martes, 30 de abril de 2024

TENDENCIA Y DRAMA

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La Argentina, uno de los países de la región con más IA en las universidades
El otro es Colombia; la inteligencia artificial está transformando la educación supnedrior en América Latina
Carolina Pichardo
 Desde 1980, la inteligencia artificial ha estado presente en la educación superior en parte de la región latinoamericana, mientras que en los últimos años se expandió su uso paulatinamente en las aulas: una evolución que trajo consigo oportunidades de nuevos aprendizajes, pero al mismo tiempo retos y desafíos de cómo podría afectar la forma tradicional de impartir docencia.
En algunas universidades de la Argentina, Colombia, Chile, México y la República Dominicana, el uso y el estudio de la inteligencia artificial (IA) tuvieron más impacto que en otras zonas de América Latina, con la apertura de nuevas carreras en esta área, la integración de asignaturas afines en otras áreas tecnológicas y la creación de herramientas y aplicaciones para facilitar tanto la docencia como la investigación en distintas ramas del saber.
El Grupo de Diarios América (GDA) hizo un análisis de cómo la IA transformó la educación superior en varios países de la región, con ejemplos como la apertura de un hospital de simulación con realidad aumentada en Costa Rica, centros de investigación de la IA en México, Brasil y la Argentina, y la creación de un dron inteligente que recicla desechos sólidos del mar hecho por un estudiante de tecnología en la República Dominicana.
Según Sergio Celis, investigador asociado del Centro de Investigación Avanzada en Educación de la Universidad de Chile, en la actualidad las personas están aprendiendo a trabajar con las máquinas y estas tecnologías van a formar parte de la experiencia profesional, investigativa y creativa.
Asimismo, Constanza García, directora del Departamento de Matemáticas de la Universidad Externado de Colombia, expresó que el mayor reto es hacerle entender a la gente que la IA y el uso de estas tecnologías llegaron para quedarse y que no son una moda. “Hay que desmitificar muchos temas; hay que capacitar, enseñar y sensibilizar para hacer un uso adecuado”, indicó.
Hasta el momento, Colombia es uno de los líderes en estudios de la IA en la región, con aproximadamente 18 programas académicos a nivel superior y un pregrado en Ciencias de la Computación e Inteligencia Artificial impartido por la Universidad Sergio Arboleda. Además, en 2022, el centro de inteligencia artificial y robótica AudacIA, ubicado en Barranquilla, fue el primero en ser reconocido por la Organización de Estados Americanos (OEA).
Más al sur, la Universidad de Buenos Aires (UBA), en la Argentina, tiene más de 450 ofertas formativas que incluyen actividades académicas relacionadas con la IA.
Brasil, Chile y México también ofrecen algunas carreras en IA, pero en Perú apenas están empezando este año. Otros, como Venezuela y El Salvador, todavía no han avanzado mucho en estos estudios.
Solo en la República Dominicana hay al menos 54 aulas inteligentes (una de estas está desarrollando un sistema de registro académico a través de identificación facial); también laboratorios de educación inmersiva y una carrera, tres maestrías y un doctorado en IA.
Hasta abril de 2024, otros dos países ya impartían estudios doctorales en esta tecnología, siendo el primero de Sudamérica Chile, a través de la alianza del Consorcio de Universidades CRUCH Biobío-Ñuble. En la lista también está México, con la Universidad Tecnológica de la Mixteca y en el Tecnológico de Monterrey.
Desde herramientas para facilitar las actividades docentes hasta chatbots para los estudiantes, varias universidades latinoamericanas crearon plataformas y aplicaciones con la ayuda de la IA.
Víctor Cuchilla, coordinador de la Maestría en Gestión de Tecnologías de la Universidad Francisco Gavidia (UFG) de El Salvador, explicó que este centro, junto con la organización argentina Evaluada AI, ejecuta un proyecto que consiste en que docentes coloquen contenidos en una plataforma que servirá para sugerencias de actividades académicas a desarrollar en sus clases.
Mientras la Universidad de Chile creó un modelo de detección temprana de estudiantes que pueden tener riesgo de abandono o mal rendimiento académico, la Pontificia Universidad Católica Madre y Maestra de la República Dominicana (Pucmm) lleva a cabo un proyecto similar, que consiste en un modelo predictivo para la retención estudiantil y de perfiles propensos a desertar.
Esta universidad dominicana tiene una IA para analizar enfermedades en cultivos agrícolas y otra para detectar las condiciones del tráfico mediante machine vision.
Pero no solo las universidades encabezaron este tipo de proyectos.
Como parte de sus tareas, los estudiantes del Instituto Tecnológico de Las Américas (ITLA), en Santo Domingo, hicieron un dron inteligente que identifica y recoge desechos sólidos encontrados en el mar y luego los deposita en basureros; además, una plataforma para predecir enfermedades de diferentes pacientes con el fin de determinar cierto tipo de patologías.
En la Argentina tienen el programa “Analíticas de aprendizaje, tecnologías predictivas y reformulación didáctica para aprendizaje asistido por IA”, de la Facultad de Psicología de la Universidad de Buenos Aires (UBA), con el objetivo de analizar y reformular didácticamente las prácticas de enseñanza y aprendizaje en contexto.
Otro proyecto creado por estudiantes argentinos es el denominado “Árboles filogenéticos y evolución viral: un enfoque pedagógico asistido por IA”, que integra esta tecnología para enseñar conceptos complejos en genética y evolución viral; también se desarrolló el diseño de la cátedra de Inmunología Básica que se enfoca en el desarrollo de un prototipo que se aplica en la enseñanza de inmunología veterinaria.
Tanto estudiantes como algunos docentes también usaron la IA generativa para facilitar sus estudios y la planificación de clases.
Un ejemplo es el de Emanuel Campos, un estudiante costarricense que la usó para mejorar la redacción de documentos y verificar la veracidad de sus escritos en la Facultad de Humanidades de su universidad.
Carlos Leonel Lima González, estudiante de Medicina de la universidad pública dominicana, usa ChatGPT como herramienta de enseñanza y autoevaluación. “Cuando tengo un examen o una asignación práctica, le pido a ChatGPT que formule preguntas de exámenes (selección múltiple, falso o verdadero, desarrolla y completa), que desarrolle casos clínicos únicos para analizarlos por mí mismo y también le hago cuestionarios con respuestas objetivas que yo sé que no puede variar la respuesta por fuente”, dijo Lima González.
Para Juan Carlos Rojas, docente en Costa Rica, usar ChatGPT en las aulas no es un gran problema; de hecho permite que los estudiantes lo usen abiertamente. “Yo no lo veo diferente de pedirle ayuda a un hermano, a un amigo o compañero. No hay manera de pararlo. Los estudiantes van a usarlo, pero debemos volverlo a favor, puede ser una buena herramienta”, expresó.
Pero tal como explica el profesor colombiano Jhonn Frederick Neva, los docentes aún tienen que conocer y aprender más sobre la IA. “En mi caso, siendo un maestro egresado hace más de 20 años, esto para mí todavía es un mar de conocimiento que hasta ahora estamos empezando a conocer”, enfatizó Neva.
En los últimos años, las propias universidades latinoamericanas han impartido cursos y talleres para enseñar a sus docentes cómo sacarle ventaja a la IA. Aunque no se los obligó del todo.
En el caso de Brasil, no hay un impacto en ese sentido. En algunas instituciones los profesores tomaron cursos de actualización de la IA.
Mientras que los docentes de la Universidad de Guadalajara, en México, indicaron que “están obligados a incorporar estas tecnologías porque no hay otro camino”. En el caso venezolano, aún falta mucho por conocer. Sin embargo, en la Universidad Católica Andrés Bello (UCAB) hay disposición de los docentes para usar las herramientas.
En la Universidad de Buenos Aires se desarrolló en 2023 el Ciclo de Formación Docente en IA, un programa educativo que adoptó un enfoque integral e interdisciplinario del que participaron 1404 docentes universitarios.
Otro tema relevante que preocupa a las autoridades universitarias es que los estudiantes utilicen la IA sin respetar los principios éticos de la academia. Ya en Costa Rica son conscientes de que llegó para quedarse, por eso, el primer paso es que los docentes eduquen a los estudiantes en el uso correcto de estas herramientas con IA con fines educativos y su uso ético.
Según explicó Sadoth Giraldo Acosta, docente de la Universidad Ean de Colombia, la protección de los derechos de autor cobra una relevancia esencial en temas académicos. También el profesor Neva indicó que algunos estudiantes buscan ocio en estas herramientas y dan con opciones que les permiten hacer trampa a través de exámenes, trabajos escritos y proyectos.
“A los estudiantes hay que enseñarles el uso y las utilidades que existen, pero también la responsabilidad del cuidado y el adecuado uso de estas herramientas”, afirmó Giraldo Acosta.
Christian Aparicio, director nacional de Educación Superior de El Salvador, afirmó que ya ese país tiene sistemas antiplagio en todas las instituciones de educación superior y se están fortaleciendo con la compra de más licencias.
Algunas universidades privadas dominicanas ya trabajaron reglamentos para el buen uso de la IA, pero la universidad pública dominicana indicó que se necesitan recursos para comprar licencias de detección de plagio como Turnitin.
El vicerrector académico del ITLA, Pedro Pablo Castro, dijo que este instituto tiene un reglamento disciplinario que indica que el plagio no es permitido. “Hay un comité disciplinario. Dependiendo la gravedad, se determina qué hacer”, sostuvo.

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El drama de Flavia Cruzado. “Dicen que el ladrón solo quiso robar, pero yo perdí una pierna”
En enero de 2023, la chica, de 20 años, cayó entre el andén y el tren cuando perseguía al asaltante que le había arrebatado el celular; el delincuente recibió una pena de cuatro años
Matías Bianchi
lavia Cruzado, con sus perros, sus tres hermanas y su abuela, en su casa de Villa de Mayo, Malvinas Argentinas
Sentada en su silla de ruedas, tranquila y esperanzada, Flavia Cruzado mira a los ojos y cuenta su historia. En enero de 2023, cuando estaba en la estación Villa de Mayo del ferrocarril Belgrano Norte, un ladrón le arrebató el celular: lo persiguió para recuperar lo suyo con tan mala fortuna que cayó y quedó atrapada entre el andén y el tren en movimiento.
Perdió la pierna derecha y el talón izquierdo, y sufrió la fractura del brazo izquierdo. Estuvo cuatro meses internada –tres semanas en terapia intensiva– en el Sanatorio de los Arcos, de Palermo. Aunque el delincuente era reincidente y recibió una condena de cuatro años, quizá salga libre antes de que ella pueda volver a caminar.
Flavia recibió a en su casa de Villa de Mayo, partido de Malvinas Argentinas. El portón negro que da a la calle Tres Arroyos al 400 conduce a un largo pasillo repleto de macetas con suculentas. Hay tres perros y un gato. Su casa, al fondo, está pintada de azul Francia.
Adentro hay rastros de insumos médicos por donde se mire. Flavia, sus hermanas –Alejandra, de 22 años; Michelle, de 18; Katherine, de 15– y su abuela Ruth, de 73, se sientan en ronda en el comedor para presenciar la conversación con
“Grité todo lo que tenía que gritar, ahora estoy mucho más tranquila. La vengo llevando bastante bien. Estoy ocupada, tengo la cabeza puesta en muchas cosas. Miro para adelante, no me enfrasco. La vida sigue pasando, o me arrastra o camino sola”, expresa.
Nicolás Emir López, de 34 años, es el responsable de lo que le pasó a Flavia. Tras robarle el celular a la joven, fue detenido en mayo de 2023; en noviembre lo condenaron a cuatro años de prisión.
López era reincidente: seis años antes había asaltado a otra mujer, Brenda, con la misma modalidad, en la estación de Don Torcuato. La mujer se cayó y se fracturó el cráneo y varias costillas. Lo condenaron solo a un año de cárcel, y salió antes por “buen comportamiento”.
–¿Qué opinás de la condena?
–La fiscalía pedía un año y medio de prisión. Era para más. Fueron lesiones graves y daba para diez años de cárcel. Tengo de qué quejarme, pero algo es algo. Tampoco esperaba mucho. Para mí, lo justo era la pena máxima. Ellos alegaron que no hubo intención, que la intención era el robo y no lo que terminó pasando. Pero a mí su intención no me devuelve la pierna. Su intención no me importa. La condena tiene que ser igual para el que tuvo intención como para el que no la tuvo.
–¿Cómo ves el panorama en materia de seguridad hoy?
–En cualquier lado te roban el celular. Ya es normal que ande suelta gente que debería estar presa. Que anden armados por la calle. La gente tiene miedo de que le peguen un tiro por un celular. ¿Cuántas personas tienen que morir o perder la pierna para que se tome conciencia? Lo único que nos queda es tener cuidado y ser precavidos en todo momento, desconfiar de todo, porque así tenemos que vivir. Es horrible la inseguridad, no es que hay un lugar y un horario equivocados. En todos lados y a toda hora es peligroso. Es así.
En busca de un futuro
Flavia comenzó una demanda a Ferrovías –concesionaria del servicio de la línea Belgrano Norte– por la poca seguridad en sus viejas formaciones. “Los abogados ya nos dijeron que iba a ser largo”, aventuró.
Estudia Abogacía en la Universidad Kennedy, con una beca. Cursa de manera virtual hasta que pueda ir por su cuenta. Su padre, Juan, nacido en Perú hace 48 años, es administrador en la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días en la Capital y no puede llevarla. “Una de mis metas es volver a teneri ndependencia física. Me hablaron de una prótesis y eso me tiene más tranquila”, sostiene.
Está desempleada y busca un trabajo remoto. “Se me complica trasladarme”, reconoce. “No podría trabajar en lo mismo que antes”: en el guardarropas de una discoteca.
–¿Qué actividades incorporaste luego del accidente?, ¿qué rehabilitación estás haciendo?
–Me gusta tocar la guitarra, reseñar películas y leer. Bailar me surgía espontáneamente y ya no puedo hacerlo. Lo extraño.
Flavia debió incorporar actividad física. El kinesiólogo la ayuda a elongar y a hacer sentadillas y flexiones de brazos. La terapista la ayuda a elongar y pone el foco en evitar la atrofia muscular propia del sedentarismo: “Estar quieta mucho tiempo me duele”, admite.
La incentivan a moverse cuando está sola: “Me dan ideas y consignas para animarme a pararme, a saltar, a agacharme”. Y es consciente de su evolución: “Antes, si no tenía a alguien enfrente, no me podía parar porque me daba miedo caerme o desvanecerme del dolor, pero de a poco eso fue cambiando”.
Hoy, Flavia no recibe atención psiquiátrica y la necesita. “No tengo quien me regule la medicación que tomo,comoquetiapina,clonazepam, aripiprazol”. Para el dolor toma tramadol, paracetamol y diclofenaco.
Reconoce que salir a pasear no es fácil por el mal estado de las veredas: “Me llevan a la plaza, a veces, y cuando voy a la Capital aprovecho a hacer de todo. Me llevan, porque todavía no me puedo mover sola”.
El proceso es lento. Este mes le harán una nueva cirugía; espera que sea la última. “Necesito menos ayuda que antes. Vendarme es importantísimo, y es algo en lo que, por el largo de mi muñón –que es más corto de lo que suele ser–, sigo necesitando ayuda. Por suerte una de mis hermanas quiere ser enfermera y practica conmigo. Estoy bien acompañada”, señala.
Sus hermanas nunca habían tenido contacto con una persona discapacitada: “Fue muy fuerte para todas. Ahora Flavia se baña sola, pero al principio fue muy difícil aprender a vendarla y a darle las inyecciones de anticoagulante. Había que envolverle con film el muñón y el pie para que el agua no afectara la cicatrización”, contó Alejandra.
El padre de Flavia mantiene a las cuatro hijas. Su madre vive en Paraguay. “Se fue cuando yo tenía 12 años y no volvió”, recuerda.
La Municipalidad de Malvinas Argentinas estuvo atenta en brindar atención psicológica tanto a Flavia como a su hermana Katherine, que presenció la tragedia. También les construyeron una rampa de material en la entrada para la silla de ruedas y se mantuvieron en contacto ofreciendo ayuda desde el área de Asistencia a la Víctima.
Pero Flavia aún no accedió al cobro de una pensión: “Sacar una pensión por discapacidad demora mucho. Hace un año que estoy intentando conseguirla. Me dieron turno recién para julio. Es muy lento el Estado con los que necesitamos recibir una ayuda. Deseo que se agilicen más las cosas, que haya mayor conciencia y consideración”.
Los interesados en ayudarla pueden comunicarse al mail flaviacruzado058@gmail.com o hacer una donación a su cuenta de Mercado Pago: Flavia.Antonella.LC.ß


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