Las caras de Julio Argentino Roca, un político en debate
Una documentada biografía de Miguel Ángel de Marco viene a cubrir un vacío Adela M. SalasRoca Miguel Ángel De Marco Emecé 456 páginas $ 32.800
Roca, nueva biografía de Julio Argentino Roca, escrita por el historiador Miguel Ángel de Marco, es una oportuna publicación cuando se debate, en la política y en la calle, el papel del Estado. De escritura clara y didáctica, se torna de lectura obligada para aquellos que quieran acercarse al dos veces presidente de la Argentina e incluso para los que busquen entender la actualidad de nuestro país.
Existen pocas biografías de Roca y muchas obras de su actuación política y militar. Entre las que más se destacan está la de Felix Luna, Soy Roca, de 1989, que consiste en realidad en una “versión libre” novelada, escrita en primera persona, con importante apoyo documental, que tuvo gran repercusión y continuas reediciones, y la escrita recientemente por Isidoro J. Ruiz Moreno, Vida de Roca, militar y político, de 2021, que “actualiza el conocimiento sobre el prócer y su época”.
En Roca, De Marco, tres veces presidente de la Academia Nacional de la Historia, indaga en las fuentes y busca la verdad, con “la convicción de que la verdadera historia dista de ser propaganda y de que los hechos pretéritos no pueden ser modificados con proclamas…” . Como corresponde a su oficio de historiador, consultó diversos repositorios y accedió a documentos inéditos que enriquecen la obra.
El voluminoso libro, de 450 páginas, se divide en un prólogo, diez capítulos y un epílogo.
De Marco da ritmo vital al correr de los capítulos en que más allá del tiempo cronológico, existe un tiempo personal. Los cinco primeros, que suman la mitad del libro, corresponden a los primeros 36 años de vida de Roca y se extienden, desde los orígenes de su padre en Tarragona, a mediados del siglo XVIII, hasta la llegada a la presidencia. Se pausa, en el capítulo sexto, que corresponde a la campaña electoral, (1879-1880), para luego tomar impulso en los últimos cuatro capítulos en los que se explaya en el período entre sus dos presidencias (1880-1904), en los 24 años en que el protagonista fue el artífice de la política argentina.
Este ritmo vital, que acertadamente impone el autor, hace que se preste detenida atención a la formación de Roca, su nacimiento en Tucumán en el seno de una familia comprometida en el proceso emancipador, la temprana muerte de su madre, que impulsó a su padre a enviarlo al Colegio de Concepción del Uruguay que había sido fundado por Justo José de Urquiza, la impronta que marcó su educación rodeado de muchos que luego conformarían la “Generación del Ochenta”, la creación del “Aula Militar” en la que el “Zorro” –apodo que desde aquella época caracterizaba a Roca– se fue consolidando como ”un hombre de libros y cultura.” La prematura entrada al Ejército de la Confederación para participar en el proceso de la organización nacional le dio la experiencia que necesitaba. Sabía que el esfuerzo y la constancia le abriría la puerta a la añorada carrera militar.
De Marco –autor también de La Guerra de la Frontera y La Guerra del Paraguay, además de otras biografías de personalidades argentinas destacadas– se detiene en la participación de Roca en el Chaco, en la guerra de la Triple Alianza y en la pacificación del territorio luego del asesinato de Urquiza, hasta que fue promovido por Sarmiento y se asentó en Río Cuarto. También en la planificación detallada del plan de Roca para la conquista del desierto, distinto al de Adolfo Alsina, y en cómo la muerte de este último precipitó su nombramiento como ministro y la puesta en marcha de la polémica campaña. Al decir del autor, “en una época de constantes ataques a poblaciones indefensas durante los cuales se robaba, secuestraba y mataba impunemente, la sociedad reclamaba una paz que le negaban tanto los malones como las luchas fratricidas”. De Marco hace hincapié en las características de la campaña en la que participaron científicos, médicos y sacerdotes y cómo el regreso triunfal y el balance de las expediciones favorecieron la popularidad del “Zorro”.
Según De Marco, el conocimiento del país, la experiencia que había acumulado en el enfrentamiento a las tribus rebeldes, su participación en sofocar las insurrecciones internas y la permanente correspondencia con los políticos de la época, le dieron la impronta necesaria para proyectar su futuro.
592 PÁGINAS
42 599 $
En el capítulo sexto, el historiador se detiene en profundizar el proceso final que lleva a Roca a la primera presidencia: la campaña, la propaganda en los diarios con aportes monetarios, las cartas, las reuniones públicas y correspondencia privada, los códigos secretos y el enfrentamiento con Sarmiento desde El Nacional. Finalmente, “los sangrientos combates” y la “cuestión capital” llevaron a Roca al codiciado “sillón de Rivadavia” con el lema “Paz y Administración”.
A partir del capítulo séptimo, el autor despliega las tácticas de Roca y muestra su habilidad, “rodeado de los mejores políticos de su tiempo a los que supo amalgamar y conducir”. Como gran estratega, transfirió los hábitos militares a la vida política para conformar el Estado tomando medidas para asegurar la paz, la educación, la comunicación, el “progreso”, la reorganización militar, el poblamiento y la incorporación de los lugares más recónditos del país.
Cabe destacar que De Marco marca los cambios de estrategia de Roca entre la primera y segunda presidencia. La Argentina, abrumada por una crisis financiera y los cambios del contexto mundial, hizo que el Estado, ya conformado, debía adecuar su extensión y precisar sus alcances. Así, Roca, al inaugurar las sesiones del Congreso del año 1904 pudo afirmar: “No hay una sola región del país, por apartada que esté en la cual no se haya inaugurado o no esté en vías de construcción, una escuela primaria o superior, o de enseñanza agrícola, un ferrocarril, un camino, un puente, un puerto, una línea telegráfica, un hospital, un cuartel…”.
En el Epílogo, De Marco resume los últimos diez años de la vida de Roca, cuando ya su influencia “se había desgranado lentamente“luego de la ruptura con Pellegrini, desde su alejamiento del poder hasta su muerte: dos viajes a Europa, la vida en Buenos Aires y en las estancias. Señala el impacto que produjo sobre el protagonista la muerte de su antiguo edecán y amigo, el coronel Artemio Gramajo, que lo llevó a una profunda nostalgia de su pasado político y anunciaba el fin de sus días a los 71 años.
Un párrafo aparte merecen las ilustraciones que abarcan desde conocidas pinturas del Museo Histórico Nacional y del Museo Roca, imágenes del Archivo Histórico Nacional y el Complejo Enrique Udaondo de Luján, hasta portadas de diarios de época e inéditas fotos, manuscritos, medallas y monedas de colecciones privadas, muchas ellas provistas por Carlos Vertanessian.
En el capítulo sexto, el historiador se detiene en profundizar el proceso final que lleva a Roca a la primera presidencia: la campaña, la propaganda en los diarios con aportes monetarios, las cartas, las reuniones públicas y correspondencia privada, los códigos secretos y el enfrentamiento con Sarmiento desde El Nacional. Finalmente, “los sangrientos combates” y la “cuestión capital” llevaron a Roca al codiciado “sillón de Rivadavia” con el lema “Paz y Administración”.
A partir del capítulo séptimo, el autor despliega las tácticas de Roca y muestra su habilidad, “rodeado de los mejores políticos de su tiempo a los que supo amalgamar y conducir”. Como gran estratega, transfirió los hábitos militares a la vida política para conformar el Estado tomando medidas para asegurar la paz, la educación, la comunicación, el “progreso”, la reorganización militar, el poblamiento y la incorporación de los lugares más recónditos del país.
Cabe destacar que De Marco marca los cambios de estrategia de Roca entre la primera y segunda presidencia. La Argentina, abrumada por una crisis financiera y los cambios del contexto mundial, hizo que el Estado, ya conformado, debía adecuar su extensión y precisar sus alcances. Así, Roca, al inaugurar las sesiones del Congreso del año 1904 pudo afirmar: “No hay una sola región del país, por apartada que esté en la cual no se haya inaugurado o no esté en vías de construcción, una escuela primaria o superior, o de enseñanza agrícola, un ferrocarril, un camino, un puente, un puerto, una línea telegráfica, un hospital, un cuartel…”.
En el Epílogo, De Marco resume los últimos diez años de la vida de Roca, cuando ya su influencia “se había desgranado lentamente“luego de la ruptura con Pellegrini, desde su alejamiento del poder hasta su muerte: dos viajes a Europa, la vida en Buenos Aires y en las estancias. Señala el impacto que produjo sobre el protagonista la muerte de su antiguo edecán y amigo, el coronel Artemio Gramajo, que lo llevó a una profunda nostalgia de su pasado político y anunciaba el fin de sus días a los 71 años.
Un párrafo aparte merecen las ilustraciones que abarcan desde conocidas pinturas del Museo Histórico Nacional y del Museo Roca, imágenes del Archivo Histórico Nacional y el Complejo Enrique Udaondo de Luján, hasta portadas de diarios de época e inéditas fotos, manuscritos, medallas y monedas de colecciones privadas, muchas ellas provistas por Carlos Vertanessian.
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