La Ruta del Vino se reinventa: cómo son las villas y casas de alta gama para alojarse entre viñedos
Mendoza se posiciona como epicentro del enoturismo en Sudamérica, con propuestas como Rosell Boher Lodge en Luján de Cuyo
Mendoza y Salta encabezan los destinos enoturísticos donde es posible lograr un descanso premium en medio de la naturaleza
Sebastián A. Ríos
Las terrazas de las villas del Rosell Boher Lodge ofrecen una vista del Cordón del Plata y, en un día despejado –como la mayoría de los días en Mendoza–, pueden verse las majestuosas cumbres de la Cordillera de los Andes. Poco más de 1000 kilómetros al norte, en Cafayate, Salta, las terrazas de las casas que forman parte del Piattelli Wine Resort regalan un paisaje igualmente deslumbrante. En este caso, de las coloridas cadenas montañosas que contienen a los Valles Calchaquíes.
La paz y el silencio, pero por sobre todas las cosas, el contacto directo con la naturaleza, es lo que tienen en común los hoteles de lujo que florecen en la Ruta del Vino. La novedad que ofrecen es la posibilidad de alojarse ya no solo dentro de una finca, sino directamente entre las vides. Con distintos formatos –casas, villas, containers reconvertidos en habitaciones–, la tendencia de descansar dentro del viñedo atraviesa a los distintos destinos enoturísticos de la Argentina.
“Hospedarse en los viñedos es sumergirse en el alma de Mendoza. Se vive la experiencia de nuestra cultura vitivinícola: desde los amaneceres entre viñedos hasta las noches bajo un cielo estrellado, disfrutando de los mejores vinos y la gastronomía local. La Cordillera de los Andes funciona de telón de fondo mientras te conectás con la naturaleza y la tradición mendocina”, describe Victoria Stiles, sales manager de Cavas Wine Lodge, ubicado en Alto Agrelo, Mendoza, uno de los primeros en apostar por esta modalidad.
Cavas Wine Lodge, para despertarse entre viñedos
“El poder alojarse dentro del viñedo es una experiencia que genera muchas emociones –coincide Alejandra Gil Posleman, gerente de Rosell Boher Lodge, también ubicado en Alto Agrelo–. El contacto con el viñedo se da desde que el huésped se levanta, con las vides al alcance de la mano. Luego, se puede vivir el ciclo vegetativo según el momento del año en que se realiza la visita: ver la cosecha, ver el ‘lloro de la vid’, la planta con sus racimos de uvas... Este es sin dudas uno de nuestros diferenciales”.
Cifras de un fenómeno
Con viñedos en 20 provincias, la Argentina es uno de los principales productores de vino del mundo [ocupa el puesto número siete, según la Organización Internacional de la Viña y el Vino]. Pero son Mendoza y Salta las que más desarrollada tienen su oferta enoturística. La provincia cuyana, por ejemplo, cuenta con 230 bodegas abiertas al turismo y en 2024 recibió 1.570.815 turistas, según el Observatorio Económico de Turismo del Vino.
El 42,8% de esos turistas que visitan la ruta del vino mendocina son extranjeros (Brasil, Estados Unidos y Canadá, en ese orden, como principales orígenes), mientras que un 48% es turismo nacional (no local), lo que representa un ingreso para la provincia de 56 millones de dólares al año en concepto de enoturismo. Las actividades preferidas de los turistas (después de visitar el wine shop, ocupación que alcanza al 93%), son las visitas a bodegas (86%), a viñedos (69%) y a restaurantes (54%).
Los alojamientos en bodegas son tendencia en el turismo de lujo, ofreciendo experiencias entre viñedos, cavas privadas y vistas de la Cordillera de los Andes
En Salta, la ruta del vino de más altura del mundo, con fincas establecidas a más de 3200 metros sobre el nivel del mar, hay 31 bodegas actualmente abiertas al turismo. En 2023, fueron 542.967 los turistas que durmieron en los hoteles que forman parte de su Ruta del Vino, la mayoría de ellos, en Cafayate y en Cachi.
El atractivo que representan las Rutas del Vino de la Argentina queda expuesto en la relevante presencia que suelen tener las bodegas nacionales en los rankings y premios globales de enoturismo. El reciente ranking 2024 que elabora la organización World’s Best Vineyards contó con seis bodegas argentinas [cinco de Mendoza, una de Salta], y en los seis años que tiene el concurso, el primer puesto fue para la Argentina en cuatro ocasiones.
Vivir la viña
Polo de atracción para el amante de la gastronomía, la Ruta del Vino incluye a las cadenas hoteleras más importantes del mundo. Si bien marcas como Hilton, Sheraton o Hyatt prefieren los entornos urbanos, no hay dudas de que los viñedos protagonizan la tendencia más reciente en materia de alojamiento, con propuestas que hacen foco en el contacto con la naturaleza y actividades en torno al vino.
La finca El Retiro de la bodega El Porvenir de Cafayate ofrece otra modalidad de alojamiento. Además de las casas de estilo colonial reconvertidas en hotel, el lodge cuenta con cinco unidades construidas a partir de containers que se elevan dentro y sobre el viñedo
Allí los emprendimientos son tailor made, a escala del entorno, en una sintonía fina entre el paisaje y la infraestructura. Piattelli Wine Lodge, ubicado a solo cinco kilómetros del centro de Cafayate, es un buen ejemplo. La bodega fundada por una pareja de empresarios norteamericanos enamorados de los Valles Calchaquíes cuenta con un lodge de arquitectura de estilo californiana, en el que las casas construidas dentro del viñedo –más precisamente en su “block 21″–, ofrecen una vista 360° del valle y de los cerros que las rodean.
“El resort está compuesto por 20 casitas, todas diferentes, bien separadas una de la otra, construidas para ofrecer una vista 360° del paisaje de la finca –cuenta Jimena Gianola Otamendi, hospitality director de Piattelli Wine Lodge–. Todas están rodeadas de viñas, tienen entre 98 y 160 metros cuadrados, y cuentan con una terraza para disfrutar del cielo cafayateño, que de noche es un planetario”.
El complejo cuenta además con un edificio central con restaurante, piletas y spa, y presenta la particularidad de ofrecer solo alojamiento a mayores de 18 años. “Los creadores de este resort son pareja, hace 60 años que están juntos y quisieron crear un lugar donde otras parejas pudieran tener un espacio fuera de los hijos y la familia para disfrutar, relajarse y reconectar”, agrega Jimena Gianola Otamendi.
Piattelli Wine Lodge está compuesto por 20 casitas, todas diferentes, bien separadas una de la otra, construidas para ofrecer una vista 360° del paisaje de la finca
Cerca de allí, a cinco cuadras de la plaza central de Cafayate, la finca El Retiro de la bodega El Porvenir de Cafayate ofrece otra modalidad de alojamiento. Además de las casas de estilo colonial reconvertidas en hotel que albergan habitaciones convencionales, el lodge cuenta con cinco unidades construidas a partir de containers que se elevan dentro y sobre el viñedo.
El complejo de Piattelli cuenta además con un edificio central con restaurante, piletas y spa, y presenta la particularidad de ofrecer solo alojamiento a mayores de 18 años
“Cada lodge tiene una superficie cubierta de 47 m² e incluye una habitación doble, baño completamente equipado, sala de estar y terraza privada –describe Lucas Roca, socio gerente de El Porvenir Wne Lodge–. Los huéspedes pueden disfrutar de comodidades como wifi, cava, frigobar, domótica para luces, entre otras, pero la posibilidad de despertarse rodeado de viñas es algo único. Cada amanecer y cada copa de vino conectan a los huéspedes con la historia de la región, transformando el viaje en una inmersión en el enoturismo”.
Una propuesta similar, pero en Mendoza, es la que ofrece la bodega Andeluna, en pleno Valle de Uco, uno de los hot spots de la vitivinicultura argentina.
Andeluna está en pleno Valle de Uco
Cuenta con ocho unidades instaladas dentro del viñedo
“Nuestro lodge cuenta con ocho unidades insertadas en medio del viñedo, con las comodidades típicas de un alojamiento de montaña –cuenta Pablo Ferral, responsable de hospitalidad de Andeluna Winery Lodge–.Ofrecemos un descanso reparador en contacto con el viñedo”. Cabalgatas o paseos en bicicleta entre las hileras de vides, picnics a la orilla de lagunas o caminatas son algunas de las opciones para quienes visitan el lodge de Rosell Boher”, dice Alejandra Gil Posleman, su gerente. “También el uso de las piletas y el spa, junto con menús de pasos maridados, degustaciones en la cava de la bodega o incluso en las cavas privadas subterráneas de los lodges. También hay tareas de poda, cosecha o raleo en el viñedo, acompañados de nuestro ingeniero agrónomo”, dice, y concluye: “Quien nos visita viene a aprender del vino, pero disfrutando del entorno, de un atardecer con una copa de espumante en la intimidad y la tranquilidad que ofrecen las terrazas, bajo el sol de Mendoza”.
http://indecquetrabajaiii.blogspot.com.ar/. INDECQUETRABAJA
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