Novedad de noviembre: Borges por Piglia 💥 | Eterna Cadencia
Novedad de noviembre
Publicamos, finalmente, Borges por Piglia, un libro que reúne las cuatro clases que Ricardo Piglia dictó en la TV Pública en el año 2013. ¡Incluye materiales inéditos!
224 p. | ISBN 978-987-712-348-7 | $25.300 | 22x14 cm.
En noviembre llega Borges por Piglia, el quinto título de Ricardo Piglia que Eterna Cadencia Editora publica en su colección de ensayo; un libro tan esperado como valioso que reúne las cuatro clases que Ricardo Piglia dictó en el programa homónimo de la TV Pública en el año 2013. Con una edición al cuidado de Daniela Portas, quien trabajó junto a Piglia durante mucho tiempo, y un epílogo del crítico cultural y editor Edgardo Dieleke, Borges por Piglia es la posibilidad de leer a Piglia una vez más, en su propia voz, de seguir escuchándolo, pensando con él, a partir de sus preguntas. Es, por lo tanto, un verdadero acontecimiento literario.
Las clases aquí compiladas fueron transmitidas un año después del ciclo Escenas de la novela argentina, que tuvo el mismo formato. En ambos casos, Ricardo Piglia se propuso trasladar la dinámica de un curso universitario a la televisión. Cada clase está seguida de la reproducción tanto del diálogo con figuras clave de la escena cultural que tenía lugar al final de la exposición como de la discusión abierta con el público. La primera se titula "¿Qué es un buen escritor?" y en la conversación participan Paola Cortés Rocca y María Pía López; la segunda, "La memoria", y allí intervienen Marcos Herrera y Germán Maggiori; la tercera, "La biblioteca", tema que convoca a dos autores centrales en el catálogo de Eterna Cadencia Editora: Mario Ortiz y Luis Sagasti; y la cuarta, "Política y literatura", que culmina con un intercambio imperdible con Horacio González y Javier Trímboli.
“Vamos a partir de una pregunta que es por qué Borges es un buen escritor. ¿Qué quiere decir ser 'un buen escritor'? En general, lo que circula son estereotipos, versiones rápidas, pero me parece a mí que ya no nos detenemos a pensar por qué nos parece que un escritor es un buen escritor”. (p. 13)
Si bien en estas clases Piglia se detiene en varios aspectos biográficos de Borges tales como su linaje familiar, los distintos trabajos que tuvo, su vínculo con los premios literarios, con otros escritores e incluso con la industria editorial, su verdadero interés radica en la producción escrita de Borges. Así, selecciona un corpus de textos borgeanos paradigmáticos, desde aquellos protagonizados por cuchilleros hasta los más fantásticos. Se suma a esta edición un anexo que contiene materiales inéditos invaluables, conseguidos a partir de un exhaustivo trabajo de investigación que Edgardo Dieleke llevó a cabo, con la colaboración de Beba Eguía: una entrevista a Borges realizada por Piglia y Mario Szichman, las anotaciones que el mismo Piglia hizo a los guiones de las clases, los programas de los seminarios que dictó sobre Borges en la Universidad de Buenos Aires y en la Universidad de Princeton y fotografías entrañables (algunas de ellas reproducidas en esta gacetilla).
“Borges inventó algo nuevo. En la literatura del Río de la Plata, hubo dos cosas que se inventaron de cero: una es la gauchesca –y eso es lo mejor que se hizo en el siglo XIX– y lo otro es esto que Borges inventó. Y no solo lo inventó, sino que creó un procedimiento para que otros también lo hicieran, que es lo máximo a lo que puede llegar un escritor”. (p. 14)
Tanto Daniela Portas, en la nota que abre el libro, como Edgardo Dieleke, en el epílogo, resaltan el carisma de Ricardo Piglia, su capacidad única para cautivar a los interlocutores más diversos. El hecho de haber dado clases en espacios muy variados –grupos de estudio, conferencias para psicólogos, encuentros de escritores e incluso los legendarios seminarios clandestinos en los años de la dictadura– le permitió depurar un método, una forma, que combinaba de manera absolutamente singular erudición, narración y performance. "Era inevitable –escribe Dieleke– querer ingresar a esa cabeza que con frenesí planificaba las ideas y los giros, las pausas y hasta el humor que le imprimiría a la clase". Ricardo disfrutaba en sus clases, se divertía. Y esa mezcla de cercanía, intimidad, espontaneidad, humor y erudición, producía irradiaciones, dejaba estelas. "Para quienes lean estas clases –cierra Dieleke–, para quienes tuvimos el privilegio de asistir a los cursos de Piglia y a su amistad, cada vez que lo leemos y lo volvemos a oír, el mundo se expande y no cesa de crecer".
TV Pública | Borges por Piglia. Clase 1: El escritor como lector
Breve biografía de Ricardo Piglia
Ricardo Piglia nació en Buenos Aires en 1940 y falleció en la misma ciudad en 2017. Enseñó en la Universidad de Buenos Aires, en la Universidad de Harvard, en la Universidad de California Davis, y fue Profesor emérito de la Universidad de Princeton. Ha publicado las novelas Respiración artificial (1980), La ciudad ausente (1992), Plata quemada (1997), Blanco nocturno (2010) y El camino de Ida (2013); sus ensayos, conferencias y conversaciones han sido reunidos en los libros Crítica y ficción (1986), Formas breves (2000), El último lector (2005), La forma inicial. Conversaciones en Princeton (2015), Las tres vanguardias. Saer, Puig, Walsh (2016) y Teoría de la prosa (2019), los últimos tres publicados por Eterna Cadencia. Antología personal (2014) compila ensayos, ficciones, conferencias y notas de su diario personal. Con el título de La Argentina en pedazos, escribió sobre literatura en la revista de historietas Fierro (1984), y realizó dos ciclos en la Televisión Pública que fueron editados en forma de libro por Eterna Cadencia: Escenas de la novela argentina (2022) y Borges por Piglia (2024).
“La primera vez que lo vi fue en el año 60, yo era estudiante, tenía dieciocho años y el centro de estudiantes había organizado un ciclo de conferencias. Entonces queríamos invitar a Borges. Así que lo llamé por teléfono y le dije que era de La Plata, yo estudiaba en La Plata en esa época, y que queríamos invitarlo a venir a la facultad. Él, por supuesto, inmediatamente aceptó. Entonces yo viajé a Capital y él me recibió en la Biblioteca Nacional. Lo primero que me interesa transmitir es la inmediata sensación de intimidad que me produjo. Me sentí muy cómodo inmediatamente. Él siempre empezaba hablando de algo que tuviera que ver con la persona que llegaba a verlo y entonces empezó a hablar de La Plata, de la ciudad de La Plata, que él conocía...”. (p. 108)
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