martes, 7 de julio de 2020

LA PÁGINA DEL DR. JUAN CARLOS DE PABLO,


Ingreso universal: ¡cuidado! El PBI no cae del cielo como maná
Juan Carlos De Pablo: "Alberto Fernández repite el mismo pecadito ...
Juan Carlos de Pablo En 2009, largas filas para tramitar la entonces nueva asignación universal por hijo
Ganarás el pan con el sudor de tu frente”, les dijo Dios a Eva y a Adán cuando los expulsó del Paraíso. “El pan lo tendrás asegurado, no importa lo que hagas”, afirman los partidarios del ingreso básico universal. Diferencia no menor. ¿Cuál es el fundamento de la propuesta? ¿Cuáles son sus inconvenientes? En la Argentina 2020 hay que agregar otro interrogante: el ingreso básico universal, ¿reemplazará todos los planes sociales existentes, o se agregará a ellos, con el consiguiente impacto sobre el bolsillo de los contribuyentes?
Nicholas Kaldor: British/hungarian economist (born: 1908 - died: 1986)
Al respecto, consulté al húngaro Nicholas Kaldor (1908 – 1986), destacado integrante del numeroso conjunto de economistas compatriotas suyos, que desarrollaron su vida y su profesión en otros países. Hombre valiente, se atrevió a plantear la irrelevancia del concepto de equilibrio económico. La profesión lo recuerda por haber enfatizado las consideraciones distributivas en el análisis macroeconómico de corto plazo. Según Geoffrey Colin Harcourt, resulta escandaloso que en los 17 años que transcurrieron entre el momento en que se creó y el fallecimiento de Kaldor no le hubieran otorgado el Nobel: “Fue otra víctima del –quizás inconsciente– boicot que los electores del Nobel le hacen a las mentes heterodoxas que estuvieron muy cerca de Keynes y de Inglaterra”.
–Hungría es un país exportador de talento profesional.
–Así es. En el caso de los economistas, y para nombrar solo a los más conocidos, migraron a Estados Unidos Bela Balasa, John Charles Harsanyi, John von Neumann, Tibor Scitovsky y Abraham Wald; y a Inglaterra, Thomas Balogh, Tibor Barna, Peter Tamas Bauer, Anthony de Jasay y yo.
–Sobre la presencia simultánea suya y de Balogh en Inglaterra, Milton Friedman hizo una referencia simpática.
–Dijo que éramos conocidos como los Lores de Budapest, agregando que era fácil saber cuál de los dos era Buda y cuál Pest. En sus palabras: “Kaldor era alto, obeso y muy alegre, como Buda; mientras que Balogh era delgado, austero y terco, ciertamente un Pest”.
–John Maynard Keynes no se ocupó, explícitamente, de cuestiones distributivas.
–Hasta donde sé, nunca estuvo interesado en el problema de la distribución del ingreso. Sin embargo, uno puede bautizar una teoría de la distribución como keynesiana si puede ser deducida de sus ideas, y hasta se puede aventurar que en algún momento Keynes mismo se aproximó a la formulación de tal teoría. El multiplicador, que puede ser utilizado para averiguar los niveles de ingreso y empleo cuando la distribución del ingreso es un dato, también puede ser utilizado para averiguar la distribución del ingreso cuando el ingreso y el empleo son datos; por ejemplo, a nivel de pleno empleo. Utilizada para el ingreso y el empleo, la técnica keynesiana es de corto plazo; mientras que como teoría de la distribución del ingreso es de largo plazo o, mejor dicho, debe ser ubicada dentro de un modelo dinámico de crecimiento.
–¿Cuál fue su aporte, en el trabajo que publicó en 1956?
–Distinguí cuatro enfoques alternativos sobre la distribución del ingreso: el ricardiano o clásico, el marxista, el neoclásico o marginalista, y el que el deduje del sistema keynesiano, a partir de una función de ahorro privado en la cual el ahorro depende no solamente del ingreso, sino también de su distribución, dado que la propensión a ahorrar de los asalariados es menor que la correspondiente propensión de los capitalistas.
–Además de lo cual, en 1972 planteó nada menos que la irrelevancia del concepto de equilibrio económico.
–La realidad surge de una tensión continua entre las novedades, que modifican la situación previa, y la transitoriedad de cualquier situación de desequilibrio. Enfatizar la importancia del equilibrio no ayuda a entender la realidad, particularmente en sectores dinámicos o en situaciones volátiles.
–¿Qué reflexiones le merece la creación de un ingreso básico universal?
–Los entusiastas de esta iniciativa razonan en estos términos: en muchos países la productividad de su economía posibilita que cualquier ser humano pueda comer, beber, etcétera, aunque no aporte nada. Naturalmente que la asignación solo contemplaría las necesidades más elementales. Aquellos que quieran tener más bienes, que trabajen; los que no, que miren las estrellas, hagan gimnasia o lean libros en las bibliotecas públicas.
–¿Está hablando en serio?
–Estoy sintetizando la idea que fundamenta la propuesta. Pero como economista debo llamar la atención sobre otros aspectos. Por ejemplo, que el PBI no cae del cielo, como el maná, sino que hay que generarlo; y que ésta es una actividad humana, que tiene que tener sentido para quien la realiza.
–Explíquese por favor.
–Piense en el café, la leche, el pan y la manteca que usó hoy para desayunar. Cada uno de esos productos llegó a su mesa gracias al esfuerzo y la asunción de riesgos de muchos seres humanos. Si el ingreso básico universal fuera superior al que esas personas logran fabricando y vendiendo bienes, nadie desayunará. Recuerde que el financiamiento del ingreso básico universal se tiene que hacer a través del sistema impositivo. Si nadie trabaja y la propiedad deja de tener sentido, no habrá recaudación y la propuesta se volverá inviable.
–En la Argentina, en esta materia, no estamos en cero. Es más, aproximadamente dos terceras partes del gasto del Estado Nacional, está constituido por gastos sociales. El ingreso básico universal, ¿reemplazará los programas de ayuda existentes o se sumará a ellos? –Buen punto, que me hace recordar el cuento de la persona que estaba muy contenta con la llegada del comunismo, porque “entre las estancias que tengo y las que me van a tocar en el reparto…”. El ingreso básico universal debería reemplazar todos los programas existentes. Probablemente, como en el caso del impuesto a los ingresos, diferenciando el monto en función del tamaño familiar. Pero cuando esto ocurra, no faltarán quienes terminen percibiendo menos que en la actualidad.
–¿Quiénes deberían recibir el ingreso básico universal en cada país; los ciudadanos, los habitantes, los residentes...?
–La pregunta es relevante en un país del sur de Europa, cada vez que arriban a sus costas balsas con seres humanos que huyen de las desesperantes condiciones de vida en sus países de origen. Pero también es importante en la Argentina, particularmente cuando en jornadas electorales se observa a personas que cruzan la frontera para votar y luego retornan a sus países de origen.
–En una palabra, ¿le parece una buena idea?
–Me preocupa que quienes la impulsan no le prestan suficiente atención a la importancia del esfuerzo humano para fabricar los bienes. Redistribuir sin bases productivas equivale a soñar. Y esto, en política económica, suele ser peligroso.
–Don Nicholas, muchas gracias.

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