López Murphy. “No existe esa idea anárquica de que el Estado desaparece”
El diputado rechaza la visión anarcocapitalista de Milei y critica su plan; reclama por el presupuesto y el fin del cepo cambiario
Texto Matías MorenoLópez Murphy
Hasta hace tres años, Ricardo López Murphy era uno de los economistas más admirados por Javier Milei. Sin embargo, la campaña de 2021 marcó un quiebre en la relación que habían forjado al calor de los debates académicos y el resurgimiento de la derecha. Ofendido desde aquel momento, el Presidente lo trata como si fuera el más encarnizado enemigo. López Murphy evita el contragolpe frente a los “agravios”, pero quiere dar batalla en la discusión conceptual sobre la salida de la crisis o las ideas de la libertad.
–¿Cuál es su balance de la negociación por la “Ley de bases”? ¿Hay un giro pragmático de Milei
–No hay ley que pase como si fuera una escribanía. Dicho esto, me hubiera gustado una reforma laboral más integral, dado que se ha planteado esta restricción.
–Lamenta que la reforma laboral será acotada. ¿Milei evitó atacar los recursos sindicales?
–El país necesita una reforma para generar empleo. Ese debate requiere que no venga disminuida en un megaproyecto. Yo simpatizo porque haya una reforma laboral integral donde haya voluntariedad de las cuotas y no obligación.
–Milei celebró el superávit fiscal. ¿El equilibrio se logró de manera eficiente o es artificial?
–Hubo de todo y con el tiempo se sabrá. Ha habido postergación de pagos, baja de gasto y depreciación en termino reales por la inflación. Sería muy importante que el Gobierno enviara un proyecto de ley de presupuesto de 2024 y 2025, y que fuera un continuo. No hay forma más sólida de darle sostenibilidad que ponerlo en un presupuesto.
–¿Duda de que Milei pueda mantener el superávit fiscal?
–Van a necesitar muchas reformas. Lo reconoce el propio gobierno. E imagino que no estamos aprobando la reforma fiscal para jugar.
–Además, el Presidente mantuvo el impuesto PAIS. ¿Cómo evalúa la política económica?
–Eso no es sostenible a largo plazo. El país necesita funcionar con un presupuesto y marchar a la eliminación del control de cambios.
–¿Por qué Milei no debería demorar el fin del cepo?
–Hay que establecer reglas muy precisas. El primer paso tendría que ser sacar a la Comisión Nacional de Valores de los controles y, luego, el Banco Central tendría que ir, gradualmente, acercándose al sistema que prevalece en el resto de los países que nos rodean. Es inaceptable la idea de que la Argentina no puede vivir sin control de cambios.
–¿Y Milei tiene una hoja de ruta?
–Yo no la conozco. Debería ser muy importante, en primer lugar, el debate. En la Argentina existen dos ideas que creo que están equivocadas: que somos el único país que no puede vivir sin control de cambios y que podemos multiplicar los impuestos por veintisiete y no pasa nada. De 0,25 en el impuesto de bienes personales pasamos a casi 6.
–¿Es comprensible que Milei, que llegó al poder como exponente del liberalismo, no haya bajado aún los impuestos?
–Él se define como libertario y anarcocapitalista; y eso está proponiendo. Lo que hacen las fuerzas liberales en el mundo es otro camino. Es verdad que la situación que el Gobierno recibió era catastrófica.
–¿El tipo de cambio está atrasado? ¿Puede afectar la cosecha?
–Mi argumento es el siguiente: la Argentina necesita un superávit en cuenta corriente significativo para reponer sus reservas internacionales, cancelar la sobredeuda con proveedores que se recibió y, además, como un insumo vital del proceso de reducción del riesgo de invertir. Cuánto de tipo de cambio se necesita depende de qué superávit de cuenta corriente estamos procurando alcanzar. Usted puede decir: “No me preocupa el superávit mientras no surja de operaciones fiscales”. Yo sería más prudente y cuidadoso. Necesitamos salir de esto en base a exportación e inversión y consolidar su posición externa.
–¿Hubo más “motosierra” o “licuadora” en el ajuste de Milei?
–Las reformas que hay que hacer no han sido hechas, así que tiene que haber habido otros factores.
–¿Hubo más “licuadora” de jubilaciones y salarios que una reducción de los gastos?
–Hubo más impuestos, ¿no? El impuesto PAIS ha sido elevado de una manera extraordinaria. Los propios impuestos externos han generado muchísima recaudación. Ignorar eso no es realista. Y, sin duda, ha habido gastos que no se han pagado. Pero no hay presupuesto.
–¿Será difícil que el país salga de la recesión en el corto plazo?
–Más que todo, yo creo que los factores expansivos, las exportaciones, las inversiones y el crédito privado están sin mucho margen. Claramente, no hay espacio por el lado del crédito doméstico y del fisco. No veo una desesperación por invertir, ni exportar ni generar empleo.
–Milei dijo que “la era del Estado presente se terminó”. ¿Es liberal o anarcocapitalista?
–No sé qué quiere decir “un Estado presente”. Un Estado quebrado, insolvente, sin reservas es un Estado inerme, inútil y bobo. Yo creo que la Argentina necesita un Estado capaz de asegurar el monopolio de las fuerzas, la Justicia, la defensa, la seguridad y, seguramente, promover el capital humano. Eso no lo hacemos con un Estado quebrado, elefantiásico o en imposibilidad de pagos o que vive sometido a un control de cambios absurdo, como no hay ningún otro país del mundo. Bueno, Corea del Norte, pero no viene al caso.
–Luis Lacalle Pou dijo que “se necesita un Estado fuerte para gozar de libertad”.
–La idea de que el Estado es un instrumento insustituible de una sociedad organizada, libre y pluralista es imprescindible. Sin ese monopolio de la fuerza, la violencia del más fuerte sobre el más débil sería inevitable. No existe tal cosa como la ausencia del Estado, esa idea anárquica de que el Estado desaparece o la utopía de [Karl] Marx, que decía “de cada cual según su capacidad, a cada cual según su necesidad”. Eso no forma parte de mi agenda.
–¿El plan de Milei está basado en las ideas de la libertad?
–No digo lo que quiere el Presidente. No hay ninguna sociedad que carezca de Estado.
–¿Fue invitado a la cena de la Fundación Libertad o Milei lo vetó ?
–Yo no fui. Si eso simplificaba que ellos pudieran hacer la reunión a pleno, no pretendo ser un obstáculo para que se realicen actividades sociales en la Argentina.
–¿Pero fue invitado o no?
–Haga usted la reflexión del caso.
–¿Milei tiene actitudes antidemocráticas?
–El agravio no es parte del programa de la Constitución. Mi bandera es de concordia y paz interior, no de antagonismo y odios.
–¿Y le inquieta que Milei no exhiba apego a la institucionalidad?
–Las groserías no son propias del ejercicio de la primera magistratura, mucho más si constituyen agravios y descalificaciones a periodistas y diputados. Eso no forma parte de la experiencia de ningún país sensato de la tierra.
–Bullrich, su exsocia, respaldó a Ariel Lijo. ¿Lo decepciona?
–Me opongo en todos los términos. No es la persona que debería ser nominada.
–¿Cuánto tiempo más habrá esta tolerancia social al ajuste?
–La situación heredada era terrible. Sería un error pensar que de ese problema inmensamente grave en que estábamos se iba a salir sin dificultades. Eso no existe. El proceso iba a ser muy difícil en cualquier caso. Quizá me hubiera gustado hacerlo con un programa más transparente, claro y elaborado. Eso hubiera deseado.
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Advertencia del Senado por el adoctrinamiento en la provincia
Denunciaron sesgos y omisiones en un plan educativo que lanzó Kicillof.
Hasta hace tres años, Ricardo López Murphy era uno de los economistas más admirados por Javier Milei. Sin embargo, la campaña de 2021 marcó un quiebre en la relación que habían forjado al calor de los debates académicos y el resurgimiento de la derecha. Ofendido desde aquel momento, el Presidente lo trata como si fuera el más encarnizado enemigo. López Murphy evita el contragolpe frente a los “agravios”, pero quiere dar batalla en la discusión conceptual sobre la salida de la crisis o las ideas de la libertad.
–¿Cuál es su balance de la negociación por la “Ley de bases”? ¿Hay un giro pragmático de Milei
–No hay ley que pase como si fuera una escribanía. Dicho esto, me hubiera gustado una reforma laboral más integral, dado que se ha planteado esta restricción.
–Lamenta que la reforma laboral será acotada. ¿Milei evitó atacar los recursos sindicales?
–El país necesita una reforma para generar empleo. Ese debate requiere que no venga disminuida en un megaproyecto. Yo simpatizo porque haya una reforma laboral integral donde haya voluntariedad de las cuotas y no obligación.
–Milei celebró el superávit fiscal. ¿El equilibrio se logró de manera eficiente o es artificial?
–Hubo de todo y con el tiempo se sabrá. Ha habido postergación de pagos, baja de gasto y depreciación en termino reales por la inflación. Sería muy importante que el Gobierno enviara un proyecto de ley de presupuesto de 2024 y 2025, y que fuera un continuo. No hay forma más sólida de darle sostenibilidad que ponerlo en un presupuesto.
–¿Duda de que Milei pueda mantener el superávit fiscal?
–Van a necesitar muchas reformas. Lo reconoce el propio gobierno. E imagino que no estamos aprobando la reforma fiscal para jugar.
–Además, el Presidente mantuvo el impuesto PAIS. ¿Cómo evalúa la política económica?
–Eso no es sostenible a largo plazo. El país necesita funcionar con un presupuesto y marchar a la eliminación del control de cambios.
–¿Por qué Milei no debería demorar el fin del cepo?
–Hay que establecer reglas muy precisas. El primer paso tendría que ser sacar a la Comisión Nacional de Valores de los controles y, luego, el Banco Central tendría que ir, gradualmente, acercándose al sistema que prevalece en el resto de los países que nos rodean. Es inaceptable la idea de que la Argentina no puede vivir sin control de cambios.
–¿Y Milei tiene una hoja de ruta?
–Yo no la conozco. Debería ser muy importante, en primer lugar, el debate. En la Argentina existen dos ideas que creo que están equivocadas: que somos el único país que no puede vivir sin control de cambios y que podemos multiplicar los impuestos por veintisiete y no pasa nada. De 0,25 en el impuesto de bienes personales pasamos a casi 6.
–¿Es comprensible que Milei, que llegó al poder como exponente del liberalismo, no haya bajado aún los impuestos?
–Él se define como libertario y anarcocapitalista; y eso está proponiendo. Lo que hacen las fuerzas liberales en el mundo es otro camino. Es verdad que la situación que el Gobierno recibió era catastrófica.
–¿El tipo de cambio está atrasado? ¿Puede afectar la cosecha?
–Mi argumento es el siguiente: la Argentina necesita un superávit en cuenta corriente significativo para reponer sus reservas internacionales, cancelar la sobredeuda con proveedores que se recibió y, además, como un insumo vital del proceso de reducción del riesgo de invertir. Cuánto de tipo de cambio se necesita depende de qué superávit de cuenta corriente estamos procurando alcanzar. Usted puede decir: “No me preocupa el superávit mientras no surja de operaciones fiscales”. Yo sería más prudente y cuidadoso. Necesitamos salir de esto en base a exportación e inversión y consolidar su posición externa.
–¿Hubo más “motosierra” o “licuadora” en el ajuste de Milei?
–Las reformas que hay que hacer no han sido hechas, así que tiene que haber habido otros factores.
–¿Hubo más “licuadora” de jubilaciones y salarios que una reducción de los gastos?
–Hubo más impuestos, ¿no? El impuesto PAIS ha sido elevado de una manera extraordinaria. Los propios impuestos externos han generado muchísima recaudación. Ignorar eso no es realista. Y, sin duda, ha habido gastos que no se han pagado. Pero no hay presupuesto.
–¿Será difícil que el país salga de la recesión en el corto plazo?
–Más que todo, yo creo que los factores expansivos, las exportaciones, las inversiones y el crédito privado están sin mucho margen. Claramente, no hay espacio por el lado del crédito doméstico y del fisco. No veo una desesperación por invertir, ni exportar ni generar empleo.
–Milei dijo que “la era del Estado presente se terminó”. ¿Es liberal o anarcocapitalista?
–No sé qué quiere decir “un Estado presente”. Un Estado quebrado, insolvente, sin reservas es un Estado inerme, inútil y bobo. Yo creo que la Argentina necesita un Estado capaz de asegurar el monopolio de las fuerzas, la Justicia, la defensa, la seguridad y, seguramente, promover el capital humano. Eso no lo hacemos con un Estado quebrado, elefantiásico o en imposibilidad de pagos o que vive sometido a un control de cambios absurdo, como no hay ningún otro país del mundo. Bueno, Corea del Norte, pero no viene al caso.
–Luis Lacalle Pou dijo que “se necesita un Estado fuerte para gozar de libertad”.
–La idea de que el Estado es un instrumento insustituible de una sociedad organizada, libre y pluralista es imprescindible. Sin ese monopolio de la fuerza, la violencia del más fuerte sobre el más débil sería inevitable. No existe tal cosa como la ausencia del Estado, esa idea anárquica de que el Estado desaparece o la utopía de [Karl] Marx, que decía “de cada cual según su capacidad, a cada cual según su necesidad”. Eso no forma parte de mi agenda.
–¿El plan de Milei está basado en las ideas de la libertad?
–No digo lo que quiere el Presidente. No hay ninguna sociedad que carezca de Estado.
–¿Fue invitado a la cena de la Fundación Libertad o Milei lo vetó ?
–Yo no fui. Si eso simplificaba que ellos pudieran hacer la reunión a pleno, no pretendo ser un obstáculo para que se realicen actividades sociales en la Argentina.
–¿Pero fue invitado o no?
–Haga usted la reflexión del caso.
–¿Milei tiene actitudes antidemocráticas?
–El agravio no es parte del programa de la Constitución. Mi bandera es de concordia y paz interior, no de antagonismo y odios.
–¿Y le inquieta que Milei no exhiba apego a la institucionalidad?
–Las groserías no son propias del ejercicio de la primera magistratura, mucho más si constituyen agravios y descalificaciones a periodistas y diputados. Eso no forma parte de la experiencia de ningún país sensato de la tierra.
–Bullrich, su exsocia, respaldó a Ariel Lijo. ¿Lo decepciona?
–Me opongo en todos los términos. No es la persona que debería ser nominada.
–¿Cuánto tiempo más habrá esta tolerancia social al ajuste?
–La situación heredada era terrible. Sería un error pensar que de ese problema inmensamente grave en que estábamos se iba a salir sin dificultades. Eso no existe. El proceso iba a ser muy difícil en cualquier caso. Quizá me hubiera gustado hacerlo con un programa más transparente, claro y elaborado. Eso hubiera deseado.
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Advertencia del Senado por el adoctrinamiento en la provincia
Denunciaron sesgos y omisiones en un plan educativo que lanzó Kicillof.
Mariano de Vedia
El Senado nacional advirtió que el programa Jóvenes y Memoria, aplicado por el gobernador Axel Kicillof en escuelas bonaerenses, puede constituir una herramienta de “adoctrinamiento”, por brindar “información incompleta, sesgada o negada, como en regímenes autoritarios”. Las críticas fueron formuladas por el Observatorio de Derechos Humanos de la Cámara alta, creado en 2013 y dirigido por Claudia Rucci. El organismo transmitió recomendaciones al gobernador y su preocupación por “la clara ausencia del período 1973-1976 y el accionar de las organizaciones armadas que atacaron la democracia”.
La hija del líder metalúrgico José Ignacio Rucci, asesinado en septiembre de 1973, dos días después del triunfo electoral de Juan Domingo Perón, fue designada al frente del organismo por la vicepresidenta Victoria Villarruel.
El Observatorio cuestiona la implementación de la 23ª edición del Programa Jóvenes y Memoria, dirigido al millón y medio de estudiantes secundarios de la provincia, por considerar que la información brindada no es “completa, verdadera y verificable, con lo cual se afecta la capacidad de discernimiento y el pensamiento crítico de los alumnos”
Critica con énfasis “el ejercicio de la memoria de los jóvenes estudiantes respecto de una etapa dolorosa de nuestro pasado reciente, excluyendo una parte en la que hubo muchos argentinos que vieron violados derechos fundamentales de su vida, su libertad y su seguridad”.
“Especialmente cuando los victimarios fueron, en su gran mayoría, jóvenes a los que se había convencido de que –aun en plena democracia– era válido robar, asesinar, secuestrar o poner bombas si el motivo que lo impulsaba era una “causa justa”, añade el documento, en sintonía con preocupaciones expresadas por la vicepresidenta Villarruel en distintos debates sobre la violencia de los años 70.
El plan bonaerense
El Programa Jóvenes y Memoria, cuya directora es la funcionaria María Elena Saravi, es coordinado desde 2002 por la Comisión Provincial por la Memoria, que propone a los equipos de trabajo de escuelas y organizaciones sociales, políticas y culturales de la provincia elaborar un proyecto de investigación sobre “las memorias del pasado reciente o la vulneración de los derechos humanos en democracia”.
El Observatorio considera que el contenido de esta propuesta incumple la Convención sobre los Derechos de Niños, Niñas y Adolescentes adoptado por Naciones Unidas, y recalca que “la información brindada a los adolescentes en el nivel secundario debería ser completa, verdadera, verificable, simple y relevante”.
“De otro modo –insiste–, se correría el riesgo de que dicha información se encuentre más emparentada con el adoctrinamiento, con la idea de inculcar de forma acrítica determinadas ideas o creencias por intermedio de información incompleta, sesgada y/o negada, como ocurre en regímenes autoritarios en los que se pretende anular o reducir el pensamiento crítico”.
También denuncia que en la convocatoria a los estudiantes se afirma que “los años 90 fueron los tiempos en que se aprendió dolorosamente que también es posible votar gobiernos que atenten contra los intereses de las grandes mayorías”.
El programa oficial caracteriza la gestión presidencial de Carlos Menem como “el momento del neoliberalismo, cuando se privatizó el Estado, el mercado se impuso como el ordenador del mundo y la única forma de salvarse parecía ser solo y contra los demás”.
El Observatorio recomienda excluir del concepto “pasado reciente” el período 1973-1976: los gobiernos de Héctor Cámpora, Raúl Lastiri, Juan Domingo Perón e Isabel Martínez de Perón. Entiende que ello “permitiría incluir información de suma utilidad para los educandos”
El Observatorio recomienda excluir del concepto “pasado reciente” el período 1973-1976: los gobiernos de Héctor Cámpora, Raúl Lastiri, Juan Domingo Perón e Isabel Martínez de Perón. Entiende que ello “permitiría incluir información de suma utilidad para los educandos
El Senado nacional advirtió que el programa Jóvenes y Memoria, aplicado por el gobernador Axel Kicillof en escuelas bonaerenses, puede constituir una herramienta de “adoctrinamiento”, por brindar “información incompleta, sesgada o negada, como en regímenes autoritarios”. Las críticas fueron formuladas por el Observatorio de Derechos Humanos de la Cámara alta, creado en 2013 y dirigido por Claudia Rucci. El organismo transmitió recomendaciones al gobernador y su preocupación por “la clara ausencia del período 1973-1976 y el accionar de las organizaciones armadas que atacaron la democracia”.
La hija del líder metalúrgico José Ignacio Rucci, asesinado en septiembre de 1973, dos días después del triunfo electoral de Juan Domingo Perón, fue designada al frente del organismo por la vicepresidenta Victoria Villarruel.
El Observatorio cuestiona la implementación de la 23ª edición del Programa Jóvenes y Memoria, dirigido al millón y medio de estudiantes secundarios de la provincia, por considerar que la información brindada no es “completa, verdadera y verificable, con lo cual se afecta la capacidad de discernimiento y el pensamiento crítico de los alumnos”
Critica con énfasis “el ejercicio de la memoria de los jóvenes estudiantes respecto de una etapa dolorosa de nuestro pasado reciente, excluyendo una parte en la que hubo muchos argentinos que vieron violados derechos fundamentales de su vida, su libertad y su seguridad”.
“Especialmente cuando los victimarios fueron, en su gran mayoría, jóvenes a los que se había convencido de que –aun en plena democracia– era válido robar, asesinar, secuestrar o poner bombas si el motivo que lo impulsaba era una “causa justa”, añade el documento, en sintonía con preocupaciones expresadas por la vicepresidenta Villarruel en distintos debates sobre la violencia de los años 70.
El plan bonaerense
El Programa Jóvenes y Memoria, cuya directora es la funcionaria María Elena Saravi, es coordinado desde 2002 por la Comisión Provincial por la Memoria, que propone a los equipos de trabajo de escuelas y organizaciones sociales, políticas y culturales de la provincia elaborar un proyecto de investigación sobre “las memorias del pasado reciente o la vulneración de los derechos humanos en democracia”.
El Observatorio considera que el contenido de esta propuesta incumple la Convención sobre los Derechos de Niños, Niñas y Adolescentes adoptado por Naciones Unidas, y recalca que “la información brindada a los adolescentes en el nivel secundario debería ser completa, verdadera, verificable, simple y relevante”.
“De otro modo –insiste–, se correría el riesgo de que dicha información se encuentre más emparentada con el adoctrinamiento, con la idea de inculcar de forma acrítica determinadas ideas o creencias por intermedio de información incompleta, sesgada y/o negada, como ocurre en regímenes autoritarios en los que se pretende anular o reducir el pensamiento crítico”.
También denuncia que en la convocatoria a los estudiantes se afirma que “los años 90 fueron los tiempos en que se aprendió dolorosamente que también es posible votar gobiernos que atenten contra los intereses de las grandes mayorías”.
El programa oficial caracteriza la gestión presidencial de Carlos Menem como “el momento del neoliberalismo, cuando se privatizó el Estado, el mercado se impuso como el ordenador del mundo y la única forma de salvarse parecía ser solo y contra los demás”.
El Observatorio recomienda excluir del concepto “pasado reciente” el período 1973-1976: los gobiernos de Héctor Cámpora, Raúl Lastiri, Juan Domingo Perón e Isabel Martínez de Perón. Entiende que ello “permitiría incluir información de suma utilidad para los educandos”
El Observatorio recomienda excluir del concepto “pasado reciente” el período 1973-1976: los gobiernos de Héctor Cámpora, Raúl Lastiri, Juan Domingo Perón e Isabel Martínez de Perón. Entiende que ello “permitiría incluir información de suma utilidad para los educandos
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