100 DÍAS DE CUARENTENA
DEL CONSENSO
A LA GRIETA,
ASI VARIÓ LA IMAGEN
DE FERNÁNDEZ
La cuarentena provocó una situación inédita en la opinión pública que no se veía desde hace por lo menos 15 años en la Argentina. Pero duró poco. El 20 de marzo, cuando se decretó el aislamiento, la imagen de Alberto Fernández inició una escalada que lo dejó en niveles tan altos que lo apoyaban hasta quienes habían votado a Mauricio Macri en las elecciones presidenciales. ¿Ya no había más grieta?
El consenso generalizado para reducir al mínimo la circulación y evitar la propagación del coronavirus generó, aseguran los analistas, una suerte de ilusión de que habían quedado atrás años de divisiones aparentemente indisolubles en la sociedad. Abonaban esa nueva tendencia la predisposición del Presidente al diálogo con la oposición, el aprovechamiento de su experiencia como docente para explicar los alcances del virus con cierto dejo paternalista y aparentes señales de que su presidencia iba a ser moderada, alejada de expresiones del kirchnerismo duro.
IMAGEN EN CAÍDA
Sin embargo, a poco de cumplirse 100 días de la cuarentena, la foto ya no es la misma y el Presidente ya no tiene aquellos niveles de popularidad que se asemejaban a los de los primeros años de Néstor Kirchner. El anuncio del plan para expropiar Vicentin, las salidas masivas de presos alentadas desde algunos sectores del Gobierno, los enojos cada vez más frecuentes de Fernández y las sospechas de una mayor influencia de Cristina Kirchner en las decisiones del Gobierno empujaron esa percepción del liderazgo de Fernández por una pendiente que -de acuerdo con los analistas consultados todavía no se aplanó. Las consultoras muestran que la imagen presidencial rondaba el 80% en promedio a fines de marzo, pero en los informes más recientes ese porcentaje bajó, con algunas variaciones, al 65%. En ese mismo tiempo también creció con fuerza la imagen negativa.
Aunque está en caída, la imagen del mandatario se mantiene en niveles superiores a los que mantuvieron sus predecesores más recientes cuando cumplieron los seis meses de gestión. La gestión de Fernández, muy marcada por la lucha contra el coronavirus, todavía conserva parte del apoyo entre votantes opositores.
"Parte de la morigeración en la valoración del Presidente es por algún resurgimiento de la grieta, pero no con la intensidad que habíamos visto en los últimos años", explica Federico Aurelio, director de la consultora Aresco.
¿Consenso o grieta?
El último informe de la encuestadora, del 20 de junio, indica que Fernández cuenta con un 65,2% de imagen positiva. En las primeras semanas de la cuarentena, la valoración se había disparado desde el 53,3% al 79,7%. La curva, sin embargo, entró en una etapa descendente a mediados de abril. La fecha coincide no solo con la extensión del aislamiento, sino también con la fuerte polémica que se generó tras la autorización para que los presos que integren grupo de riesgo frente al coronavirus puedan ser beneficiados con la prisión domiciliaria.
En el mejor momento de valoración de Fernández, la imagen negativa era apenas del 16%. La última medición de Aresco registró un rechazo del 32,5%. El sondeo señala como factores determinantes de la nueva foto al cansancio de la cuarentena y las medidas que alejan al votante moderado.
Las reiteradas extensiones de la cuarentena también tuvieron su impacto en la valoración sobre cómo el Presidente manejó, puntualmente, de la crisis del coronavirus. La última encuesta de Poliarquía, por ejemplo, muestra una aprobación mayoritaria del 66% a las medidas adoptadas, pero esa cifra está 18 puntos debajo del 84% que exhibió en el pico del apoyo, entre el 10 y el 16 de abril. Desde esa fecha la curva también comenzó a descender con algunos altibajos al igual que la imagen positiva de Fernández. En la última medición, del 18 de junio, la aprobación de las medidas recuperó tres puntos.
La desaprobación de las medidas está hoy en el 25%, apenas un punto por debajo del 26% que no valoraba la gestión en los días previos al inicio de la cuarentena. Se trata del mayor nivel de rechazo desde que comenzó el aislamiento.
El conflicto por Vicentin, generó movilizaciones y protestas
La caída en la imagen del Presidente marca, en palabras del politólogo Marcos Novaro, una salida de la "segunda luna de miel" de Fernández. El mandatario cuenta con una valoración variable que recibió un primer impulso tras llegar a la Casa Rosada -un fenómeno común en los nuevos gobiernos por la expectativa que generan- y un segundo espaldarazo, más fuerte, cuando decretó la cuarentena. Pero ese respaldo generalizado que envolvió a la administración de Alberto se enfrentó con un shock, sostiene Novaro.
"Hubo un shock de confianza el 20 de marzo con su intervención oportuna y bien explicada que vendió confianza. Pero eso se empezó debilitar hasta que llegó el 8 de junio, el shock de desconfianza", dice el politólogo, en referencia al anuncio de la intervención y posterior expropiación de Vicentin. La medida dividió aguas, motivó el rechazo de la oposición, las dudas dentro del propio Gobierno y terminó con una movilización masiva y banderazos en todo el país en defensa de la propiedad privada, postales que recordaron al primer gran conflicto de Cristina Kirchner con el campo, que muchos analistas consideran como el hecho que más profundizó la grieta en la Argentina.
"Después hubo una caída muy abrupta de la gente que cree que Alberto tiene un estilo propio. Se pegó a Cristina y no se lo diferencia. Se radicalizó", agrega Novaro
En ese plazo, el Presidente exhibió además un giro en su discurso y una transformación en su estilo de liderazgo, de uno más conciliador a otro más asertivo. Así lo describe Ana Iparraguirre, politóloga y directora de Dynamis Consulting: "Con la pandemia parecen resurgir liderazgos deliberativos, cálidos y empáticos, como el de Jacinda [Ardenr, primera ministra de Nueva Zelanda] o basados en la ciencia y los datos, como el de Angela Merkel. Son menos asertivos en el sentido de ‘yo te digo para dónde ir’ y buscan puntos de apoyo en contextos de incertidumbre. Estos liderazgos generan mayor recepción en la opinión pública", describe Iparraguirre. Y agrega: "Hace unas semanas el de Fernández era un liderazgo parecido. A medida que empezó a complicarse la situación y puso en la agenda componentes problemáticos, empezó a aparecer un Alberto más aseverativo, que se pelea con periodistas e introduce temas polarizantes en la agenda innecesariamente, como el de Vicentin".
Si bien Fernández no logró mantener los niveles altos de aprobación desde abril, todavía mantiene una "base de sustentación con actores de la oposición", señalan en Isonomía. La consultora, que mantiene sus números en reserva, también registró una "tensión" en la imagen presidencial, pero destaca un atributo que todavía alimenta el apoyo: la noción de "cuidado" de los argentinos frente a la enfermedad. Esa noción se pondrá a prueba, dicen en la consultora, cuando la economía vuelva a ubicarse en el primer puesto de temas de discusión en el país.
Los números muestran que la preocupación creciente por el futuro de la economía, dinamitada por el impacto del aislamiento y el arrastre de una crisis que ya lleva dos años, comenzó a sentirse no solo en la imagen presidencial, sino también en el apoyo a la cuarentena. La consultora Management & Fit registró una caída de 30 puntos en ese apoyo (del 92% a principios del aislamiento al 62% en la última medición). "Esto se dio a la par de otras situaciones como la falta de un horizonte de salida, la liberación de presos, la aparición de una Cristina más activa y decisiones que muestran el avance del Estado sobre derechos individuales que asustan al segmento de votantes que no había votado a Fernández pero que aprobaba su liderazgo y ahora lo pone en duda", explica Mariel Fornoni, titular de la consultora.
"El pico de popularidad del Presidente registrado en abril fue porque Fernández logró el apoyo incluso de buena parte de los votantes de Juntos por el Cambio", describió Guido Moscoso, gerente de Opinión Pública de Opinaia. "Este apoyo -afirmó- reconocía y premiaba no solo las fuertes medidas preventivas frente al coronavirus, sino también los gestos de diálogo y unidad política a partir de las conferencias en conjunto de Axel Kicillof, Horacio Rodríguez Larreta y el propio Fernández. Lo que notamos desde mayo es que la imagen positiva del Presidente y su gestión comienzan a caer justamente en este segmento, lo cual impacta en el valor general de popularidad". Opinaia registró un 76% de imagen positiva de Fernández en abril, un número que cayó 12 puntos, al 64%, en la última medición del 20 de junio.
CRÉDITOS
EDICIÓN PERIODÍSTICAPaz Rodríguez Niell @pazrnNicolás Cassese @nicassese
EDICIÓN VISUALFlorencia Abd @florenabd
EDICIÓN DE VIDEOFrancisco Ferrari
PROGRAMACIÓNGastón de la Llana @gasgas83
EDICIÓN FOTOGRÁFICADante Cosenza
Evolución de la imagen de Alberto Fernández
DATOS DE LAS CONSULTORAS POLIARQUÍA Y ARESCO
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