El amor es ciego. El reality que reflota la búsqueda de parejas
Los conductores del reality, Wanda Nara y Darío Barassi, hablan de sus propias experiencias con el amor y del desafío de formar una pareja sin haberse visto nunca antes, como plantea el programa
Texto Pablo MascareñoDarío Barassi y Wanda Nara son los anfitriones de un formato exitoso en muchas partes del mundo y que debuta en la Argentina netflix
“Cómo no aceptar hacerlo, es una idea probada en diferentes lugares del mundo. Si, de por sí, me interesa el concepto reality, rápidamente entendí que, en este caso, se trata de un experimento social, hay mucha verdad en el proceso, tanto en los participantes como en las historias y sus vínculos”, reconoce Darío Barassi, quien compartirá la conducción del programa con Wanda Nara, aunque, tal como impone la idea original, los anfitriones tendrán un rol destacado, pero no invasivo, en el desarrollo de esta propuesta que también contó con ediciones propias en Brasil y Japón.
“Es un orgullo que llegue a nuestro país. Para los fanáticos de Love
is Blind será increíble poder verlo con argentinos que no pertenecen al medio y que abrirán sus corazones: todo lo que se verá es real”, afirma Wanda Nara.
Wanda Nara y Darío Barassi se envalentonan a la hora de pensar en voz alta la aventura televisiva que los unirá, por primera vez, en un proyecto común. Ella es la conductora de la actual temporada de Bake Off Famosos (Telefe), mientras que él continúa al frente de¡Ahora caigo! (eltrece), ciclos de la televisión abierta que no compiten entre sí.
Reciben a en el set especialmente montado en un hotel de lujo de Recoleta y muy bien vestidos para la ocasión. Hasta podrían ser una de las parejas concursantes.
A pesar de tener incorporado el “casete” para difundir el proyecto que en horas verá la luz, de a poco comienzan a pensar sus realidades en voz alta, lo cual lleva a la charla a un tono intimista.
Formato
La propuesta de Love is Blind: Argentina gira en torno a un grupo de personas -mujeres y varones solterosquienes, sin tener contacto visual en una primera instancia, buscarán enamorarse, conformar una pareja y comprometerse. Ante este disparador, de movida aparece la pregunta de rigor -casi un lugar común- que ninguno de los conductores busca evadir.
–¿Creen en el “amor ciego” y han tenido alguna experiencia al respecto? Wanda Nara: –El amor verdadero y real tiene los fundamentos del amor ciego.
–¿A qué te referís?
W. N.: –Uno se enamora fuerte del interior de las personas. Puede haber una atracción física, pero el interior es lo que te hace perdurar ya que lo físico es efímero.
Darío Barassi:: –Mirá en lo que nos convertimos luego de hacer este programa.
W. N.: –Es la verdad, sobre todo en la mujer, a la que le cuesta mantener la cola parada. El amor para casarse, formar una familia, estar en las buenas y en las malas, es ese otro. En la enfermedad te verán con tu peor cara, con dolores, ahí aparece el fundamento y las bases del amor, y eso sí es ciego.
–Barassi, amor ciego, ¿sí o no?
D. B.: –Dentro del formato es más fácil, pero, en la vida, es mucho más difícil. ¿Cuántas posibilidades así pueden suceder? Creo en el amor a primera vista, en el flechazo, pero no he vivido la experiencia del amor ciego, no me tocó, aunque estoy convencido que el amor puede aparecer de inmediato y eso es lo que sucede en el programa, donde se demuestra que el tiempo no es una regla.
W. N.: –Se trata de gente que se muere de amor sin verse. Eso es muy loco, en un mundo donde todo te guía a la imagen y a la foto muchas veces trucada. Como siempre digo, no hay mujer fea sino mal iluminada, y, en una primera cita, puede pasarte que no estás en tu mejor día y te va mal. Acá, sucede todo lo contrario, porque se conocen mucho antes de verse.
Luego de la etapa “a ciegas”, una vez conformadas las parejas, durante cuatro semanas los participantes disfrutarán de un viaje romántico, se mudarán juntos, planearán su boda e intentarán sumar una conexión física al vínculo emocional que construyeron. La temporada contará con tres partes. Así como la primera verá la luz hoy, la segunda se ofrecerá desde el miércoles 13 y el último tramo estará disponible desde el miércoles 20.
“Duda que ardan las estrellas, duda que se mueva el sol, duda que haya verdad, más no dudes de mi amor”, le dijo Hamlet a Ofelia. Una fundamentación que bien vale para los participantes de la flamante propuesta de Netflix. De eso se trata.
–¿Habían visto el formato en algunas de sus versiones internacionales?
D. B.: –Uno está siempre tapado de trabajo y ocupado con sus hijos, pero, cuando me hablaron de la idea, comencé a ver los episodios y me volví adicto. Me encantaron las cuatro temporadas que se dieron en Brasil.
W. N.: –Es muy adictivo, te hacés fan de alguna pareja y querés saber cómo terminará. Hace un tiempo empecé por seguir por las redes a una pareja de Brasil que ahora va a tener a su segundo bebé.
A lo largo de la charla, los conductores se divierten, juegan entre ellos. Complicidades y guiños fruto del trabajo compartido. Amalgama que se dio en el hacer para dos figuras muy diferentes en sus estilos, pero de gran llegada popular. Son celebridades muy reconocidas y exitosas, pero con personalidades muy diferentes, aunque con puntos en común: los dos vienen de atravesar vaivenes de salud y, mientras ella transita el “duelo” de una separación ¿definitiva?, él aún busca procesar el fallecimiento de su madre acontecido en noviembre de 2023.
Wanda Nara se separó de Mauro Icardi y se la vinculó con el cantante urbano L-Gante, una relación no confirmada formalmente por los involucrados, aunque no falta quien sostiene que, en las últimas horas, la atracción se habría fortalecido. Entre videos y besos con la basílica de Luján de fondo, Wanda y L-Gante saben cómo llamar la atención y que se hable sobre ellos.
Barassi, en cambio, lleva una vida más convencional. Padre de dos hijos, está casado con la psicóloga Lucía Gómez Centurión. “Al terminar alguna jornada de grabación, le escribía a mi mujer y le decía ‘Gorda, sé que fuimos papás y que laburamos un montón, pero, activemos nuestro amor’”.
–¿Por qué le dijiste eso?
D. B.: –Desde ya, apelaba al humor, pero, al ver cómo los participantes tomaban el tema, entendía que el amor puede llegar a ser ciego, pero no perpetuo; para que sea eterno, amerita un trabajo diario.
–Hace unos minutos, Wanda reconocía que, en la enfermedad, aparecía una faceta muy real de sostenimiento del amor. Durante el último año, ambos han atravesado alguna dificultad física. ¿Los modificó en algo? ¿Fueron situaciones bisagra?
D. B.: –Lo mío tuvo que ver con estrés, ansiedad. Comencé a tener problemas cervicales y mareos que me condicionaron un montón como pareja, padre, artista y conductor, por eso tuve un freno fuerte. Hablando del amor, mi mujer fue un pilar fundamental, fue quien me sugirió parar todo lo que venía haciendo para resetear la máquina. Me vino bien, pero me costó un montón, nunca me había pasado, siempre trabajé mucho y soy muy intenso con mis vínculos.
–¿En qué lo podrías reflejar?
D. B.: –Soy muy papá, quiero ser el mejor marido, el mejor actor y el mejor conductor.
–Demasiado.
W. N.: –Es una presión.
D. B.: –Esa exigencia me pasó factura y aprendí. Hoy estoy tratando que los tiempos no me lleven puesto, de estar más en casa. Mi mayor conquista en la vida es tener la familia que tengo, haber logrado la casa en la que vivo, así que aprendí a anidar un poco y, desde ahí, encarar el trabajo que también disfruto un montón.
El freno laboral llevó a Barassi a abandonar la conducción de su espacio en eltrece y a postergar algunos proyectos de ficción. En el caso de Wanda Nara, el año pasado, luego de la entrega del premio Martín Fierro, su vida cambió drásticamente al conocer el diagnóstico de leucemia por el que debió suspender temporalmente sus actividades e iniciar un tratamiento. Hoy se la ve espléndida y saludable.
W. N.: –Las situaciones de salud te enfrentan con la realidad, a sentarte y a repartir de vuelta las cartas, a darle valor a lo que importa realmente en la vida. En mi caso, también fue un parar obligatorio cuando estuve internada y sentir que lo más importante de mi vida son mis hijos. Siempre les dediqué mucho tiempo, pero hoy más. Somos lo que dejamos en el otro, por eso quiero dejar en las personas que están conmigo lo mejor de mí. Todos nos vamos a morir, esa es la única certeza que tenemos en esta vida: que algún día se termina. D. B.: –Basta, me angustio.
W. N.: –Es la verdad, lo único que podemos dejar es un buen recuerdo. Para nosotros, que somos papás, la idea es seguir viviendo en nuestros hijos. Hoy me veo en mis hijas en situaciones y enseñanzas, pero quien no es papá, deja un buen recuerdo en otros.
Así como el actor da cuenta de la importancia de su esposa y su influencia a la hora de haber tomado la decisión de replantearse el modo de vida; la conductora, aunque con una realidad afectiva diferente, también ancló en el vínculo con sus ex: “Cuando te pasan este tipo de situaciones te das cuenta si elegiste a las personas correctas para que te acompañen. En mi caso, los papás de mis hijos estuvieron a mi lado y me dijeron ‘dedicate y pensá en vos’, eso es muy importante. Hay que rodearse de personas que estén en las buenas y en las malas, que te puedan acompañar en la salud y en la enfermedad”.
–Es interesante que Love is Blind se piensa desde el tópico de “experimento”.
D. B.: –Como los participantes están en unas cabinas sin la posibilidad de verse, habilita otra manera de comunicación, agudiza otros sentidos y hace que se sientan cómodos y no observados. Como todo experimento, está comprobado y conlleva varias fases. La diferencia con un reality tradicional es qué, acá, el gran premio es conocer al amor de tu vida. W. N.: –No se premia con dinero. –El amor es el premio, ni más ni menos.
W. N.: –Nada menos. D. B.: –Superador de cualquier valor.
La televisión ha dado cuenta de experiencias en torno a la unión de parejas. Allá en el tiempo, sin redes sociales, “likes” ni “match”, Roberto Galán proponía Yo me quiero casar, ¿y usted?, el talk show donde dos hileras de participantes -en una las señoras y en otra los caballeros, generalmente maduros- iban desandando sus desconsuelos buscando seducir a alguno o alguna de la línea de enfrente. En los noventa, Cupido, el histórico programa de la señal paga Much Music, hace poco tiempo discontinuada del aire, abordó la cuestión desde un espacio que, en ese momento, se percibía disruptivo.
–Retomo lo que planteaba Wanda en torno a la supremacía de la imagen en la sociedad actual. Love is Blind se enfrenta a la impostación de la belleza y a la seducción desde lo aparente.
W. N.: –El programa propone que, más allá de la mirada, lo que importa es la piel con el otro o la otra.
D. B.: –Acá se ratifican valores como el amor, el compromiso, la lealtad y el elegir casarse como el sello para una historia. Traer valores de antaño es parte del experimento.
W. N.: –Es interesante ver cómo se produce el “matcheo”, pero también qué sucede cuando una de las partes está muy enamorada y la otra, no. Ahí todos nos podemos sentir identificados. Aparece el “no era para mí”. Muchos llegaron al formato sintiendo que era su última chance para el amor.
D. B.: –Hoy es muy difícil enamorarse, todo es muy volátil y regido por la imagen.
W. N.: –En un mundo de redes sociales estás a un “like” de conocer a alguien, es como que todo es muy fácil y rápido, pero también todo se termina a esa misma velocidad.
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