domingo, 28 de abril de 2024

VIDA DIGITAL







Te prometo que en 30 años lo vas a tener
El AI Pin es caro y no sirve de mucho; un sitio lo calificó de "desastre", y ya tiene un competidor más eficiente, realista y accesible, el Rabbit R1. En tecnología, ver las ventanas de oportunidad es tan importante como los hallazgos técnicos
En general, comparamos el tiempo que tardaron diferentes tecnologías en ser adoptadas por el público; pero tiene más sentido mirar cuánto tiempo pasa entre que la industria asegura que la aparición de un avance es inminente y el momento en que ese avance se populariza
Ariel Torres

La primera vez que un alto ejecutivo de una multinacional de tecnología me prometió que pronto podría simplemente enchufar mi grabador a una computadora y la máquina transcribiría el reportaje fue en 1993. Según el ejecutivo, cuyo nombre he olvidado (la nota salió en tapa del Suplemento Ciencia del diario), “el año que viene esa tecnología ya estaría disponible”.
En el momento, tomé esa promesa como posible, aunque improbable. Cuatro años más tarde nació Dragon Naturally Speaking, un producto de una startup de la ciudad de Newton, Massachusetts, Estados Unidos, que terminó absorbida por Microsoft. Con Dragon podías hacer algo notable: dictarle de corrido, sin hacer pausas entre las palabras. Eso sí, necesitaba unas dos horas de entrenamiento con tu propia voz. Si le hablaba otra persona, no entendía nada. Así que lo de transcribir una entrevista tampoco se cumplió.
Resumo: ni al año siguiente ni en 1999 ni tampoco en 2000 tuvimos una tecnología capaz de hacer por nosotros lo peor que tiene este oficio, después de los aprietes de los poderosos: transcribir una entrevista. Así que, aunque habría sido maravilloso, transcurrieron unos 30 años antes de que aparecieran los servicios online capaces de tal tarea; no aptos para primicias, se entiende, pero la tecnología empezaba a asomar. Ahora, puedo hacerlo con mi celular, que por supuesto uso también para grabar los reportajes. En total y redondeando, pasaron tres décadas entre la promesa eufórica y la realización. Y hay más.
Leonard Kleinrock junto a un IMP, el procesador de mensajes que servía de router primigenio para conectar dos computadoras en la década del '70; treinta años después, su sucesora, Internet, se volvía masiva
Los dos primeros nodos de Arpanet se conectaron el 29 de octubre de 1969 a las 22,30 (la UCLA y el SRI). Si le sumamos 30 años vamos a parar a fin del siglo pasado, justo cuando Internet, heredera de aquella red pionera nacida en la Universidad de California en Los Angeles, empezó a volverse masiva, vino la burbuja puntocom, que luego estalló, dejó un tendal y acá estamos. Como si Internet siempre hubiera existido. Lo más interesante es que en este caso no hubo ninguna promesa; Vinton Cerf, uno de los creadores de Internet, me dijo en 2007 que la Red era “un experimento que se les había ido de las manos”.
La Apple II salió al mercado en 1977. La IBM/PC, cuatro años después. Si le sumamos 30 a 1980 (para redondear) nos da el año en que, finalmente, las computadoras se volvieron completamente personales y empezamos a llevarlas con nosotros a todas partes. Tres años antes, en 2007, había nacido el iPhone y los celulares convencionales pronto iban a convertirse en una reliquia. Hoy son como los vinilos, objetos de culto. Pero Nokia, BlackBerry y Motorola sucumbieron a la regla de los 30 años y para la diaria ya no usamos un teléfono celular, sino computadoras de bolsillo que muy de vez en cuando usamos para hablar. Y, en general, hablamos por medio de WhatsApp, una plataforma basada en Internet.
Un salto de fe
La velocidad de adopción de las nuevas tecnologías es asunto trillado. Mi planteo es sustancialmente diferente, porque no tiene que ver con lo que realmente pasó, sino con lo que la industria promete que va a pasar (o, en otros casos, con el momento histórico en que aparece una tecnología). Los coches autónomos podrían ser un ejemplo de manual. Waymo, una compañía de Google y posiblemente el experimento más sólido en este rubro, cuyos orígenes se remontan también a DARPA, se inició en 2009. El coche completamente autónomo todavía no existe, pese a que Waymo opera en Phoenix y San Francisco. No me asombraría que tengamos tal tecnología para 2040. Pero con el auto convencional el número también se cumple. Grosso modo, entre 1879, cuando Benz patenta un motor de combustión interna viable, y Ford estrena la producción masiva de alta velocidad de coches (un auto cada 15 minutos), en 1913, pasaron alrededor de tres décadas.
La velocidad a la que se adoptan los nuevos desarrollos varía por un número muy grande de factores y por lo tanto esa comparación es caprichosa. Poner en el mismo gráfico la electricidad, el teléfono, la tele y la web es el colmo de comparar peras con manzanas.
Henry Ford con el modelo T, el primer automóvil fabricado en serie de costo accesible; habían pasado, de nuevo, unas tres décadas desde que Benz patentara el motor de combustión interna
Viceversa, la industria parece exhibir algo que llamaré Constante de Anticipación. Es decir, tienden a comunicar productos, bautizarlos, instalar conceptos y paradigmas mucho antes de que estos se realicen, si es que se realizan. ¿Cuánto antes? En general, con estas tecnologías, 30 años.
La inteligencia artificial generativa (IAGen) tiene ahora toda nuestra atención. Creo que sería injusto poner su año de inicio en 2022, cuando OpenAI lanzó ChatGPT. Me parece más objetivo irse al período que va de 2014 (auto codificadores y redes adversativas) a 2017 (transformadores). Así que suma entre 7 y 10 años de currículum. Por eso ya hay tantas aplicaciones tan útiles, especialmente en las ciencias y la industria. Pero tal vez haya que aguardar un poco antes de que las redes neuronales se vuelvan tan inteligentes como para ocuparse de algunos de nuestros problemas cotidianos, que requieren más generalización y sentido común que fuerza bruta y estadística.
Un dato que me parece relevante. La academia está bastante alarmada respecto de que los estudiantes empiecen a usar ChatGPT para rendir sus exámenes. Ya dije en otro lugar que, si el alumno puede hacer eso, entonces lo que está mal es el examen. Pero hace cosa de un mes se me ocurrió hacer una encuesta entre mis alumnos (tienen entre 20 y 24 años y son de varias carreras y de toda la región). ¿Están sentados? Ninguno conocía ChatGPT. Así que estamos preocupados de que usen algo que, debido a la debacle educativa, ni siquiera saben que existe. Por supuesto hay muchos alumnos que saben qué es ChatGPT, pero me sorprendió que todos estos jóvenes ni siquiera hubieran oído hablar del tema. Pero tiene sentido. Las nuevas tecnologías no son nuevas para ellos, así que esas noticias ni siquiera tienen el atractivo de la novedad.
Rabbit R1 es una computadora de mano que quiere unificar todas las interfaces de usuario en una sola, dejando que la IA aprenda a usar tus apps
Del mismo modo, y para volver al principio del artículo, en 1993 casi nadie estaba enterado de que existía la intención de que las máquinas desgrabaran clases y entrevistas. Había más personas cautivadas por la idea de la traducción en tiempo real, que empieza a aparecer ahora, pero a la que sabemos que no podemos encomendarle una negociación de paz entre dos naciones rivales. Así que a lo mejor, es un buen momento para calmarse un poco y ser realistas en cuanto al tiempo que tardan las tecnologías no ya en adoptarse, sino en cumplir sus promesas. Y sobre esa base adaptar desde nuestros ecosistemas laborales hasta nuestras aulas.

http://indecquetrabajaiii.blogspot.com.ar/INDECQUETRABAJA

No hay comentarios.:

Publicar un comentario

Nota: sólo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.