jueves, 3 de octubre de 2024

LA MASONERÍA



La masonería tal vez sea la sociedad secreta iniciática más importante del
mundo en la actualidad. Una sociedad secreta iniciática es un grupo en el
cual: a) sus actividades regulares están reservadas estrictamente a sus
miembros; b) sus reuniones comportan un ritualismo tradicional
(disposición y decoración de la sala donde se reúnen los asistentes,
ornamentos y objetos que estos llevan puestos, actitudes que asumen) y
c) para ingresar en tales sociedades es necesario pasar antes por un
conjunto de pruebas (simbólicas) y cumplir con una ceremonia que
constituye la iniciación ritual. Este tipo de ceremonia se repite igualmente
para la admisión del sujeto en otro grado de la orden.
Los antecedentes más antiguos que se conocen de este tipo de sociedades
los encontramos, en las culturas "primitivas" o tradicionales - en cuanto a
la menor complejidad de sus formas de organización - en las "sociedades
masculinas" o Männerbünde que derivan de los misterios de iniciación
tribal: a una determinada edad, que señala por otra parte el inicio de la
adultez, los jóvenes de la tribu son llevados por los mayores a un lugar
inhóspito (la selva, el bosque: lo desconocido y profano) donde luego de
ser sometidos a una serie de pruebas que requieren de esfuerzo y
sacrificio, llegando incluso a la laceración, son encerrados en una cueva,
una choza o directamente enterrados - lo que señala su muerte ritual -
y luego son revividos por el chamán que por medio de fórmulas le
comunica una serie de conocimientos trascendentes como el verdadero
nombre de las plantas, de los animales o el suyo propio. Los rituales de
iniciación son rituales de paso, es decir que conducen de un estado a otro.
Para ello hay que "morir" al estado original para "renacer" en el nuevo. De
allí la importancia del simbolismo de la fosa o la caverna que representan
el útero de la Tierra. Varios de estos elementos simbólicos se pueden
reconocer, aunque estilizados, en los rituales de la masonería. Los
masones definen su organización como una institución filosófica y
filantrópica, de ideales progresistas que reúne a individuos de diferentes
credos e ideas políticas.
En la masonería actual prefieren llamarse "sociedades discretas" antes que
"sociedades secretas". La diferencia está en que, en el primer caso;
cualquier miembro puede hacerse conocer como masón pero tiene
prohibido identificar como masones a otros.
Sus orígenes
Los orígenes de la masonería los encontramos en las cofradías de
constructores de la Edad Media (maçon). De allí que la mayor parte
de la simbología masónica esté vinculada al oficio de edificar: reglas,
compases, escuadras, plomadas, mandiles. Se suele distinguir dos
períodos en la historia de los masones: el de la masonería operativa, en el
que sólo era una agrupación de profesionales que nucleaba a la elite de los
constructores con el objetivo de defender sus derechos y libertades y
conservar celosamente los secretos del oficio y el de la masonería
especulativa o moderna que no recluta sus adeptos ya entre los
constructores, sino que está abierta a todos los oficios y tiene por objetivo
el perfeccionamiento moral de sus integrantes por medio de la enseñanza
de una serie eclécticas de doctrinas tomadas de diferentes tradiciones :
cábala judía, cultos mistéricos egipcios, misterios de Eleusis, diferentes
vertientes del agnosticismo cristiano; constituyendo el todo un saber de
carácter esotérico al cual se va accediendo paulatinamente a medida que
se avanza en los grados de la orden. El pasaje a la masonería especulativa
sólo significó la oficialización de algo que se hacía desde los tiempos de la
masonería operativa: honrar, confiriéndole la iniciación, a hombres que no
pertenecían a los oficios de la construcción. Esta evolución se realiza en
todos los países, pero son, sin duda, los anglosajones (Escocia primero y
luego Inglaterra) los que más rápidamente lo hicieron.

La leyenda
Los orígenes míticos de la masonería se narran en varios manuscritos, el
más antiguo de ellos supuestamente de 1390 se llama Manuscrito Regius.
Los posteriores, como el Manuscrito Cooke, probablemente de 1410, o
el Iñigo Jones (1607), repiten la leyenda con ligeras variantes.
Todos ellos reconocen que existen siete ciencias liberales, de las cuales
nacen todas las demás: la gramática, la retórica, la dialéctica, la aritmética,
la geometría, la música y la astronomía. Esto no es otra cosa que el trivium
y el quadrivium de la educación escolástica. La geometría es para los
masones la más importante de ellas a tal punto que en varios textos se
asimilan los nombres de geometría y masonería.
La leyenda dice que un descendiente directo de Adán anterior al diluvio
llamado Lameth tuvo dos esposas: Ada y Zillah.
Con Ada tuvo dos hijos: Jabal y Jubal. El primero inventó la geometría y
con ella dividió campos y ganados, cuya propiedad hasta ese momento
era confusa. Jubal, en tanto, inventó el canto y la música. Con Zillah tuvo
un hijo, Tubalcaín que fue el fundador del arte de la metalurgia y una hija,
Naamah, que fue la iniciadora del arte del tejido. Sabedores de la voluntad
de Dios de lavar los pecados del mundo, pero sin saber que método
utilizaría, si el fuego o el agua, decidieron grabar todos sus conocimientos
en dos columnas, una de mármol, piedra que no se podía quemar, y la otra
de una piedra llamada laternes o laterus, que no se podía hundir. Muchos
años después del diluvio, esas columnas fueron encontradas, una por
Pitágoras y la otra por Hermes Trimegisto, que enseñaron las artes allí
grabadas.
Cuando Abraham marchó a Egipto con su esposa Sara, conocedor de
estas ciencias, se las enseñó a alguien llamado Euclides, que convenció a
los nobles egipcios de que le entregasen un hijo de cada familia para su
educación (de este modo, la masonería se asigna un origen aristocrático)
a los que les enseñó el arte de la geometría, el trabajo de la piedra y la
construcción de templos.
Estableció así la orden de la masonería. Les dio un código de ética que
incluía la sumisión a la voluntad del rey y de la orden y promovió la
fraternidad entre sus integrantes, que se llamaron entre sí compañeros y a
Euclides y sus sucesores, maestros.
A partir de entonces los masones se convirtieron en errantes que
dispersaron sus conocimientos por todo el mundo. Cuando Salomón
construyó el Templo de Jerusalem, el rey de Tiro le envió a un masón
llamado Hiram que dirigía la obra.
Los trabajadores del Templo se dividían entonces en aprendices,
compañeros y maestros (los tres grados comunes a toda logia) y cada uno
de estos grupos tenía una palabra secreta que utilizaban sus integrantes
para reconocerse y a su vez permitía acceder a los conocimientos propios
de cada grupo. Hiram fue asesinado por tres compañeros celosos de su
genio que intentaron arrebatarle la palabra del maestro. Este episodio es
recreado en varias ceremonias masónicas como parte de diferentes rituales.
La organización
En 1960 la masonería contaba con unos cinco millones de miembros, de
los cuales cuatro estaban en los Estados Unidos. A esta universalidad de
miembros se los llama "la Orden" que se divide en varias "Obediencias".
Según la definición de Marius Lepage se llama Obediencia a "...un grupo de
hermanos que han adoptado la misma forma de trabajo y de acción"
Se llama Rito a la organización metódica, según uno o varios principios
rectores, de un número de grados masónicos. Hay dos tipos de grados:
los simbólicos - aprendiz, compañero y maestro - comunes a todos los
ritos y los filosóficos que son los grados superiores y que varían de un rito
a otro desde 33 hasta 99. Sus nombres son representativos de las tradiciones
en que abrevan y no a todos se accede a través de la ceremonia de iniciación
sino, en muchos casos, "por comunicación". En el Rito Escocés Antiguo y
Aceptado los que son objeto de iniciación son el grado cuarto, Maestro
Secreto; el duodécimo, Gran Maestro Arquitecto; el decimotercero,
Caballero del Arca Real; el decimocuarto, Gran Elegido de la Bóveda
Sagrada; el decimoctavo, Caballero Rosacruz; el trigésimo, Caballero
Kadosh; el trigésimo primero, Gran Inspector Inquisidor Comendador;
el trigésimo segundo, Sublime Príncipe del Real Secreto; y el trigésimo
tercero, Soberano Gran Inspector General. Algunos de los ritos más
conocidos son:

- el Rito Escocés Antiguo y Aceptado
- el Rito de York o Masonería del Real Arco
- el Rito de Herodom
- el Rito Francés
- el Rito Escocés Antiguo Reformado
- el Rito Escocés Filosófico
- el Rito Sueco de Swedenberg
-el Rito de Mizrain

El núcleo de acción primaria de la masonería son las logias agrupadas,
habitualmente con criterio regional o nacional, en Orientes, Grandes Logias
u Obediencias que a su vez adscriben a algunos de los ritos antes
mencionados. Sus tenidas o reuniones son al menos mensuales y secretas.
Su organización interna se basa en un Consejo Directivo cuyos cinco
miembros jerárquicamente más importantes - el Venerable, el Primero y
Segundo Vigilantes, el Orador y el Secretario- son llamados "las cinco
luces o lumbreras" de la logia. Si bien los cargos son electivos y de
duración determinada, la organización es estrictamente jerárquica y elitista.
La prohibición de iniciar mujeres en la masonería se encuentra expresamente
estipulada en las Constituciones de Anderson, el documento fundacional de
la masonería moderna. Pero desde el punto de vista práctico, esta postura
evolucionó de dos maneras: hacia la masonería de adopción y hacia la
masonería mixta. La primera, que nació en Francia en el siglo XVIII,
consistía en añadir un taller femenino (con un ritual especial) a ciertas
logias masculinas. A partir de la separación de estos talleres se desarrollaron
las obediencias femeninas. La masonería mixta, en tanto, admite tanto a
varones como a mujeres con los mismos ritos.
La masonería en la Historia Argentina
Desentrañar la relación de la masonería con el proceso emancipador
argentino y latinoamericano plantea una serie de problemas. Uno de ellos
es que la historiografía sobre el tema está teñida de prejuicios valorativos
acerca del rol que le cupo, de acuerdo a la posición ideológica desde la
cual se lo analice.
Por un lado, la historiografía reaccionaria prohispana ve en el "complot
masónico" la principal causa de la independencia de los territorios
americanos. Para ellos, los masones del Nuevo Mundo, que contaban con
el apoyo de las logias de Inglaterra, Francia y Estados Unidos, respondían
a los intereses de estos estados que se beneficiarían del comercio con las
colonias independizadas en perjuicio de la corona española.
También dentro de la historiografía conservadora hay otros sectores más
moderados que opinan que si bien el proceso emancipador respondía a
causas de fondo propias del sistema colonial, las colonias no estaban aún
maduras para la independencia y la masonería apuró los tiempos de un
proceso que debía darse más lentamente.
Finalmente, la historiografía liberal progresista sostiene que el origen del
movimiento emancipador está en las contradicciones estructurales del
régimen colonial y que la acción de la masonería sólo se circunscribe a la
difusión de las ideas liberales.
El segundo problema que se plantea es que todas las corrientes antes
descriptas parten de un supuesto y es el de que la masonería tuvo una
posición única y monolítica frente al proceso político emancipador. Es de
destacar, en este punto, las disputas que se producen, en ese entonces,
entre las logias "yorkinas" o irregulares, bajo el influjo político de Estados
Unidos y, en menor medida, de Francia y las "escocistas" o regulares bajo
el de Inglaterra. Las primeras, con un perfil más radicalizado y popular,
proponían la constitución de repúblicas mientras que las otras mostraban
un aspecto más moderado, cierto elitismo y se inclinaban hacia una forma
de gobierno monárquica constitucional.
Los siglos XVIII y XIX vieron la multiplicación de las sociedades secretas,
de las cuales la masonería fue la más importante, pero no la única.
Comuneros, anilleros y pasteleros, entre otros, compartían con la masonería
algunos ideales y prácticas, pero no pertenecían a ella.
Contrariamente a lo que sucedió en otros lugares del mundo, la difusión de
la masonería en España y sus colonias tuvo dos obstáculos: la condena de
todas las sociedades secretas por parte de la Iglesia Católica, a partir de
1738 con el papa Clemente XII, y la prohibición de su funcionamiento
por parte del gobierno real.
Pero con las invasiones napoleónicas, las logias comenzaron a multiplicarse.
-Napoleón las usaba como medio de difusión de las ideas bonapartistas-
y la de Cádiz fue particularmente activa.
En tanto, los americanos que se encontraban en la península, tenían sus
propias reuniones secretas con el objetivo común de lograr la independencia
de las colonias a las cuales pertenecían. Precisamente en Cádiz funcionaba
en 1811 la Logia de Caballeros Racionales Nº 3 presidida por Carlos de
Alvear. Éste en 1812, y ya en Buenos Aires junto a San Martín, Zapiola,
Chilavert y otros funda la Logia de Caballeros Racionales Nº 8. Como
señala Patricia Pasquali (1), no es de extrañar que estas sociedades secretas
no estuvieran registradas como pertenecientes a la United Grand Lodge
of England pues no pertenecían a la masonería regular. Dadas las
circunstancias imperantes, y ante la falta de templos apropiados, los masones
de alta graduación estaban facultados para hacer masones "por comunicación".
Por otro lado, muchas logias fueron operativas, es decir que tenían un objetivo
determinado, la independencia de la colonia; una vez cumplido ese objetivo,
la logia se disolvía. Posiblemente la Logia Lautaro fue una de ellas.
Si bien algunos autores sostienen que hubo una logia de masonería simbólica
en el Virreinato en tiempos de Sobremonte, es a partir de la independencia
que la masonería pasa a ser un actor social de importancia.
Después de la batalla de Caseros, la presencia de masones en la función
pública y de gobierno se hizo casi hegemónica. Desde la presidencia de
Mitre en 1862 hasta la de Yrigoyen en 1916, la Argentina contó con nueve
presidentes masones, de acuerdo al conteo de A. Lappas. La formación
de logias fue alentada por Urquiza que veía en ellas una fórmula de
entendimiento mutuo y fraternización en un país dividido por las guerras civiles.
Si durante la Revolución de Mayo, la masonería se había encargado de
difundir las ideas del iluminismo, su versión de fines del siglo XIX hacía lo
propio con las del positivismo y cientificismo, encontrando, tal como había
sucedido antes, la fuerte oposición de sectores católicos.
De cualquier modo, el perfil sociológico de la masonería finisecular estaba
vinculado a las clases altas. Los obreros comenzaron a ingresar en los años
80 con el proceso inmigratorio, desarrollando las "sociedades de resistencia"
y los primeros sindicatos.
Durante este período, el mensaje político de la masonería, si es que
efectivamente hubo uno, no logró disimular, y mucho menos superar, las
diferencias entre sus miembros pertenecientes a la clase dirigente, que no
vacilaron en resolver sus conflictos de manera violenta. En la batalla de
Pavón se enfrentaron dos masones, Urquiza y Mitre y en la Revolución del
Parque de 1890, quienes se opusieron al gobierno de los masones Juárez
Celman y Pellegrini fueron, entre otros, Lisandro de la Torre e Hipólito
Irigoyen, iniciados, ellos también, en la masonería.
Diferente fue el resultado que obtuvo la masonería en el debate pedagógico
de 1882, donde, especialmente a través de la Logia Docente- una agrupación
de elite de orientación krausista- con un discurso unificado, propuso la
secularización de la educación en firme oposición a los católicos, que
defendían la obligatoriedad de la educación religiosa. La consecuencia fue
la Ley de Educación 1420 que implantó la enseñanza obligatoria, común,
gratuita y laica. Como dice Ema Cibotti: "En un frente que no presentó
fisuras, los masones, tan divididos por la lucha de facciones que los
sobrepasaba, lograron en cambio transformar en leyes, las concepciones
laicas. Convertido en una suerte de tradición cultural e institucional, el
laicismo fue una de las grandes herencias democratizadoras que recibimos
del siglo XIX"(2)
Pero ya la masonería era víctima de sus propias contradicciones.
Su composición social ya no era tan homogénea y con la llegada de
los inmigrantes, a las tradicionales logias burguesas se contraponen las
nuevas logias de obreros italianos y españoles.
Disconformes con el estilo personalista y el quietismo conservador del
entonces Gran Maestre de la Gran Logia Argentina, Fabián Onsari, un
grupo de logias de orientación progresista, laicista y antifascista se separan
y constituyen, en 1935, el Gran Oriente Federal Argentino (G.O.F.A.).
Intelectualmente adhieren a un positivismo racionalista con algo de utopismo
social. Rechazaba el liberalismo económico y proclamaba la idea de justicia
social. En 1956 fallece F.Onsari lo que permitió el acercamiento del G.O.F.A.
a la Gran Logia. De su unión nace La Gran Logia de Libres y Aceptados
Masones. Pero su influencia ya no era la misma.
Como señala Gregorio Caro Figueroa, a la masonería actual "... Los
contrastes la marcan: surgida como un islote tolerante en sociedades
estamentales que no lo eran; nacida para anunciar las Luces y el progreso
y para promover el libre examen... pregonera del igualitarismo y la inclusión,
se fija a una férrea estructura definida por lo jerárquico y a un principio de
exclusión que la fe en la meritocracia no anula...La Masonería: una institución esencialmente Filosófica, Filantrópica y Progresista

Es Filosófica
Porque orienta al hombre hacia la investigación racional de la leyes de la Naturaleza; invita al esfuerzo del pensamiento que va desde la simbólica representación geométrica hacia la abstracción metafísica; busca la reflexión filosófica , la penetración del sentido espiritual del movimiento de la Historia; contempla en cada tiempo histórico las nuevas inspiraciones doctrinarias y asimila, de cada sistema filosófico, lo que pueda significar el aporte al patrimonio de la Verdad abstracta, más allá del tiempo y del espacio.



Es Filantrópica
Porque practica el altruismo, desea el bienestar de todos los seres humanos y no está inspirada en la búsqueda de lucros personales de ninguna clase. Sus esfuerzos y sus recursos están dedicados al progreso y felicidad de la especie humana, sin distinción de nacionalidad, razas, sexo ni religión, para lo cual tiende a la elevación de los espíritus y a la tranquilidad de las conciencias, algunos apóstoles de la Orden han expresado en frases sintéticas el espíritu ecuménico que anima a la Masonería: “Toda la especie humana es una sola familia dispersa sobre la faz de la tierra; todos los pueblos son hermanos, y deben amarse unos a otros como tales. “Desdichados los impíos que buscan una gloria cruel en la sangre de su hermano!” (Ramsey, 1725).

Es Progresista
Porque enseña y practica la solidaridad humana y la absoluta libertad de conciencia. La Masonería tiene por objeto la búsqueda de la Verdad, desechando el fanatismo y abordando sin prejuicios todas las nuevas aportaciones de la invención humana; estudia la moral universal y cultiva las ciencias y las artes y no pone obstáculo alguno en la investigación de la Verdad.



¿Es la Masonería una Religión?
La Masonería no está afiliada ni puede afiliarse a ninguna religión determinada. Elevándose sobre toda clase de discusiones, ofrece a los amantes de la Verdad el terreno más apropiado para la inteligencia mutua y la unión fraternal. No reconoce en la investigación científica ninguna autoridad superior a la Razón Humana y rechaza, por tanto, las verdades reveladas que aceptan las religiones positivas. Admite en su seno a personas de todos los credos religiosos, sin distinción, siempre que sean tolerantes y respeten todas las opiniones sinceramente profesadas; es decir: exentas de fanatismos, egoísmos y supersticiones.

¿Es Tolerante la Masonería?
La Masonería es eminentemente tolerante y exige de sus miembros la más amplia comprensión. Todos los masones, de cualquier país que sean y cualquiera que sea el rito que profesen, constituyen una sola familia universal, porque la fraternidad Humana es uno de sus principios y la tolerancia el principal de sus deberes. En la Masonería caben todos los hombres libres y honrados y de buenas costumbres sin distinción de razas, religión, ideas políticas y sociales, profesiones, categorías y posición en el mundo profano.


 Aquí Algunas Máximas del Código Moral Masónico
Quiere a todos los hombres como si fueran tus propios hermanos.
Estima a los buenos, ama a los débiles, huye de los malos, pero no odies a nadie.
No adules a tu hermano, porque es una traición; si tu hermano te adula, teme que te corrompa.
Escucha siempre la voz de tu conciencia.
Evita las querellas, prevé los insultos, procura que la razón quede siempre de tu lado.
No seas ligero en airarte, porque la ira reposa en el seno del necio.
El corazón de los sabios está donde se practica la virtud, y el corazón de los necios, donde se festeja la vanidad.
Si tienes un hijo, regocíjate; pero tiembla del depósito que se te confía. Haz que hasta los diez años te admire, hasta los veinte te ame y hasta la muerte te respete. Hasta los diez años sé su maestro, hasta los veinte su padre y hasta la muerte su amigo. Piensa en darle buenos principios antes que bellas maneras; que te deba rectitud esclarecida y no frívola elegancia. Haz un hombre honesto, antes que un hombre hábil.
Lee y aprovecha, ve e imita, reflexiona y trabaja, ocúpate siempre en el bien de tus hermanos y trabajarás para ti mismo.
Sé entre los profanos libre sin licencia, grande sin orgullo, humilde sin bajeza; y entre los hermanos, firme sin ser tenaz, severo sin ser inflexible y sumiso sin ser servil.
Habla moderadamente con los grandes, prudentemente con tus iguales, sinceramente con tus amigos, dulcemente con los pequeños y eternamente con los pobres.
Justo y valeroso defenderás al oprimido, protegerás la inocencia, sin reparar en nada de los servicios que prestares.
Exacto apreciador de los hombres y de las cosas, no atenderás más que al mérito personal,
sean cuales fueren el rango, el estado y la fortuna.
Declaración de Principios
Son sus principios: La Libertad, la Igualdad y la Fraternidad.
Su lema: Ciencia, Justicia y Trabajo.
Se propone la investigación de la verdad, la perfección del Individuo y el progreso de la Humanidad.
Considera que la moral es tanto un arte racional, como un fenómeno evolutivo propio de la vida colectiva, que obedece a leyes naturales. Reconoce al Gran Arquitecto del Universo como símbolo de las supremas aspiraciones e inquietudes de los hombres, que anhelan captar la esencia, el principio y la causa de todas las cosas. Para el esclarecimiento de la verdad, no reconoce otro límite que el de la razón humana basada en la ciencia. Exige de sus adeptos la más amplia tolerancia y por ello respeta las opiniones políticas y las creencias religiosas de todos los hombres. Reconoce que todas las comuniones religiosas y políticas merecen igual respeto y rechaza toda pretensión de otorgar situaciones de privilegio a ninguna de ellas en particular.
La Francmasonería, Institución esencialmente humana, trabaja sin tregua por el logro de sus fines, buscando una más armónica estructuración de la vida sobre bases de amor y de justicia social.
Viene actuando, por ello, desde el fondo de los tiempos, como el tenso resorte que acelera la evolución teniendo en cada etapa de la historia una finalidad determinada de acuerdo con las necesidades y aspiraciones del ambiente.
Flecha de un anhelo proyectado al porvenir, sus esfuerzos del pasado han contribuido a los progresos que goza del presente. Aspira por la evolución y el esfuerzo organizado de la sociedad al perfeccionamiento cada vez mayor de las instituciones sociales, transformándolas en las que satisfagan, dentro de un régimen de libertad, justos anhelos de mejoramiento.
Procura por todos los medios lícitos a su alcance, dignificar al hombre capacitándolo, por un desarrollo superior de la conciencia, para el mejor y más amplio uso de sus derechos y libertades.
Condena la intolerancia, abomina el fanatismo y declara su repudio por los regímenes de fuerza y de violencia como contrarios a la razón y denigrantes para la especie.
Reconoce la fraternidad la condición primordial del género humano; es substantivamente pacifista y considera a la guerra como un crimen horrendo.
Estima que el trabajo es un deber esencial del hombre, y como tal le dignifica y le honra, sin establecer distingos ni categorías, pero juzga que el descanso es un derecho y se esfuerza porque la vejez, la invalidez, la infancia y la maternidad gocen de los beneficios del amparo al que son acreedores.
Libertad, la Igualdad y la Fraternidad
Libertad de la persona humana y de los grupos humanos ya sean instituciones, razas o naciones, y en todos sus aspectos, es decir, libertad de pensamiento y de movimientos.
Igualdad de derechos y obligaciones de los individuos y grupos humanos sin distinción de religión, raza o nacionalidad.
Fraternidad de todos los hombres, y de todos los pueblos y naciones; porque todos los seres humanos nacen libres e iguales en derechos y en dignidad. Un alto espíritu de fraternidad inspira los actos de la Masonería.


Su lema: Ciencia, Justicia y Trabajo.
La Ciencia logra el esclarecimiento del espíritu y la jerarquización de los valores intelectuales, así como la discriminación del saber humano, armonizando la aspiración a la Verdad con el reconocimiento de las posibilidades del hombre. Es fuente de modestia, cualidad que se opone al orgullo y al dogmatismo intelectivo que muchas veces separan a los hombres.
La Justicia es necesaria para equilibrar las relaciones humanas y para educarnos en la adaptación a las evoluciones sociales.
Fraternidad de todos los hombres, y de todos los pueblos y naciones; porque todos los seres humanos nacen libres e iguales en derechos y en dignidad. Un alto espíritu de fraternidad inspira los actos de la Masonería.



La Moral Masónica
La moral de la Masonería no está directamente ligada a ningún sistema filosófico, ni a ningún credo religioso. La constituye el fondo común de preceptos universales que enseñan al hombre a ser mejor y a amar a sus semejantes. En todas las religiones y en todas las filosofías se encuentran escencias de una sabiduría elaborada por los más grandes apóstoles y profetas de la Humanidad, inspirados en los más sublimes sentimientos del corazón humano y empleados en las duras experiencias de la vida y de la historia. La Masonería busca la solidaridad de los valores intelectuales, éticos y estéticos para lograr la consistencia armónica de la conducta.


La Virtud Masónica
Masonería entiende por virtud la capacidad de hacer el bien en su más amplio sentido y el cumplimiento de nuestros deberes para con la sociedad y la familia sin egoísmo ni vanidad. La Masonería enseña a practicar la virtud como calidad suprema de la moral y como lealtad de la conducta para el ideal, que debe conducir hasta el sacrificio cuando sea necesario para el cumplimiento del deber. Considera la virtud como una realización siempre perfectible, porque sabe que el hombre no es inaccesible a las tentaciones y debilidades; pero el permanente esfuerzo del espíritu se convierte en eficaz baluarte de la virtud.



El Deber Masónico
La Masonería entiende por deber el respeto hacia los derechos del individuo y de la sociedad así como el estricto cumplimiento de las obligaciones que ello envuelve. Pero también tiene el hombre sus deberes para consigo mismo. La Masonería induce al hombre a ser fiel con sus ideales ajustando su conducta a los principios que proclama. El deber masónico consiste en adoptar las normas de conducta adecuadas en cada momento de acuerdo con la palabra empeñada, con el ideal proclamado y con el bien por íntima decisión, llegando al sacrificio, sin necesidad del presiones externas y aún en contra de obstáculos poderosos de orden exterior. El deber masónico es la vocación inquebrantable del espíritu para la virtud.


La Masonería, ¿Es una Asociación Secreta?
La Masonería no es hoy una sociedad secreta en cuanto a la Institución legalmente constituida; las autoridades argentinas le tienen concedida la personería jurídica desde el año 1879, y sus fines son igualmente conocidos por cuanto están enumerados en los Estatutos aprobados por el Gobierno de la Nación y ampliamente difundidos en diccionarios, enciclopedias y publicaciones históricas.
Pero, en épocas de cruenta persecución que en algunos países se ha lanzado contra la Masonería, es lógico que se hayan constituido grupos de masones discretamente reservados, lo mismo que hicieron los cristianos perseguidos por el Imperio Romano. Sin embargo, no es esta la verdadera motivación del llamado secreto masónico. Ese se refiere al estudio e interpretación de los símbolos y ritos de la Orden, de los cuales surge la utilidad de los trabajos realizados en las Logias.

Recordemos que hay dos categorías muy distintas de sociedades secretas:
1) Las organizaciones secretas (clandestinas) políticas, cuya acción y ejercicio son de duración limitada y cuyos fines son concretos. Nada tienen que ver con la Masonería.
2) Las sociedades iniciáticas que de ningún modo intentan ocultarse, pero cuyo secreto consiste en reservar el conocimiento de los ritos y ceremonias a los iniciados porque se trataba de un método de perfeccionamiento espiritual.
La Masonería es, por excelencia, una sociedad iniciática.

La Masonería y la Política
La Masonería no es una asociación política ni puede confundir su actividad con la de ningún partido político; pero el masón no debe estar al margen de los grandes problemas políticos de los pueblos y del mundo entero.
En el seno de la Orden Masónica conviven hombres de diversos partidos y de diversas concepciones sociológicas mientras sean respetuosos y democráticos.
A la influencia de la Masonería y de sus miembros se deben los grandes movimientos libertadores de Europa y América. La propia Revolución Francesa estuvo muy empapada de los principios masónicos, encarnados en la misma fórmula que todavía irradia luz con la trilogía de IGUALDAD, LIBERTAD, FRATERNIDAD.
El masón conserva fuera de la Logia toda su libertad de ciudadano y puede dedicar el ardor de su entusiasmo al servicio de sus ideales. En la Argentina, la Masonería y sus miembros dilucidaron las dudas y erigieron los pedestales en que la conciencia pública venera las figuras inmarcesibles de San Martín, Belgrano y Rivadavia.
Fue la Masonería Argentina la que consiguió el apaciguamiento definitivo de las luchas internas después de Caseros y hasta la organización Constitucional y la federalización de Buenos Aires.
Los Masones argentinos lucharon contra la fiebre amarilla, asistieron a los heridos del Paraguay (creando así la Cruz Roja Argentina), promovieron las leyes del registro civil y del matrimonio civil, y desde hace décadas predica la equiparación de los derechos de la mujer además de otras numerosas obras de asistencia social y cultural.

Los Hombres Ilustres en la Masonería
Consultando la Historia de la Humanidad se adquiere el convencimiento de que la Masonería es una de las Organizaciones que más ha contribuido al progreso moral, intelectual y social de los pueblos.
Ninguna ha realizado trabajos y sacrificios tan importantes ni ha sido tan perseguida por los déspotas, fanáticos y enemigos de la luz. Pero ninguna sociedad ha reunido en su seno a tantos hombres ilustres que más se han distinguido como estadistas, filósofos, artistas, científicos, militares, etc. en todos los paises del globo.
Han sido masones: Filósofos como Voltaire, Goethe y Lessing; músicos como Beethoven, Hayden y Mozart; genios rectores como Federico el Grande, Napoleón, Garibaldi, Martí, Miranda, Cavour y Bolívar, poetas como Byron, Lamartine y Víctor Hugo; escritores como Castelar, Bacon, Mazzini y Kipling; científicos como Lalande, Condorcet y d´Alembert, etc.
También han pertenecido a la Orden Masónica algunos ilustres prelados católicos, entre otros: el cura Hidalgo, paladín de la libertad mejicana; el padre Calvo, fundador de la Masonería Centroamericana; el Doctor Ramón Ignacio Méndez, arzobispo de Venezuela, y , en la Argentina, Julián Segundo Agüero, Aurelio Herrero, Pedro Perdriel, Cayetano y Gregorio Rodriguez, Santiago Figueredo y muchos otros.
Masones Ilustres Argentinos
He aquí algunos de nuestros antecesores ilustres que han honrado la Masonería Argentina, cuyos pasos tratamos de seguir.
Sorprenderá a muchos comprobar que militaron en ella, al igual que ahora, la más destacadas figuras de la nacionalidad.
José de San Martín, quien nos dio patria y libertad. Manuel Belgrano, creador de nuestro pabellón nacional. Vicente López y Planes quien nos legara el Himno Nacional.
En la nómina de los presentes en la Convención Nacional Constituyente de 1860 (reformadora de la Constitución de 1853) buena parte de los miembros firmantes del despacho, eran masones. Así Mariano Fragueiro (su presidente), Domingo F. Sarmiento, José Benjamín Gorostiaga, Nicasio Oroño, José María Gutierrez, Irineo Portela, Salvador María del Carril, José Francisco Seguí, José Mármol, Benjamín Victorica, Wenceslao Paunero, Nicanor Albarellos y el de los actores directos: Bartolomé Mitre, Santiago Derqui y al Gral. Urquiza, también masones.
Formaron parte del máximo tribunal argentino, Suprema Corte de Justicia, Salvador María del Carril, José Barros Pazos, José Benjamín Gorostiaga, José Figueroa Alcorta, Benjamín Victorica, Antonio Bermejo, Roberto Repetto y Antonio Sagarna.
Masones fueron varios presidentes de la República Argentina:
Rivadavia, López y Planes, Urquiza, Santiago Derqui, Bartolomé Mitre, Sarmiento, Juárez Celman, Pellegrini, Manuel Quintana, Figueroa Alcorta, R. Sáenz Peña, Victorino de la Plaza, Hipólito Yrigoyen, Agustín P. Justo.
Prestigiaron nuestro Congreso Nacional: Leandro N. Alem(ex-Gran Maestre), Aristóbulo del Valle, Joaquín Castellanos, Emilio Gouchón(ex-Gran Maestre), Belisario Roldán, Luis María Drago, Valentín Alsina, Delfín Gallo, Juan Balestra, Carlos Conforti, Juan Luis Ferrarotti y Lisandro de la Torre, en unión de cientos de otros legisladores masones.
Fueron masones los bardos de nuestra poesía gauchesca: Hilario Ascasubi, Estanislao del Campo y José Hernández.
Dentro de la cultura, la literatura y el pensamiento argentino recordamos a : Eduardo Wilde, Olegario V. Andrade, Onésimo Leguizamón, José Mármol, José María Ramos Mejía, Eugenio Cambaceres, Joaquín V. González, Agustín Alvarez, Leopoldo Lugones, Alejandro Korn, José Ingenieros, Diego Fernandez Espiro, Esteban Echeverría, Miguel Cané, Santiago Fitz Simón, Juan J. Garcia Velloso, Eusebio Gómez.
En las ciencias y la educación, encontramos a hombres como : Florentino Ameghino, Nicanor Albarellos, Manuel Augusto Montes de Oca, José María Moreno, Martín Spuch, Lucio V. López, Manuel Ricardo Trelles, Antonio Zinny, Amancio y Diego Alcorta, Eugenio Bachmann, Samuel Gache, José María Gutiérrez, Ricardo Gutiérrez, Guillermo Rawson, Alejandro Rosa, Eduardo L. Holmberg, Cristóbal Hicken, Eliseo Cantón, Carlos Durand. José Penna, Cosme Argerich, Ignacio Pirovano, Telémaco Susini, Carlos F. Melo, Rodolfo Rivarola, Víctor Mercante, Rodolfo Senet, Pedro Scalabrini, Pablo Pizzurno, Manuel Hermenegildo Langenheim, Manuel José Langenheim y César S. Langenheim.
Entre los cultores de las artes plásticas y pictóricas debemos mencionar a: Prilidiano Pueyrredón, Ignacio Manzoni, Carlos F. Pellegrini, Martín Boneo, Rogelio Yrurtia, Ernesto de la Cárcova.
Entre los autores y actores del teatro rioplatense sólo citaremos los nombres de Florencio Sánchez, Emilio Onrubia, Roberto Casaux, Enrique García Velloso y Enrique Muiño.
Algunos de los militares y marinos que pertenecieron a la Masonería
Nicolás Vega, Juan Gelly y Obes, Wenceslao Paunero, Emilio Mitre, Félix Benavidez, Donato Alvarez, Bartolomé Cordero, Mariano Cordero, Luis Cabassa, Julio Fonrouge, Eduardo Broquen, Emilio Conesa, Rudecindo Roca, Nicolás Levalle, Eleodoro Damianovich, José María Galán, Pedro Mallo, Rosendo María Fraga, Teodoro García, José L. Garmendia, José M. Francia, Eduardo Racedo, Zacarías Supisiche, Guillermo Brown, Francisco J. Reynolds, Joaquín Viejobueno, Luis Piedrabuena, Luis Pi, Erasmo Obligado, Clodomiro Urtubey, Martín Rivadavia, Santiago J. Albarracin, Enrique Howard, Juan A. Golfarini, José Murature, Carlos O´Donnel.

Palabras Finales
Es fin escencial de la Masonería, el perfeccionamiento integral de cada uno y de todo los masones. Principio normativo de esa ética es conservar la objetividad en todo momento, apartando los odios y buscando la solución racional de los problemas.
Es por eso que los masones, como tales, no irrumpimos a la vida pública en corporación, sino cuando se hace necesaria nuestra acción conjunta para atemperar los espíritus y fijar la senda del progreso dentro de la fraternidad y convivencia humana.

http://indecquetrabajaiii.blogspot.com.ar/. INDECQUETRABAJA

No hay comentarios.:

Publicar un comentario

Nota: sólo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.