Villarruel se repliega en el Senado y evita una escalada en el conflicto con Milei
Analizó con sus colaboradores las consecuencias de un enfrentamiento público
Jaime Rosemberg Javier Milei l
Tras analizar el potencial impacto de una confrontación pública, la vicepresidenta Victoria Villarruel evitó ayer responder las afirmaciones del jefe del Estado, Javier Milei, quien el día anterior la había acusado de estar cerca de “la casta” y había dicho que no tenía “ninguna injerencia” en las decisiones del Gobierno.
Villarruel se recluyó ayer en su despacho de la presidencia del Senado, donde se informó que con su silencio buscó evitar una crisis con consecuencias institucionales.
La vicepresidenta reunió ayer a sus colaboradores más cercanos para definir los pasos a seguir. Se abrió un debate entre un sector que proponía contestar públicamente las declaraciones del Presidente y otro que sugería poner “paños fríos”. Por ahora, se impuso la segunda opción.
Ningún dirigente relevante del oficialismo salió en defensa de Villarruel. A su vez, en la Casa Rosada, lejos de atemperar el conflicto, insistían en reprocharle “errores” a Villarruel y justificar el ataque presidencial.
La vicepresidenta Victoria Villarruel evitó ayer responder a las críticas del presidente Javier Milei, quien el día anterior la había acusado de estar cerca de “la casta” y dijo que no tenía “injerencia” en el Gobierno.
Villarruel se recluyó ayer en su despacho de la presidencia del Senado, desde donde se informó que con su silencio buscó prevenir una crisis con consecuencias institucionales.
Ningún dirigente relevante del oficialismo salió en defensa de Villarruel. A su vez, desde la Casa Rosada, lejos de atemperar el conflicto, insistían en reprocharle “errores” a Villarruel y justificar el ataque presidencial.
“Estaba buscando el momento para decirlo y lo encontró”, sostuvieron cerca del Presidente, quien anteayer, en una entrevista con LN+, fustigó duramente a Villarruel. No hubo gestiones para suavizar el enfrentamiento.
Al día siguiente de la nueva embestida presidencial contra su compañera de fórmula, los colaboradores del Presidente coincidieron en diálogo con en que el momento la nacion favorable para el Gobierno en lo económico y en materia internacional dio la oportunidad para la acusación presidencial.
A su vez, en la Casa Rosada insistían en atribuirle “errores” a Villarruel.
El vocero Manuel Adorni afirmó después que la vicepresidenta “forma parte del Gobierno” desde su papel en el Senado.
“Estamos en una nueva etapa, la imagen positiva del Presidente es muy alta y tenemos muchas buenas noticias por delante, estamos más en el piso que en el techo, y Victoria va en caída, cometió muchos errores”, lo describió sin tapujos un dirigente libertario que conoce de memoria el pensamiento del Presidente y su “círculo de hierro”: la secretaria general de la Presidencia, Karina Milei, y el asesor presidencial Santiago Caputo.
Acusó a Victoria Villarruel de estar cerca de “la casta” y sostuvo que no tiene ninguna “injerencia” en el Gobierno.
Evitó salir a responderle públicamente al jefe del estado y analizó con sus colaboradores los próximos pasos.
Al Senado como el espacio de la “alta política”, detonaron el enojo presidencial y de su entorno más cercano. “En la pelea con Francia (el entredicho por los cánticos de miembros del seleccionado contra el seleccionado francés), se equivocó, pero estuvo dentro de nuestra narrativa. Acá no, para nosotros el Senado es una máquina de impedir, es como si hubiese dicho que un poquito de inflación no es malo”, sentenciaron desde el Gobierno.
Justamente Milei había expresado, en su entrevista con LN+, que la vicepresidenta “está mucho más cerca del círculo rojo y de lo que ella llama la alta política, que es lo que nosotros llamamos la casta”. En el Senado, por ejemplo, no avanzan los pliegos de Ariel Lijo y Manuel García-Mansilla, que el Gobierno impulsa para la Corte.
En su conferencia de prensa, Adorni intentó relativizar las declaraciones de su jefe político. Rechazó de modo terminante cualquier pedido de renuncia y hasta dijo que “a pesar de tener una misión compleja”, por la minoría libertaria en la Cámara alta, Villarruel había “logrado la aprobación de muchas leyes”. También afirmó que, por su papel de titular del Senado, la vicepresidenta “está cerca de varios senadores casta”.
Desde la cercanía presidencial pronosticaban el futuro como un vínculo “institucional”, solo con “lo justo y necesario”.
En el mismo sentido que Adorni, el jefe de Gabinete, Guillermo Francos, sostuvo en declaraciones radiales: “Ha habido desacuerdos, como siempre pasa, no es una cuestión que sea disímil a lo que ha pasado en tantas oportunidades entre el presidente y el vicepresidente. Son roles diferentes”.
Desde el Gobierno creen que, al igual que en el caso de Villarruel, el Presidente no permitirá “desviacio- nes” o “errores”, y que la larga lista de funcionarios expulsados de la gestión desde diciembre pasado “podría continuar” en las próximas semanas. “Todos saben que no tienen permitido un milímetro de error. De hecho fue (Luis) Petri al programa de Luis Majul y le dijo: “Acá no hay lugar para el error; te equivocás y te echa”. Y sí, claro, a ver: eché un amigo de 18 años”, dijo ayer Milei, en referencia al despido del entonces jefe de Gabinete y amigo del Presidente Nicolás Posse, a fines de mayo pasado.
Al igual que lo expresó el Presidente en la entrevista televisiva, en el Gobierno coinciden en que Villarruel “no va a las reuniones de gabinete porque ella así lo decidió”, obviando distintos desplantes sufridos por Villarruel, que comenzaron el mismo día de su asunción como vicepresidenta, cuando no encontró asiento asignado para seguir el discurso del Presidente en las escalinatas del Congreso.
“Ella tiene buena imagen, pero porque está dentro del Gobierno”, afirmaron desde Balcarce 50. Desde el oficialismo agregaron que “ella se apuró y se mareó, para 2027 falta mucho”. Y por si hacía falta, descartaron cualquier fuga de votos en caso de divorcio explícito entre la vice y el espacio libertario. “No nos puede correr por derecha, esa agenda la tenemos nosotros”, sentenciaron.
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Sorpresa y conmoción en la Cámara alta
Primero se evaluó salir a responder en público, pero luego primó la idea de evitar una crisis
Gustavo Ybarra
Sorpresa es la palabra que define con más precisión cómo les cayeron a Victoria Villarruel y a su círculo más íntimo las duras palabras con las que Javier Milei se despachó el miércoles cuando afirmó que la vicepresidenta no tiene injerencias en la toma de decisiones del Gobierno y la acusó de “estar cerca de la casta”, un pecado capital para el evangelio libertario de la Casa Rosada.
“Todavía estamos tratando de entender por qué dijo lo que dijo”, contó un colaborador de Villarruel a cuando se lo la nacion consultó sobre qué camino iba a seguir la vicepresidenta. “Casi la mitad del reportaje se lo dedicó a Victoria, y mirá que tenía temas para hablar”, agregó el asesor de la vicepresidenta.
El carácter sorpresivo del golpe lo atestigua el hecho de que ayer a media tarde la vicepresidenta seguía evaluando cómo responder a la embestida presidencial. Desde que llegó al Senado, poco antes del mediodía, Villarruel se recluyó en su despacho del primer piso para analizar la situación con sus colaboradores más cercanos. Según pudo saber la nacion, el clima político que se respiraba era de tensión y preocupación por una crisis que, a pesar de venir de larga data, fue inesperada.
“Esto no es una pavada, hay temas institucionales de importancia en el medio, lo mejor es mantener la calma”, explicaron los voceros de Villarruel para justificar el silencio. Así, al final de una jornada tensa en el seno del entorno de la vicepresidenta terminó imponiéndose la postura de “poner paños fríos” a la crisis abierta por las críticas del jefe del Estado.
Desde la noche misma del reportaje, el equipo de la vicepresidenta entró en un debate sobre cómo reaccionar ante la embestida. En un principio primó la idea de evitar una ruptura frontal con la Casa Rosada, pero emitir alguna declaración pública para aclarar “algunas imprecisiones” de las manifestaciones del jefe del Estado. Otro sector pedía calma y dejar que se enfriara la situación. Fue la postura que terminó imponiéndose.
Esta no es la primera vez que el Presidente discrepa de manera pública con su vicepresidenta, pero sí la más dura y definitiva desde el punto de vista político. Hace poco más de un mes, Milei había cuestionado la decisión de Villarruel de rendir homenaje a María Estela Martínez, la viuda de Perón, instalando un busto de la exvicepresidenta y expresidenta en el Salón de las Provincias del Senado, el mismo del que unos meses antes había ordenado sacar uno de Néstor Kirchner porque “no tuvo ninguna relación” con la Cámara alta.
Desde que la ruptura de relaciones con la Casa Rosada comenzó a cristalizarse en los medios y en las redes sociales, con los insistentes y poco diplomáticas críticas públicas de la diputada Lilia Lemoine y los ataques de las cuentas libertarias asociadas al Gobierno, la vicepresidenta siempre intentó exculpar al Presidente.
Los apuntados desde el despacho de la presidencia del Senado ante cada embate, aunque nunca de manera pública, siempre fueron Karina Milei y Santiago Caputo.
“No soportan que Victoria no esté a tiro de decreto”, era una de las explicaciones que daban cerca de la vicepresidenta para explicar los cortocircuitos con Balcarce 50.
La reacción
Hasta ahora, la única reacción pública del entorno de la vicepresidenta partió de Juan Martín Donato, director de la Oficina de Atención Ciudadana del Senado y sindicado como líder de los “villarruelines”, el grupo de jóvenes militantes de derecha, no libertarios, con llegada directa al despacho del primer piso del Senado. “Por 3% ganó el hijo de puta de Massa en primera vuelta. Qué ganas de hinchar las pelotas y subestimar el voto popular”, dice el posteo que el funcionario del Senado subió a sus redes sociales poco después de la medianoche y que está acompañado del link a una nota periodística que da cuenta de las críticas presidenciales a Villarruel.
En un tono más diplomático, la vicepresidenta recibió el apoyo del senador Ezequiel Atauche (Jujuy), presidente del bloque de La Libertad Avanza. “Ha venido trabajando para los objetivos del Gobierno dentro del Senado y eso se vino viendo. Ella cumple con su rol institucional. Cada vez que ha tenido que llamar a sesiones, lo ha hecho, y cada vez que ha tenido que tomar decisiones en pos del gobierno, lo ha hecho”, afirmó el legislador.
Sin embargo, Atauhe reculó pocas horas después. En una publicación en sus redes sociales, calificó de “fake news” (noticia falsa) las interpretaciones de los medios que habían tomado sus palabras como una toma de distancia de las opiniones del jefe del Estado.
“Mentira, fui muy claro diciendo que el Presidente tiene sus motivos para no estar conforme con la vice. Ya lo dijo Javier Milei, hay muchos que solo saben operar”, afirmó.
En despachos oficialistas interpretaban la marcha atrás de Atauche como la respuesta a las fuertes presiones que habría recibido de parte de Santiago Caputo.
Cuestionado por sus compañeros de bancada por asuntos relacionados con el manejo del bloque, el asesor presidencial es hoy el único sostén que mantiene al senador jujeño al frente de los libertarios en el Senado.
Villarruel también cosechó el respaldo, en este caso sin cortapisas, del senador Francisco Paoltroni. “Las críticas a la vicepresidente son injustas e innecesarias. A pesar de tener minoría en el Senado, está realizando un gran trabajo para avanzar en las ideas de la libertad que pregonamos durante la campaña. Presidente, no se deje influenciar por los cantos de sirena. Las personas con las que se está rodeando no son los mismos de siempre, son los peores de antes”, dijo el formoseño, que se abrió de La Libertad Avanza por diferencias con Milei.
El ataque del Presidente activó las alarmas políticas de la vicepresidenta de inmediato. Así, la misma noche del miércoles, los celulares de Villarruel y sus colaboradores entraron en modo crisis, con llamados cruzados para opinar y analizar lo que terminaba de decir Milei en el reportaje concedido a LN+.
“Estuvo con Trump, con Macron y con Meloni. Pensábamos que iba a estar contento hablando de eso”, confió a otro colaborador la nacion de Villarruel que tampoco terminaba de entender las razones de la diatriba presidencial
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