lunes, 4 de noviembre de 2024

ADN DEL CRIMEN


Un machete y dedos cortados, sello de la mafia narco del conurbano
Una condena a 25 años de prisión reveló no solo la brutalidad de bandas que operan en San Martín, sino también que el miedo acompaña a habitantes de asentamientos
Gustavo CarabajalLos pasillos de Puerta 8, territorio de la violencia narco
Fue como en algunas series de Netflix sobre bandas narco. Un sicario que le cortó ocho dedos con un machete y una pinza a un consumidor al que acusó de quedarse con droga y dinero. Y transmitió las amputaciones por streaming. La narcovenganza no ocurrió ni en México ni en Colombia, sino que tuvo como escenario un asentamiento del conurbano, situado a 26 kilómetros, en línea recta por la ruta 8, de la Casa Rosada.
En los últimos días, un tribunal oral de San Martín condenó a 25 años de prisión a uno de los cuatro agresores que secuestraron a la víctima y le amputaron ocho dedos. La sentencia contra Joel Scelatto se dictó a pesar que el damnificado no se presentó al debate. Al grabar el video de las amputaciones y difundirlo por redes sociales con el objetivo de instalar el miedo entre el resto de los integrantes de la banda narco y de los vecinos, el traficante se expuso debido a que quedaron al descubierto los tatuajes y anillos que tenía el agresor que cortaba los dedos.
Cuando Juan Manuel puso un pie en uno de los laberínticos pasillos de la Villa Sarmiento Chica, en la localidad de Billinghurst, escuchó la amenaza de que matarían a sus hijos. Juan Manuel había llegado hasta dicho asentamiento para comprar droga. No lo sabía, pero el dealer que le vendía la cocaína lo había señalado como el responsable de un faltante de dinero y de dosis de cocaína, marihuana y paco.
La acusación era falsa, pero en el contexto de las villas Sarmiento, Nueve de Julio, Churruca, Puerta 8, El Gaucho y Costa Esperanza, en José León Suárez, la ley que se impone es la que dictan los jefes narco. No hay juicios ni sumarios. De la imputación se pasa a la aplicación de la sentencia que consiste en el asesinato bajo las balas de un sicario o dolorosas torturas, como ocurrió con Juan Manuel a quien le cortaron ocho dedos de las manos y le fracturaron una pierna.
Esas amputaciones fueron transmitidas en tiempo real a través de la red social Facebook. Además, uno de los agresores grabó parte del castigo y lo difundió a través de grupos de WhatsApp para mostrar cuál era la pena inmediata para aquellos que roben droga y plata a la organización criminal.
Pero Juan Manuel no era vendedor de estupefacientes, sino consumidor. Había llegado a la villa Sarmiento Chica para comprar droga. “Pienso que como hacen siempre los transas se roban la plata entre ellos y agarran a cualquiera para que se haga cargo de lo que faltaba. Yo fui el perejil”, declaró Juan Manuel ante el funcionario de la fiscalía de San Martín que lo entrevistó en la guardia del hospital Castex, de San Martín.
La identidad de la víctima de las torturas se mantendrá en reserva por cuestiones de seguridad. A pesar de que le cortaron cuatro dedos de una mano y cuatro de la otra y que le pegaron con una barra de hierro hasta provocarle una fractura expuesta de una pierna, Juan
Manuel no instó la acción penal, se negó a declarar en la fiscalía, no quiso participar en la rueda de reconocimiento cuando detuvieron a uno de los cuatro agresores y tampoco concurrió al juicio oral.
Debido a que carece de medios para poder subsistir, Juan Manuel vive a pocos metros del barrio en el que fue atacado y se cruza a diario con los soldaditos narco que integraban la banda con aquellos que le cortaron los dedos.
Camino a una masacre
“Sacá las manos, sacá las manos, porque te corto las patas también. No vas a caminar, no vas a robar más. Nunca más vas a meterte con la mafia, boludo. Cómo te vas a meter con nosotros. quedate quieto”, le gritaba uno de los cuatro narcos que tenía cautivo a Juan Manuel mientras blandía un machete con una afilada hoja.
Juan Manuel fue brutalmente agredido el 19 de enero de 2022, doce días antes de la denominada masacre de Puerta 8, cuando 24 personas murieron y ochenta resultaron intoxicadas al consumir cocaína, que tenía una mezcla de carfentanilo, que compraron en tres asentamientos cercanos a la villa Sarmiento Chica.
Por el caso de la cocaína mezclada con carfentanilo fueron procesados veinte sospechosos entre los que figuran Iván Villalba, hijo de Miguel Ángel Villalba, alias Mameluco, el jefe narco que durante una década dominó el tráfico de drogas en varios de los asentamientos de San Martín, Billinghurst y José
León Suárez.
En el video grabado por uno de los agresores, los investigadores judiciales y policiales advirtieron la presencia de Juan Manuel, vestido con remera negra, quien tenía atadas las manos a una plancha de metal. Por debajo de las manos, los secuestradores habían colocado una tela azul.
Para ahogar los gritos de la víctima, los agresores le pusieron una mordaza en la boca. Como no tenía guantes, el tercer narco recurrió a una bolsa de nylon y se la puso en la mano, con la que tomó el antebrazo de la víctima y mediante un golpe seco con el machete le amputó el dedo meñique derecho.
“Tranquilo. Mirá para adelante. Dale porque te corto la muñeca entera. Así que te gusta, te gusta robar. Hay otro. Ya lo vamos agarrar al boludo. Poné la mano por acá por acá. Dame el machete. Poné la mano ahí”, ordenaba el agresor a la víctima que cambiara de mano para continuar con la amputación de los dedos, al tiempo que le pedía a un cómplice que le entregara la pinza de punta y el martillo para seguir con los cortes de las falanges.
“San Martín, ajuste de cuentas de transas en Billinghurst. Le cortaron los dedos a cuchillazos. Luego fue rescatado por familiares. Sigo con las denuncias contra esta banda de narcocriminales. La droga mata. Primero la gente, siempre”, escribió, al pie del video grabado por los narcos, un periodista en el perfil “Acción vecinal”, de la red social Facebook.
A partir de la difusión de la grabación, que había sido publicada el 31 de enero de 2022, a las 15.15, el fiscal de San Martín, Sergio López inició una investigación.
Cuatro días después, a las 21.15, en la comisaría de Billinghurst, el oficial de guardia recibió una llamada anónima en el que se indicaba que, en una casa situada en 25 de Mayo y Sarmiento, en la que, hasta una semana antes funcionaba un búnker de venta de droga, los vecinos abandonaron a uno de los soldados narco que le cortaron los dedos a Juan Manuel y que aparecía en dicho video.
“Me presenté en la guardia del hospital, me identifiqué, me hicieron pasar, hablé con el jefe del servicio y luego de explicarle lo que aparecía en el video, le pregunté por el herido y me dijo: ‘Sí, el de los dedos’. En ese momento advertí que las amputaciones no fueron solo en la mano derecha como se veía en la grabación, sino también de la izquierda y la fractura expuesta de una de las piernas. Ahí les digo que necesitaba esa documentación y epicrisis”, expresó en el juicio el funcionario de la fiscalía de San Martín que se hizo cargo de la investigación del ataque.
“El sospechoso estaba sentado en una silla con las manos atadas hacia adelante y también estaba maniatado a la altura de los tobillos. Además, tenía el rostro envuelto con una cinta de embalar. Cuando ingresamos en la vivienda, el sospechoso no dijo nada. Apenas dirigió su rostro en dirección al lugar en el que escuchaba nuestras voces. Tampoco pidió ayuda. Estuvo en silencio. Presentaba una calma extraña. No emitió expresión alguna cuando le sacamos la cinta”, relató uno de los policías que participaron en allanamiento para rescatar a uno de los presuntos agresores.
La pista de los tatuajes
En el video grabado por los soldados narco, el agresor que blandía el machete tenía un anillo dorado con incrustaciones, un león y una rosa tatuadas en una mano y en el torso. Ambas figuras aparecían en las fotos que subió el acusado a su perfil de la red social Facebook. Al revisar al detenido que había sido reducido por los vecinos, los policías advirtieron que tenía los mismos tatuajes. Esta prueba fue ratificada por los peritajes realizados por los técnicos de la División de Reconocimiento Antropométrico de la Policía de la Ciudad.
Los peritajes fueron claves para fundar la condena contra el agresor. Donde había un león tatuado, el acusado identificado como Joel Scelatto trató de enmascarar la figura que lo vinculaba con las amputaciones con una rosa.
“La crueldad, extrema para el caso, y los medios empleados porque exceden a mi juicio con creces la alevosía y premeditación también acreditada al causar las lesiones. Tengo en cuenta la conmoción social buscada y de hecho lograda por la organización criminal de la que formaba parte el acusado. Ello porque claramente en el video, a la par que se ve la mano del acusado accionar una pinza en las amputaciones, se escuchan referencias directas ‘a la mafia’ representada de hecho por los actores, que le reprochaba al damnificado una supuesta sustracción y le hacía ver en carne viva cuál era el castigo”, sostuvo en la sentencia la jueza Mónica Carreira, presidente del Tribunal Oral N° 7 de San Martín, quien estuvo a cargo del juicio junto con los magistrados Gustavo Varvello y Aníbal Bellagio
Un joven consumidor de drogas fue torturado y lesionado en forma grave por traficantes que lo habían acusado de un robo en la villa Sarmiento
La sangrienta agresión fue grabada y compartida por WhatsApp para generar temor entre vecinos
Esa filmación permitió a las autoridades identificar y llevar a juicio a uno de los atacantes, pese a que la víctima no acompañó la acusación

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