Para Rocca, en la gestión de Milei “los resultados son importantes”
MIRADA. El CEO de Techint valoró la reducción del Estado, el déficit cero y la desregulación; pidió salir del cepo y advirtió por China
Ignacio GrimaldiPaolo Rocca, en el encuentro siderúrgico
Habla poco, pero cada vez que lo hace sus palabras resuenan en los despachos del Gobierno y en las empresas más importantes. El CEO del Grupo Techint, Paolo Rocca, volvió a cargar contra “el peso del Estado” como un obstáculo para el crecimiento de las economías y en su discurso destacó a la gestión libertaria. “Muchos de los temas que estoy considerando que han frenado a nuestra economía hoy están atacados en la agenda del nuevo gobierno del presidente [Javier] Milei”, dijo.
Con solo un dato, Rocca expresó la crisis de crecimiento que golpea a la región y también a la Argentina. “Hace 15 años las economías de América Latina representaban el 15% de la economía mundial; hoy son alrededor del 7%”, enumeró. Asoció este retroceso al “avance sistemático del peso del Estado, la carga tributaria, las normas laborales, la fragilidad de la infraestructura, la inseguridad jurídica y la pérdida de calidad en la enseñanza”.
Enseguida focalizó su presentación en el país. “Lo que está pasando en la Argentina es importante”, introdujo. Mencionó medidas adoptadas por el Gobierno con las que expresó conformidad. “Si uno mira la reducción del peso del Estado, la cancelación del déficit, la sustancial reducción de la complejidad de regulaciones de la economía, en la agenda hay puntos de transformación muy profundos. Los resultados son importantes”, describió.
De este modo, valoró la desaceleración de la inflación y la caída del riesgo país, pero marcó algo sobre lo que la gestión de Milei todavía no avanzó ni se sabe exactamente cuándo lo hará. “Ahora falta la apertura del mercado cambiario para lograr atraer inversiones masivas, un tema relevante”, sostuvo Rocca.
El CEO de Techint se muestra optimista. En marzo, cuando los libertarios llevaban poco más de tres meses en el poder, participó en la conferencia de energía CERAWeek, en Houston, Estados Unidos. Desde allí dijo: “El país se encuentra en una situación muy difícil, con una recesión y una inflación muy alta. Ahora la inflación fue bajando casi a la mitad. En lo personal, creo que el programa será exitoso. La Argentina necesita esto. Es muy importante para abrir nuevas oportunidades”.
En agosto, en una conferencia en Brasil, también se mostró conforme con la actual gestión. “Fuimos demasiado optimistas al pensar que esto podría hacerse en el corto plazo”, declaró en ese entonces.
Rocca participó este martes del Alacero Summit, en el Hotel Hilton de Puerto Madero, donde confluyeron los jugadores más importantes de la siderurgia a nivel regional. Allí brindó un análisis que incluyó la reducción del consumo y la producción de aceros y hierros, así como el avance de China y la importancia de la descarbonización para evitar que las comunidades prefieran los centros comerciales a las fábricas.
Según datos de Alacero, el consumo per cápita de productos laminados caerá 3,4% en la región este año. También se proyecta una reducción del 1,8% en acero. En términos de producción, Rocca aportó más cifras sobre lo que denominó “desindustrialización”.
“En los últimos 15 años, el peso de la manufactura en Brasil disminuyó constantemente hasta llegar al nivel actual, poco más del 10%, y algo similar ha pasado en la Argentina y en otros países de la región. Todos muy debajo del 17% de Europa o del 20% al 25% de los países asiáticos y México”, sostuvo. Por lo tanto, Rocca concluyó que el retroceso de la industria y la falta de crecimiento conforman la imagen de un “fracaso colectivo”. Al mismo tiempo, expresó optimismo hacia adelante, aunque con un gran riesgo: el factor chino.
“Las importaciones chinas ayudan a contener la inflación, pero tienen un componente destructivo”, definió. En consecuencia, alentó a los productores siderúrgicos a proteger las cadenas de valor con mayor integración con Occidente, con quienes comparten “colores y principios”. De hecho, Rocca dijo que con China no se puede competir porque hay una “cancha inclinada”. Este punto ha sido compartido por todos los participantes del Alacero Summit, que en varias conversaciones mencionaron subsidios que abaratan entre un 25% y 35% los productos que provienen de ese país.
Según datos de Alacero, el consumo regional de las importaciones chinas de acero en 2022 representaban el 10% de las importaciones. En 2023, subieron al 14% y este año finalizarían en el orden del 16%. En millones de toneladas, las importaciones chinas crecieron un 63% en los últimos dos años
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Casa de Moneda: designan interventor y avanza el cierre
El titular de la Agencia de Transformación de Empresas Públicas nombró a Pedro Cavagnaro; algunos negocios seguirán en el corto plazo
Habla poco, pero cada vez que lo hace sus palabras resuenan en los despachos del Gobierno y en las empresas más importantes. El CEO del Grupo Techint, Paolo Rocca, volvió a cargar contra “el peso del Estado” como un obstáculo para el crecimiento de las economías y en su discurso destacó a la gestión libertaria. “Muchos de los temas que estoy considerando que han frenado a nuestra economía hoy están atacados en la agenda del nuevo gobierno del presidente [Javier] Milei”, dijo.
Con solo un dato, Rocca expresó la crisis de crecimiento que golpea a la región y también a la Argentina. “Hace 15 años las economías de América Latina representaban el 15% de la economía mundial; hoy son alrededor del 7%”, enumeró. Asoció este retroceso al “avance sistemático del peso del Estado, la carga tributaria, las normas laborales, la fragilidad de la infraestructura, la inseguridad jurídica y la pérdida de calidad en la enseñanza”.
Enseguida focalizó su presentación en el país. “Lo que está pasando en la Argentina es importante”, introdujo. Mencionó medidas adoptadas por el Gobierno con las que expresó conformidad. “Si uno mira la reducción del peso del Estado, la cancelación del déficit, la sustancial reducción de la complejidad de regulaciones de la economía, en la agenda hay puntos de transformación muy profundos. Los resultados son importantes”, describió.
De este modo, valoró la desaceleración de la inflación y la caída del riesgo país, pero marcó algo sobre lo que la gestión de Milei todavía no avanzó ni se sabe exactamente cuándo lo hará. “Ahora falta la apertura del mercado cambiario para lograr atraer inversiones masivas, un tema relevante”, sostuvo Rocca.
El CEO de Techint se muestra optimista. En marzo, cuando los libertarios llevaban poco más de tres meses en el poder, participó en la conferencia de energía CERAWeek, en Houston, Estados Unidos. Desde allí dijo: “El país se encuentra en una situación muy difícil, con una recesión y una inflación muy alta. Ahora la inflación fue bajando casi a la mitad. En lo personal, creo que el programa será exitoso. La Argentina necesita esto. Es muy importante para abrir nuevas oportunidades”.
En agosto, en una conferencia en Brasil, también se mostró conforme con la actual gestión. “Fuimos demasiado optimistas al pensar que esto podría hacerse en el corto plazo”, declaró en ese entonces.
Rocca participó este martes del Alacero Summit, en el Hotel Hilton de Puerto Madero, donde confluyeron los jugadores más importantes de la siderurgia a nivel regional. Allí brindó un análisis que incluyó la reducción del consumo y la producción de aceros y hierros, así como el avance de China y la importancia de la descarbonización para evitar que las comunidades prefieran los centros comerciales a las fábricas.
Según datos de Alacero, el consumo per cápita de productos laminados caerá 3,4% en la región este año. También se proyecta una reducción del 1,8% en acero. En términos de producción, Rocca aportó más cifras sobre lo que denominó “desindustrialización”.
“En los últimos 15 años, el peso de la manufactura en Brasil disminuyó constantemente hasta llegar al nivel actual, poco más del 10%, y algo similar ha pasado en la Argentina y en otros países de la región. Todos muy debajo del 17% de Europa o del 20% al 25% de los países asiáticos y México”, sostuvo. Por lo tanto, Rocca concluyó que el retroceso de la industria y la falta de crecimiento conforman la imagen de un “fracaso colectivo”. Al mismo tiempo, expresó optimismo hacia adelante, aunque con un gran riesgo: el factor chino.
“Las importaciones chinas ayudan a contener la inflación, pero tienen un componente destructivo”, definió. En consecuencia, alentó a los productores siderúrgicos a proteger las cadenas de valor con mayor integración con Occidente, con quienes comparten “colores y principios”. De hecho, Rocca dijo que con China no se puede competir porque hay una “cancha inclinada”. Este punto ha sido compartido por todos los participantes del Alacero Summit, que en varias conversaciones mencionaron subsidios que abaratan entre un 25% y 35% los productos que provienen de ese país.
Según datos de Alacero, el consumo regional de las importaciones chinas de acero en 2022 representaban el 10% de las importaciones. En 2023, subieron al 14% y este año finalizarían en el orden del 16%. En millones de toneladas, las importaciones chinas crecieron un 63% en los últimos dos años
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Casa de Moneda: designan interventor y avanza el cierre
El titular de la Agencia de Transformación de Empresas Públicas nombró a Pedro Cavagnaro; algunos negocios seguirán en el corto plazo
Pablo Fernández Blanco
La Casa de Moneda, la imprenta estatal responsable de fabricar billetes en la Argentina, ha iniciado un proceso que, de acuerdo con el Gobierno, podría llevarla a su cierre definitivo o, al menos, a una significativa reducción de sus operaciones.
Desde anteayer a las 22, la compañía dejó de producir papel moneda. Además, en las últimas horas, se sumó otro cambio importante: Diego Chaher, titular de la Agencia de Transformación de Empresas Públicas, designó a Pedro Cavagnaro como interventor. Será, en principio, por 180 días, según el vocero presidencial, Manuel Adorni.
Cavagnaro asumirá la responsabilidad de cerrar el área de producción de billetes y tomará atribuciones actualmente en manos del presidente de la empresa, Daniel Méndez, hombre cercano al ministro de Economía, Luis Caputo.
Chaher y Cavagnaro comparten dos características: ambos son mendocinos y abogados. Chaher, a su vez, cuenta con el respaldo de
Santiago Caputo, asesor del presidente Javier Milei, quien completa el “triángulo de hierro” junto a su hermana Karina.
La primera decisión de Cavagnaro, cuya designación aún no se formalizó por decreto, será definir el futuro de la ex Ciccone. Ubicada en Don Torcuato, esta planta de 60.000 metros cuadrados fue un símbolo nacional, al convertirse en 1984 en una Casa de Moneda privada, aunque después fue el escenario de uno de los mayores escándalos de corrupción, que involucró al exvicepresidente Amado Boudou.
El Gobierno intentará transferir la planta a empresas privadas, con la condición de que también absorban a los 200 empleados. Si esta alternativa fracasa, se evalúa la posibilidad de liquidarla.
Fuentes no oficiales informaron que la gestión actual de Casa de Moneda trasladó la impresora de patentes de vehículos desde Don Torcuato a la planta central de Retiro, un negocio que, por ahora, la compañía mantendría.
El Gobierno también analiza continuar con la fabricación de estampillas y pasaportes, aunque eventualmente estas actividades también podrían pasar a manos privadas. De cualquier modo, estos rubros representan una fracción mínima comparada con la producción de billetes, y a futuro también podrían cerrarse.
Los acontecimientos en la Casa de Moneda se precipitaron el lunes, cuando el Banco Central, su principal cliente, decidió rescindir los contratos. La imprenta estatal resolvió entonces cesar la fabricación de billetes a partir de las 22 horas y otorgar vacaciones a los trabajadores de esas áreas.
“Se informa que el Banco Central de la República Argentina (BCRA) nos ha comunicado la decisión de rescindir los contratos vigentes para la fabricación de billetes de $1000 y $2000”, se indicó en un comunicado. El BCRA, dirigido por Santiago Bausili, justificó la rescisión al considerar que los precios eran elevados y la empresa incumplía los acuerdos firmados. En parte, era algo previsible.
En su última licitación, el Central dejó en claro dos aspectos: en primer lugar, existen múltiples firmas internacionales con capacidad para producir billetes. De hecho, aunque una imprenta china ganó la licitación, se presentaron competidores de Brasil, Estados Unidos, Francia e Inglaterra. En segundo lugar, todas estas empresas, incluso las más caras, ofrecieron precios más bajos que la propia Casa de Moneda argentina.
La administración de Javier Milei parece dispuesta a cerrar una empresa que arrastra deudas superiores a los US$370 millones en un país donde la pobreza alcanza a una de cada dos personas.
Visita de ejecutivos
En mayo, informó sobre la nacion la visita de Li Huifeng, gerente general de la China Banknote Printing and Minting Corporation (Cbpmc), una imprenta que fabrica la moneda china. Acompañado por una delegación de altos ejecutivos, se reunió con funcionarios del BCRA y otras dependencias del Estado, en un encuentro que marcó un hito en la relación entre Argentina y China, en un contexto de tensiones diplomáticas que también involucra a Estados Unidos.
Para junio, ya habían llegado desde China nuevos billetes de $10.000, fundamentales para asegurar la circulación de efectivo en el país. La imprenta que produce el yuan también se adjudicó otra licitación para suministrar papeles de $20.000 en diciembre próximo. Estas decisiones, más allá del dinero, pueden involucrar intereses estratégicos para China. La Argentina mantenía hasta fines del año pasado deudas con diversos proveedores internacionales, incluidos los chinos, y ambos gobiernos estaban negociando su cancelación.
Estados Unidos también busca fortalecer su presencia. Crane, una firma norteamericana, obtuvo una licitación para proveer billetes de $10.000 que también llegarán en diciembre. Sorprendentemente, la empresa cotizó por debajo de los US$60 por millar, una cifra atípicamente baja. La competencia en precios entre Estados Unidos y China ha dejado fuera de juego a otros proveedores, como Francia y Alemania, y demuestra cómo el control de precios puede convertirse en una herramienta de influencia geopolítica
La Casa de Moneda, la imprenta estatal responsable de fabricar billetes en la Argentina, ha iniciado un proceso que, de acuerdo con el Gobierno, podría llevarla a su cierre definitivo o, al menos, a una significativa reducción de sus operaciones.
Desde anteayer a las 22, la compañía dejó de producir papel moneda. Además, en las últimas horas, se sumó otro cambio importante: Diego Chaher, titular de la Agencia de Transformación de Empresas Públicas, designó a Pedro Cavagnaro como interventor. Será, en principio, por 180 días, según el vocero presidencial, Manuel Adorni.
Cavagnaro asumirá la responsabilidad de cerrar el área de producción de billetes y tomará atribuciones actualmente en manos del presidente de la empresa, Daniel Méndez, hombre cercano al ministro de Economía, Luis Caputo.
Chaher y Cavagnaro comparten dos características: ambos son mendocinos y abogados. Chaher, a su vez, cuenta con el respaldo de
Santiago Caputo, asesor del presidente Javier Milei, quien completa el “triángulo de hierro” junto a su hermana Karina.
La primera decisión de Cavagnaro, cuya designación aún no se formalizó por decreto, será definir el futuro de la ex Ciccone. Ubicada en Don Torcuato, esta planta de 60.000 metros cuadrados fue un símbolo nacional, al convertirse en 1984 en una Casa de Moneda privada, aunque después fue el escenario de uno de los mayores escándalos de corrupción, que involucró al exvicepresidente Amado Boudou.
El Gobierno intentará transferir la planta a empresas privadas, con la condición de que también absorban a los 200 empleados. Si esta alternativa fracasa, se evalúa la posibilidad de liquidarla.
Fuentes no oficiales informaron que la gestión actual de Casa de Moneda trasladó la impresora de patentes de vehículos desde Don Torcuato a la planta central de Retiro, un negocio que, por ahora, la compañía mantendría.
El Gobierno también analiza continuar con la fabricación de estampillas y pasaportes, aunque eventualmente estas actividades también podrían pasar a manos privadas. De cualquier modo, estos rubros representan una fracción mínima comparada con la producción de billetes, y a futuro también podrían cerrarse.
Los acontecimientos en la Casa de Moneda se precipitaron el lunes, cuando el Banco Central, su principal cliente, decidió rescindir los contratos. La imprenta estatal resolvió entonces cesar la fabricación de billetes a partir de las 22 horas y otorgar vacaciones a los trabajadores de esas áreas.
“Se informa que el Banco Central de la República Argentina (BCRA) nos ha comunicado la decisión de rescindir los contratos vigentes para la fabricación de billetes de $1000 y $2000”, se indicó en un comunicado. El BCRA, dirigido por Santiago Bausili, justificó la rescisión al considerar que los precios eran elevados y la empresa incumplía los acuerdos firmados. En parte, era algo previsible.
En su última licitación, el Central dejó en claro dos aspectos: en primer lugar, existen múltiples firmas internacionales con capacidad para producir billetes. De hecho, aunque una imprenta china ganó la licitación, se presentaron competidores de Brasil, Estados Unidos, Francia e Inglaterra. En segundo lugar, todas estas empresas, incluso las más caras, ofrecieron precios más bajos que la propia Casa de Moneda argentina.
La administración de Javier Milei parece dispuesta a cerrar una empresa que arrastra deudas superiores a los US$370 millones en un país donde la pobreza alcanza a una de cada dos personas.
Visita de ejecutivos
En mayo, informó sobre la nacion la visita de Li Huifeng, gerente general de la China Banknote Printing and Minting Corporation (Cbpmc), una imprenta que fabrica la moneda china. Acompañado por una delegación de altos ejecutivos, se reunió con funcionarios del BCRA y otras dependencias del Estado, en un encuentro que marcó un hito en la relación entre Argentina y China, en un contexto de tensiones diplomáticas que también involucra a Estados Unidos.
Para junio, ya habían llegado desde China nuevos billetes de $10.000, fundamentales para asegurar la circulación de efectivo en el país. La imprenta que produce el yuan también se adjudicó otra licitación para suministrar papeles de $20.000 en diciembre próximo. Estas decisiones, más allá del dinero, pueden involucrar intereses estratégicos para China. La Argentina mantenía hasta fines del año pasado deudas con diversos proveedores internacionales, incluidos los chinos, y ambos gobiernos estaban negociando su cancelación.
Estados Unidos también busca fortalecer su presencia. Crane, una firma norteamericana, obtuvo una licitación para proveer billetes de $10.000 que también llegarán en diciembre. Sorprendentemente, la empresa cotizó por debajo de los US$60 por millar, una cifra atípicamente baja. La competencia en precios entre Estados Unidos y China ha dejado fuera de juego a otros proveedores, como Francia y Alemania, y demuestra cómo el control de precios puede convertirse en una herramienta de influencia geopolítica
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