carlos Menem, dueño de acciones de Edenor, Metrogas, el grupo de medios América y amigo de Sergio Massa, a quien votó en las últimas elecciones.
A Manzano, eldiarioar lo bautizó como “el señor del litio”, porque su empresa Integra Lithium se transformó en el principal operador del mercado, con 243.000 hectáreas en las provincias de Jujuy y Catamarca. Consultado por la nación, Manzano revela que también está pensando en la fabricación de baterías de litio, pero “para el Mercosur”. No tuvo contactos con Tesla, precisa.
El régimen para grandes inversiones, la zanahoria a la que apuesta el Gobierno para su propia añoranza de brotes verdes, enfrentará por segunda vez la prueba del Congreso. Sin fortaleza política en el Parlamento y enfrentado a los límites de los recortes en las cuentas públicas, Milei encuentra aliados en el exterior para su credo libertario, con una psicología donde las fuerzas del mercado y del cielo se confunden en una misma cosmovisión. La fe mueve montañas, dicen. En la Argentina, algunas se muestran más resistentes que otras.
La explotación del litio fue uno de los tópicos de la conversación con Musk
Desde aquel encuentro en Texas, Musk se muestra atento al gobierno libertario
Milei se arropa en Musk con la comodidad de una cruzada compartida contra la intervención del Estado y el “socialismo”

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